viernes, 15 de noviembre de 2013

Las cosas turbias y el chocolate claro


Como viene siendo habitual en los últimos años, la elección del pregonero, suscita bastante polémica en el mundillo “morado”. Tiene que ser frustrante y descorazonador, para los que están colocados en la parrilla de posibles desde hace décadas, comprobar como a última hora, suplentes insospechados o sabia nueva de la cantera, pasan por delante de los eternos nominados, dejando un tufillo cadavérico. No sabemos, por parte del Consejo, a quien se quiere agradar concretamente, pero sentimos el peso de Palacio a plomo, inclinar la balanza hacia su despensa. Se hizo de rogar la elección de este año, amenazada por las filtraciones del manoseado “androi-smart-fhone-wats-up” en connivencia con los medios de comunicación y la aplastante inmediatez de corresponsales de webs cofrades que juegan al pseudoperiodismo de la confusión. Parece que el Consejo, tomo buena nota de los escándalos pasados y se blindó en San Gregorio, apelando al sentido común de apagar los cedulares de sus miembros. Parece ser que se jugaba a caballo ganador, insistiendo en el hombre de iglesia, después de la negativa del Cardenal Amigo, volviendo a tocar las puertas, esta vez del templo de San Lorenzo. Pero un año más, la curia-conociendo el percal- y la incontinencia crítica y mal intencionada de este mundillo cofrade, no quiso mojarse. Imagino la indecisión y la falta de criterio del órgano rector al romper la baraja. El hermetismo de adentro, hizo que la impaciencia que se respiraba fuera, moviera ficha al alimón y sonó la flauta: Juan Miguel Vega, fue durante algo así como una hora, Pregonero de la Semana Santa de Sevilla. El rumor, corrió por las redes entre plácemes y desmentidos. Algún día, sabremos la verdad de lo que se cuece o se cocía en aquellos momentos decisivos, dentro del Consejo, de momento hemos de conformarnos con las declaraciones de su máximo responsable, don Carlos, en los términos que nuestra imaginación alcance a comprender: Dicen que surgió entonces el nombre de Quico Berjano, como por ensalmo; del mismo modo que pudo surgir el nombre de Javier Criado, el hno. Mayor saliente del Santo Entierro, el Valle o la Soledad. ¿Aleatoriamente o queriendo satisfacer a Palacio? Parece ser que fue esto último, porque poco faltó a Don Manuel Soria, para abordar al pregonero electo, ante el temor de una nueva negativa: “Sí, es que hemos pensado en tí, porque queremos darle al pregón este año un perfil...”. Elucubraciones a parte, la elección del pregonero, como casi siempre, me deja un sabor agridulce. Don Francisco Berjano, magistrado-juez, hermano mayor de la Vera Cruz, costalero fundador de la cuadrilla de la Paz, me parece una persona muy digna y entrañable, indudablemente capacitada y experta para la misión tan altamente representativa que se le ha encomendado. Al conocer la esperada nueva, el mismo ha dado muestras de sus virtudes, reconociendo con humildad seráfica estar conmocionado, tanto por la inesperada sorpresa, como por el compromiso que supone para un cristiano-cofrade, pregonar la Semana Santa más importante del universo o al menos la más relevante o mediática. Francisco Berjano, ha reconocido públicamente carecer de las tablas de un pregonero al uso sevillano, es decir, esos que figuran en las quinielas todos los años, por méritos de las glorias o por deméritos de pertenecer al rol del “llamador”; “abc”; “Pasión de Sevilla” o la tertulia del único programa que nos transmite y retransmite la Semana Santa durante la mayor parte del año en la tv local. Pero es verdad que choca, esta elección tan arbitraria, es verdad que no hay nada más que ver la cara desorbitada del bueno del pregonero electo. La magnitud del compromiso en el que se ha puesto a una persona tranquila, entregado a su trabajo y comprometido con su hermandad. Todo eso de la parafernalia y el halo que rodea al pregonero en su camino de rosas y nube hasta el atril del maestranza, está muy bien, pero Quico Berjano, lo ha dejado claro con contumaz determinación: “Naturalmente que tengo miedo, donde pongo mi responsabilidad, por hacer dignamente el trabajo encomendado, no hay otro interés”. Y estas palabras le honran, como ponen bajo sospecha a un Consejo, con tanta falta de criterio propio que, por agradar a todos, no agrada a nadie. Un Consejo anestesiado e indolente, cuya falta de transparencia, deja en entredicho su gestión administrativa sobre las Sillas de la Carrera Oficial; la seguridad de la calle Sierpes (un año más corriendo el riesgo del milagro de Dios); o la sanción muda al “panaderazo” del pasado Miércoles Santo”. En fín, continuemos mirando para otro lado o haciendo -como decía la abuela- lo mismo que la “gata de María Ramos”: cerrar los ojos para no ver los ratones. Menos mal que Dios escribe recto con renglones torcidos y estoy seguro que el del año próximo, será un gran Pregón. Enhorabuena a don Francisco Berjano y que el espíritu santo lo alumbre el domingo de nuestra pasión.


lunes, 11 de noviembre de 2013

Lo lamento, Sr. García

http://www.youtube.com/watch?v=qAI6sJUHRAA&feature=share


A las cosas hay que darles la importancia que merecen; lo siento mucho, D. Manuel García, pero en uno de los días más importantes y felices de su vida, cuando todo son aplausos y felicitaciones, -entre ellas la de este humilde opinador-, lamento el bochornoso espectáculo que han dado los miembros electos de su Junta de Gobierno, en el momento en que se hizo público el resultado del cabildo de elecciones. Desconozco el nombre del hermano macareno que procedió a la lectura del acta, desde el atril de la Basílica, admiro y comparto la ovación merecida que recibió el reelegido Hermano Mayor, cuyo rostro sereno, reflejaba la mezcla de tensión, emoción y visible satisfacción por el respaldo obtenido, como también censuro el gesto impertérrito de mal perdedor, del hermano en la oposición, D. Agustín Conde, quien lejos de la fraternidad exigida en buena lid, permaneció ajeno a los aplausos que aclamaban a D. Manuel García. Después todo fue una sarta de despropósitos que derivó en lamentable marabunda populista y descabellada, dentro de un recinto sagrado, donde sólo cabe la autoridad y el respeto. Lamentable la alineación de los miembros electos de la junta, vociferada a modo de “sparrin futbolero” desde tan egregio atril y la reacción entre vítores e irreverentes muestras de cariño con las que se acogió a cada miembro por parte de los mismos candidatos y afectos. Lo considero una falta de respeto descomunal, tanto en el lugar, como en las formas, que espero no traiga otras consecuencias más graves en el futuro, que la sensación de haber dado muestras públicamente de una Hermandad, dividida y quebrada, en detrimento de la candidatura derrotada, que tuvo que aguantar estoicamente semejante humillación a causa de tan escaso margen de diferencia en los votos. Ya se que en una hermandad, no debe haber vencedores ni vencidos, lo acredita la añeja cita del “todos remamos en la misma dirección”, pero en una hermandad de la categoría, historia y trascendencia, como la Macarena, que estos hechos se produzcan dentro de la propia sede de tan universal devoción, no solo deja mucho que desear, sino que da una imagen bochornosa del espejo incólume donde se miran tantos creyentes en la fe. Me pregunto, ¿Que celebraban vdes., señor García, con semejantes muestras de frenético entusiasmo?...¿Se puede exteriorizar el gozo y la alegría, llevándolo a tan esperpénticos extremos? Naturalmente que se puede exteriorizar el gozo y la alegría, como la satisfacción del deber cumplido, puestos en pié aplaudiendo al unísono a todos los hermanos macarenos, como se aplaude al pregonero de los “armaos”. Pero parece ser -y a las pruebas me remito de los que estuvieron presentes en el acto, como de los que hemos observado los hechos por el vídeo que circula en las redes- que no, que vdes., celebraran la derrota de unos hermanos que se atrevieron a seguir la continuidad por la senda de la oposición; parece ser que vdes., celebraban la victoria en “champión” de las viejas glorias macarenas y se os ha visto el plumero de la cohorte de Pilatos, sin reparar en que el mundo es un pañuelo de oportunismo e inmediatez que da la vuelta al globo en cuestión de minutos. No digo que vuestro exceso de cariño, haya sido con mala intención, pero nos habéis hecho pasar vergüenza ajena convirtiendo el templo en cueva de ladinos, bajo la augusta presencia del Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza. No es el fondo, lo que cuenta en estos tiempos de crisis existencial y socio-económica, es la forma de celebrar un cargo en Junta, como los jugadores de élite, sin tener en cuenta que en una hermandad, por encima del cargo, la vara o el sitio de privilegio, lo único que se celebra es el triunfo del culto, la formación y la asistencia social o Caridad, cosa que sus hermanos, Sr. D. Manuel García, han dejado en entredicho con su actitud desmesurada en un sitio, donde sólo tiene cabida la compostura, el respeto y la Esperanza. Lo siento mucho, hermanos macarenos, pero a las cosas hay que darles la importancia que merecen.




 

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