viernes, 4 de abril de 2014

FUENTE DE SALUD

A esa misma hora que Sevilla languidece en un capricho más de sus luces de poniente, tras los monótonos cristales de una habitación de hospital, una persona de cualquier edad que responda al anónimo nombre de YACENTE, otea el horizonte malvarrosa que recorta las torres y perfiles de su bendita ciudad y remonta un vuelo de nostalgias sobre las calles del sueño… Porque a esa misma hora de su rendida convalecencia, el sol se hacía pavesa en la candelería encendida de la Virgen de Gracia y Esperanza, ascuando las últimas luces de Domingo de sus ilusiones. A esa misma hora en que su Cristo del Soberano andar de San Gonzalo acrisolaba los furtivos rayos para llevárselo fundidos en los brillos de sus potencias y la Fuente de la Salud –donde la nostalgia ahora se refresca la cara- resplandecía como el marfil bajo su palio de transparente luminaria. A la misma hora que Cristo –Presentado a Sevilla- desgrana entre las hojas de la Plaza del Duque- el sol tallado en el barroco de su portentosa canastilla. A esa misma hora que la Virgen del Refugio, comprime la Giralda para mecerla entre el edén recamado de sus bambalinas…cuanto ayuda la fé de esta ciudad en la simpleza de una estampa entregada por un ser querido, sobre la cabecera de la cama..cuanto ayuda aferrarse al recuerdo-desde la sexta planta- mirando las puestas de otoño que encienden ilusiones frustradas a esa misma hora que vestía por primera vez, la túnica cigarrera, que tenía el mismo color de cielo raso sobre la plaza del Triunfo cuando envuelve de aguamarinas metálicas el suntuoso arca de su Virgen de la Victoria. Porque es esa misma hora de luz –la que ahora contempla tras los cristales de la melancólia- la que saluda al Señor de la Salud saliendo de la Catedral después de haber recorrido la Madrugá del arte…la misma hora de los naranjos de Gamazo, cuando juegan a ilustrar la adusta hojarasca del Calvario completo de la Carretería. A esa misma hora sobre el lecho del dolor, convaleciente, se acrisolan los sentimientos de todos los cofrades de Sevilla y ruegan al Señor YACENTE que te proteja con su majestuosa urna y te libre de todo mal. Amen. 

jueves, 3 de abril de 2014

"Entre tinieblas"...Santos Varones

El pueblo malvivía revuelto entre el polvo de la necesidad y falta de recursos; extendiendo la mano de la desconfianza, ante la limosna de alimentos que le proporcionaba el invasor que los gobernaba en nombre del imperio. Los príncipes de los sacerdotes, encerraban su poder entre las columnas del Templo, preocupados por velar su fanatismo desde el temor a un Dios interpretado por el propio interés de la Ley Mosaica. Mientras que el Justo rabí, predicaba un reino que no es de este mundo a orillas del mar de Galilea o en la falda del monte Tabor; llamando bienaventurados a los pobres, misericordiosos, hambrientos y con sed de justica, una resistencia insipiente se apostaba en la clandestinidad –a las afueras de Jerusalem- devanándose los sesos por comprender la postura del nazareno que lideraba las masas pero ofrecía al agresor la otra mejilla. Uno de los príncipes de los fariseos, de nombre Nicodemo, sentía la necesidad de hablar en persona con Aquel, que en nombre del Padre, sanaba a los enfermos, devolvía la vista a los invidentes, multiplicaba panes y peces, andaba sobre las aguas e incluso resucitaba a los muertos. Lo había comentado en los rincones oscuros del sanedrín con su fiel amigo el Varón José de Arimatea, que compartía especial predilección por el Justo, desde la prudencia e inquietud que le producía las obligaciones y privilegios de su cargo. José de Arimatea, recomendó a su colega, discreción y mucha cautela a la hora de entrevistarse con el rabino, pero al mismo tiempo, aprobó de buen agrado la cita, convencido de la naturaleza Divina del nazareno. El encuentro se produjo una noche de vísperas, cuando los naranjos modelaban sus gajos de azahar a la luz de la luna que plateaba las hojas del huerto de los olivos. El Sanedrita le confesó a Jesús lo siguiente: “Sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos, porque nadie puede hacer los milagros que Tu haces sino está dios con el.”. “Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” –le respondió el Justo- Nicodemo le interpeló: “¿Cómo puede uno nacer siendo viejo…es que puede volver al seno de su madre y nacer de nuevo?”. “Te aseguro que el que no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne y lo que nace del espíritu es espíritu. No te extrañe que te diga: es necesario nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere; oyes su voz, pero no sabes de donde viene y adonde vá. Así es todo el que nace del Espíritu.” –Nicodemo preguntó:

¿Cómo puede ser esto?- Jesús, le respondió entonces: ¿Tu eres maestro de Israel y no lo sabes?...te aseguro que hablamos de lo que sabemos y atestiguamos lo que hemos visto y a pesar de todo, no aceptais nuestro testimonio. Si os hablo de cosas terrenas y no me creeis: ¿Cómo me creeriais si os hablara de cosas celestiales?. Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo; el hijo del hombre que está en el cielo. Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así será levantado el Hijo del Hombre para que todo el que crea en el, tenga la vida eterna”. (Juan, III, 1-15).

Después de oir esto, Nicodemo se retiró cabizbajo y sin argumentos, herido en la dignidad y el orgullo de desempeñar un cargo publico, cuyo peso era infinitamente menor a el que había recaido en su conciencia de ahora en adelante.

miércoles, 2 de abril de 2014

"Entre todos la matamos"


Entre Tinieblas...

Hay hermandades que para encargar un simple guión, convocan cabildo de acaloradas disputas y enrevesadas controversias, guiadas por su afán de que todo su patrimonio, responda a un estilo marcado por su acusado sentido del arte y la estética. La mayoría de las cofradías, apuesta por decisiones arbitrarias, fomentadas por el peso específico de un determinado grupo de presión con el consenso o no de sus oficiales de Junta. Así hemos sufrido todo un siglo y afrontamos el nuevo milenio, sin que los claros ejemplos de despropósitos en los errores cometidos, sirvan para curarnos en salud y corregir los desmanes históricos que ha sufrido el patrimonio artístico de nuestras HHyCC. Por mucho que se afanen en enterrar estos “atentatos” contra el patrimonio memorial algunos hermanos, mi querida Hermandad de la Trinidad, figura al frente de los antojos, con el cambio radical que padeció, el palio y manto de la Dulcísima Dolorosa conocida como “La Esperanza Blanca”, todo un símbolo para las generaciones de los años´50; 60 y principios de los´70. No contento con ello, la hermandad “decidió” sustituir la romántica imagen del Stmo. Cristo de las Cinco Llagas, dos veces consecutivas, antes de llegar a la actual del maestro Alvarez Duarte, todo un “remake” (pero de lo peor, si es que tuvo algo malo el insigne, Juan de Mesa). Y para colmo de la desventura, el paso -de los pocos románticos- que nos quedaba en Semana Santa, “deciden” sustituirlo, aduciendo a descabelladas razones técnicas, por otra canastilla a la manera de los hermanos Caballeros, más colosal...¿para que están los hermanos, me pregunto, a parte de para pagar las cuotas? No puedo dejar de acordarme del Cristo del Soberano Poder ante Caifás, que talló el maestro Castillo, para el misterio de San Gonzalo; ni de la apreciada y bellísima Dolorosa de Rafael Lafarque, sacrificadas por la potente gubia de Ortega Bru, por cuestiones que nunca quedaron suficientemente aclaradas, ni en sus respectivos cabildos, ni en los mentideros de nuestra ciudad...¿Para que están los hermanos, me pregunto, a parte de para pagar las cuotas?. En la hermandad del Buen Fín, se decidió ¿deliberadamente...de la noche a la mañana?, prescindir de las imágenes secundarias, que conformaban el misterio tallado por Alvarez Duarte, “aduciendo” razones de falta de consonancia con la calidad del Crucificado (me lo puedo creer)...pero ¿es que no se dió cuenta nadie en la hermandad, antes de sacarlos, durante más de una década por las calles de Sevilla...para que están los hermanos, me vuelvo a preguntar, a parte de para pagar las cuotas?. Y así sucesivamente, podría estar enumerando casos, sin solución de continuidad, como los ejemplos de los mantos de la Macarena (aquí hay dinero a espuertas) que fueron encargados, para efectuar su pasado y restauración a los afamados talleres de Brenes, resultando su terminación, una auténtica chapuza, que a punto estuvo de condenar para siempre los magníficos dibujos originales de Rodriguez Ojeda; el paso del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, sustituido por el actual, que francamente...¿que aporta de nuevo?. Naturalmente que ha habido, grandes cambios al alza; no todas las hermandades tienen el mismo concepto ni asesoría artística, en lo que respecta al cuidado, conservación y restauración de su patrimonio inmemorial; hermandades que miden y miran con microscopio, todas las opiniones, antes de dar el paso decisivo y cuentan con el CABILDO GENERAL DE HERMANOS, para someter a su aprobación, cualquier cosa que afecte a su legado histórico y devocional. Otras, en cambio, se dejan llevar por sus impulsos, por el peso específico de un grupo de presión y de puertas a dentro, se arriesgan a tomar decisiones, que hoy día -a cuenta como están los tiempos y lo que está cayendo con la crisis- nos sorprenden con obras, que en cualquier caso, suscitan la división de opiniones o promueven la maledicencia o difamación a la que nos tiene acostumbrada la prensa morada. Por citar los dos últimos casos puntuales: el de la ilustre hermandad del Amor, con la nueva y sorprendente disposición de su misterio de la Entrada en Jerusalem (la borriquita), que apuesta por la innovación de Fernando Aguado, en detrimento de las clásicas figuras de Juan Abascal...¿a qué...realmente merece la pena el cambio?. Y finalmente, el soberbio manto que han bordado las hn@s de San Esteban en la clandestinidad. Ya se que a nadie le amarga un dulce y todos los cofrades en definitiva queremos lo mejor para nuestra hermandad y sus benditos titulares, pero...¿para que están los hermanos?...o mejor dicho: ¿el resto de los hermanos que contribuimos?. No hay quien me quite de la cabeza, que entre todos la matamos y ella misma se está muriendo a trozos...Caridad.

martes, 1 de abril de 2014

TIEMPO DE VÍSPERAS 2014

Te encontré mucho antes de buscarte; entonces yo era infante de marina comulgado por primera vez y me dolían los zapatos nuevos. Descubrí tu cielo del color azul-rosa, jirones de una tarde que se disolvía al vuelo de los vencejos, degustando el sabor de una onza de chocolate. La luz tenía el sentido que ahora luce en el marco dorado del recuerdo; la antigua incertidumbre que renace para que yo me vista con su traje nuevo cada año. Buscaba las palabras para juntar el verso de tus vísperas; escritas las leía en el vaciado fulgor del horizonte al caer la tarde. Siempre igual no es lo mismo, en esto la luz tiene un secreto inconfesable para los que saben mirar con la virtud de ver; para los que distinguen que ver, no consiste en mirar sino en abrir los ojos incluso cerrando los párpados. Siempre igual, no es lo mismo, el sueño se hace realidad cuando la realidad cuenta los días que faltan para vivir el sueño. Así como ayer, vuelve a ser la misma luz de siempre, la que habita en los cielos que nunca olvidamos; la del eterno momento suspendido en el aire; la del perfil suave recortando la azul espadaña; la asomada al pretil donde se orea la ropa tendida a la silueta radiante de la torre. ¿A qué esta ansiedad profana de que pasen los días cuanto antes, si son estas horas la certeza del tiempo que nos resta para el gozo…para qué tanta dicha apostada en la recta final del principio donde termina el sueño? Vivir es sin vivir de encontrarte en vísperas, cuando volvemos a ser infantes que despiertan los viejos olores del recuerdo; cuando percibimos que el incienso es la esencia del solemne Quinario y el Señor es la cima de un monte sembrado de cirios; cuando volvemos a ver que María se despoja del lujo de reina y se viste de humilde hebrea para mostrarnos lo dulce y cercana que queda su dolorosa Belleza. Y esa luz estuvo siempre allí, velada plenitud o efímera penumbra expuesta a la mirada de quienes la descubren y contemplan. Ahora, cuando empiezo a buscarte –de nuevo- te hallo besando tu libro de reglas, con la mano en el evangelio de tu función principal en vísperas: Palabra de luz, palabra de Dios.

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