viernes, 6 de abril de 2018

CRONICA DE LA SSS III, EPILOGO

DESDE EL ESPLENDOR DE LA MAÑANA AL EXITO DE LA RESURRECCION


Cuando la Cruz de guía de la hdad. de la Esperanza de Triana, llegaba a la Campana, se encontró con la Cruz d guía de la Hdad del Calvario e incluso, pudieron escuchar la recta final del Palio de la Macarena, enfilando Sierpes a los sones de Coronación Macarena. La ejemplar cofradía del Calvario, pasó como una exhalación y detrás de la Virgen de la Presentación, se comprimía el poblado número de los elegantes nazarenos de Triana, desfilando de tres en tres. Las Hdes, que no dejan de trabajar, dándoles vueltas al asunto de los tiempos y retrasos, están dispuestas a adoptar  cualquier tipo de medida que mejore y ajuste sus apretados horarios, excepto dos cosas fundamentales; renunciar a su lucimiento en Campana (Roma no paga a traidores) y ajustar cualquier propuesta de posible mejora, en base a la "inamovible" CO. En este sentido, estarán dispuestas a hacer todo el sacrificio que esté en su mano, excepto renunciar a estas dos premisas, que consideran fundamentales, al menos, hdes, tan espectaculares en su discurrir por la Campana mediática, como La Esperanza de Triana y los Gitanos. El retraso que produjo, ese parón al que se vió abocada, la Hdad de Triana, comprimida entre O,donnel y Rioja, se materializó en los 15 minutos que dejó a su paso por Campana, sin renunciar como digo al lucimiento y deleite al que nos tiene acostumbrado. El esplendoroso palio de la Reina de la calle Pureza, se recreaba en la recta final que enfila hacia Sierpes, dejando absorto al personal, con una parada, sin tocar los zancos en el suelo, que estallaría en apoteosis, cuando el paso se mueve hacia atrás, al compás de una marcha ensayada. ¡Momentazo! que había que estar allí presente para describirlo, mientras la Cruz de guía de los Gitanos, avanzaba -peseta a peseta-con su primer tramo abigarrado de tres en tres. Está también claro, que estos vibrantes momentos, coincidieron con los dichosos pronósticos del tiempo, en la mala hora de la lluvia inminente, que se quedó en llovizna, "enjarinada" y desconcertó por completo el Paso del esperado Cristo de la Salud, por una Campana que le guarda fidelidad eterna. No sé si los mapas que barajaron las tres cofradías de capa, fueron igual de alarmantes, pero lo que está claro, es que la Macarena, continuó su desfile, con toda la tranquilidad y buen ritmo y la Esperanza de Triana, se refugió en la Catedral con más prudencia que calma. La mañana clareaba, por Martín Villa, recibiendo al Señor de la Salud, que caminaba abiertamente hacia la Anunciación y la Virgen de las angustias -sin prisas pero sin pausa- derrochaba el aroma a canela y clavo de su original paso de palio, siguiendo a su Hijo, con la maestría y el empaque que le caracteriza. Después de la imaginaria tormenta, vino la calma, el temple de salir d una situación comprometida, con la seda y el percal de recomponer la mágica mañana y las tres cofradías de capa, volvieron a sus respectivos Basilica, Santuario y Capilla, en olor de multitud y devoto lucimiento. Se ponía punto final, así a una Madrugada tan temida, como deseada, tan apuntalada como dispuesta a no caer en ninguna trampa, que perturbe el normal desarrollo de la Semana Santa de Sevilla, en su punto más álgido. Capítulo a parte, enunciaremos el merecido agradecimiento a la ciudadanía en general y a los cuerpos y fuerzas de Seguridad, representadas por el CECOP, así como a todas las Instituciones, responsables, medios de comunicación, organismos, delegaciones y autoridades, que hicieron posible, la vuelta a una normalidad en estado de alarma, Ya solo queda trabajar por que esta normalidad se reduzca a su propio terreno, sin que la seguridad, ocasione más problemas que los necesarios.

VIERNES SANTO TARDE.- La tarde del Viernes Santo de Sevilla, es la jornada imperdonable de la Semana Santa. La más auténtica y recatada, la libre de estrés, la sin prisa, la relajada, la que vuelve a estrenar la ilusión de Domingo de Ramos por Triana y se serena en la Cuesta del Rosario, con la Cofradía perfecta de San Isidoro. Romanticismo y evocación, por el Arenal, Real de la Carretería, donde no hace falta acercarse mucho, para ver, al barco de la hojarasca, con pañuelos de despedida. Hasta la amenaza del tiempo, sucumbe en el cromado terciopelo de la elegancia, en las nubes de Rubens que configuran el cielo entre las dos orillas. El cielo puede esperar porque hasta el agua es bendita, que sale del hisopo y pulveriza los páramos azules y grises, cuando pasa el único Dios hecho hombre, el Gitano enclavado de la caba, el Cristo de Caramelo y miel, de almendra salada y garrapiñada, que nos muestra el mapa de su anatomía perfecta. En el último suspiro de la vida, el Cachorro, nunca acaba de Expirar, nunca muere, solo Resucita. Resucita, los sentimientos y las emociones, resucita el cansancio acumulado, resucita a los niños, que en sus carritos, lo buscan de la mano de sus padres.Imperdonable quedarse y no ver al Cachorro, salir de casa un Viernes Santo y no acudir a su encuentro. Aunque no estés allí, en la cátedra de su multitudinario recorrido, verás al Cachorro, por cualquier parte, en el reflejo de tus retinas, donde lo tienes grabado para siempre, en el recuerdo de la estampa de tu abuela, en el cartel de sus imponentes primeros planos, de sus escalofriantes imágenes difundidas por la pequeña pantalla. El Cachorro se vé por todas partes el Viernes Santo en Sevilla, porque el círculo imaginario que trazan sus brazos abiertos, es la cuadratura del círculo que resume toda la Semana Santa de Sevilla. Y en el más dificil todavía, cuando parece que ya lo has visto todo, viene el Dulce Nazareno de la O, derrochando humildad y mesura por el compás de San Pablo y el morado de su túnica oscilante se matiza en  malva con reflejos buganvilla, que se confunde con el raso de las románticas túnicas de los nazarenos y la banda del sol, le pone un punto de suavidad a sus severas cornetas, a sus tambores destemplados. La antigua sinfonía toca a su fín en el marco cromático de la Tarde más Santa. Cristo no está en los Sagrarios, ha quedado con Sevilla en los azules y plata de Montserrat, para derrochar el último aliento de su infinita Misericordia, en la Conversión del Buen Ladrón. Que verdad aquello, de que "esta noche, estarás conmigo en el Paraiso", porque no es otra cosa el ser y estar del Viernes Santo de Sevilla. La ciudad como decía el maestro: sosegada y en calma, la noche alta donde la Giralda, parece desgarrar el cielo, como el velo se abrió en dos. No hay apuros, ni atasco en los cruces, ni ansiedad en las bullas, ni retrasos insufribles, ni cortejos infinitos, solo hay santa paciencia por contemplar en las calles, con ojos vidriados y piernas dormidas el sublime encanto de las Insignes Cofradías. Silencio y repeluco al tañir del muñidor, anunciando el cortejo espelugnante de la Sagrada Mortaja. La Virgen de la Piedad, cambió su tocado histórico, por otro que hizo más historia todavía, al despejar el nácar de su inefable hermosura dolorosa, no me extraña que llorase hasta el mismo cielo con esa llovizna pertinaz que alteró la armonía de los desfiles procesionales, a esa hora imprecisa, en que la Soledad Franciscana, deja su penetrante mirada en las alturas de Carlos Cañal. La cofradía del Patrocinio, aligeraba su paso, sin perder su precioso tiempo en saludar al Baratillo; la O fuimos todos, enamorados por la Dulzura del Nazareno que seguía de frente tras el buen ritmo que le marcaba la Señorita de Triana y más adelante sucedió el prodigio, porque eso fue lo que ocurrió, cuando el equipo de priostía, protegió la venerada imagen del Señor, con un capote recio que casi cubría en su totalidad la talla, dejando tan solo a la vista, el piadosísimo rostro de Cristo, aún más cercano y humano, todavía más impresionante si cabe.


SABADO SANTO.- Lo esencial se pierde en los anales del tiempo y lo recuperan Hdes, como la de los Servitas, milagro de Cofradía tan antigua como nueva, que es un puro catecismo itinerante de Palabra, obra y público notorio. Se puede ver los majestuosos pasos de Ntra Sra de los Dolores y el palio de la Soledad -Servitas- por cualquier lugar de su recorrido, cualquier momento es bueno, para deleitarse con su cuidado y medido cortejo, así como el compendio de buen gusto y calidad artística que va derrochando a su paso. La última Esperanza de Sevilla, la Esperanza Blanca de Pureza Trinitaria, es una explosión de cofradía de barrio, que desborda la ronda con sus vistosos pasos de misterio y porque no decirlo, el último concierto de las dos mejores bandas sinfónicas de Sevilla. El Santo entierro, por más que se empeñe en cofradía que lo es y de lujo, nos sigue pareciendo un desfile representativo y castrense. Imposible verla en su recorrido de ida, fuera de la kilometrica CO, lo cual origina estancos de bullas en el cruce de Alemanes, como a la vuelta por Placentines y Hernando Colón...y la Soledad, ¡Dios mío, que tiene esta imagen, este paso, esta Cofradía! que nos encandila a todos los cofrades. Este año, escuché un acertado comentario sobre esta personalísima y original Dolorosa, por parte de un periodista joven y bastante acertado en todas sus apreciaciones: Ante un excelente primer plano de la Soledad, ya de noche, subiendo la Cuesta del Bacalao, el joven periodista afirmaba, más o menos con estas palabras: "Dios mío, en que estará pensando la Madre, con esa mirada perdida y esa pena consumada". Pues sí, la Soledad de San Lorenzo, tiene ese duende  y esa gracia y majestad que otras más bellas y hermosas no tienen. Es, sencillamente, el icono de la Soledad y el abandono de la Madre, que comienza a recordar, todo aquello que guardaba bien dentro. La Virgen María turbada por el Anuncio del angel, es en su Soledad, cuando parece entender que su Hijo va a Resucitar y esa certeza, ese hálito, esa unción sagrada, la tiene, como nadie, reflejada en su atónito semblante,  la Soledad de San Lorenzo, por eso son tantos los que con Ella, después de su entrada en San Lorenzo, traspasada de saetas, besan las puertas de la Parroquia, despidiendose de una nueva Semana Santa, y pidiendo salud, para el año que viene. El que suscribe también se despide de estas crónicas, que le han resultada tan largas y extensas como una tesis doctoral, solo que más auténticas -si cabe- que el master de La Cifuentes. Por lo menos ha salido del corazón, con afán y ánimo de servicio, además que es verdad, porque el otro ánimo, el de lucro, no he tenido el gusto de probarlo en las 62 Semanas Santa que he vivido, restándole al menos cuatro años sin uso de razón.
    Espero que sea del gusto de la mayoría, aunque es asunto baladí, contentar a todos o en cualquier caso del buen gusto, de la minoría que me sigue. Termino, dando mi más sentida y profunda enhorabuena a la Hdad. de la Sagrada Resurrección, por el éxito corroborado un año má, de su nuevo Horario. Ya era Hora, que esta afanosa Hdad. llenara la Campana y recorriera toda la CO con público en las sillas dispuestas, cerrando oficialmente la Semana Santa de Sevilla con la ingente multitud que la acompaña, en su recorrido de vuelta.

 Los capítulos relativos a exorno floral de los pasos, Bandas de Música, repertorios, costaleros, vestidores etc.,quedan fuera de estas crónicas, al coincidir el autor con las acertadas opiniones generalizadas, que sobre estas delicadas materias, ha leido en distintos medios acreditados, como El Llamador de Canal Sur radio y Pasión de Sevilla, ABC
 

jueves, 5 de abril de 2018

CRONICA DE LA SSS II. Desde el MIERCOLES A UNA TENSA MADRUGADA


Cada Cofradía es una hermosa tesela que forma parte del magnífico mosaico de la Semana Santa de Sevilla. La tarde primorosa del Miércoles, se va tiñendo de tonalidades carmesí, mezclada de raso blancos, escapularios carmelitas, azules de cielo maestrante y sargas frailunas que oscurecen la tarde con el negro ruán y el granate morado de las populares cofradías de los panaderos y San Bernardo. LO complicado, se torna en esta jornada meridiana en habitual. El grueso de los cortejos discurre entre calle Cuna y Orfila, donde con más vigilancia policial, que en otros años, la expectación que suscita, el esperado galeón del Prendimiento, se vió a mi juicio con la mar de la bulla, más en calma. Desde el viejo Nervión, venía la Sed, resolviendo felizmente los problemas de lejanía, como el cajillo de la Cruz del impresionante Cristo, que caía, minutos después de su salida, sin perder la verticalidad en el monte de claveles. Buen trabajo, humilde y callado en el desarrollo de su oficio, el de los capataces de esta cofradía, que se luce muchísimo a los sones de la gaditana banda, ya consagrada en Sevilla. La Virgen de Consolación, reflejaba en sus hermosos ojos el azul del cielo y lo recogía en el raso celeste de su manto. Las largas filas de nazarenos de San Bernardo, anunciaba la grandeza de la cofradía del arrabal, elegantísima, llena de clasicismo, esmerada en el exorno floral del personalisimo paso del Cristo de la Salud y perfecta en la presentación, un Miercoles Santo más, del prodigio de palio, que cobija a la venerada Virgen del Refugio. Con decisión y valentía, avanzaba el barco de Ntro Padre Jesus del Amor, arrastrando, cada año más juventud, alrededor de la Agrupación Musical, Virgen de los Reyes. Dicen que la cofradía carmelita, comienza a crecer en el número de hermanos, circunstancia esta muy meritoria, habida cuenta el barrio imposible de mejores cofradías, donde radica. Gustan los capataces comprometidos con las causas más loables, acercando al llamador de sus pasos a los menores que sufren la terrible enfermedad de nuestros tiempos. El Buen Fin, procesionaba de nuevo, una copia de la Síndone, realizada por el profesor Miñarro, sobre una parihuela elevada en su cabezal. Los hnos del baratillo traían en los bajos de sus túnicas, ribetes del albero maestrante y se poblaban, con sus cirios al cuadril, para abrir paso a la encantadora Piedad, que porta en su divino regazo, la Misericordia de Cristo entregado. El Arenal de Sevilla, llegaba hasta San Pablo, para deleitarse con su Virgen de la Caridad, bajo el cielo reluciente de su Palio Elena Caro en ese paseillo sembrado de arte, que supone sus desfile procesional, sin salir del propio barrio. Por el oriente de Sevilla, venia el Cristo de Burgos, en cofradía perfecta, posando sin querer pero sabiendo que es uno de los más fotogénicos y dejando al preciosismo de su Madre de Dios de la Palma, lo mejor del repertorio de Tejera. La señera cofradía de las Siete Palabras, también sufrió la incertidumbre de verse obligada a cambiar su recorrido por el barrio de San Vicente, merced a un escape de Gas, que afortunadamente fue subsanado por los operarios de la compañía. La esencia de su paso de misterio, cumbre del romanticismo, cubierta por las cornetas y tambores que sonaban lo más clásico. El Señor de la Divina Misericordia bajo el peso de la Cruz, reclamando cada año, más atención en su paso imperial.- La Campana, puesta en pié, recibía al portentoso misterio de la Lanzada, relicario neogótico, que no cabe por donde pasa y firma momentos para enmarcar a los sones de la Banda del Santisimo Cristo de las Tres Caidas. La Virgen del Buen Fin, bajo su personalisimo palio haciendo juego, es de esos instantes que dejan huellas sin pretenderlo. Este paso de palio mencionado, sufrió también un pequeño parón en calle Sierpes, al rompersele el llamador, propiciando el retraso en la jornada. Mas adelante, el misterio de la Lanzada, fue objeto de nueva incidencia, al partírsele uno de sus candelabros. Nada comparable a lo que le sucedió al paso de misterio del Soberano Poder en su Prendimento, imagen viral de la Semana Santa en el carrusel de las RRSS, que como comenté en su momento, nadie percibió, si no fuera, por lo hermoso y despejado que lucía el Señor, en medio de tan conseguido misterio. Desde primeras horas de la tarde, se respiraba en el ambiente del Duque, Javier Lasso de la Vega y Orfila, la ansiedad devota que suscita en la calle, el andar sincronizado del paso de misterio de los Panaderos, corroborada por la ingente multitud que abarrotaba las citadas arterias hasta su espléndida entrada en Campana a los sones de la filarmónica Banda de las Cigarreras. A pesar de todo, la Virgen de Regla, en la hermosura de su primoroso palio, no deja indiferente, más que a los que tienen la desgracia de perdérsela. Por último, elogiar el esfuerzo de las Hdes de este apuntalado dia y el comportamiento del público en general, no obstante las insolubles bullas y concentraciones en conocidos puntos de la jornada.


JUEVES SANTO, lo mejor y lo más grande. ¡Que pocas mujeres de mantilla se vieron!, tanto por la mañana, como por la tarde. Algunos lo desmentirán, arguyendo que estaban concentradas entre el Arco y San Lorenzo, pero la sensación generalizada en la calle, apunta a un considerable descenso. Sin problemas ninguno y gozando de la magia de la luz, se pueden contemplar, la augustas cofradías de Los Negritos y Los Caballos, por el Salvador y Laraña, respectivamente -bulla aliviada-, así mismo, recomendaré mientras viva, aunque no deseo que se corra mucho la voz, el discurrir de la Cofradía cigarrera por Temprado y Dos de Mayo, que nos remite a tiempos pretéritos inmejorables. Se puede ver de cerca, el indecible rostro de la Virgen de la Victoria, que te atrapará ya de por vida cofrade, si es que lograr descubrirlo, en toda su serenidad, hermosura y grandeza. Tiempo sobra, sin apreturas, para cruzar a ver, el misterio -siempre encantador- de la Oración en el Huerto, encendido por las luces de la Alameda, en sus espectaculares chicotás y esperar el prodigio luminoso de la Virgen del Rosario, portento de refulgente blancura -como diría aquel sacerdote cofrade- Al caer de la tarde, cuando el alma se serena y el sol se descompone en sus furtivos rayos, buscando el Aljarafe, podemos deleitarnos con la Cofradía del Valle -ahí es nada- lujo de detalles y derroche para los sentidos, espejitos donde nos miramos para conmovernos al paso de la Coronación de Espinas; calle de la Amargura, que se funde con los pardos reflejos de Laraña, para consuelo de nuestras penas y las de las Santas Mujeres de Jerusalen...y la Virgen del Valle, musa de los pregoneros: "Venía la Virgen llorando y todo lloraba al verla", a pesar de que más de uno, llorase también por el descuido de su cera fundida y el sobresalto que produjo, uno de los cirios al caerse sobre su peana, cuando llenaba con su Dolor la calle central de la Campana. Pero ya, todo el mundo pensaba,  en un solo Dios verdadero, aquel que descendía como péndulo volátil entre las sábanas que le tendían los Santos Varones, por los vericuetos del Compás de la Laguna y el pisar etéreo del Señor que ofrece el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la divinidad de su dolorosa Pasión, como propiciación por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Ni la portentosa túnica de cardos, ni doscientos kilos de plata, pueden apartar la atención sobre Aquel Cordero de Dios, según la perfección de Martinez Montañes, que conforma y auna todas las ideas en un mismo sentimiento al contemplar su adorable Imagen. No preguntarme si los horarios se cumplieron, cuando la Noche del Jueves Santo, día del Amor fraterno, se iba transformando en Madrugada y el frío de la emoción se fundía con las bajas temperaturas, para hacer que mucha gente se retirase a casa, presa del repeluco y tocada por el recuerdo de una nueva Madrugada de incertidumbre y temor.


LA MADRUGADA.- El susto que duró 15 segundos, sin onda expansiva.
      Todo el mundo sabía, que el sitio más seguro, para vivir "la noche más hermosa", era la Carrera Oficial. A pesar de las fuertes medidas de seguridad y la presencia ostensible de Policía en la calle, no obstante el dispositivo "fantasma" de luces de distintos tonos y cámaras persecutorias de última generación, las calles del centro, fuera de las salidas mediáticas de la Macarena, el Gran Poder y el Silencio, este último, por cercanía a la citada Carrera Oficial, presentaban un aspecto desolador. El miedo de las víctimas que sufrieron daños físicos o materiales la Madrugada del 2017, junto con la excusa del frío, había apartado mucha gente de las calles. Personas que aún convalecen del susto y tardarán su tiempo en recuperarse, como unas hermanas nazarenas de la Macarena y la Esperanza de Triana, que así me lo comunicaban en ciertos comentarios vertidos en las RRSS. Es cierto, a Dios gracias, que este año, había también muchísimos sevillanos y foráneos, dispuestos literalmente a no consentir que unos gamberros ilusos, hicieran el menor ruido extraño o provocaran cualquier conato de "carreritas", arropados por la garantía de la presencia policial, antes citada. Las bullas, que rompía la salida del Señor del Gran Poder, se desvanecían tranquilamente por Gavidia, o buscaban, con cierto orden y mucha compostura la Magdalena, tras el preste del Silencio. En Campana, donde el que suscribe tenía sillas cedidas por un familiar, las pantallas táctiles de los smartfone pululaban y los auriculares del llamador, lucían sus pinganillos bajo los cuellos de abrigos y bufanda. Todo estaba bajo sospecha, al paso de la Primitiva Cofradía del Silencio, nos preguntamos, el motivo de la parada del paso del Señor, casi 15 minutos, antes de llegar al Palquillo...por cierto, nadie ha sabido, hasta el momento explicar la causa de dicho parón y el distanciamiento extraño del último tramo del Nazareno, haciendo el acordeón en Campana. Pronto, me llegaron imágenes por el móvil del lamentable aspecto, que presentaban las calles, fuera de la Carrera Oficial, al discurrir de las Cofradías: El Silencio, sólo por Cuna, Orfila y Daoiz; Los nazarenos del Señor de Sevilla, sólos por el acordonado entorno del Postigo, la calle Castelar y Zaragoza. La Cruz de guía de la Esperanza de Triana posando ante las paredes del Santo Angel, incluso un buen amigo, me comentaba que venía con la Macarena disfrutando cómodamente desde Trajano. Todo de dulce, para los que protestan por tanta morralla, pero incluso las propias Hermandades, han afirmado también, que para recorrer calles vacías no están diseñadas. No es por señalar a una de las Hermandades más veneradas y queridas por el que suscribe, pero la Esperanza de Triana, tiene un gran problema. Acumula bullas por tres frentes: el andar del paso del Stmo Cristo de las Tres Caidas, la música que interpreta su banda y la atracción popular que suscita el potente palio de la Esperanza. Tres focos que imanan tanta emoción como presión ambiental, que no llega a disolverse hasta que la Cofradía alcanza la frontera inaccesible de Carrera Oficial y se va filtrando por las calles abyacentes, provocando encuentros que rompen los decibelios y enaltecen el recogimiento que requiere  la noche. La Macarena, también conlleva estos focos de devotos, pero da la sensación que se reparten más discretamente a lo largo de su recorrido. Desde luego, no es lo mismo, el ambiente desde el Puente de Isabel II a la Magdalena,(foco caliente de riesgo, según el CECOP) que el de Feria hasta Trajano y no me refiero a la calidad humana del personal, sino a la cantidad de publico concentrado y acompañando a los respectivos pasos de misterio, bandas de música y Palio. Precisamente fue a la salida del Calvario, por la puerta del Coro, excepción en este año de ciertos cambios de Itinerario en la Madrugada, cuando se produjo el conato de "carrerita" que duró apenas 15 segundos, pero que provocó el mismo pánico y estruendo tan temido, esta vez, cercenado de cuajo, merced a la fuerte presencia policial comentada y la colaboración ciudadana, que no estaba dispuesta, un año más a consentir otra sonada. A Dios gracias y la compostura de público y nazarenos del Calvario, no se produjo onda expansiva, ni tuvo consecuencias ni efecto dominó, sin embargo el susto dejó su lamentable huella, desde el interior de la Parroquia donde estaba formada toda la Cofradía del Calvario, hasta el Puente de Triana, según declaraciones de testigos al programa el Llamador. Todo esto, unido al cierre de bares en el Centro a partir de la 1 y la retirada de veladores (que en realidad no había), contribuyó, en su medida, a que no surtiera efecto el alcohol y la ruptura de vidrios, aunque a discreción y según comentarios sumamente contradictorios, propició que no hubiera un local "decente" -desde la Campana hasta la Lonja- donde pudiera hacer sus necesidades fisiologicas el respetable, originándose por defecto, verdaderos meandros (nunca mejor dicho) de orines, que desembocaban hasta el delta de Gavidia y los vericuetos del Duque. Habrá que ir ajustando las medidas adecuadas y los daños colaterales que surten, con la ayuda y colaboración de todos y volver a pertrecharse de los añejos termos de mano, para servirnos ese café reconfortante que tanto se echó de menos, en las horas sin tiempo de la augusta Madrugada. A pesar que todas las Hermandades cumplieron casi con puntualidad británica los horarios e itinerarios fijados para la noche más hermosa, ningún responsable de Junta de Gobierno, a nivel de hno Mayor o DMG, ha reconocido, que dichos cambios en la Madrugá, fueron positivos, en materia de subsanar los cruces históricos del Gran Poder con la Esperanza de Triana en Reyes Católicos o la Macarena con los Gitanos en Cuna, este último, totalmente resanado, gracias a la caridad fraterna de la Hdad de San Gil. Dichos responsables, emplazan sus respectivos informes a la reunión que tienen pendiente, para analizar, conjuntamente el desarrollo de tan relevante jornada. No obstante hay que felicitar a todas y cada una de las ilustres cofradías de la Madrugada, por la sobresaliente compostura y ejemplaridad en el discurrir de sus poblados cortejos, a los sufridos cuerpos de nazarenos de capa, que desfilaron de tres en tres a lo largo de la kilometrica CO,  así como al sacrificio que supuso, para las cofradías del Calvario y del Silencio, los rodeos que se vieron obligados a dar, en beneficio y fraternidad de sus homólogas. Capítulo aparte, merecen los pronósticos del tiempo, que todos barajábamos aleatoriamente, merced a la inmediatez de las RRSS, que tanto perjuicio ocasionó especialmente a la Hdad. de los Gitanos, con la ya famosa consigna que recibieron en la medular de Campana, por parte de la AMET, cual si de una película de terror se tratara: "LLUVIA INMINENTE"...¿quien sería el iluminati"?, se preguntaban algunos hermanos de los Gitanos, refugiada en el hospitalario templo de la Anunciación. .../...

miércoles, 4 de abril de 2018

CRONICA DE LA SEMANA SANTA 2018, I

 Tan esperada como temida, la Semana Santa del 2018 estaba abocada a experimentar cambios sustanciales y/o movida de ficha obligada, por parte de los responsables de su organización y desarrollo, después de los lamentables sucesos de la Madrugá 2017. Los Cambios producidos, como bien sabemos todos los cofrades, han afectado a las Hdes del Martes Santo, en cuanto a su polémico orden invertido y a la Madrugada -bastante apuntalada en la última década- a punto de sucumbir, espiritual y materialmente en su estructura orgánica y popular, si no se toman con caràcter urgente las medidas de cambios de itinerario y seguridad que se han adoptado. A Dios Gracias.

 Comenzamos esta crónica por el principio de unas Vísperas, que se quedaron a medias, por el efecto de responsabilidad de las juntas de Gobierno del Viernes de Dolores. Ejemplo de madurez y caridad fraterna por parte de la Hdad. de Pino Montano, La Misión, Pasión y Muerte y La Corona y exceso de confianza, en el caso de la del Dulce Nombre de Bellavista, por los beneficios y gozos que genera su Estación de Penitencia, en materia de evangelización por las calles del periférico barrio. Explosión de júbilo, ambiente popular y globos para la espectacular Cofradía de la Ciudad Jardín y el fervoroso barrio de Torreblanca y mucha devoción, compostura y elegancia, en Alcosa, San José Obrero y Padre Pio, en un nuevo Sábado de Pasión al pleno. 
        No fue el de este año precisamente, nuestro Domingo de Ramos esperado, el de diseño sentimental y esplendente que nos hecha a las calles embriagadas de luz. Pero el fenómeno viral de la meteorología, aplicada a las artes y a las ciencias de ntra Semana Santa, garantizó, que a partir de las 14 horas, el sol, se sumara a la potestad del Domingo de Ramos y la Hdad de la Paz, salia de un abigarrado Porvenir que nunca pierde la estela luminosa de su Virgen Blanca. A partir de entonces y con esa hora de retraso, se puso en marcha la maquinaria de un domingo de Ramos apasionante. El principal y más preocupante problema del multitudinario Domingo de Ramos, fue, como viene siendo denunciado desde hace décadas por este que suscribe, la movilidad por las Calles donde discurren Cofradias. Díganme los pontífices y eruditos de la itinerancia hispalense, ¿como cruza la ingente multitud que acude a ver la Estrella, desde Triana, Puente y Reyes Católicos a la zona de Plaza del Triunfo, Alemanes, Placentines o viceversa, como se maneja la bulla, para acceder desde Imagen, Duque por la Magdalena, buscando Plaza Nueva o Postigo? Naturalmente si ha pagado un acompañante cofrade o tiene pase de residente, o abono, lo hará con cierta dificultad, pero si es público de a pié no tendrá más remedio que pertrecharse en "sillita clandestina" formando los primeros corralitos en Alemanes-Placentines, Cuesta del Rosario, Duque o acudir al recurso de la "tribuna de los pobres"  grada de las setas. En este sentido, un año más, ha sido lamentable, la imagen de una adolescencia y-juventud, que nació cómoda y cansada, viendo pasar las Cofradías en su inseparable sillita o banquito. La excusa no se hace esperar por el respetable: No hay quien aguante, dos cofradía seguidas, como La Hiniesta y San Roque a pie de calle, en medio  de una bulla. He aquí el problema que no ven los responsables y autoridades desde su atalaya privilegiada en palcos, carrera o balcones. Solución: el maldito dinero, que ha convertido la Semana Santa en un espectáculo mercantil. "Si quieres ver la champions, búscate un abono -búscate la vida, compra-paga o aguánta como ciudadano, prudente y concienciado con lo que hay".
                La presencia del astro rey, puso al Lunes Santo, en el esplendor de la jornada ideal, que le corresponde. La multitud que arrastra San Gonzalo, desde su pintoresco barrio hasta costa Rioja. La diáspora, volcada con sus Cautivos, desde el Polígono y Santa Genoveva, la Elegancia del Señor que sabe andar por los jardines de Maria Luisa, con esa túnica de los años,70, en conmemoración de su 60 aniversario. La conmoción que causa el insuperable misterio de Santa Marta descomponiendo la luz en los nimbos de incienso, el austero milagro de la sencillez de Vera Cruz, junto al discreto encanto de la Virgen de las Tristezas, descubierta en su atuendo, por las geniales manos de Antonio. La majestuosidad de la cofradía de las Penas de San Vicente, junto con los espléndidos pasos de las Aguas de Temprado, elaboran un delicioso pastel procesional, donde la guinda continua siendo la decana Hdad. del Museo, con la presencia conventual de la Virgen más humana. Magnífico Lunes Santo desde el epicentro a la diáspora de Sevilla, con presencia masiva de público en las calles y el problema de siempre, preocupación por el cumplimiento de los horarios e itinerarios y la reiterada movilidad del respetable. Eternas aglomeraciones que se repiten por la zona de San Vicente, el Museo, Alfonso XXII, que mueren en la frontera infranqueable de la Plaza del Duque y Gavidia a la caida de la tarde. Imposible traspasar la línea kilometrica de una Carrera Oficial que colapsa Sevilla de Norte a Sur, de oriente hasta occidente. Por Imagen, Cuna hacia el Salvador, te encuentras al Polígono y los seguidores de la Hdad de la Redención, junto a los incondicionales que ya toman sitio, para ver Santa Marta y el resto. Por San Eloy, Magdalena, las bullas que arrastra San Gonzalo junto a los que buscan ya la cofradía de las Aguas por el Postigo. Mientras, los miembros del Consejo, muy preocupados en el palquillo de la Campana, cuentan las estampitas que le van dejando las respectiva Cofradías. Pero bueno...esto es así, como diría el FELIZ pregonero de la ciudad mas hermosa del mundo, todo fantástico en el pais de la garrapiñada del incienso con la cera virgen de abeja, de lo contrario se queda vd en casa viendo la televisión cofrade para enfermos e impedidos.

MARTES SANTO MARTES.- El esperado Martes Santo, nos dejó instantáneas históricas y momentos inéditos para los anales de la SSS. Un servidor, realizó su particular Estación de Penitencia, revestido de la Tunica de mi Hermandad de siempre y en la buena compañía de mi querido nieto Daniel, cada año más cómplice e implicado. Desde mi posición en las filas nazarenas, pude observar las mismas luces de otros años y el calor y el color de un nuevo Martes Santo, que adelantaba sus horas, para irse ralentizando a cada paso. Apetecía la sombra buscando Francos a la inversa, pero con menos público y más parones. Comenzaban a desplomarse los primeros niños. Incluso, algunos padres, retiraban a los suyos de las comprimidas filas y lo reanimaban, sentándolos entre suelo y pared, sin que ni siquiera, se percataran el diputado de otra o el canastilla, que cambiaban impresiones en uno de los parones comprimidos...Sería que todos los Diputados Mayores iban tan escrupulosamente comprometidos con cumplir los horarios, que algunos no repararon en la Cofradía que llevaban delante, puede que así se explique el parón a pleno sol tendido de la Cuesta del Bacalao -a la inversa- y Alemanes sobre los pies, para esperar la entrada por la Puerta de los Palos del palio del Cerro, que nos llevó casi quince minutos plantados...ojo, que la Hdad del Cerro, iba a su hora. También vivi en primera persona, el consabido parón en Imagen -al contraluz de la hermosa tarde- al cruce de la Cofradía de los Javieres, mientras comentábamos jovialmente entre las filas, que si la Virgen de Gracia y Amparo, tarda menos en cruzar o lo hace, cerrándose hacia la esquina del maltrecho edificio de Aparejadores, La Cruz de guía de San Esteban, entra a las 9 de la noche. Pero en fín, gracias a las botellitas de agua que no paraban de proporcionar "los hombres de negro" y/o diputados, canastillas (ay, si no fuera por nuestras esposas y madres) los mayores y los niños ibamos bastante distraidos. En cualquier caso, estas incidencias, son ajenas y susceptibles de mejoras para años venideros. Lo cierto y verdad, que el Martes Santo Martes, nos dejaba algo perplejos a todos, por el contraste de pareceres, la inexperiencia en la práctica y la relativa pérdida del sentido de la orientación, aunque en su haber, sumásemos estampas tan incomparables, como el transcurrir de la Cofradía Candelaria por los Jardines de Murillo con una luz y Belleza indescriptible o la estampa inconmensurable del Stmo. Cristo de la Buena Muerte en Campana, con el sol de frente, destilando mieses sobre su portentosa Imagen y el contraluz de su revirá hacia Tetuán, descomponiendo el  aire con el iris de su Calvario imponente. Es de justicia, reconocer el mérito del esfuerzo, a nadie creo, que le amargue el dulce de entrar horas antes en sus respectivas sedes y cumplir fielmente los horarios e itinerarios, en algunos casos a paso mudá. Pero muchos son los que nos preguntamos, si la clave era andar, siempre de frente, incluso correr o llevar los palios -como Dios manda-,
 quien nos mandó, invertir el sentido de la marcha, cuando se ha demostrado que podemos hacerlo en la misma dirección...Ahí lo dejo...continuará

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