lunes, 10 de febrero de 2020

SAN ESTEBAN, LA PRIMERA

CUARENTA AÑOS 
PREGONANDO AL
COSTALERO
1981-2020

El recuerdo, es una estampa de Tu Cristo que encuentras perdida en el cajón del alma. El mismo Cristo, paciente y humilde, colmado de unción, que parece derramar, esa furtiva lágrima, por aquellos hermanos que te enseñaron a amar, tu Hermandad de San Esteban. Al mirar esa estampa felizmente olvidada en el cajón del alma, la memoria, como dijo el poeta, encuentra el camino más corto para herirme.
¿Recuerdas?, era una noche fría de invierno, hace ya cuatro lustros; una noche, tan larga e intensa, como aquellas jornadas de ensayos costaleros, cuando la ilusión de un grupo de jóvenes, apenas mayores de edad, -que algunos no lo eran todavía-; se convertia en verdadera Pasión, por llevar sobre sus hombros un paso de la Semana Santa de Sevilla, alcanzando la cima incontestable de erigirse  costalero.
 Ebrio de emoción, radiante de autoestima, quisiste, pregonar al mundo cofrade, lo que se siente, lo que se palpa, lo que se goza y lo que se sufre... Bajo las trabajadoras. Pensaste, -que Sevilla, le debía, al costalero -desde los muelles de la memoria, hasta los niños reclutados por el penitente, para el Dulce Cristo de la exacta Buena Muerte- un pregón que exaltara, la verdad y toda la verdad que exige, ser Costalero de Sevilla... Y Sevilla, por tanto, tenía una deuda lírica, con el Costalero, que había que saldar. 
¿Recuerdas? Fue una osadía, que partió de una noche serenada por el sudor de las trabajadoras, metiste los riñones y no lo pensaste para nada. Fue en la sacristía de San Esteban, nublada por el humo del incienso y el sabor añejo de la cera escarchada; presentes, Paco Montes, Paco Ruiz (que estarán  asintiendo desde la verdadera sacristia de la Gloria) D. E. P. José María "el lobo" y un espléndido diputado de costaleros, llamado Julián López... Y estas fueron mis aventuradas palabras: ¨´Deseo dar el Pregón del Costalero y que sea mi Hdad. De San Esteban, la que organice, esta su primera edición... Después, cayó sobre tu enaltecido espíritu, la loza de la responsabilidad adquirida.´
 Pobre de mi, asumir voluntariamente una empresa de tal calibre, sin experiencia en grandes auditorios. Aquel joven desconocido, que se apuntaba en la Hermandad, para experimentar lo que se siente al ser costalero, ahora tendría que anunciarlo, describirlo y pronunciarlo ante el público. Valiente compromiso, solamente comparable con el exceso de confianza que en mi depositaron mis oficiales eternos. Y me puse manos a la obra, no sin capear el miedo al fracaso, que desde esa histórica noche, me rondaba inmisericorde.
 Los mimbres se fueron trenzado desde la soledad de  las idas y vueltas al trabajo, desde el asiento del bus o en la salita de casa, mientras veía una serie o escuchaba una canción, la inspiración me sorprendía pensando siempre en los hermanos de San Esteban; eran tiempos convulsos, había que fomentar la Unión fraterna, promover la Hermandad desde los hombres que se ponen el mono del trabajo, hasta los que nisiquiera se lo quitaban cuando pisaban San Esteban; desde aquella casa hermandad más alta que ancha, hasta el entrañable Cancel de priostia. 
El primer Pregón del Costalero, fue cobrando forma, auxiliado por la Palabra de Dios, que enaltece a los humildes y humilla a los que se enaltecen. Precisamente esa cita evangélica, era su comienzo. Después, el ánimo iba creciendo al Amparo de la fuente de donde bebí; la lengua castellana, encontrando inspiración, parafraseando a Cervantes, quien escribía: "Que en ánimos encogido nunca tuvo lugar la dicha y... Lo que se sabe, sentir, se sabe decir". Estas fueron las premisas, para ir tejiendo un Pregón, cuya única intención era que " El costalero" se viera reflejado en cada una de sus sílabas... Que el Costalero, se sintiera protagonista en todas y cada una de mis intenciones, que el costalero, sintiera en cada una de mis temblorosas frases, lo que de verdad siente en sus carnes, en lo más profundo de su corazón y el llamador de mi tímida voz, le tocara el alma. 

Difícil empresa que trataba de encubrir, con los ripios de mi taller de aprendiz de poeta y la mira puesta en la altura de Cristo, mi Cristo de la Salud y Buen Viaje, abrigado por la dulce advocación de su Madre Bendita de los Desamparados, mis amantisimos titulares en quienes ponía, todo lo que me faltaba para ser digno de pronunciar un Pregón. Ahora, cuando la viva estampa del Señor de la caña, olvidada en aquel cajón, me recuerda los cuatro lustros que cumple el Pregón del Costalero, desde el vértigo de tantos años asomado al atril, que han ocupado tan ilustres e insignes personalidades como me han sucedido, siento el rubor de aquella osadía de un joven de 24 años, que llegó a la Hermandad para experimentar lo que siente un costalero y se quedó viendo pasar el tiempo, camino de las bodas de oro como Hermano de San Esteban.
 ¿Recuerdas? Como si fuera este año la primera vez y ya van cuarenta, en la dicha de  contemplar como germinó la semilla y los Buenos frutos del Pregón del Costalero, porque la voz designada para la próxima edición, recae en un hermano, que creció con nosotros y conoce el honor de haber pregonado las Glorias de Sevilla forjado en la cátedra de San Esteban; nuestro querido y admirado...Miguel Andreu. En la seguridad de que sabrá deleitarnos con un profundo y sentido Pregón, pongo mis mejores deseos de éxito, hacia su persona y me quedo con la mejor de las críticas que aquella lejana noche de Febrero de 1981...recibí. Fue la de un costalero, que terminó siendo capataz, se llama Julio y sus palabras, las tengo grabadas en el alma con hierro de fragua: "Pasaba por la Iglesia, camino de cambiarme de ropa, para el ensayo... te escuché, me emocioné y me quedé hasta el final, Bendita sea la hora".
Antonio SIERRA ESCOBAR
I Pregón del Costalero 1981
Hdad. De San Esteban.



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