Ibas por la calle Feria, acera de la fachada mudejar de san Juan de la Palma, camino de la callejuela Regina, cuando de pronto te decía tu madre: “mira por la ventana”: ¡Dios mío, que susto!, te encontraba de pronto a un cristo sentado, greñudo y maniatado, con la encarnadura lacerada por el tiempo. A través de la ventana –si es que eras capaz de resistir el embate del miedo, veias la sala en penumbra, decorada por un espléndido zócalo de añeja alfarería y adivinabas al Cristo del susto alumbrado por la exigua luz de las velas de promesa con un ramos de claveles marchitos a sus piés. Y tu madre te decía: pídele hijo, se llama el Cristo de los Afligidos y es casamentero y muy milagroso, como San Antonio. Si tu madre te lo decía, para el resto de tu vida, será ese Cristo escondido tras la ventana que cada vez que pases por San Juan de la Palma, te producirá el escalofrío de pararte a verlo y adivinar tras los cristales de la reja el eco de una voz de abuela que previene a su nieto del susto y la impresión que este Cristo produce al verlo: “mira, mira por la ventana y lo descubrirás”.
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
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Pero para quitarte el susto sólo tienes que encontarte con unos ojos dentro de la Iglesia que hay a continuación.
ResponderEliminarUn abrazo.
..además que es verdá, mi querida Dama.
ResponderEliminar...Y PARA que el "susto" se convierta en verdadera admiración, no hay más que asomarse a verla, tal y como se encuentra ataviada de damasco rojo, tan espléndida como nos la muestra nuestro fotógrafo particular, ROBERTO VILLARICA en su inmejorable blog. No os la perdais.
ResponderEliminarPara mi no es el Cristo "del susto". Me produce ternura cada vez que le veo, que es casi a diario. Impresiona el ver a cualquier hora del día los devotos que se agarran a los barrotes y le rezan con devoción. Es una imagen que no tuvo la suerte de "nacer" con la misma calidad del Señor de Pasión, por ejemplo, pero a mi invita a rezarle cada vez que le veo y eso es lo que debe conseguir una Imágen.
ResponderEliminarDavid Barcáiztegui
.......totalmente de acuerdo contigo, DAvid, no puedo pasar de largo sin rezarle. Al fin y al cabo, ¿quien no está afligido por algo?.
ResponderEliminarllego aquí por Miguel y por el susto que lo tengo tan cerca hasta dentro de unos días que me vaya.
ResponderEliminarPara mi tiene mucha historia y conmigo si que ha obrado milagros y eso que no soy creyente en estas cosas, pero a ver como lo explico
Me alegra mucho leer un comentario suyo, en esta su casa. Amigo "Luz de gas" el primer plano de este Cristo unido a su abandono, es ciertamente impresionante. Sin embargo su devoción forma parte de una de las más antiguas e íntimas de la Sevilla tradicional.
ResponderEliminarY cuanta verdad hay en tus palabras. Todos nos hemos llevado un susto cuando hemos pasado junto a Él y no sabíamos de Su presencia. Pero luego, con el tiempo, no puedes pasar sin verlo. No puedes cruzar sin mirarle. No puedes verlo sin pararte.
ResponderEliminarUna entrada genial amigo.
Un fuerte abrazo.
Recuerdo que cuando era más jovencilla a mis primos y a mí nos daba miedo, sobre todo su mirada, y evitábamos mirar la ventana, pasando rápido, pero ahora de mayor es un Cristo que me da mucha penita y me inspira compasión, me quedo siempre mirándolo cuando paso por ahí; no pasa desapercibido para mí desde luego. Una vez incluso compré una foto antigua de esta Imagen.
ResponderEliminarSaludos y enhorabuena por el blog.
Gracias María_azahar, por asomarte también a esta ventana. Eres muy amable.
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