No lo voy a descubrir –que mas quisiera- solo intento descubrirme de nuevo ante la importancia del Trovador mas grande y gordo de Sevilla y regalarte el oído para que su ausencia nunca llegue al olvido de las generaciones venideras. Si quieres saber “las cosas de Sevilla”, pregúntale, pregúntale desde el puente a Santa Clara, Triana y la Macarena donde se vive la gracia en una esquina cualquiera. Si quieres componerle poesía a Sevilla, solo tienes que juntar las estrofas recurriendo al estribillo –siempre fino y certero- de sus sevillanas: Siempre ha sido trovador de las cosas de Sevilla de su ángel de su gracia y de su gente sencilla. Si quieres saber donde nació, escucha la partida sonora de su bautismo: Vaya bautizo con arte, muchos barbos en adobo, mucho arte y alegría, allí aprendieron los moros el arte por bujerías. Si quieres saber, donde perdió su silla, busca por el arco del Postigo, frontera de su barrio del Baratillo. Si quieres saber las cosas que se perdieron, asómate a los patios, pregunta por la hamaca, el bucarillo de agüita fresca; la fuente del delirio de los chiquillos viendo nadar en el agua los pececillos. Y encima de la fuente busca el retablo que todos preguntaban ¿Quién era el santo? –que en paz descanse- decía su Abuela que lo compro en el jueves por “cuatro perras”. Pregúntale, pregúntale por los capataces que están en el cielo; por Alfonso Borrero y el “balilla”, por Jerónimo del alma y los Ariza, por las rosas baratilleras y el empaque de los Rechi. ¿Dónde se ha ido ese arte?, te preguntaras después de evocar las sevillanas mas autenticas que se han escrito de puño y letra y a viva voz de su garganta aguardentosa y embriagada de cadencia. La queja de su “jipio” te contestara eternamente con lamentos de añoranzas: Sevilla tuvo hace años, bailes y cafés cantantes, apréndetelos para que nunca se vayan de tu memoria, porque el Pali los grabo para siempre en las esquinas de su Alameda: Donde se ha ido ese arte, que mi Sevilla esta muerta, que ya no se están riendo los Hércules en la Alameda. No lo voy a descubrir, solo intento que te descubras Tu también ante el talento del genuino Trovador de Sevilla -si es que tu olvido es la ausencia de conocer a ese que no necesito que se orquestaran las sevillanas autenticas, las que nos enseñaron los maestros de escuela, citándonos en la pila del pato para contar los lunares de la feria o asomados a la ventana de “Realito” para ver como pregonaban al mundo las castañuelas de Antonio el bailarín, antes de ser vendidas y profanadas al mayor postor para convertirse en “realitis shows mediáticos. Si quieres saber la verdad de nuestras sevillanas: ¿porque no pasan cigarreras por la calle Sa Fernando?... vete pa su caseta, veras que arte que con ochenta años baila su madre. La madre que lo pario –bendita sea- ya lo dejo en su testamente vital, recitado con la gracia y el buen gusto con el que lo escribía: El dia que yo me muera yo no quiero funerales/que me repiquen a duelo campanas de la giralda y tapen mi cuerpo frío con la bandera de España/ Solo le pido a mi Dios…quiero que la gente diga: que mi ultima palabra, fue gritar ¡VIVA SEVILLA!
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
lunes, 19 de abril de 2010
TROVADOR D SEVILLA
No lo voy a descubrir –que mas quisiera- solo intento descubrirme de nuevo ante la importancia del Trovador mas grande y gordo de Sevilla y regalarte el oído para que su ausencia nunca llegue al olvido de las generaciones venideras. Si quieres saber “las cosas de Sevilla”, pregúntale, pregúntale desde el puente a Santa Clara, Triana y la Macarena donde se vive la gracia en una esquina cualquiera. Si quieres componerle poesía a Sevilla, solo tienes que juntar las estrofas recurriendo al estribillo –siempre fino y certero- de sus sevillanas: Siempre ha sido trovador de las cosas de Sevilla de su ángel de su gracia y de su gente sencilla. Si quieres saber donde nació, escucha la partida sonora de su bautismo: Vaya bautizo con arte, muchos barbos en adobo, mucho arte y alegría, allí aprendieron los moros el arte por bujerías. Si quieres saber, donde perdió su silla, busca por el arco del Postigo, frontera de su barrio del Baratillo. Si quieres saber las cosas que se perdieron, asómate a los patios, pregunta por la hamaca, el bucarillo de agüita fresca; la fuente del delirio de los chiquillos viendo nadar en el agua los pececillos. Y encima de la fuente busca el retablo que todos preguntaban ¿Quién era el santo? –que en paz descanse- decía su Abuela que lo compro en el jueves por “cuatro perras”. Pregúntale, pregúntale por los capataces que están en el cielo; por Alfonso Borrero y el “balilla”, por Jerónimo del alma y los Ariza, por las rosas baratilleras y el empaque de los Rechi. ¿Dónde se ha ido ese arte?, te preguntaras después de evocar las sevillanas mas autenticas que se han escrito de puño y letra y a viva voz de su garganta aguardentosa y embriagada de cadencia. La queja de su “jipio” te contestara eternamente con lamentos de añoranzas: Sevilla tuvo hace años, bailes y cafés cantantes, apréndetelos para que nunca se vayan de tu memoria, porque el Pali los grabo para siempre en las esquinas de su Alameda: Donde se ha ido ese arte, que mi Sevilla esta muerta, que ya no se están riendo los Hércules en la Alameda. No lo voy a descubrir, solo intento que te descubras Tu también ante el talento del genuino Trovador de Sevilla -si es que tu olvido es la ausencia de conocer a ese que no necesito que se orquestaran las sevillanas autenticas, las que nos enseñaron los maestros de escuela, citándonos en la pila del pato para contar los lunares de la feria o asomados a la ventana de “Realito” para ver como pregonaban al mundo las castañuelas de Antonio el bailarín, antes de ser vendidas y profanadas al mayor postor para convertirse en “realitis shows mediáticos. Si quieres saber la verdad de nuestras sevillanas: ¿porque no pasan cigarreras por la calle Sa Fernando?... vete pa su caseta, veras que arte que con ochenta años baila su madre. La madre que lo pario –bendita sea- ya lo dejo en su testamente vital, recitado con la gracia y el buen gusto con el que lo escribía: El dia que yo me muera yo no quiero funerales/que me repiquen a duelo campanas de la giralda y tapen mi cuerpo frío con la bandera de España/ Solo le pido a mi Dios…quiero que la gente diga: que mi ultima palabra, fue gritar ¡VIVA SEVILLA!
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