REPOSICIÓN: "Aquí estamos"
Estamos aquí;
hemos vuelto sin salir de casa a abrir las ventanas aprisionadas por el aire
acondicionado; hemos vuelto del mar que nos devolvió la calma de la efímera
felicidad que encuentran los que conocen su quimera; hemos vuelto de los días
mágicos donde todo parece más bueno o menos malo por decisión propia que no por
su propia acepción. Venimos cansados por el cansancio aceptado; hartos por la
piadosa gula; estresados por la relajación; concientes de nuestros propios
excesos, con los días grabados en el traje de luces de la color de bronce.
Septiembre nos trae el reencuentro con una cruda realidad a la que habrá que
hornear y cocer en el fuego lento de las calores del membrillo. Cada cual sacará
sus propios humores, ojeando el atiborrado álbum de fotos digitales y los
insufribles comentarios de los viajes condicionados por la vanidad, más que por
el puro placer de las sensaciones vividas. Blanco ibicenco sobre el cuadrilátero
de antorchas que iluminan la noche interminable; sonrisas blanqueadas por el uso
de los profilácticos; cuerpos retocados por el fotoshop de los gimnasios y
curvas matizadas en los manglares del pareo. En el libro de la vida, Septiembre
abre un cuaderno donde se esbozan nostalgias, como dibujo de párvulos, sencillos
trazos redondos, bajo figuras horizontales; el sol poniéndose sobre el horizonte
es la vuelta al cole, tanta ilusión en los niños como desolación en los
bolsillos de sus padres. Los rayos del sol poniente desde la terraza, festonean
el cielo, pero esta puesta, aun siendo igual de hermosas, no corresponden a las
contempladas desde el mirador de la cala o aquel rincón escondido de la sierra,
sus fuegos languidecen en las brasas de un crepúsculo que en el lenguaje
ininteligible de los sueños escribe las letras del trabajo y la rutina. Hay
quien por lejos que se fue de casa, nunca estuvo tan cerca de sus costumbres
convertidas en ley; otros sin moverse del sitio, volaron tan alto que jamás
podrán poner los pies en el hábito de los vicios. Septiembre está aquí, para
conducirnos a todos por la ruta de nuestro particular retiro.
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con naturalidad