ACTO DE EXALTACION A LA VIRGEN DE LA LUZ EN LA SOLEMNIDAD DE SU INMACULADA CONCEPCION
Iglesia de San Esteban.
Iglesia de San Esteban.
El único
milagro de la vida, es dar a LUZ.
Podemos
asistir, dando fe de ello, cuando abrazamos al recién nacido,
depositado entre los pechos de una Madre.
Ese
instante preciso e inefable, cuando el llanto del neófito, rompe las
tinieblas de la oscuridad, abriendo los ojos a la LUZ de la vida, es
el más cierto de los milagros en el día a día.
La luz se
advierte cuando uno nace; se dá cuando una parturienta alumbra y te
indica el camino para salir de la oscuridad.
Pero también
hay una luz, exigua y crepitante, apenas de un codal de cera, que
ilumina el espacio de la creación.
Al amparo de
esa penumbra, suscribió el genio la novela más traducida y se
esbozaron los trazos de las cien obras maestras de la pintura.
El prodigio
de la luz, administra las sombras, las proyecta y alarga en un
universo inimaginable que estudia el arte de la iluminación.
Pintores y
poetas viven el sueño imposible de atrapar el momento –“cuando
la Luz queda suspendida en el aire”-.
La historia
misma es una búsqueda de aventuras por conquistar la Luz, en tiempos
plagados de oscurantismos; -
-así con la
intención de glorificar al Todopoderoso, se acrisoló la luz,
elevándola hasta el infinito de las alturas catedralicias:
“Fagamos
un Templo, que todo el que lo contemple nos tome por locos”.
Sevilla sabe
mucho de esto; es un templo de luz por si misma, donde la luz se
siente con tal libertad, que improvisa inéditos colores, matices
incognoscibles e inusuales tonos.
-Dicen que
la luz, en Sevilla va por dentro, pero es preciso encenderla cuando
el corazón late punzadas de tristeza. Luz necesaria para iluminar la
desazón de los más agobiados y resaltar las bellezas ocultas por
las tinieblas de la corrupción. ¡Gloria de Luz, que señala los
cielos de la Giralda y lluvia en el suelo espejado por el “aguanieve”
de la noche!
-Sevilla se
enciende para iluminar a los que se admiran de su delirante techo y
se prepara para vivir en sus calles, lo que siempre celebramos por
dentro, el sueño de la eterna primavera que sucede tras el
nacimiento de ese Niño, Luz de los que no conocen otro techo, que el
mismo cielo que nos cobija a todos.
La luz juega
con Sevilla y se deja acariciar sin que la puedas atrapar.
Sevilla sabe
mucho de luz; hace falta para vivir en la tierra donde María
Santísima escogió sus amores, sabiendo que tan sólo en el cielo la
aman mejor.
Doraba la Luz perfiles
“María dijo: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador: porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones”
Después de estas proféticas palabras, Sevilla propuso y Dios dispuso que, el mismo Santo Padre proclamara a todo el orbe de la cristiandad el Dogma de tu Purísima Inmaculada Concepción;
Pero Sevilla no descansó hasta ver materializada y erigida su devoción a la Inmaculada en un monumento..
¿La
Esperanza viene sola?
Todo discurso, tiene su anécdota. La que aquí narro, viene a colación del “gusanillo” que nunca es capaz de matar un viejo costalero.
EPILOGO: La
Luz Imperial
Porque Tu Luz sea mañana
Que tu Luz sea la justicia
Doraba la Luz perfiles
del bronce
de las campanas
y en el
atrio se afanaba
por
alcanzar los maitines.
Un coro de
serafines
Entre
guirnaldas la llevan
Y los
mancebos la elevan
Hasta el
portentoso claustro
Donde en
trono de alabastro
¡la Luz
-Reina en San Esteban-!
Estamos tan
necesitados de Luz, que recurro a la infancia para aplacar las
Angustias que todos padecemos en estos tiempos inciertos de profunda
crisis, económica, social y espiritual.
Vuelvo a
ser el niño que corría y jugaba feliz por la calle Enladrillada al
abrazo de San Román;
-Era tarde
de incienso y cera, cuando tu dulce advocación celebraba la
solemnidad de la Natividad.
Me veo
vestido de monaguillo, temeroso e inquieto a un mismo tiempo,
aferrado a la mano de la madre, asido a un canastillo.
¿Sería lo
primero que vieron mis ojos?..
-¡Tu carita
morena e inclinada!- ¿o estaba haciendo por primera vez, uso de la
razón?...
-la verdad
-como dijo el poeta- no lo sé, pero la “memoria siempre escoge el
camino más corto para herirme”.
Para
aplacar las Angustias que todos padecemos, llevas el nombre con
nuestros apellidos, a fin de llenarlos de Consuelo...
¡y así
es, Señora de la Luz primera;
-la de la
más tierna infancia;
-la que nos
mostró el camino hacia una devoción que creció como el cuerpo…
-de niño a adolescente- y maduró, acrecentada por el paso de los
años, para quedarse incrustada en la inmortalidad del alma!
¡Porque tu
eres Estrella en mi noche oscura,
yo te he
visto, ¡Angustias! Coronada, como la Luz que siempre alumbra en mi
mesilla!...
-y te
acompañé -peregrina de tu pueblo gitano- hace veinticinco años en
el rosario de la aurora que te llevaba hasta la catedral como la
vecina más ilustre del barrio, lo mismo en la velada vespertina de
tus bodas de plata, que volvió a brillar Tu LUZ, para mitigar
nuestras Angustias e irradiar consuelo de cruz en el nombre de
Nuestro Padre Jesús de la Salud, que nos ampara bajo tu manto.
Convertido
en realidad nuestros sueños, volvamos de nuevo a la cruda realidad:
Necesitamos
tanta Luz, que a veces la fe no es suficiente; la caridad se ve
desbordada por tantas necesidades y nos queda tan solo la Esperanza,
-que como reza la cita-, es lo último que se pierde.
En
Sevilla, no hay vida sin Esperanza, porque la Esperanza forma parte
de nuestra propia vida- -María es la Luz, que está siempre en
estado de Buena Esperanza;
-Ella ha
sido dichosamente anunciada por el Arcángel del Señor:
-¡Dios te
Salve, María de la Luz, llena de gracia. El Señor es contigo!...
-Ella ha
sido, reconocida y alabada por los santos, en la admirable Visitación
a su prima, Isabel:
¡Bendita
eres entre todas las mujeres y Bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús!
-La Luz
está en estado de Buena Esperanza; desde el valiente SI de la
Anunciación: “he aquí la esclava del Señor”…
-¡que pocas
palabras bastan para cumplir las escrituras!-
Sabemos que
fuiste parca en pronunciarlas, pero certera y precisa en cumplir la
voluntad de Dios: “Haced lo que El os diga”…
-Que tu
humildad no se anduvo con remilgos a la hora de manifestar tus
sentimientos y lo poco que salió de tu boca fue todo un Magnificat:
El Amor
tiene Madre,
“Ave
María”
la
doncella más Pura...
-casi una
niña-.
El Señor
es contigo
¡llena de
Gracia!
“no soy
digna que entre,
Dios en mi
casa”:
¡Bendita
eres y
Bendita
entre todas
nuestras
mujeres!
El fruto
concebido
que obra
en tu vientre
será la
Luz del mundo
que
alumbre siempre.
El Amor,
tiene Madre
-Ave
María-
Isabel, le
musita
¡dichoso
día!
Y se
postra a sus plantas
-prima del
alma-
mientras
Juan daba brincos
en sus
entrañas.
Esquilas
de Diciembre
Que ya
resuenan
Por el
Postigo Pura
Y Limpia
azucena…
¡y las
campanas
A jubileo
repican,
muy de
mañana,
¡celebrando
Tus Glorias,
Inmaculada!
“María dijo: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador: porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones”
Después de estas proféticas palabras, Sevilla propuso y Dios dispuso que, el mismo Santo Padre proclamara a todo el orbe de la cristiandad el Dogma de tu Purísima Inmaculada Concepción;
Se prodigan
las coplas de Miguel Cid por todas las manzanas de la ciudad,
enmarcando un Ave María de azulejos para perpetuar la memoria:
“Todo
el mundo en general
A voces,
Reina escogida
Diga que
sois concebida
Sin pecado
original”
Siglos antes
de aquel 8 de diciembre de 1854, en que el Papa Pio IX, publicara la
Bula “inefabilis Deus”, Sevilla había jurado con voto de
sangre, defender el dogma de Tu Inmaculada Concepción, por mediación
de los hermanos de la Madre y Maestra de sus cofradías, quienes
desde 1615, vienen protestando, derramar hasta la última gota de su
sangre por defender dicho misterio;
-sirviendo
como modelo de inspiración, las propias Inmaculadas, que para gloria
y asombro del mundo, salieron de los pinceles de Murillo y las
gubias maestras del “Dios de la madera”… -Cieguecita,
Colosales, muestras que terminaron por arraigar y difundir, una
devoción aclamada a voces.
Pero Sevilla no descansó hasta ver materializada y erigida su devoción a la Inmaculada en un monumento..
- fue en
1917, cuando aprovechando la remodelación del barrio de Santa Cruz,
el insigne arquitecto Juan Talavera, incluye en su proyecto levantar
el níveo obelisco -que confundiéndose con el azul del cielo de
Sevilla- sirve de pedestal a las Glorias de la Inmaculada Concepción,
soñada por Murillo.
-Coullat
Varela-, esculpió en la piedra blanca, el Triunfo de tu celestial
belleza y dejó en su base tallados, a los cuatro evangelistas que
sobresalieron en la defensa del dogma:
El teólogo
jesuita, Fray Juan de Pineda;
El poeta,
Miguel Cid
El Pintor,
Bartolomé Esteban Murillo
Y el
escultor, Martínez Montañés.
Desde
aquel 8 de Diciembre de 1918, los sevillanos y todo el mundo en
general, -a voces, reina escogida- celebran el Triunfo de una Plaza
ganada para tu Gloria.
Volvamos a
la Esperanza en este mes venturoso de hosannas y villancicos; con la
Luz en estado, la ciudad se ilumina en su belleza;
¡Da gusto
andar por el centro histórico!...
-La
chimenea casera del puestecillo de castañas, es una figura más del
nacimiento que todos interpretamos de la mano maestra de los
belenistas de la Roldana.
Ante el
reclamo del comercio y la publicidad centrada en las Fiestas, los
mejores deseos de Paz y felicidad se envuelven en oropel de consumo.
El fin
justifica los medios, cuando familias enteras tomamos la calle,
atrapados por el ambiente de la mejor red social.
La Luz ha
conseguido que los niños aparquen por unas horas sus inseparables
pantallas digitales y señalen con el índice hacia Belén
cuidadosamente montado a escala de detalles.
Ante las
preguntas incontestables que todos nos hacemos, la SOLIDARIDAD se
abre hueco como la más acertada respuesta.
No hace
falta ser cristiano, ni católico, ni creyente, para llenar las
cestas de los millones de hermanos que tienen necesidad de alimentos.
Pero hace
falta ser algo más que cristianos, católicos y creyentes, para no
quedarnos en la confesión y el credo de los golpes de pecho y
compartir algo más que oraciones y espíritu navideño, con aquellos
que “no solamente viven del pan que escasea, sino de ese otro pan
tan necesario para alimentar la dignidad del hombre, como es: El
trabajo; El hogar; La dependencia de nuestros mayores y La emigración
de los jóvenes mejor preparados de todos los tiempos”.
No es el
momento ni el lugar apropiado, para reivindicar soluciones a este
drama social que estamos viviendo, en las carnes de algún miembro de
nuestra familia, pero -si- es hora que la LUZ que ilumina y
transforma nuestras conciencias, disfrazada por el consumo navideño,
se prolongue más allá de la Epifanía y aprenda de una vez la
verdadera lección que nos imparte en San Lorenzo, el Señor de
Sevilla:
“Porque
tuve hambre y me diste de comer…enfermo y me visitaste…sin techo
y me diste cobijo…en paro y me dignificaste”.
Un año más
la Virgen Santísima nos alargará su mano...
-lo hace
siempre por estas fechas, desde San Antonio Abad hasta el viejo
arrabal, pasando por la puerta de Carmona y saliendo por el Postigo
hacia la muralla.
Su Luz en
estado de Buena Esperanza, se extenderá por toda Sevilla, para que
en ninguna casa falte el dulce fruto navideño de la caridad, ni
haya un niño sin la ilusión de un juguete... “Porque en la tierra
de María Santísima, la Esperanza nunca viene sola y su Amor con
Amor se paga”...
¡que
va!...por muchos caminos!
Viene de
caños Carmona
A lomos de
un borriquillo
Junto al
Santo Patriarca
Tan bueno
y bien escogido
Que por no
ofender…no hablaba
¡Casto
-San José- bendito!
¿La
Esperanza viene sola?
¡viene
preñada del Niño!
Dichosa de
ser la Esclava
Del Señor-
que dando brincos-
En el
Sagrario del vientre
La llena
de refocilio.
¿La
Esperanza viene sola?
¡que
va!...si el Abad Benito
Al verla
por la calzada
Fue
corriendo a recibirlos
Y le
regaló el pañuelo
De la
Encarnación, más lindo
Donde su
llanto enjugara
En el
momento preciso.
Nunca
viene la Esperanza
Por estas
fechas del frío
-Sola- a
la tierra que lleva
Su nombre
tan bien escrito…
¿No sabes
que Ella es la Gracia
Que San
Roque, dio cobijo
Bajo un
palio de Giralda
Y flores
de cera en rizo?
Nunca
llega la Esperanza
Sin portal
ni villancicos
Sin
rondallas de alabanza
Ni Pastora
en capuchinos
Ni oriente
por donde quepa
El
resplandor de su Auxilio
Que la
trinidad se ensancha
¡gloria
de Dios, uno y trino
Para
abrirle a la Esperanza
Las
puertas del paraíso!
Después
cruzará río y puente:
¡habrá
un belén más divino
Que el que
sirve a la Esperanza
Entre
orilla y caserío
Cuando se
adentra en Triana
Por el
portal más castizo
Que le
abren los marineros
Para que
alumbre al bendito!
La
Esperanza nunca viene
Sola por
estos caminos
Máxima es
la Expectación
Que
despierta este delirio
Antífona
del Amor
Que nos
devora en su círculo.
Que aunque
triste la entrevieras
Bajo el
arco florecido
En navidad
de centuria
Que dicta
Sentencia a Cristo
Verás que
nunca está sola
Que bajó
del cielo mismo
Para
acercarnos su Mano
De la
forma que Ella quiso
Con un
nombre, ¡MACARENA!
Para
quedarse en su sitio.
Buscando
en los rincones del recuerdo, la LUZ señala hacia este Templo: -casa
de Dios; -sede canónica de la Real e Ilustre Hermandad que me ha
hecho el honor de este inmerecido encargo y residencia de la cofradía
de penitencia de mis amores.
Pese a la
responsabilidad contraída, confieso que me siento como en casa y con
el respeto debido, -a la mayor dignidad-...-acompañado por la
presencia de quien considero –desde lo más profundo de mi ser,
-como un verdadero padre-:
-nuestro
querido y admirado: Don José Robles-, toda una vida al servicio
espiritual y humano de esta sede de San Esteban:
“¡que
Dios se lo pague –Don José- y Nuestra Señora de la Luz lo alumbre
muchos años para gozar de la generosidad de su brillante
magisterio!”.
En
la nave del Evangelio, la Virgen de porcelana y sonrojadas
mejillas, me saludó con el rayo fulminante de su Luz, desde el
primer momento.
Era noche
fría de ensayo costalero…
-cuando
aquellos ensayos de Enero, veían las claras del día, porque no
había reloj para marcar la ilusión de los primeros hermanos.
Antes de
fajarme, la belleza recogida de la Virgen de la Luz, llamaba mi
atención desde la penumbra de su altar.
Sonriente,
amable y admirable, disfrutando de las travesuras del Niño que
jugaba con las cuentas de su rosario.
Así fui
bebiendo del vaso insigne de su devoción, mientras igualaba en la
cuadrilla de mis amantísimos titulares.
Gloria y
penitencia, penitencia y gloria que en Sevilla se funden, llegando a
la belleza por el Dolor y pasando del Dolor a la Luz de la
Resurrección.
Tan a
gusto me siento aquí, que me resulta imposible, volver la mirada
hacia la nave de la epístola, sin que escape de mi boca el piropo
hecho plegaria a la Madre de los Desamparados…¡nunca ese Bendito
nombre se hizo tan necesario en estos difíciles momentos!:
“¡No nos
dejes Desamparados! -Madre amantísima, RUEGA POR NOSOTROS-…”
Como el
sol de un Martes Santo
En la
transparente maya
Que va
tejiendo en tu saya
Traviesas
hojas de acanto…
La luz se
filtra en tu manto
Y a tu
cintura se entalla
¡No
quiere, Reina que vaya
En
penumbra tu quebranto!…
Celeste y
crema encendida
Viene en
tu palio bordada
La
primavera mecida
Y -al son
de las bambalinas-
¡que
gloria, Desamparados,
Tu
hermosura peregrina!
Desde este sitial de
privilegio, -no lo veo-, pero lo adivino e intuyo, porque como Padre,
Hermano y Amigo, -El- forma parte de mi vida.
“El
mundo es ancho y confuso…la vida es una Semana”, decía el
pregonero; pero ¿Qué será de nosotros el resto de los días? Se
preguntan muchas personas, uncidas por el yugo del trabajo y la
desilusión.
La
debilidad humana necesita de su Luz, para recobrar la Salud y el Buen
viaje por este valle de lágrimas;
No todo el
mundo es beato ni santo, ni puede proyectar la sombra de la LUZ, ni
alcanzar el nivel de caridad, de Santa Angela de la Cruz y las
Madres, Teresa de Calcuta y Purísima.
Pero aunque
no baste… la intención es buena... y aunque no se vea, -El- ¡está
ahí, asomado a la ventana;
-oyendo
nuestras súplicas,
-velando
por nosotros,
-derramando
humanidad con la exclusiva de sus transparentes lágrimas!
El hombre va muy de prisa
Con su
lucha cotidiana
Sin saber
bien donde pisa
Por lo
incierto del mañana.
Cruza y
mira, sin apenas
Acertar a
poder ver,
Más allá
de las cadenas
Que
arrastra su padecer.
No sabe,
que aun en la ausencia
De Luz -en
su oscuridad-
Hay una
llama encendida
Que vela
su caminar…
¡Haz un
alto en el camino
Y a su
reja aferraté!
-Verás
como alguien te espera-
Te da
fuerzas -y después…
¡Aunque
la ruta sea incierta!
¡A pesar
de tu desgana!
“Cuando
se cierren las puertas
El, te
abrirá una Ventana”
Todo discurso, tiene su anécdota. La que aquí narro, viene a colación del “gusanillo” que nunca es capaz de matar un viejo costalero.
Con motivo
del segundo embarazo de mi nuera, le pedí a la Virgen de la Luz
–Excelsa Abogada de las mujeres que se encuentran en estado de
buena esperanza- que le concediera una “horita corta”, después
de la complicada cesárea a la que se vio sometida en su primer
parto.
Al tiempo,
le prometí a la Señora, que volvería a salir de costalero bajo su
manto, seguro de la amistad que me une a mi buen amigo Manolo
Hernáez, capataz auxiliar de su paso, e inconsciente –al mismo
tiempo- del compromiso en el que ponía al hermano y amigo.
Sin
pensármelo dos veces, cogí el teléfono y le comuniqué mi
intención… Naturalmente Manolo, accedió a mi ruego, como haría
cualquier buen amigo –incondicionalmente-.
Quedamos
para la igualá del paso…
No saben
vdes., ¡con que ilusión preparé los “trastos”! facilitados por
mi cuñado, que actuó como padrino en mi reaparición en el costal,
después de más treinta años…
Hasta que
no llegué a este templo de San Esteban, la noche de la “igualá”,
no fui consciente de lo descabellado de mi idea, ni de la magnitud
del compromiso en el que había puesto a mi amigo Manolo.
¡Más de
trescientos aspirantes, abarrotaban la Iglesia a la espera de un
hueco en las trabajaderas de la Virgen!
El bueno de
Don José Robles, daba la bienvenida a todos los asistentes, mientras
que el Hermano Mayor, -abrumado por la masiva presencia de
costaleros-, agradecía y al mismo tiempo trataba de disculpar las
molestias causadas , ante la imposibilidad de encontrarles un hueco
en la cuadrilla a todos.
Al verme,
entre la multitud, Manolo Hernáez, acudió solícito a saludarme y
con el buen talante que le caracteriza, me emplazó para el día de
la Salida procesional de la Virgen.
Llegado el
anhelado día, en la Plaza de Zurbarán, se procedió a la “igualá”
definitiva; allí estaba yo con mi ropa, --agazapado-, entre las
caras de circunstancias de los costaleros, que se preguntaban: ¿Qué
pintará aquí este?…finalmente, el bueno de Manolo y sus
contraguías, salieron al “quite” y con buen criterio y mejor
profesionalidad, me buscaron un hueco en la corriente de la cuarta
trabajadera a “ojo de buen cubero”, consolándome:
“Mira
Antonio, vas a dar una de las “chicotás” más emotivas… cuando
volvamos la Virgen a las madres clarisas –una vez pare el paso- te
metes en la cuarta; la levantá va a pulso… y la “revirá” para
enmarcarla”.
Efectivamente
así fue; una “chicotá” inolvidable en todos los sentidos.
Después de
más de treinta años, me sumergí en ese limbo oscuro, apretado y
vaporoso de las trabajaderas.
Sonó el
llamador, ¡tres golpes secos a la voz de “a pulso”!
La banda
marcó una marcha que parecía escogida por mi: -¡Rocío!.-No se
exactamente lo que dura, -sobre unos diez minutos- que hicieron parar
el tiempo.
Todo
transcurría a mi alrededor como una exhalación; apenas sentía la
dulce carga, pero me daba cuenta del peso que suponía aquel
instante; mis pies se movían solos, acompasados por un ritmo
aprendido en el fondo del alma; en un abrir y cerrar de ojos, había
sido capaz de orar por mis intenciones, gozar, sentir y vivir
-incluso las notas de la flauta y el tambor que producen el éxtasis
del silencio y la expectación, arrancando al final la ovación del
público-.
En un
abrir y cerrar de ojos, fui literalmente extraído de aquel estado de
gracia y cuando pude reaccionar, me fundí en un abrazo fraternal de
agradecimiento con mi amigo Manolo.
No me
preguntéis, si “mate el gusanillo”… preguntadme mejor por la
satisfacción y el orgullo que sentí, al ver cómo meses más tarde,
mi nuera daba a Luz, sin ningún tipo de complicaciones, al tesoro
más grande que me ha regalado la vida: -¡mi nieto Daniel!-
Precisamente
hablando de la familia, me centro en el eje fundamental de esta
Hermandad letífica, para exaltar la importancia que tiene el
sacramento del matrimonio, tanto en la ilustre corporación
anfitriona de este acto, como en estos momentos de crisis social y
económica.
La
familia como tal –con nombres y apellidos- ha sido y será el
germen de la Hermandad de la Virgen de la Luz; una familia limitada a
la collación de San Esteban; unida de generación en generación;
que va creciendo lentamente, midiendo cada paso, con el sello
heredado de hacer las cosas bien.
En estos
momentos –como os decía- la familia constituye el colchón donde
descansan todos los que hemos resultado víctimas de la crisis;
Padres y
madres; abuelos coraje y hermanos todos, nos apretamos en los
hogares y estiramos nuestros sueldos y pensiones, para poder seguir
hacia delante.
Esta es la
verdadera luz de la solidaridad humana, que da sentido a la
hermandad convertida en familia y a la familia hecha una auténtica
hermandad.
“No es
bueno que el hombre esté solo porque en los momentos difíciles de
la vida, peligra la fe y sin la fe, se pierde el sentido y el rumbo”.
“Ilumina
nuestro camino, ¡Virgen Santísima de la Luz ¡ y bendice a nuestras
familias…para que permanezcan unidas: en la salud y en la
enfermedad, en la abundancia y en la escasés; para lo bueno y para
lo malo… concede a los que no tienen el privilegio de contar con
una mujer, madre, padre o hijo, que encuentren en la hermandad
siempre a un hermano, dispuesto a prestarle su ayuda”.
“Creo que
nadie está solo porque quiere y es posible que haya muchos hermanos
que lo están, por haber querido demasiado”. Dicen que la luz es
la ausencia de oscuridad, pero también es preciso reparar en la
oscuridad, para ver las estrellas, tanto las rutilantes del cielo;
como las estrelladas en el suelo: sin familia, sin casa y sin otro
medio que el cartón y la manta raída. Su condena, nos hace
culpables a todos los que confesamos la fe cristiana, pasar de largo
es desoír la “palabra de Dios” y optar por la comodidad de que
todo se arregla rezando.
Cae la tarde
dorada y melancólica del segundo sábado de Septiembre; el cielo
comienza a teñirse con los azules sabios de Sevilla; Celeste de San
Esteban…azul baratillo y real de la Carretería.
Cuando
tu sales, ¡Señora!, el resplandor de la ráfaga, convierte la
piedra mudéjar en dosel recamado, para que se recorte el perfil de
tu admirable silueta.
Tras el
himno, las salvas de incienso garabatean un Ave María que se difunde
por el cielo cobalto y se extiende por los confines de la puerta de
Carmona.
La Sevilla
eterna, musa del clasicismo, se rinde a tus Plantas y eleva
plegarias de admiración a través de la airosa canastilla de
filigranas que ideara el maestro Castillo Lastrucci.
“La Luz
no tiene otra salida que tu rostro de alabastro” y se enreda en la
Gloria exultante que componen los ángeles mancebos... y los tiernos
querubines alargan sus brazos para contribuir a la apoteosis de tus
resplandores.
Tanta
majestad y delicadeza merecen un recorrido idílico, que se adentra
por el plateresco de la Casa de Pilatos hacia la calle Aguilas, ante
la mirada embelesada de Zurbarán.
La Luz
corta, alargando tu sombra por Imperial y Caballerizas, para salir a
verte retratada entre las torres gemelas de San Ildefonso.
No se puede
iluminar, ni andar mejor, por la estrechez conventual de San Leandro,
los dormidos naranjos, despiertan el letargo de su flor de azahar
para mezclarla con los nardos que exornan tus andas reflejada en las
aguas de la “pila del pato”.
Ahora sí,
Tu Luz inunda la estrechez Imperial en uno de los momentos cumbres
de tu insuperable itinerario.
Cuando
inicias la revirá a Calera, las malvas buganvillas que trepan por
las tapias del palacio, no quieren perderse, semejante hermosura ni
lirismo.
Atrapados
en este limbo de ensueño, la procesión irá alcanzando el muro de
los Navarros, para volver a la Puerta de Carmona, cuando la noche te
corona con su luna de miel de membrillo: ¡como Reina y patrona que
eres del barrio de San Esteban!
¡Es preciso
vivir esta Luz para contarla! y sentirla, para poderla expresar,
aunque nada será lo mismo que contemplarla en Tu presencia, ya que
esta incesante Luz, te deslumbra hasta el punto de dejarte sin
palabras.
Soñando un
año más el milagro de la LUZ difundida por el barrio de San
Esteban, compuse esta Exaltación, -que curiosamente firmó su último
verso-, la mañana misma de Tu Gloriosa procesión por las calles…
¡hermosa coincidencia que viene a confirmar, que las cosas no
suceden por casualidad en la vida!
Porque Tu Luz sea mañana
Con un
nuevo amanecer.
Porque el
sol vuelva a nacer
Tras las
oscura madrugada.
Porque Tu
Luz vuelva a ser
La
esperanza del que llora
y el
dorado de Tu aurora
campo
sembrado de mies.
Porque el
hombre en sensatez
Perdone y
olvide el daño
Y suba
siempre el peldaño
Que lleva
a la perfección…
¡Que su
fiebre de ambición
Remita en
la caridad
Y entienda
que el verbo amar
Es el más
preciado don!.
¡Haz el
bien sin otras miras
Ni te
preguntes porqué
Da tu mano
de comer
Y te
escupen en la herida…!
Que la Luz
agradecida
Brille a
cambio de la nada
Sea como
aquella mirada
Que corre
en busca del hijo
-Pródigo-
en dejar su alijo
A cambio
de la almoneda…
Y cobre
con la moneda
De volver
bien recibido.
Porque
Tu Luz sea el alivio,
El apoyo y
el consuelo
De quien
rozando en el suelo
Alarga su
vergonzante
-Pobreza-
sin rebajarse
A pedir el
pan ajeno.
Que la
humildad sea el sereno
Que cubra
de dignidad
Al que
solicita empleo
Y un techo
do cobijar
Las
penurias del dinero
Que lo
intenta desahuciar.
Que tu Luz sea la justicia
¡Trono de
sabiduría!
¡Causa de
nuestra alegría!
Que
alumbre nuestro destino
Allanando
los caminos
De esta
mundana utopía…
¡¡Cúranos
de la miopía
De
explotación por el hombre
Y que la
LUZ de tu nombre
Brille en
toda Andalucía!!
AMEN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
con naturalidad