El
Consejo lo sabe; hay un proyecto viable, escondido en los cajones del
interés a precio más alto, como es la seguridad de las personas.
Con una “prima de riesgo” altísima, que puede ocasionar
cualquier año la ruina de quienes hacen prevalecer los derechos
adquiridos por los privilegios de los abonados de Campana y siendo
“hombres de iglesia”, negocian y trafican con la “gallina de
los huevos de oro” que es la carrera oficial. La solución pasa por
trasladar Campana a la Plaza de la Magdalena; dejando expedito -hacia
el norte, tres de las grandes explanadas, para disfrute del pueblo
soberano que sufre tan aplastante acotación: Desde la Encarnación,
hasta el Duque, pasando por la sacrada Campana, descongestionando la
ratonera de Sierpes, Tetuán, Velazquez y todas las bocacalles por
donde la bulla, se descomprimiría, con mayor fluidez y desahogo.
Las
cofradías, siguiendo sus horarios e itinerarios oficiales,
accederían a la Magdalena por tres frentes: c/Murillo; O´donell y
San Pablo. Desfilarían por la acera norte de la Plaza, es decir,
edificio anexo al Corte Inglés (Muebles-bazar,etc.) y llegarían
hasta el palquillo situado en la esquina de Rioja con Méndez Múnez.
En la misma entrada de Rioja, se situaría la Tribuna con sobrado
espacio y capacidad bastante. En la acera sur de la plaza, esquina
con San Pablo, se podría habilitar otra tribuna con sobrado espacio
y capacidad bastante. Imagínense el resto de filas de sillas que
caben entre la calle Murillo y O´donell y la mitad de plaza por
donde transcurrirían las cofradías que entran por las referidas
calles.
Una vez recibidas por el Consejo, las Cofradías
enfilarían la calle Méndez Núñez (CO). Sigan imaginando el número
y cantidad de sillas valladas que pueden copar la referida arteria,
hasta alcanzar la Plaza Nueva, dirección izquierda, según el
sentido del desfile procesional. Cuenten ahora el aforo que admitiría
el flanco izquierdo de la espaciosa Plaza, en el que cabrían hasta
sobrado número de palcos y gradas...¿se imaginan?.
En dicho sentido, desfilarían las Cofradías
entrando por la calle Granada hasta los Palcos del Ayuntamiento y a
partir de ahí, el resto de carrera oficial, la dejaría como está:
Avenida, Catedral por San Miguel y Plaza. En cuanto al itinerario de
vuelta y demás rutas alternativas, lo dejo a mejor criterio de las
cabezas pensantes y observatorios pseudo-cofradieros, expertos en
confiteras tertulias de televisiones locales. No sin antes expresar a
los miembros del Consejo de Cofradías, la vergüenza, el horror, la
estupefacción, la rabia y la indignación que siento, frente al
mercado que tienen montado a costa de la explotación de palcos y
sillas en carrera oficial; el uso abusivo de ese privilegio
adquirido, desde tiempo inmemorial por las distintas familias y
apellidos que pasan sus abonos de generación en generación, lo cual
es una atrocidad indecente, que viola todos los derechos de igualdad
de oportunidades y alienta la primacía del dinero y los posibles,
fomentando un mercado negro, que convierte en espectáculo el fin
apostólico y evangelizador de nuestras cofradías y a los
responsables del Consejo, en cómplices y encubridores de dicho
negocio. Denunciar en otro orden de cosas y por enésima vez
públicamente, el uso de MAMPARAS, que cierran el espacio acotado por
las sillas a lo largo de toda la carrera oficial, especialmente en la
Plaza Virgen de los Reyes y desembocadura de Placentines, lo cual
constituye una indecente y al mismo tiempo clasista forma, de tapar o impedir la
visión, en plena vía pública, a las personas que no tienen otra
posibilidad de presenciar los desfiles procesionales. Vergüenza
supina y ajena, que debería embargar los corazones, de quienes se
consideran cofrades y sobre todo, cristianos-hombres de iglesia.
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