Don Juan Tenorio está compuesto de dos partes, la primera (una noche del carnaval de 1541) consta de cuatro actos y la segunda (una noche de 1546), de tres. La primera parte es una mezcla de comedia de capa y espada y de drama romántico. El primer y segundo actos se centran en el libertino, el burlador (la rendición de cuentas de la antigua apuesta y el cerco a Doña Ana). Los subtítulos que da Zorrilla a sus actos son significativos: "Libertinaje y Escándalo" y "Destreza".
El tercero y el cuarto ("Profanación" y "El Diablo a las puertas del cielo") más que del seductor -lo cual añade connotaciones del libertino-, giran alrededor del seductor seducido, del descubrimiento del amor y la frustración de no poder alcanzarlo.
La segunda parte entra de lleno en el género de la "comedia de magia", del drama religioso romántico. Argumentalmente sustentada sobre el tema del "convidado", sus tres actos ("La sombra de doña Inés", "La estatua de don Gonzalo" y "Misericordia de Dios y apoteosis del Amor") tratan sobre la muerte y salvación del protagonista, ya no un libertino ni un amante sino un rebelde contra la divinidad de la que se cree despreciado.
Uno de los elementos más constantes sobre los que se fundamenta el tiempo dramático de la acción es la reiteración de la noción de apuesta y plazo: Hasta la escena XII del primer acto se vive el suspenso del plazo de una apuesta hecha un año antes. En esa misma escena, se realiza una nueva apuesta para la que se da un plazo de seis días, pero que todo el mundo entiende que es de cumplimiento inmediato. La segunda parte, se inicia con el plazo general de una noche para que concluya la apuesta de doña Inés con Dios, que además se entrecruza con los pequeños plazos que suponen las dos invitaciones a cenar.
Los personajes representan sectores acomodados nobleza, clero, órdenes de caballería con sus costumbres y lenguaje propio de Sevilla.
El personaje de Don Juan
Don Juan es un personaje literario, de raíces bíblicas, un personaje que es parte de un mito popular hispánico que representa algo de la cultura medieval. Es un hombre aficionado a las mujeres, sin distinción.
"Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé
Yo a los palacios subí,
Yo los claustros escalé
Y en todas partes dejé
Memoria amarga de mí."
Está representado por un noble sevillano mujeriego. Su criado es un villano, vive en la ciudad. El personaje femenino lo constituye Doña Inés, a quien con engaños, conquista. Don Juan es cínico, burlón, carece de escrúpulos para con las mujeres. Junto a él, hay un elemento cómplice, que se traduce en un deseo de inautenticidad, haciendo de él un hombre irreflexivo. Junto a estos, está el padre burlado, y los hombres asesinados por él en escaramuzas, es decir, Don Gonzalo y Luis Ulloa este último es el padre de Doña Inés que vuelve después de ser asesinado tras la invitación que el propio Don Juan le hiciere a cenar después de muerto, a modo de burla y desafío. En Don Juan encontramos un miedo a la muerte; el tiempo no pasa por él, aspira inconscientemente a la inmortalidad. Con esto también encontramos la idea de la intemporalidad.
En "Don Juan Tenorio" se salva don Juan, quien se redime por el amor (idea romanticista), a diferencia del don Juan de Tirso de Molina, quien muere condenado por sus pecados.
El tercero y el cuarto ("Profanación" y "El Diablo a las puertas del cielo") más que del seductor -lo cual añade connotaciones del libertino-, giran alrededor del seductor seducido, del descubrimiento del amor y la frustración de no poder alcanzarlo.
La segunda parte entra de lleno en el género de la "comedia de magia", del drama religioso romántico. Argumentalmente sustentada sobre el tema del "convidado", sus tres actos ("La sombra de doña Inés", "La estatua de don Gonzalo" y "Misericordia de Dios y apoteosis del Amor") tratan sobre la muerte y salvación del protagonista, ya no un libertino ni un amante sino un rebelde contra la divinidad de la que se cree despreciado.
Uno de los elementos más constantes sobre los que se fundamenta el tiempo dramático de la acción es la reiteración de la noción de apuesta y plazo: Hasta la escena XII del primer acto se vive el suspenso del plazo de una apuesta hecha un año antes. En esa misma escena, se realiza una nueva apuesta para la que se da un plazo de seis días, pero que todo el mundo entiende que es de cumplimiento inmediato. La segunda parte, se inicia con el plazo general de una noche para que concluya la apuesta de doña Inés con Dios, que además se entrecruza con los pequeños plazos que suponen las dos invitaciones a cenar.
Los personajes representan sectores acomodados nobleza, clero, órdenes de caballería con sus costumbres y lenguaje propio de Sevilla.
El personaje de Don Juan
Don Juan es un personaje literario, de raíces bíblicas, un personaje que es parte de un mito popular hispánico que representa algo de la cultura medieval. Es un hombre aficionado a las mujeres, sin distinción.
"Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé
Yo a los palacios subí,
Yo los claustros escalé
Y en todas partes dejé
Memoria amarga de mí."
Está representado por un noble sevillano mujeriego. Su criado es un villano, vive en la ciudad. El personaje femenino lo constituye Doña Inés, a quien con engaños, conquista. Don Juan es cínico, burlón, carece de escrúpulos para con las mujeres. Junto a él, hay un elemento cómplice, que se traduce en un deseo de inautenticidad, haciendo de él un hombre irreflexivo. Junto a estos, está el padre burlado, y los hombres asesinados por él en escaramuzas, es decir, Don Gonzalo y Luis Ulloa este último es el padre de Doña Inés que vuelve después de ser asesinado tras la invitación que el propio Don Juan le hiciere a cenar después de muerto, a modo de burla y desafío. En Don Juan encontramos un miedo a la muerte; el tiempo no pasa por él, aspira inconscientemente a la inmortalidad. Con esto también encontramos la idea de la intemporalidad.
En "Don Juan Tenorio" se salva don Juan, quien se redime por el amor (idea romanticista), a diferencia del don Juan de Tirso de Molina, quien muere condenado por sus pecados.
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