Y eres Rebelde, cuando tienes las suficientes agallas para ponernos en evidencia si fumamos delante tuya, demostrando con tu insolente descaro que no tenemos argumentos para violar ese delito contra la salud por muy padres dignos de respeto que seamos. Eres Rebelde cuando demuestras que levantarte a las seis y media de la mañana para llevarte 90 minutos mesándote el pelo y maquillándote sin pereza para asistir al instituto como quien acude a un casting, merece el sacrificio de alegrarnos la mañana con tu radiante belleza. Eres Rebelde cuando avasallas con la seguridad de saber mandar, con tu temerario egocentrismo que coacciona nuestras defensas y nos hace sentir mal cuando no cumplimos tus designios. Eres Rebelde, cuando tu implacable sonrisa, el sabroso manjar de tus besos y el irresistible descaro con que consigues desarmarnos al momento con tu mágico pavo de adolescencia, nos hace estar orgullosos de la educación que buenamente te dimos por la confianza con que sabes agradecérnosla y nos demuestras a diario. Rebelde eres, cuando combates tu falta de moral y de entusiasmo, cuando te vienes abajo y pisas el suelo del pesimismo, cuando lloras de rabia si te puede la profesora de Lengua, o te apaga la chispa de tu vida la impenitente Biología, cuando tiras la mochila y te pones los cascos para envolver con tu música favorita los arrecios del mal rollo y resurges jurándole a las cuatro paredes de tu santuario, que a ti no hay quien te estrelle porque sabes brillar con luz propia. Por que soy tu padre, adoro esa Rebeldía de no estar de acuerdo contigo, nada más que en lo mucho que nos queremos y en lo mucho que discutimos, sobre todo, cuando en la maraña de tu desorden generacional, me tiras la toalla a la cara de un curso que decías no poder con él. Valiente Rebelde encantadora, sabiendo que yo sabía la estima y el reconocimiento general que te tienen tus profesores y tutora, porque lo has demostrado con creces en los momentos críticos, cuando te hacías eco del sentir de tus compañeros –o mejor dicho- cuando eras capaz de revelarte ante cualquier injusticia, dejando en evidencia a los colegas que creen que destacar es competir en la lucha de quien hace más necedades , fuma bebe o presume de móvil última generación- y no la verdadera rebeldía de enfrentarse a los profesores, hablándoles de tú a tú con argumentos irrefutables. Si eso es ser Rebelde, yo me descubro –hija de mi corazón- ante tan encomiable personalidad y humildemente me siento orgulloso de haber contribuido a ser avalista y cómplice de uno de tus grandes sueños, acompañarte al concierto de R.B.D en Jerez de la Frontera, donde una vez más, sentí la fuerza de esa Rebeldía que desafiando el insufrible fragor de las cuatro de la tarde, hacía colas a las puertas del Estadio, pertrechadas de sombrillas y neveras para ver a sus ídolos soportando una bulla “semanasantera”que desbordaba toda medida posible de seguridad y salud. No saben vuestros idolatrados iconos, productos del marketin y la veleidad de las discográficas, que la bandera del SOY REBELDE que han enarbolado, supera todos los pronósticos, mucho más allá de los estrictamente comerciales, es un grito, una pasión, una fuerza que se eleva más allá de la histeria colectiva, es letra de una inolvidable canción que siempre sonará en los pocos momentos de felicidad que se goza en la vida como un precioso himno de identidad: Y SOIS REBELDES.
A tí, Reyes
Lo que uno no haga con esa edad...
ResponderEliminarSiempre le reprochaba a mi padre esto o aquello, sin comprenderlo, y ahora, que tengo un hijo de "pavo" absoluto, miro hacia atrás y veo a mi padre y curiosamente, le doy toda la razón.
Yo también soy Reyes, pero no tengo tanto carácter como la tuya.
Seguro que llegará lejos, entre otras cosas tiene una sonrisa que lo puede todo, como bien dice su padre.
Enhorabuena a ambos, por teneros.
Un abrazo "rebelde".
Enhorabuena a tí, pero sobre todo a ella por tener alguién que le diga lo que acabas de escribirle.
ResponderEliminarEmocionante querido amigo.
Un fuerte abrazo.