SEÑOR, alguien aguarda en la otra cola de San Lorenzo, donde empieza y acaba todo, el instante de poder ver la luz de tu rostro. Aferrado al único latido de su corazón, aun joven y pendiente del hilo de vida que lo une con sus seres queridos. En esa intersección donde la luz y el agua se funden con las lágrimas inconsolables que se derraman cuando no hay solución posible más que la fe asida al clavo ardiendo de tu Nombre. Tu que portas la cruz amorosa de todas nuestras miserias, desafiando el bordado suntuoso de esa insolente túnica de cardos que pasará desapercibida ante la imponente humildad de tu Gran Poder y gloria, concédele el descanso eterno en la Paz del racheo prodigioso de tu zancada cruzando la noche más hermosa de Sevilla. Que toda la descarga de miradas y oraciones, alumbren el tránsito hacia la morada de tu Paso, alcanzando la alegría de tu Divino Consuelo, para encontrarse contigo después de su humana agonía.
A nuestro querido amigo, JOSE RAUL
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