Se confunden en sus oidos los aplausos y los solos de la blanca infantería marinera; los oles del público, las arengas y consignas de la gente de abajo. El trueno de la unánime ovación con que despide la Campana al paso cuando emboca Sierpes y los zancos se posan en el suelo, después de una nueva chicotá de ensueño. Jesús despierta de su letargo emocional, levanta los faldones, respira el aire fresco de la anchura de los Palcos, pero continua absorto pegado a la pata que ya lo considera su ahijado. .Se luce por la Avenida, corona junto a sus padrinos, la cumbre de la Estación de Penitencia bajo el silencio gótico de la Catedral. Padece las puñaladas en los pulmones que le asesta el frío de la Plaza de la Virgen. Comienza a amanecer, Jesús no había visto nunca en la calle, un crepúsculo igual que el de las luces de la aurora en el Triunfo. Olor a calentitos de plata en el postigo color de la mañana para abrir el estómago. ¡Jesús, esto no ha hecho más que empezar, le gritan los costaleros!...”esta chicotá va por ti –mi arma”. Todos lo celebran por unanimidad. Esplendor en el baratillo. En la calle Pastor y Landero, el niño vá cogido de la mano del patero, marcando el compás con sus menudos pies. El sol lo recibe en el puente y brilla el lucero como Estrella de la mañana en San Jacinto. El niño aguanta la muchedumbre en Santa Ana, protegido por todos, ya forma parte de la cuadrilla, todos tomaron debida nota de él, desde el hombre de la caña hasta el de la escalera, pasando por contraguías, diputados y auxiliares, tanto fue así, que cuando el paso enfiló de nuevo la calle Ancha-Pureza, Paco Ceballo, reclamó su presencia, lo llevó de su mano hasta el frontal, tocó el llamador con enjundia y se hizo el silencio: “Niñooo, esta levantá vá por el niño Jesús…que ha salio con nosotro y vá entrá con nuestro Cristo, aquí a mi vera…lo quiero vé volá…¡oido, que él toca el martillo..tos poriguá, valiente…al cielo Triana…a esta é!. En plena efervescencia de emociones, entre abrazos y besos plagados de lágrimas en los ojos, cuando todo acabó y el paso reposaba en el lugar que ocupa dentro de la Capilla, alguien confundido aún por los parabienes, gritó su nombre: ¡Jesús!...¿donde está el niño?...¿alguien ha visto a jesús?...la cuadrilla entera salió a su encuentro…pero ni rastro de Jesús.
Recuerdo, que una representación de la cuadrilla del Stmo. Cristo de las Tres Caidas, acudió al programa El Llamador, para dar cuenta de esta historia y aprovechar los micrófonos para recabar información a cerca de su paradero. Quizás la historia no fuera así, como la he recreado, al pié de la letra, pero yo creí en ella, como creo en ese Niño Jesús…que –porqué no- bajó a Sevilla en la noche más hermosa, para acompañar a los costaleros de Triana.
Fantástica la historia. Mi más cordial enhorabuena, se la he contado a Maria Dolores de la Santísima Trinidad y me ha aportado más datos sobre la historia, que es real y verdadera.
ResponderEliminarAl parecer en una de las levantás en San Pablo un chorreón de cera roja saltó sobre el guardabrisa de uno de los candelabros traseros y fué a caer sobre la cabeza de pelo rizado del pequeño Jesús, la abundancia de pelo evitó la casi segura quemadura (otro milagro más de la Madrugá)
Al año siguiente en la Cuaresma, el prioste de la Hermandad buscó en la priostía al Niño de Dios montañesino que vestido de nazarenito se colocaba en la mesa presidencial en Santa Ana para el quinario del Cristo.
Aun no se explica quien habría llenado la cabeza de talla de cera roja...
Un abrazo
Pues podíamos seguir recreando y enriqueciendo esta hermosa historia entre todos los que tuvieron la fortuna de ser testigos. Un servidor, cree a pies untillas, que esto fué un autético milagro. Se lo debía el cielo a la noche más hermosa, aunque no sean estos los mejores tiempos pàra la fe. Muchas gracias y preséntele mis respetos y admiración a María Dolores de la Santisima Trinidad.
ResponderEliminarDe pelos de punta...
ResponderEliminarUn abrazo, hermano
Buenisima historia, fantástica, me ha encantado.
ResponderEliminarAmigo mío, he leído las dos partes y me he quedado helado. Petrificado. Pero emocionado.
ResponderEliminarUn texto bellísimo. Mi más sincera felictación.
Un fuerte abrazo.
P.D. He estado algo ausente estos días por mi segundo examen, pero ya he leído lo que me perdí.
Impresionante ......
ResponderEliminarSólo darte las gracias .....
La Canina seguirá cavilando ......
Mi hermano MIGUEL, siempre tan generoso conmigo. Me alegra que te haya gustado, amigo CANONIGO ALBERICO. Viniendo de tí, admirado AGUAO, me sient muy halagado. Y es todo un placer que a esa CANINA caviladora, también le agrade, pues su opinión particular, como cofrade y hermano de la Esperanza de Triana, era para mí importante. Gracias, en fín a todos. Un abrazo
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