yo no digo que si ni que no...que si quieres que te cuente el cuento de la Buena pipa....
que ser bueno en el más amplio sentido de la palabra, no conduce a nada. Mira hijo, los buenos se dividen en tres grandes grupos: Mártires; Santos y Tontos. Los primeros son como la élite de la bondad, representan su grado sumo y ocupan el sitio de privilegio en la Gloria a la diestra de Dios Padre. Ellos llevan la más alta condecoración celestial, es decir, la Palma. Se hicieron acreedores a tal distinción por su vida ejemplar, su sacrificio inmundo. Sufrieron cruentas Persecuciones a causa de su acendrada fé y los más insufribles tormentos. Los Santos, son -digamos- los buenos más interesados, se afanan y empeñan en conseguir la gloria a base de buenas obras, practican la misericordia, son piadosos,Consiguen atraer la atención de algunos mecenas y están dispuestos a sacrificar parte de su patrimonio con tal de alcanzar...Indulgencias de cara a la salvación.
Los Santos, patrocinan hospicios, fundan órdenes y conventos, levantan capillas yMausoleos y promueven escuelas y sanatorios en favor de los más necesitados o simplemente se consagran a Dios a través de la oración, el trabajo y la filosofía escrita. Hubo Santos, pobres, ricos y hasta reyes; alguno de ellos lo abandonaron Todo, enajenando sus innumerables bienes, otros -reyes- hicieron de su egregia condición, la espada de la justicia en defensa de las causas más nobles, como le ocurriera a nuestro Santo Rey Fernando III. Los Santos, después de su muerte recibieron el premio de ser elevado a los altares por demanda popular y deseo expreso de sus contemporáneos, previo decreto del Santo Padre...pero y los "tontos", los tontos forman parte de una inmensa mayoría de gente buena, que termina haciendo precisamente eso... el "tonto".
Porque sin terminar de consagrarse a los demás, ni sacrificarse íntegramente al servicio de una causa determinada, se afanan y desvelan por ayudar a sus semejantes y mueren en el empeño. Es impresionante y al mismo tiempo estremecedor, el destino de estas personas realmente buenas, que sufren el desprecio y la ingratitud de esta sociedad de consumo.
Gentes que se han arruinado gracias a su generosidad, por tratar de ser justo y ecuánimes para con sus semejantes: aquellos que le imprecaban un puesto de trabajo, han terminado robándoles; los mismos que lo adulaban en época de fértiles cosechas, acaban difamándoles y promoviendo todo tipo de injurias y calumnias sobre su persona al llegar la sequía. Los amigos que juraban seguirle hasta la muerte, hoy le abandonan si querer saber nada sobre lo mucho que le debían. Estos buenos-tontos, terminan chapuleando en el lodazal del olvido, porque en la vida -hijo mío- hay que luchar por todo lo contrario de lo que nos enseñan en los colegios: ser justo, noble, leal, digno y atentos, valores incompatibles con la agresividad, energía y ambición que requiere el triunfo. Se puede ser de todo: un mártir, un verdadero santo, un vividor, bohemio, rey o mendigo antes que idiota. No te digo ni que sí ni que nó, pero ¿quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?.
Porque sin terminar de consagrarse a los demás, ni sacrificarse íntegramente al servicio de una causa determinada, se afanan y desvelan por ayudar a sus semejantes y mueren en el empeño. Es impresionante y al mismo tiempo estremecedor, el destino de estas personas realmente buenas, que sufren el desprecio y la ingratitud de esta sociedad de consumo.
Gentes que se han arruinado gracias a su generosidad, por tratar de ser justo y ecuánimes para con sus semejantes: aquellos que le imprecaban un puesto de trabajo, han terminado robándoles; los mismos que lo adulaban en época de fértiles cosechas, acaban difamándoles y promoviendo todo tipo de injurias y calumnias sobre su persona al llegar la sequía. Los amigos que juraban seguirle hasta la muerte, hoy le abandonan si querer saber nada sobre lo mucho que le debían. Estos buenos-tontos, terminan chapuleando en el lodazal del olvido, porque en la vida -hijo mío- hay que luchar por todo lo contrario de lo que nos enseñan en los colegios: ser justo, noble, leal, digno y atentos, valores incompatibles con la agresividad, energía y ambición que requiere el triunfo. Se puede ser de todo: un mártir, un verdadero santo, un vividor, bohemio, rey o mendigo antes que idiota. No te digo ni que sí ni que nó, pero ¿quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?.
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