¿Que es lo que más preocupa a Sevilla?: la Final de la Copa Davis en el Estadio del sinuso olímpico; la ruina vergonzante de Santa Catalina; el hundimiento progresivo del Convento de San Leandro; la ausencia del cuerpo del delito de Marta del Castillo; el llanto por la muerte del comercio tradicional del Centro; las facturas falsas del Distrito macarena; la malversación de fondos de “DeSEvilla y Sevilla global”; el expolio de subvenciones a Merca; el olor nauseabundo del pozo sin fundo de reptiles; los puestos de trabajo inventados para cobrar la jubilación anticipada de los ERE que ERES; la inmunidad política del exalcalde; el túnel del tiempo en la Avda. Cardenal Bueno Monreal; el descubrimiento de la actual deuda que soporta el Ayuntamiento; la suciedad evidente de sus calles, plazas y superficies ocupadas para macro-botellódromo; la rehabilitación del tráfico rodado en el centro revocando el impuesto de la zona azul; el caso omiso de los “gorrillas”; la invasión de veladores en San Jacinto; la imposible acera de la calle San Fernando; la pista de patinaje improvisada en Asunción...ó, que le pongan pañales a los caballos de las tradicionales calesas a fin de atenuar el nauseabundo reguero que perfuma sus carreras y paradas turísticas; ó que vistan -de una vez por todas- el uniforme oficial sus cocheros para distinguirlos de feriantes anárquicos...
.ó es verdad que todo esto nos preocupa más a los sevillanos, que los 300.000 parados que viven en la cuerda floja del subsidio, cuando no de la pensión y ayuda insostenible de sus mayores; o nos preocupa más el parking de vehículos en nuestras respectivas calles y barriadas -inamovible- por la crecida imparable del desempleo; o nos preocupa más la fluidez de tráfico que se aprecia en la SE-30, autovía de Cádiz, Huelva, Córdoba y Granada por la reducción aplastante de camiones, vehículos industriales y furgonetas de reparto, como consecuencia tangible de lo anteriormente citado. Preguntad a los gestores laborales sobre la preocupación de la pérdida masiva de clientes y la caida libre de trabajadores autónomos; preguntad a los abogados “mileuristas”; preguntad a los médicos especialistas, como es posible que habiendo hospitales suficientes y centros de atención primaria, repartidos proporcionalmente por todas las zonas y distritos de nuestra ciudad, los pediatras y ginecolocos se vean saturados de enfermos, habiendo tantos facultativos en paro. Claro está que todas estas preocupaciones se saldan en una buena terraza del verano más largo del mundo, tomando unas cañas de la célebre cerveza y disfrazando a modo de chascarrillo los abrojos de esta vieja dama -venida a menos- que lo está pasando canuta en el seno de la mayoría de sus casas. ¡Que me importa a mí la copa Davis! -que decía el tabernero de mi barrio, sirviendo “chochitos” y avellanas” en lugar de suculentas tapas de “menudo, solomillo al wiski, pavías, cola de toro, albóndigas o espinacas”. Lo que más nos preocupa es que estamos tiesos, que no hay alegría en la caja y cada vez son más los vecinos que se apuestan a la puerta del bar y no para consumir (Ilmo. Sr. Durán y Lerida), sino por razones de fuerza mayor como el despido o la reducción de la jornada laboral. Pero claro, como gente del Sur que sacamos el lado más bueno y positivo, aquí no dejamos de pensar en el tiempo y como siempre terminamos hablando de lo mismo, soñamos a corto plazo con una Semana Santa, que por lo menos se libre de la lluvia, con lo que le está cayendo encima.
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