Las
redes sociales están saturadas de mensajes y consignas en busca de
la felicidad. Muchos creemos que la felicidad se llega a conseguir
siguiendo los preceptos del pensamiento positivo, escrito en las
mejores citas de los clásicos que circulan por internet, como un
cuadro de honor que nosotros mismos nos regalamos para elevar la
autoestima o suavizar cualquier tipo de desengaño que estemos
atravesando. Gracias a la red, hemos refrescado la memoria de los
grandes pensadores o rescatado del olvido frases inéditas cuyo
contendido moral era digno de ver la luz. Pero no tiene ningún
merito copiar y pegar una frase hecha si no somos capaces de
trasladar el mensaje a la persona más próxima de nuestro círculo.
No podemos hablar de felicidad, sin trasladarla a los demás, ni
mucho menos sin conocer que dicha utopía, va contra su propia razón
de ser si no se siente. No podemos hablar del amor, ni mucho menos
gratuitamente, reflejando en los demás nuestra propia ausencia del
mismo. Parece ser que en la redes sociales, somos los más
agraciados, los mejor informados en el tema de la filosofía de la
vida, porque tenemos respuestas para todo por parte de los sabios y
maestros que nos han permitido la técnica infusa del copiar y pegar,
cuando en el fondo, no hay más que ver que estamos solos con más de
500 amigos; que el amor no nos ha correspondido en el trato,
probablemente porque nosotros no le hayamos sabido corresponder y por
ende, seguimos soñando en aquel amor ¿utópico? ¿verdadero?, del
cual hemos oido hablar, incluso nos ha hecho llorar de emoción en la
pantalla, pero...ese es un don que nosotros no podemos comprar ni
poseer por méritos propios o concurso de méritos, sino que parte de
uno mismo y se alimenta entre dos. Tratemos de aprender de esas
célebres citas que circulan por la red como etiquetas y dorsales que
quisiéramos llevar impreso en nuestras intenciones personales, pero
no aprenderemos nunca, si nuestro verdadero propósito es utilizarlas
como arma arrojadiza de nuestro propio despecho. La mejor apología
del amor, se suele hacer en silencio. Crecer es callar.
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
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