Desde que escribo en este blogs, todos los años -y van para siete- al llegar mayo, publico una de mis epístolas más sentidas, como es la dedicada a este mes de María; el mes que me acerca el perfume de las mejores flores del recuerdo instalado en la infancia. En la edición correspondiente a este año, no va a ser menos, ya que nada ni nadie podrá lograr arrancarme del alma mis más profundos y arraigados sentimientos, por duros, difíciles e insostenibles que sean los tiempos que corren. Os dejaré el enlace de esa epístola citada, para que no la empañe la acritud que en estos momentos me embarga, como al resto de los compatriotas en general y andaluces, en particular, con motivo de la dramática situación política, social y económica por la que estamos atravesando. La verdad es que apenas tengo fuerzas para escribir, cansado de ver, oir y leer, tanto despropósito, miseria y malestar en derredor. El “mundo” alertándote, cada día de los nuevos y variados casos de corrupción sectorial; el “país” contraatacando con el “y tu más” que preconiza su ideología partidista y “la razón” -que se cree en la posesión de la verdad- defendiendo lo indefendible, de unas medidas adoptadas por un Gobierno, que llegó al poder por la sencilla razón, que peor sería imposible y ¡vive Dios!, que lo han conseguido: peor no, lo siguiente, el hundimiento. Todos los adjetivos se quedan cortos, para calificar o determinar el hastío y cansancio existencial que padecemos -que levante la mano el que no sienta en su piel el más leve síntoma de esta atmósfera de angustia y desazón que nos está afectando a todos- y uno se pregunta: ¿Para que?...¿De que me sirve, el aluvión de analistas políticos; periodistas de investigación; directores de periódicos; economistas; psicólogos; sindicalistas; aforados y toda clase o especies varias de “cantamañanas”; mesiánicos o seudo-profetas, que ponen los debates al “rojo vivo”, citando nombres propios, cifras; estadísticas y todo tipo de documentos acreditativos que avalan los escándalos del “duque empalmado”; Bárcenas; Correa; Camps y un largo etc., etc.? ¿De que nos sirve la apología del envilecimiento; que nos remueve las vísceras, al conocer al detalle, la cantidad de millones de euros que han logrado evadir del erario público, si sabemos que no lo van a devolver?. Está bien conocer el verdadero alcance de tanta corruptela, pero resulta nauseabundo, que todos los días, determinados programas de debate, te estén resfregando en tus narices, la peste de tantos golfos, chorizos y sinverguenzas, que se han enriquecido, se están enriqueciendo y se enriquecerán, a costa de la incapacidad de un sistema que falla en sus principales pilares: la justicia y la transparencia política. Lo peor es que nos quedamos como anestesiado, escuchando a estos próceres que campean por los variopintos programas ejerciendo de analistas, cuando más que ofrecer la solución que todos y cada uno de nosotros sabemos, después de cantar las verdades del barquero, terminan encrespándose entre ellos, creando el habitual gallinero intelectual, que es lo que realmente genera audiencia. Mientras tanto, el pueblo, nosotros, tu y yo, cada vez más angustiados, indefensos, aburridos. No es preciso enunciar cada caso, cada caso es un mundo, el mío en particular al borde de la extinción social, pero la verdad es que lo estamos pasando tan mal, que el día menos pensado estallaremos, porque la paciencia -que ahora nos pide nuestro “kamikaze” presidente del Gobierno- tiene un límite y algunos no podemos vivir más ni un solo día, sin deshacernos de la lacra social del paro; la hipoteca, el desahucio, el sin-futuro de nuestra juventud; la emigración, las preferentes y esa deuda impagable y famélica que nos han vendido, para que vivamos en manos del FMI, CEE, la puta zona € y el IV Reich de Angelita Merkel. Le recuerdo a Sr. inombrable que dice que nos gobierna, que la soberanía nacional, no se demuestra, pagándo una deuda adquirida con Europa, a costa de exprimir y aniquilar la economía de tu país, con 6.207.000 parados y unos recortes inauditos, que nos sitúan en el tercer mundo, ¡la soberanía de un país, se demuestra, cubriendo -primero- las necesidades de nuestros ciudadanos y después -si sobra- se cumple con el exterior!. Pero claro, para eso, hay que tener los pies en el suelo y no vivir en las alturas de las multinacionales y la banca, que son los poderes fácticos que verdaderamente, nos gobiernan. En fín...con lo bonito que es este mes de mayo...
http://naturaldesevilla.blogspot.com.es/2010/05/carta-mayo-4-edicion.html
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