Entre Tinieblas...
Hay
hermandades que para encargar un simple guión, convocan cabildo de
acaloradas disputas y enrevesadas controversias, guiadas por su afán
de que todo su patrimonio, responda a un estilo marcado por su
acusado sentido del arte y la estética. La mayoría de las
cofradías, apuesta por decisiones arbitrarias, fomentadas por el
peso específico de un determinado grupo de presión con el consenso
o no de sus oficiales de Junta. Así hemos sufrido todo un siglo y
afrontamos el nuevo milenio, sin que los claros ejemplos de
despropósitos en los errores cometidos, sirvan para curarnos en
salud y corregir los desmanes históricos que ha sufrido el
patrimonio artístico de nuestras HHyCC. Por mucho que se afanen en
enterrar estos “atentatos” contra el patrimonio memorial algunos
hermanos, mi querida Hermandad de la Trinidad, figura al frente de
los antojos, con el cambio radical que padeció, el palio y manto de
la Dulcísima Dolorosa conocida como “La Esperanza Blanca”, todo
un símbolo para las generaciones de los años´50; 60 y principios
de los´70. No contento con ello, la hermandad “decidió”
sustituir la romántica imagen del Stmo. Cristo de las Cinco Llagas,
dos veces consecutivas, antes de llegar a la actual del maestro
Alvarez Duarte, todo un “remake” (pero de lo peor, si es que tuvo
algo malo el insigne, Juan de Mesa). Y para colmo de la desventura,
el paso -de los pocos románticos- que nos quedaba en Semana Santa,
“deciden” sustituirlo, aduciendo a descabelladas razones
técnicas, por otra canastilla a la manera de los hermanos
Caballeros, más colosal...¿para que están los hermanos, me
pregunto, a parte de para pagar las cuotas? No puedo dejar de
acordarme del Cristo del Soberano Poder ante Caifás, que talló el
maestro Castillo, para el misterio de San Gonzalo; ni de la apreciada
y bellísima Dolorosa de Rafael Lafarque, sacrificadas por la potente
gubia de Ortega Bru, por cuestiones que nunca quedaron
suficientemente aclaradas, ni en sus respectivos cabildos, ni en los
mentideros de nuestra ciudad...¿Para que están los hermanos, me
pregunto, a parte de para pagar las cuotas?. En la hermandad del Buen
Fín, se decidió ¿deliberadamente...de la noche a la mañana?,
prescindir de las imágenes secundarias, que conformaban el misterio
tallado por Alvarez Duarte, “aduciendo” razones de falta de
consonancia con la calidad del Crucificado (me lo puedo creer)...pero
¿es que no se dió cuenta nadie en la hermandad, antes de sacarlos,
durante más de una década por las calles de Sevilla...para que
están los hermanos, me vuelvo a preguntar, a parte de para pagar las
cuotas?. Y así sucesivamente, podría estar enumerando casos, sin
solución de continuidad, como los ejemplos de los mantos de la
Macarena (aquí hay dinero a espuertas) que fueron encargados, para
efectuar su pasado y restauración a los afamados talleres de Brenes,
resultando su terminación, una auténtica chapuza, que a punto
estuvo de condenar para siempre los magníficos dibujos originales de
Rodriguez Ojeda; el paso del Santísimo Cristo de la Vera Cruz,
sustituido por el actual, que francamente...¿que aporta de nuevo?.
Naturalmente que ha habido, grandes cambios al alza; no todas las
hermandades tienen el mismo concepto ni asesoría artística, en lo
que respecta al cuidado, conservación y restauración de su
patrimonio inmemorial; hermandades que miden y miran con microscopio,
todas las opiniones, antes de dar el paso decisivo y cuentan con el
CABILDO GENERAL DE HERMANOS, para someter a su aprobación, cualquier
cosa que afecte a su legado histórico y devocional. Otras, en
cambio, se dejan llevar por sus impulsos, por el peso específico de
un grupo de presión y de puertas a dentro, se arriesgan a tomar
decisiones, que hoy día -a cuenta como están los tiempos y lo que
está cayendo con la crisis- nos sorprenden con obras, que en
cualquier caso, suscitan la división de opiniones o promueven la
maledicencia o difamación a la que nos tiene acostumbrada la prensa
morada. Por citar los dos últimos casos puntuales: el de la ilustre
hermandad del Amor, con la nueva y sorprendente disposición de su
misterio de la Entrada en Jerusalem (la borriquita), que apuesta por
la innovación de Fernando Aguado, en detrimento de las clásicas
figuras de Juan Abascal...¿a qué...realmente merece la pena el
cambio?. Y finalmente, el soberbio manto que han bordado las hn@s
de San Esteban en la clandestinidad. Ya se que a nadie le amarga un
dulce y todos los cofrades en definitiva queremos lo mejor para
nuestra hermandad y sus benditos titulares, pero...¿para que están
los hermanos?...o mejor dicho: ¿el resto de los hermanos que
contribuimos?. No hay quien me quite de la cabeza, que entre todos la
matamos y ella misma se está muriendo a trozos...Caridad.
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