Fragmento de la Exaltación a la Virgen de la Luz
Iglesia de San Esteban 7 de Diciembre 2013
Cae la tarde
dorada y melancólica del segundo sábado de Septiembre; el cielo
comienza a teñirse con los azules sabios de Sevilla; Celeste de San
Esteban…azul baratillo y real de la Carretería.
Cuando
tu sales, ¡Señora!, el resplandor de la ráfaga, convierte la
piedra mudéjar en dosel recamado, para que se recorte el perfil de
tu admirable silueta.
Tras el
himno, las salvas de incienso garabatean un Ave María que se difunde
por el cielo cobalto y se extiende por los confines de la puerta de
Carmona.
La Sevilla
eterna, musa del clasicismo, se rinde a tus Plantas y eleva
plegarias de admiración a través de la airosa canastilla de
filigranas que ideara el maestro Castillo Lastrucci.
“La Luz
no tiene otra salida que tu rostro de alabastro” y se enreda en la
Gloria exultante que componen los ángeles mancebos... y los tiernos
querubines alargan sus brazos para contribuir a la apoteosis de tus
resplandores.
Tanta
majestad y delicadeza merecen un recorrido idílico, que se adentra
por el plateresco de la Casa de Pilatos hacia la calle Aguilas, ante
la mirada embelesada de Zurbarán.
La Luz
corta, alargando tu sombra por Imperial y Caballerizas, para salir a
verte retratada entre las torres gemelas de San Ildefonso.
No se puede
iluminar, ni andar mejor, por la estrechez conventual de San Leandro,
los dormidos naranjos, despiertan el letargo de su flor de azahar
para mezclarla con los nardos que exornan tus andas reflejada en las
aguas de la “pila del pato”.
Ahora sí,
Tu Luz inunda la estrechez Imperial en uno de los momentos cumbres
de tu insuperable itinerario.
Cuando
inicias la revirá a Calera, las malvas buganvillas que trepan por
las tapias del palacio, no quieren perderse, semejante hermosura ni
lirismo.
Atrapados
en este limbo de ensueño, la procesión irá alcanzando el muro de
los Navarros, para volver a la Puerta de Carmona, cuando la noche te
corona con su luna de miel de membrillo: ¡como Reina y patrona que
eres del barrio de San Esteban!
¡Es preciso
vivir esta Luz para contarla! y sentirla, para poderla expresar,
aunque nada será lo mismo que contemplarla en Tu presencia, ya que
esta incesante Luz, te deslumbra hasta el punto de dejarte sin
palabras.
Soñando un
año más el milagro de la LUZ difundida por el barrio de San
Esteban, compuse esta Exaltación, -que curiosamente firmó su último
verso-, la mañana misma de Tu Gloriosa procesión por las calles…
¡hermosa coincidencia que viene a confirmar, que las cosas no
suceden por casualidad en la vida!
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