La veía solo de Domingo de Ramos a Sábado Santo en nuestra cita obligada como abonados en la Avenida. Tenía 84 años de precisosa lucidez sobre todo interior. Repasábamos como nos había ido la vida en esta Semana de ilusiones y reencuentros, se asía a mi brazo con sus manos sarmentosas, pero cálidas. Estaba preparándose para su último viaje, sólo le pedía al Señor, que no causara molestias a nadie, que cuando le llegara su hora, pasase del sueño a la otra orilla, para seguir dando gracias a Dios por todo lo que le había dado. El jueves Santo era su gran día, la ilusión de esperar al Señor, se vislumbraba en su rostro iluminado por la impaciencia. Me decía con los ojos nublados de lágrimas, mientras se acercaba la cofradía: "Antonio...ya viene el Señor del Pasión...mi padre era de la Sacramental, reposa bajo sus plantas...ay, cuantos recuerdos...".Pasaba el dulcísimo Nazareno y yo desviaba la mirada hacia esta entrañable Señora, porque en sus ojos veía reflejado, la auténtica luz del rostro de Cristo...Pasión confortadora. Este año, ví su silla de tantos años, vacía..ocupada por otra persona, temí lo peor, aunque aún conservaba la esperanza de estar a su vera el Jueves Santo. Así fué, cuando pasó el Señor de Pasión, paró a la altura de la silla que ella ocupaba, sentí un escalofrío indescriptible y entonces comprendí, que estaba con El en el paraíso.
Sevilla 13 de Mayo 2006
Sevilla 13 de Mayo 2006
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