Desde el primer instante que te viera, hasta que tu medalla me impusieron, soñé el camino de la tierra prometida, paraíso verde y oro del romero. Y a pesar que las espinas me han herido con los tallos de amor que me ofrecieron, el ramo de tus rosas cristalinas, nunca se ha marchitado de desprecio. Me he dejado llevar por la corriente que el derroche y alarde postinero, arrastra hacia la duda a los que nunca, han tenido ocasión de darse el premio; un premio que parece reservado a los que gozan de posibles privilegios. Y la verdad no es esa, Madre mía, si es que hay mentira y vanidad en ello, más cierto son los ojos que te miran y al camino se echan con lo puesto. Mas fácil, utilizar la hipocresía del verbo ágil para criticar lo auténtico, poniendo el dedo en la llaga recurrida de los que van de señoritos rocieros. Pero tu como yo, has visto la Salida, desde la capital o desde el pueblo y la Fe te ha contagiado de Alegría y la emoción ha desbordado tus adentros y en la radiante piel de un Simpecao, a los gritos del ¡VIVA! más intensos, tu corazón transido ha contestao a la razón, con otro ¡VIVA! ardiendo. Se que es más fácil ponerse una medalla, que perdonar a tu prójimo directo y vestirse de corto y a caballo y mirar desde arriba para el suelo, donde tantos hermanos tienen puestas, sus penas, esperanzas y desvelos, Por eso nos quedamos, cada año con ese memorable desconsuelo de ver como se marchan al camino, que tanto ansiamos, los que no podemos, recorrer paso a paso entre los pinos, adelfas, eucaliptos y romero y en aquellas arenas removidas por los surcos que marca el carretero, se quedan nuestras almas compungidas, soñando, hacer posible nuestro sueño. Por eso nos quedamos con la estampa de esa Blanca Paloma apareciendo, entre brumas de arena, en los bancales, lubricán del camino rociero y en cierto punto también nos marchamos como si remontásemos el vuelo entre las blancas platas repujadas que cobijan al Simpecado eterno, empujando la barra de la vida, con la esperanza de que un día alcancemos, las promesas de pisar las marismas, para encontrar la paz por sus senderos. Quien no está enamorado de las letras, de cuantas sevillanas se escribieron, alabando la gloria del camino, que alisa aquel solano marismeño; quien no se enamoró viendo Triana, fantasía de luz en movimiento, olor de multitud hecha pisada, cruzando el ajolí nublado de requiebros. Quien con cualquiera de las Hermandades, no se bajó la estrella, que alumbra su brillante firmamento, en la pará, cantando a la carreta, blanca del Simpecado frontereño. Quien con Gines al llegar la primavera, no despertó del sueño y se marchó -verea delante -en la cadencia, con la que canta el pueblo. Por eso, aunque no estés allí, cierra los ojos y te verás adentro, de lo más parecido al paraíso, la Marisma, donde se cumple el sueño, de mirar frente a frente a la Señora, madre nuestra, de Dios, Rocío del cielo.
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
sábado, 23 de mayo de 2015
Por aquellas arenas
Desde el primer instante que te viera, hasta que tu medalla me impusieron, soñé el camino de la tierra prometida, paraíso verde y oro del romero. Y a pesar que las espinas me han herido con los tallos de amor que me ofrecieron, el ramo de tus rosas cristalinas, nunca se ha marchitado de desprecio. Me he dejado llevar por la corriente que el derroche y alarde postinero, arrastra hacia la duda a los que nunca, han tenido ocasión de darse el premio; un premio que parece reservado a los que gozan de posibles privilegios. Y la verdad no es esa, Madre mía, si es que hay mentira y vanidad en ello, más cierto son los ojos que te miran y al camino se echan con lo puesto. Mas fácil, utilizar la hipocresía del verbo ágil para criticar lo auténtico, poniendo el dedo en la llaga recurrida de los que van de señoritos rocieros. Pero tu como yo, has visto la Salida, desde la capital o desde el pueblo y la Fe te ha contagiado de Alegría y la emoción ha desbordado tus adentros y en la radiante piel de un Simpecao, a los gritos del ¡VIVA! más intensos, tu corazón transido ha contestao a la razón, con otro ¡VIVA! ardiendo. Se que es más fácil ponerse una medalla, que perdonar a tu prójimo directo y vestirse de corto y a caballo y mirar desde arriba para el suelo, donde tantos hermanos tienen puestas, sus penas, esperanzas y desvelos, Por eso nos quedamos, cada año con ese memorable desconsuelo de ver como se marchan al camino, que tanto ansiamos, los que no podemos, recorrer paso a paso entre los pinos, adelfas, eucaliptos y romero y en aquellas arenas removidas por los surcos que marca el carretero, se quedan nuestras almas compungidas, soñando, hacer posible nuestro sueño. Por eso nos quedamos con la estampa de esa Blanca Paloma apareciendo, entre brumas de arena, en los bancales, lubricán del camino rociero y en cierto punto también nos marchamos como si remontásemos el vuelo entre las blancas platas repujadas que cobijan al Simpecado eterno, empujando la barra de la vida, con la esperanza de que un día alcancemos, las promesas de pisar las marismas, para encontrar la paz por sus senderos. Quien no está enamorado de las letras, de cuantas sevillanas se escribieron, alabando la gloria del camino, que alisa aquel solano marismeño; quien no se enamoró viendo Triana, fantasía de luz en movimiento, olor de multitud hecha pisada, cruzando el ajolí nublado de requiebros. Quien con cualquiera de las Hermandades, no se bajó la estrella, que alumbra su brillante firmamento, en la pará, cantando a la carreta, blanca del Simpecado frontereño. Quien con Gines al llegar la primavera, no despertó del sueño y se marchó -verea delante -en la cadencia, con la que canta el pueblo. Por eso, aunque no estés allí, cierra los ojos y te verás adentro, de lo más parecido al paraíso, la Marisma, donde se cumple el sueño, de mirar frente a frente a la Señora, madre nuestra, de Dios, Rocío del cielo.
miércoles, 20 de mayo de 2015
AZUL Y ORO, Montequinto rociera.
Más de dos décadas lleva la
Hermandad del Rocío de Montequinto, peregrinando a las Marismas,
para rendirse a las plantas de la Blanca Paloma. Lo hace de la mano
de su Madrina y admirable Hermandad de Sevilla Sur, pero su Bendito
Simpecado, aún aguarda, custodiado en la Comandancia de la Guardia
Civil de su barrio, la ansiada hora de ser aprobada como Hermandad
Filial de la Matriz de Almonte y poder presentarse ante la Reinas de
las Marismas, como el Rocío y su Divino Pastorcito mandan. Mientras
tanto, la Hermandad de Montequinto, anda sobrada de ilusión, Fe y
Esperanza, los tres dones que contagian de Alegría a los creyentes
que se acercan a estos peregrinos y buenos rocieros de Quinto. Este
año, por fín se cumplen parte de los anhelos con los que sueñan
estos romeros de Montequinto, gracias a la generosidad de la
Hermandad de San Benito Abad de Brenes, quien fraternalmente ha
cedido su Carreta de romería, para que los Quinteños, puedan pasear
por el barrio, como merece, el Bendito Simpecado Azul-Oro. A las diez
de la mañana de hoy miércoles 20 de Mayo, se oficiaba la Misa de
Romeros, en su sede canónica de la Parroquia de Ntra. Sra. de los
Angeles y San José de Calasanz; ocupaba la sagrada cátedra el Rvdo
Padre D
FRANCISCO JOSE BLANC CASTAN (Pro. Y Director Espiritual de la Hdad.);
cantaba radiante de satisfacción, el coro de la Hermandad y estaban
presentes, numerosas representaciones de Hermandades y Cofradías de
la provincia, así como todas las corporaciones establecidas en la
Parroquia, como la Junta Romera de Ntra. Sra. de los Angeles (Patrona
de Montequinto) y la Agrupación Parroquial de la Humildad y Pilar.
Entre los momentos más emotivos que se han podido vivir y se están
produciendo a lo largo de esta esplendente mañana, podemos destacar,
Los ¡VIVAS! Prorrumpidos por el Hermano Mayor al término de la
imponente Salve, cantada de maravilla por el Coro; La salida del
Bendito Simpecado portado por al Hermano Mayor y uno de los miembros
decanos de las Hermandad y el entusiasta recibimiento de los romeros,
entre alabanzas y plegarias del nutrido público concentrado a las
puertas del Templo. Tras los apasionados ¡¡VIVAS!! de los priostes
y una vez colocado en la carreta, el Simpecado Azul-oro, la Hermandad
inició su recorrido histórico por el barrio de Montequinto, donde
será agasajada por los distintos colegios de la zona, antes de
proceder al “sesteo” en los terrenos donde se instalaba la velá.
Por la tarde, reiniciará el recorrido hasta visitar la nueva
Parroquia que se está construyendo en olivar de Quinto, para
dirigirse hacia la primera “Pará” de la noche, que tiene fijada
en la explanada del Pítamo. FELIZ CAMINO, ROCIEROS DE MONTEQUINTO,
rogad por nosotros.
MISA DE ROMEROS.Llegada de la Carreta a las puertas de la Parroquia.
SALIDA DEL BENDITO SIMPECADO.
martes, 19 de mayo de 2015
La luz vence tinieblas..a Manué
El sol, joven y fuerte, ha vencio a la luna
que se aleja impotente del campo de batalla...
la luz vence tinieblas
por campiñas lejanas
el aire huele a pan nuevo,
el pueblo se desperaza:
¡ha llegao la mañana!...
A la amanecer
A la amanecer
Con un beso blanco
Yo te desperté
La noche llego
La noche llego
Porque la montaña
Se a tragao al sol
Y en la montaña
Se oye un eco de gemido
El viento ha quebrado un junco
Que ya estaba florecido
Porque se a escondió el sol
Se quedo muda de pronto
La flauta del gorrión
Saca la red
Hermano saca la red
Que ya ha salido la luna
No la vayas a coger
Ayer cuando amaneció
Una mariposa blanca
De un lirio se enamoro
Que si que si
Que no que no
Que tu a mi no me quieres
Como te quiero yo
Que si que si
Que no que si
Que tu a mi no me quieres
Como te quiero yo (x4)
La otra noche tuve un sueño por el callejón del agua,
¡no despertarme del sueño, campanas de la Giralda!
vengo a darte los recuerdos
de un hombre que conocí
vive pero siempre vive acordándose de ti.
me lo encontré en el camino
y nos hicimos hermanos
y lo invité a que subiera
al lomo de mi caballo
y en una venta
bebiendo vino y más vino
a mi hermano de camino le escuché dos o tres letras
mi novia se llama estrella
y tiene un firmamento solito pa ella.
"Señor de los espacios infinitos
tu que tienes la paz entre tus manos
ayúdame, Señor, te lo suplico,
y enseñame a amar a mis Hermanos"
Manué Molina, descansa en paz, los viejos poetas nunca mueren.
que se aleja impotente del campo de batalla...
la luz vence tinieblas
por campiñas lejanas
el aire huele a pan nuevo,
el pueblo se desperaza:
¡ha llegao la mañana!...
A la amanecer
A la amanecer
Con un beso blanco
Yo te desperté
La noche llego
La noche llego
Porque la montaña
Se a tragao al sol
Y en la montaña
Se oye un eco de gemido
El viento ha quebrado un junco
Que ya estaba florecido
Porque se a escondió el sol
Se quedo muda de pronto
La flauta del gorrión
Saca la red
Hermano saca la red
Que ya ha salido la luna
No la vayas a coger
Ayer cuando amaneció
Una mariposa blanca
De un lirio se enamoro
Que si que si
Que no que no
Que tu a mi no me quieres
Como te quiero yo
Que si que si
Que no que si
Que tu a mi no me quieres
Como te quiero yo (x4)
La otra noche tuve un sueño por el callejón del agua,
¡no despertarme del sueño, campanas de la Giralda!
vengo a darte los recuerdos
de un hombre que conocí
vive pero siempre vive acordándose de ti.
me lo encontré en el camino
y nos hicimos hermanos
y lo invité a que subiera
al lomo de mi caballo
y en una venta
bebiendo vino y más vino
a mi hermano de camino le escuché dos o tres letras
mi novia se llama estrella
y tiene un firmamento solito pa ella.
"Señor de los espacios infinitos
tu que tienes la paz entre tus manos
ayúdame, Señor, te lo suplico,
y enseñame a amar a mis Hermanos"
Manué Molina, descansa en paz, los viejos poetas nunca mueren.
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