lunes, 20 de abril de 2009

a la luz de la luna

Carta de Julia Rómula:
Querida Julia, tengo que darte las gracias a la luz de la luna por haberme permitido gozar del amor como si fuera la última vez. Sabes que este año, el amor me jugó una mala pasada. Venía convaleciente, en pleno pacto con la soledad y tu me esperabas a las nueve en San Lorenzo, donde el Señor me enseñaba sus manos atadas –frente al mundo- para desatar las mías del mismo modo que libera el cansancio y el agobio de todos los que acuden a besarla. Tu luz ya coronaba la mañana del gozo, había poquita gente por tus calle ajadas de damasco. Después de muchos años, volvía a ser aquel niño a quien le contaste que el Amor tenía otro nombre coronado canónicamente; se llamaba Amargura y una vez que se descubría, quedaba prendido en el alma como salmo responsorial. Por primera vez, ante sus ojos, me sentí correspondido, sin cargos de conciencia ni remordimiento alguno. Tu eras en mí y yo en ti con un silencio blanco inmune al desprecio. Después del sereno atardecer, llegó la primera noche, las luces se convirtieron en solemnes brillos de candalería encendida y tú del brazo mío a la luz de la primera luna en la alcazaba. Oh Julia, mi Julia…esta vez la soledad me hacía sentirte como nunca, con una ansiedad de saberte en mis brazos a cada momento de luz, captando sensaciones que solo los enamorados conocen. Fuimos juntos a coger la felicidad –en plena bulla- cimbreantes como el aire de unos candelabros de guardabrisas, filtrados como brumas de incienso bajo palio. Sabíamos que existía la Paz a pesar de tantos cantos de sirena; que la Muerte era Buena y estaba calada en un monte de claveles; que el Dolor era un canto de Gracia y Esperanza. Nos socorría el Amor y en la alta noche brillaba un lucero –esa Estrella- que hace posible los sueños. Como si fuera esa noche la última vez, tu y yo sólos, mi amada Julia, sin cambiar por nada del mundo lo que estábamos sintiendo. Te quiero…

jueves, 16 de abril de 2009

1.620

Habías mirado el reloj para frenar la arena del tiempo, eran las 16 y 20 de la tarde. Tarde de un siglo de oro que se enmarcaba bajo el medio punto del Paraninfo. La egregia Fama tocaba la trompeta del silencio reservado a la atención de los dioses. Dios sereno y bañado por la luz de miel que tanto alumbró los mantones de las viejas cigarreras. Dios dormido en la cruz donde la Buena Muerte, sueña con la vida eterna. Divino ignorado que hace llorar por dentro y exhalar por fuera suspiros de admiración. Eran las 16 y 20, exactamente la hora en que la perfección se hacía silueta recortada en el delirio azul de la Alcazaba y todo aquel que la miró, notó la unción de semejante dulzura. Entre la tiniebla de los cuatro hachones, la vida se preguntaba, aquello que diría el poeta: ¿esto de tu Cruz es muerte?...yo quiero morir contigo, pero la tarde perfumada de incienso, alargaba su sombra hacia el beso oferente de cales y balcones, buscando entre silencios el monte de un calvario. No lo había, no puede haber calvario ni calavera, donde el morao del lirio se hace espesa ladera para reposarte. Se paró el tiempo, miraste el reloj y era la misma hora – 1620 - la tarde del mismo siglo que se hizo eterna, desde que espera ver Tus ojos entreabiertos, despertar a la luz en cualquier momento del Martes Santo.

domingo, 12 de abril de 2009

sensaciones

El alma se salía del cuerpo, atenta a la voz de lo que se manda. Una agradable sensación desplegaba las alas del espacio y el tiempo, para alcanzar su gloria. . Gloria que pedía costeros por parejos a tierra –muy poquito a poco- suspendiendo la vida con llamadas muy cortas. La luz impaciente no podía esperar más el abordaje en penumbra. Las sombras se alargaban como un beso en la tarde celosa del aire; no había más que ver para abarcarlo todo con los ojos, era preciso que escapara el alma por la radiante puerta de lo excelso. Y se hizo sensación incontestable de múltiples reflejos en el frontal de los portentos. Paso a paso, cartela a cartela, el alma fue como un farol de mano que alumbra unos varales y alarga el cimbreante candelabro de la fe, para que no rocen los muros la antigua canastilla. Sevilla de nuevo se incrustó el costal del alma, para aguantar el peso de tantas sensaciones.

viernes, 10 de abril de 2009

¡qué tarde la de aquel día!

Esa tarde tan dorada cuando la Victoria -Madre- viene dejando un perfume en la cadencia del aire... ...y la tarde -tan dorada- se matiza en tonos suaves para dormirse, serena junto a la Victoria -Madre-

lunes, 6 de abril de 2009

album de la SEMANA SANTA 2009

ALBUN DEL MIERCOLES SANTO..."momentos de luz" ALBUM DEL JUEVES Y VIERNES SANTO...la realidad de un sueño SOLO PASA LO QUE NUNCA TERMINA...album del SÁBADO SANTO La Esperanza, nunca vá de recogida IN-MANU-EJUS-POTESTAS-ET-IMPERIUM

miércoles, 1 de abril de 2009

tanta dicha, quien nos roba....

Mañana cuando amanezca, volverás a ser el niño que miraba la luz tras los cristales. Volverás a ser el niño de las postales “escudo de oro” admirando el misterio de Herodes, saliendo por la puerta de San Miguel aquella tarde de santo entierro grande. Lo que Dios te ha dado, que no te lo quite el hombre. Sólo un corazón que no ha dejado de ser niño, puede convertir en realidad el sueño de sus mayores. Si tus ojos no han perdido la capacidad del asombro, es porque sigues viendo aquello que los demás no ven por mucho que estén allí presentes. Mañana cuando amanezca, volverás a enseñar lo que nunca del todo has aprendido e intentas transmitir sin dejar ni un instante de aprenderlo. Acaso por mucho que te sepas de memoria, esa luz que entra por el Postigo, es la misma que la de todos tus años, su callada emoción es igual, pero vá de estreno, ha compuesto una nueva mirada en el aire de la ciudad sosegada y en calma. Disfrútala y hazla llegar aunque a los demás no les llegue. Sabes que el corazón de un niño, jamás se equivoca, por eso vuelve al sitio del colgado balcón de damasco bordado por el oro de la palma y bien los sabes cuando caminas en su busca que hasta tus pies te llevan sólo, porque conocen la cita, donde por vez primera nos llevaron las madres. Hay algo más preciado que un beso, pues quizás sea la certeza de que El te mostrará su otra mejilla y verás en sus cautivas manos aquellos besos de niños que hemos vuelto a besar en los brazos de las madres que nos lo enseñaron. Si eres capaz de sostener su mirada, lo verás, si nó también lo comprobarás en derredor, reflejado en los rostros de tanta emoción ensimismada. Mañana cuando amanezca y el sol marque el oriente por la calle que mece la Cuna del Salvador, volverás a ser niño pletórico en busca de la “rampla”, niño que sabe donde está la felicidad y corre a buscarla; niño Zaqueo que se sube a las faldas del abuelo Montañéz, para jugar con las palomas en sueño de alta palmera cimbreante. Sabes que eres un privilegiado, que Sevilla es tu madre y huelgan los temores, que la vida es al fin una semana, que ha vuelto un año más para que la disfrutes.

sábado, 28 de marzo de 2009

EL PREGÓN en el salón

 Antes de que el sol despunte por la alcazaba del sueño, está igualando en Sevilla el capataz del anhelo...ya quisiera el Maestranza con sus esquinas de parqué, su amplio escenario engalanado por los blasones del heraldo municipal, sus vetustos sillones presidenciales, sus palcos principales y su platea, parecerse al salón de las casas de todos los cofrades sevillanos que toman posesión de su exclusivo sitio, para escuchar el pregón de la Semana Santa de Sevilla. La abuela en su mecedora con la cara lavada con agua de porcelana y su moña recogida por fragantes orquillas de jazminez; reza y suspira con la emoción velada por la incontinencia de sus lágrimas. Ella sabe que escuchar a Sevilla en boca del pregonero, es vestir de limpio la memoria de los buenos recuerdos con las palabras de siempre que es como se estrena cada año el rito de la Pasión. La madre, por enésima vez, pasó la mopa por el cristal reluciente de la mesa de camilla y asusó el ramilletes de claveles que adornaban el jarrón del centro; pidió a su hijo mayor, que esta vez se llevara a los niños a la plaza que es parque de “rampla” y palomas, donde se escucha también otro tipo de pregón a la sevillana manera. El más cofrade de la familia, el rancio capillita a mucha honra, se levantó temprano ensayando mañana de domingo de Ramos, se dirigió a la “calentería” del barrio y trajo un papelón para hacer boca antes de endulzar el paladar con las torrijas que son la mejor presentación y prólogo del día del pregón más casero de Sevilla. Sólo falta prender el carboncillo y echar las cucharaditas de incienso; se desconecta el móvil; se hace el silencio, para escuchar el sonido impresionante de la marcha escogida por el pregonero, triunfal y solemne melodía que suena como nunca en el palquillo del salón. La voz atemperada del heraldo de la fiesta mayor de la primera, dá la palabra al que vá a hablar en nombre de la misma palabra de Dios para Sevilla. Ocho minutos eternos de Amarguras separan el sueño de la más hermosa realidad. “Ya nada será igual, aunque parezca lo mismo”.
Muchísima suerte, al pregonero.

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MACARENA UNIVERSAL.... "Ya viene, La Macarena"

 Serie: #Pararse,ahi Cap 04