miércoles, 1 de junio de 2016

A CORAZON abierto

EL CORAZON, es el centro neurálgico donde se ubica el motor que mueve la perfección de esa máquina que es el cuerpo del hombre. Una criatura creada a imagen y semejanza de Dios, amado hasta el punto de ser considerado parte fundamental de su plan salvífico. No es bueno que el hombre esté solo y para completar la obra cumbre de su creación, Dios le regaló el corazón de la mujer, para que fuera compañera y madre, que multiplicara el proyecto de habitar la tierra. El corazón es el bien necesario para andar por la vida, en sus dos movimientos: sístole y diástole, para y retoma el bombeo de la sangre, se inflama y vacía; muere y resucita en el preciso latido de sus pulsaciones por minutos. Cuando el corazón nos falla; se cansa, ralentiza o aligera su pulso, el cuerpo entero se resiste y sufre la avería. No funciona bien el motor por dentro y el hombre se toca el pecho, como si quisiera proteger con sus manos el santa sanctorum de su sagrario corporal. El corazón abierto del enfermo en el quirófano, es la operación suprema que lo conecta de nuevo con la vida; por eso, el corazón se mira, con los mejores ojos de la misericordia aprendida en la ciencia del hombre, el corazón se mima y se resana, con las manos más consagradas, más tiernas, mejor ungidas por el oficio de los cirujanos. Entonces el hombre llega a comprender la importancia de un corazón asistido por un “bypass coronario”, cuanto más de un corazón sustituido por el transplante de otro corazón servido por la solidaria acción de un donante. El corazón le devuelve la vida al hombre y el hombre agradecido, no sabe como alabar la nueva oportunidad de sentirse útil para sus seres queridos. Volver a amar y ser amado, reparar en exiguos detalles que antes no le decían nada y que ahora, relucen iluminados, por la belleza y el color de los nuevos ojos con que se miran las cosas. El corazón en la suma importancia que tiene como órgano fundamental para la salud del hombre, posee valores espirituales, morales, sentimentales y religiosos, que expresan lo mejor que el hombre puede ofrecer a sus semejantes. Ese puño cerrado que en su corona forma la depresión de dos montes; se parte en sus mitades, para declarar el amor más profundo que se siente por otra persona. Ese corazón bermejo, traspasado por la flecha de cupido, se grava en las cortezas de los árboles que han servido de testigos en el esplendor de bosques, praderas, valles, montes y collados, con las iniciales eternas de los que han vivido su gran historia de Amor. El corazón sinónimo y antónimo de la bondad y la maldad del hombre, El corazón, metáfora de nuestros sentimientos, pensamientos y obras; el corazón, templo sumido en la pobreza y el abandono, cuando se mantiene cerrado y catedral portentosa, cuando abre, sus arterias y fluye, como torrente, la sangre que derrama por el bien de los hombres. Hay un corazón henchido, un corazón, ardiente, llama inagotable que enciende el Camino, la Verdad y la Vida de los que en sus preciosos latidos confía. Un corazón siempre abierto, que se sale del pecho donde brotaron a caños vivos, los arroyos de la Sangre y el Agua. Un corazón sagrado, que cuando lo invocas se inflama para derramar las gracias y favores de los que apelan a su infinita misericordia. Si el corazón es nuestro principal tesoro; si es la fuente de la bondad, de la solidaridad, del apoyo y del estímulo, donde brota el agua clara de la caridad humana. En este corazón divino, se obran los siete dones del Espíritu Santo, el Amor creador del Padre y la comunión del verbo encarnado, la Persona exaltada por el triunfo del sagrado misterio trinitario. Si el corazón es el símbolo preclaro del Amor del hombre que ama y lo demuestra amando. Este corazón de Jesús es el misterio palpable del Amor de los Amores, -a corazón abierto-, que se derrama e incendia para morir amándonos. Sagrado Corazón de Jesús para el que confía en su palabra :”Tu a un corazón compungido, no le muestras indiferencia”, porque no tiene límites su capacidad de Amar, Este Corazón en carne viva, te hará fácil lo imposible, responderá a esa pregunta que no aciertas aprobar. Dará sentido a todo lo que te rodea y te concederá la gracia de comprender ¡cuanto te ama!, quien dio la vida por tí y te quiere de una forma personal e inimaginable. Solo tienes que fiar en quien se fió de tí primero: Sagrado Corazón de Jesús: en Tí confío.       

jueves, 26 de mayo de 2016

LA INSOPORTABLE MAGNITUD DEL SER

EL CORPUS


La Procesión Principal de las Procesiones. La Función Principal de los Desfiles Procesionales en la calle, la más Solemne y Antigua manifestación de Fe popular; la que sigue siendo Jueves que reluce más que el sol de los únicos tres jueves que restan en el almanaque devocional de las Españas. Se cuestiona en la ciudad de las posturas contrastadas, por su insufrible tiempo de paso -desde los carráncanos hasta la Custodia (más de tres horas). Circunstancia real que ha propiciado el notable descenso de espectadores en los últimos años, sobre todo a las primeras horas del recorrido, frente al incremento de público que se produce, según avanza la mañana, alrededor del altar que preside el Señor de la Sagrada Cena, dispuesto en las andas procesionales del cotitular Cristo de la Humildad y Paciencia. La elegante mañana con sabor a menta, romero y juncia, en la que Dios se presenta en la calle para devolvernos la Adoración perpetua de los adoradores, ha perdido en su nivel de convocatoria, lo que ha ganado en la masiva participación de acompañantes en el cortejo, en representación de sus respectivos cofrades de Hermandades Sacramentales, de Penitencia y de Gloria. ¿Algo pasa?, cuando se relaja de manera ostensible la participación de público; el número de altares y escaparates, para concentrar el interés en el traslado de vuelta del Señor de la Cena, con todos los avíos de procesión de Semana Santa y el atractivo de la Banda de Música de la popular Cigarreras. Muchos de los comercios tradicionales de los Placentines, Francos Chapineros, han cerrado, cediendo el paso a las franquicias desarraigadas; las Hermandades están cansadas de invertir en tiempo y dinero, montando sus tradicionales altares, ante la indolencia y falta de colaboración del Cabildo (Catedral yMunicipal), la gente -cada vez más cómoda, opta por contemplar plácidamente la Procesión, desde sus hogares y sofás, evitando molestias de sol y calor de justicia; los jartibles de las redes sociales, se conforman con pasar fotografías desde su móvil o sentados frente al portátil, llenando las páginas de contenido cofrade, del directo y la inmediatez vertiginosa. Todo se sabe de antemano, todo se comparte desde las nuevas tecnologías, todo se anticipa, por vía “feibu-tuiter-wuasap”; todo se adelanta y comenta, antes del tiempo real y el espacio adecuado. “Ahora, te veo por tv; levanta la mano, sonríe, saluda con el pulgar. Todas estas circunstancias propias de nuestros tiempos, relativizan la presencia de los fieles a la Magna Procesión y subrayan la presencia multitudinaria de las representaciones de Hermandades y Cofradías, que son las que realmente han de manifestar públicamente su fe católica. Y sin embargo, se habla incluso de reducir, el nutrido cortejo de algunas Hermandades que acompañan al Santísimo con luz, debido al buen número de cofrades que participan. ¿Que pasaría, si dichas representaciones, se sumaran al escaso público que contempla la Solemne Procesión del Corpus por algunas calles, restando el número de sus hermanos (númerus clausus)? Pese a todos los condicionantes y excusas de carácter religioso, político y social, que queramos aducir con arreglo a la probable decadencia de la Procesión de las Procesiones, no obstante el posible fideismo que muestra esta ciudad, más interesada por la salida de vuelta del paso del Señor de la Cena aderezado por el atractivo de la banda: lo esencial es que DIOS está en la calle, entronizado en la primorosa custodia del ínclito Arfe, rodeado de toda la elegancia y el esplendor, religioso, político y militar -aunque esto último sea lo más incongruente que se le pueda rendir al honor de los honores: las armas. Y La incuestionable ciudad del postureo y la protestación de Fe popular, se echa a las calles perfumadas de romero, para ALABARLO, Adorarlo y darle Gracias. Por esta mañana preclara, - más que símbolica, presencial- en sus cinco siglos de tradición e historia, no hay nada más que merezca la pena y la gloria -Cielos y Tierra- que, Bendecir al Señor, -Dios está aquí- en el jubileo de las veinticinco campanas de la Torre fortísima, en comunión con todos los alminares y espadañas de la urbe. ¡Venid, adoradores, adoremos! .Hoy es DIOS, por las calles de Sevilla, el Sacramento de nuestra Fe. Más tarde, volverá a ser el Jesús Sacramentado, reservado, íntimo, esencial, que se muestra en el silencio de los Sagrarios, clausuras y Conventos, para su perpetua Adoración.

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