viernes, 8 de mayo de 2009

lo blanco NEGRO

Ay, mi negrito zumbon Que pone cara al mal tiempo Con la luz de su sonrisa Blanca de agradecimiento. Le rinde mi elevaluna Honores cuando de lejos Me cita a ritmo de samba Para ofrecerme pañuelos.. ¿Cómo estás, qué pasa tío? Me canta en un “rap sureño” Las mañanitas mendigas Del rey David de los sueños Choca su puño cuarteado Con los cinco que le ofrezco Y recibo una energía Digna del santo evangelio. Ay, mi negrito zumbón Por ti siempre llevo suelto El cambio que me sobró Cada día del pan nuestro Y sabes bien cuando olvido -porque a veces no me acuerdo- O reparto las monedas Con otros hermanos negros No sabes, negrito mío Lo culpable que me siento Al verte en el mismo sitio Haga calor, frío o viento Bajo el sol de la injusticia O la lluvia del desprecio. Siempre luciendo sonrisa Blanca como los pañuelos Que ofreces mientras la vida a pensar nos frena en seco: frente a un semáforo en rojo siempre habrá un negrito bueno esperando que se ponga en verde los sentimientos.

6 comentarios:

  1. Si los tuvieras por vecinos, te aseguro que tu opinión cambiaría por completo. 2 años llevamos en mi casa sufriendo... 2 años.

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  2. tan triste y lamentable es la realidad que estás viviendo, como la de los que permanecen fijo (haga calor o haga frío)en el mismo semáforo. Gracias por tu comentario y bienvenido.

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  3. Nos e puede generalizar, nunca se debe

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  4. Que pena me da de ver a estos negritos pasando como bien dices, frio o calor.
    Y cuando necesito clinex me acerco a uno que siempre está a la bajada del puente de Ctra. de Carmona (a la altura de mi bloque) y le compro un paquete, ya me conoce y me dice ¡Hola mi amiga!
    Todos los que hoy en día hablan más de estas personas no se acuerdan que los españoles, sobre todo gran parte de los andaluces también fueron emigrantes en paises que no les querían.
    Besitos

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. La clave de esas personas, que como bien dices soportan el tórrido calor de Sevilla -ahí es nada- y la lluvia fría o calurosa de tormenta veraniega, es la sonrisa. Una sonrisa que no dejan de lucir.

    Por muy mal que vayan las cosas, no debemos dejar de sonreír, y esa lección me la enseñan ellos cada día, por eso intento ayudarles lo máximo posible. Todo lo que está en mi mano.

    Un abrazo muy grande amigo Antonio, sempiterno maestro y profesor.

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