Está claro que la Junta de Andalucía es el Organo de representación y gobierno de todos los Andaluces en nuestra comunidad autónoma. Lo que no está del todo claro es, el índice de valoración que alcanza dicho órgano en la opinión pública de los andaluces y el concepto y la confianza que despierta en la conciencia de cada uno de nosotros. La Junta de Andalucía es un logotipo que vemos anunciado en la fachada de alguno de los edificios más emblemáticos de nuestra ciudad; una valla publicitaria que dá cuenta de la restauración de determinada obra pública de infraestructura o restauración de monumento de cara a la conservación de nuestro patrimonio universal y una delegación u oficina más, donde tramitar documentos, pagar impuestos o solicitar prestaciones de carácter burocrático. En cuanto al interés y confianza que genera dicho órgano en la opinión de los ciudadanos y ciudadanas andaluces, pare Vd, de contar. No hace ni dos semanas que se marchó su Presidente, para ocupar el cargo de ministro vicepresidente del gobierno, flamantemente nombrado por el jefe del ejecutivo, después de más de cuatro legislaturas al frente de la Junta de Andalucía y dá la sensación que aquí no ha pasado nada. Efectivamente, se vá el Sr. Chaves, sin pena ni gloria´, sin ruido ni nueces, sin dar ni pedir, ningún tipo de explicaciones, rendir cuentas o exponer responsabilidades y el pueblo andaluz –nuestro pueblo- que sólo sabe pedir “tierra y libertad” cantando jarchas, contempla su partida de manera anecdótica y escucha los rumores de esta crisis institucional, como el que oye llover. Se vá Chaves, aquel candidato a “palos” de la era del “felipismo, un presidente , que parecía condenado a la eternidad del voto cautivo, un presidente obligado por su partido, carente de personalidad, de liderazgo político, evidentemente impopular y absolutamente escéptico a la hora de reivindicar las carencias de las que adolece históricamente nuestra Andalucía; se vá Chaves –como escribo- y el pueblo, ni “fu ni fa”. El absentismo social y político que provoca la partida del Sr. Chaves, es el silencio de una Andalucía, cansada de promesas incumplidas, rendida a la falacia de políticos y gobernantes caídos en el vicio y la corrupción inherentes a tantos años seguidos ocupando la poltrona del poder. El silencio de los borregos, que en nuestra comunidad autónoma, están o estamos dispuestos a aguantar carros y carretas, con tal de que no entre a gobernarnos la derecha, porque la derecha –según- aseveró un señorito (harto de pan) y líder del PSOE, es la que nos vá a dejar sin prestaciones ni subsidios, sin el chollo del PER, sin la cobertura del cambio de sexo por parte de la Seguridad Social y sobre todo sin aborto ni matrimonios gay. Resulta duro deciro , pero en nuestra Andalucía hay tal dictadura establecida y secundada por este “silencio de los borregos”, que nos resultará cada vez más difícil, desentrañar la maraña de poder entretejida durante tantos años. Dios quiera que no tengamos que pagar por ello, un precio excesivamente alto.
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
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Pues en mi familia el único silencio que hay es el que preside la Capilla Sacramental de San Juan de la Palma.
ResponderEliminarA mí la marcha de Chaves me ha alegrado, la verdad. Le han dado la lanza perfecta para irse de aquí sin tener que decir que había llegado su última candidatura -por cierto, a ver cuándo aprueban los políticos (ojalá fuera por unanimidad) una ley de plazos para las candidaturas, de manera que sea imposible perpetuarse en el poder: a los 8 años fuera, lo hayas hecho mejor o peor-.
ResponderEliminarTambién tengo que decir que me he alegrado de que hayan dejado al frente al único consejero válido -para mi gusto, claro- de la Junta: Griñán. A ver cómo lo hace y qué cambios se producen.
Por último, igual que no veo sano que una persona se perpetúe en el poder, no entiendo ni veo sano que alguien se perpetúe como líder de la oposición; es sencillamente patético.
Lo que hace falta como el comer en Andalucía es que se produzca un relevo generacional en los partidos que exiten y que se pueda valorar el trabajo de las nuevas caras, que las de siempre las tenemos ya aborrecidas.
Un beso.
Estimado Antonio Borrego; me ha parecido muy sutil su comentario a propósito del apellido, pero me temo que no se ha mojado. No obstante aprovecho la oportunidad para darle la bienvenida a esta su casa, al mismo tiempo que lo agrego a mis "naturales de sevilla". Saludos.
ResponderEliminarCierto es que no me he pronunciado. Pero suscribo su artículo en su totalidad. Gracias por agregarme, haré lo propio en "la vida en siete días".
ResponderEliminarPor casualidad ¿alguien ha visto por ahí la segunda modernización de Andalucía, por favor?...
ResponderEliminar... es que no la encuentro, mire usted... Bueno, la primera tampoco, "paqueleviangañá".
compadre, busque vd, por las aguas turbulentas del río ó por el vertedero de residuos tóxicos, vé si encuentra argo.
ResponderEliminarZapateiro lo ha definido muy bien, ni es positivo un líder longevo, tampoco lo es un opositor eterno.
ResponderEliminarA mí me ha dado una cierta penilla, me gustaba Chaves.