martes, 17 de noviembre de 2009

La "Cheste"

(foto cerero)
A lo mejor por eso salió aquella noche su vecino enjuto a quien tanto le había pedido la Salud para los dolores de sus piernas castigadas. Quien sabe si el Señor de la Oración en el Huerto no celebraba aquel día más que un 450 aniversario. La respuesta sólo lo sabe su vecina –la eterna novia del Jueves Santo- que se quedó velando aquella tarde a quien tanto la acompañó en vida, tan cerca como su pañuelo de encajes o las cuentas de nácar del Santo Rosario que blande en sus peregrinas manos. Cuando todos salían al encuentro de una dorada canastilla hecha calvario, acompañando al vecino ilustre que nunca alzó su Cruz al cielo de la plaza e los Carros, cuando el barrio disfrutaba de olor a cofradía en la otoñal velada vespertina, Tú encomendabas tu espíritu a la Madre que se quedaba sóla, esta vez sin dolor, pues no hay dolor a sólas entre dos vecinas, que tanto se han cuidado mutuamente. No sé si te recordarán los sevillanos nuevos, los que detestan el efecto dañino del tabaco. Yo, vagamente te situo en cualquier esquina de la Campana y recreo tu imagen como parte esencial de una decoración escrita en las sevillanas inmortales del Pali: “Sevilla tuvo hace años una gracia sin fronteras/donde se ha ido ese arte/que mi Sevilla está muerta”…ganándote la vida vendiendo cigarrillos sueltos: ¡Niño, la Cheste!...vencedor, águilas, Goya, celtas, er wiston, Palma, LM…Sepan los nuevos hijos de Sevilla, que antes que el tabaco se vendiera en los puestos y estancos anunciando una legalidad que provoca cáncer, Tú los pregonabas en la Campana, haciendo del vicio una virtud samaritana para el desavío de los crápulas y noctámbulos, como quien hace un favor a los pocos que saben agradecerlo con la propina impagable de una sonrisa. Fueron tuyas las noches de Sevilla, las luces navideñas y los últimas carrozas de la cabalgata tirada por las mulas; como lo fue el vaho de las ollas que asaban las ricas castañas otoñales; también fue para ti, las rondallas de tunos, las primeras mudás, las citas y los planes que entraban y salían  de El Patio Andaluz con sabor a manzanilla Barbiana y el calor, el tremendo calor presagiado por los grillos que cantaban la vuelta de las gente humilde desde los cines de verano. Todo fue para ti que más quisieran los colectivos de gays y lesbianas, sentir el orgullo de mariquita bueno que tú derrochabas, las ganas de vivir sirviendo y las de servir a todos los que acudieron a comprar tu paquetillo de arte. Pero lo mejor, te lo llevaste esa noche que tu vecino enjuto salió por las calles del barrio para convertirse en Cristo de la Conversión y volver a la capilla con apenas el tiempo de decirte que ya estabas con Ël en el paraiso. Aunque ¿qué te podías esperar, después de haber sido toda tu vida, la vecina más íntima de la Virgen del Rosario?

A  D. Emilio Aguilar Albariño, -la "cheste"-
vecina de la Virgen del Rosario
falleció el día 14 de Noviembre 2009, a los 72 años de edad
coincidiendo con la entrada del Stmo. Cristo de la Salud conmotivo del 450 aniversario de la aprobación de las primeras Reglas de la Hdad. de Montesión.

domingo, 15 de noviembre de 2009

SALUD, en el Huerto de Montesión





Vistes ayer la Salud de Cristo crucificada, como oración vertical que apuntaba los cardinales puntos de la tarde. No era la Salud que se pide para otro año verla, ni la oración que se postra de hinojos con sudor de sangre clamando que pase el cáliz del dorado Jueves Santo. Se trataba de otra Salud, una Salud enjuta y lacerada al borde de musitar las siete palabras eternas escritas en las primeras reglas de una hermandad de mareantes. Esta Salud, nos dejaba en el alma horadada una huella que dura 450 años y continúa intacta en nuestros días. Sus obras son amores que buscan el compás y los silencios de Sevilla, compás y silencios de calles y clausuras, donde implorar la mística Salud recién florecida del Huerto de los naranjos de Montesión

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