jueves, 12 de mayo de 2016

Botas de agua por botos

En este camino de ida que ha sustituido los botos camperos, por las botas de agua. En este camino del diluvio, que ha tapado el colorido de los trajes de flamenca y los cortos, por el el capote verde y el impermeable. En este camino duro e inclemente, como no se recuerda, que ha anegado los caminos históricos de barro y lodo, haciendo impracticable los surcos de las carretas, las ruedas de los tractores y toda clase de vehículos que componen la flota de una Hermandad. En este camino de agua bendita que está calando hasta los huesos a carreteros, peregrinos, caminantes, romeros y personal al servicio de la Romería; nos hemos planteado, más que nunca la cuestión sobre que significa realmente, el Rocío y las causas que mueve semejante peregrinación, que continua sin dejar indiferente a nadie. Frente a las circunstancias desfavorables, de la meteorología, el Rociero de Fe, cuya principal idea es el encuentro con la Madre- la respuesta es inmediata: “llueva o ventee, caiga chuzos de punta, haga calor y haga frío, ¡siempre para adelante!”. El camino para los Rocieros de Fe, es un camino glorioso, que se realiza con todas sus consecuencias. Que ningún Rociero se queje de la tremenda dureza del camino, que es un camino que se hace voluntariamente, con mucho gusto y esperanzas puestas. Nada que ver con ninguna travesía del desierto, con cualquier tipo de éxodo o huída de la muerte a consecuencia de la guerra y sobre todo comparable con el drama de los Refugiados” que todos llevamos en mente. A más de uno de los que se quedan, viendo partir a los Rocieros, se nos ha quedado otra cara bastante lejos de la envidia y la soberbia, de la crítica resentida y despiadada, al contemplarlos bajo la inmisericorde lluvia, tan necesaria como nunca del gusto de todos. Hasta los más aviesos detractores -en el fondo- han sentido cierto estímulo confundido con la solidaridad, tildándolos simplemente de locos. Porque aquello de los tópicos, de que el Rocío siempre es juerga y tambor; que el Rocío es mentira y vanidad;que el Rocío es puro postureo y hasta botellona a discreción, se ha visto cubierto por el plástico que tapaba la carreta del Simpecao pingueando; se ha visto cubierto por un caparazón multicolor de paraguas, que ha formado una piña encharcada de fervor, para hacer verdadera hermandad alrededor de la Carreta de Plata. Obligando a los romeros y peregrinos a tomar rutas alternativos que no se recordaban en la Historia del camino rociero. Carreteras olvidadas, senderos inhospitos, sesteos imposibles y paradas forzosas donde dormir, fuera del charco y la humedad del terreno. Sí, claro aún así y una vez “acomodados”, volverían a encender los motores, las cocinas, a preparar el festín de turno con toda clase de mariscos, chacinas serranas y exquisitas viandas, dispuestas sobre una mesa al resguardo del relente y correrían “los arroyos del vino, donde como cantan las sevillanas, se disculpan y se lavan los tropiezos del camino ¡ay si los pinos hablaran!”. Pero no es menos cierto, que frente a esa empalagosa necesidad de convivir, está el momento recogimiento; el rezo del Santo Rosario entre la luciernaga de las bengalas; los Rocieros de Fe que no pierden el sentido, por más sueño y cansancio, de arremolinarse con sus ponchos y mantas, delante del Bendito Simpecao, para orar y dar salves de Gracia a la Blanca Paloma, con los ¡VIVAS! Más sentidos. El Rocío, por muy al alba que se levante, es hacer un camino de Esperanza, al encuentro de la Madre; cada uno es cada cual y lo hace según tradición heredada por sus antepasados o curiosidad y ganas de sentir o vivir la experiencia única del contacto con la naturaleza. Unos irán siempre al lado o detrás del Simpecado: “mi camino es caminar al lado del Simpecado”, por promesa o intención; por alguna necesidad de salud o simplemente para adorar a la Virgen y darle gracias en todo momento. Otros lo harán de igual manera, pero por motivos de profesión, o responsabilidad de los cargos que ocupan en la Hermandad. Otros irán dominando la belleza de los parajes, .a caballo., contemplando olores y sabores, respirando el aroma de las flores silvestre, amapolas sobre trigos, lirios marismeños, arrancando el romero fragante de las matas. Muchos, peregrinos de mochila y tienda de campaña, ilegales de cara a una hermandad que exige, porque se lo exigen a ellos, pagar el terrero vallado, las lindes donde pernoctar ¡ay alcalde de carreta! Que tienes que beber el trago amargo de darle espaldas a la caridad y la misericordia con tu prójimo. Pero si queremos mirar para otro lado, veremos el Rocio de las jardineras, del buen gusto por la incomodidad, la alegría y el poderío de un camino que con pan y vino, se hace más cómodo. Si queremos mirar, la otra cara de la medalla, veremos bastantes contradicciones, niveles que van desde el servir de los contratados, hasta el ser servidos de los que lo costean; no es cuestión de posibles, aunque se note el despilfarro, el esplendor, la fiesta continua dentro de las casas del Rocío, sigue siendo el espejismo de una Romería inconfundible pero aún confusa, para los que la ven desde las afueras. Hay muchas cuestiones y las apariencias engañan más que nunca en el Rocío. Hay que hacer el camino para poder opinar y sea cual fuere tu opinión, habrás de llevar contigo -como mínimo- el don de la Fe. Porque por mucho que veas, no llegarás a creer más que una sola cosa y eso si crees sólo esto: El Rocío es el encuentro con la Madre, un camino con todas sus luces y sombras que debe empezar desde tu interior y solo desde tu interior verás, que ese camino termina agarrao a las rejas de su Ermitan, postrado a sus plantas, ese es su final y así debe ser la finalidad de su sentido: “Al final la Paz, al final su perdón, arrodillado a sus plantas y gritará tu garganta, Rocío danos tu Amor” Si no es así, quédate en casa rumiando las imágenes de quienes gozan la belleza de un camino, que va más allá de cruzar el Quema, presentarse ante Villamanrique, salvar la interminable Raya Real, y cruzar el Ajolí; quédate en casa, mirando la dicha y el tronío de los caballistas; la belleza única de las mujeres vestidas de flamencas; el poderío de los carreteros y la extrema emoción de las plegarias, salves, cantos, Vivas y lágrimas de los romeros...y si aguantas impasible, llegar al culmen de ese lunes de Pentecostés, cuando la Madre provoca la marejada ciclónica y esperpéntica de los Almonteños. Pero “no preguntes el porque, ni motivo, ni razón, que las cosas del Rocío, no tienen explicación” ¡querer es poder. vivelo si puedes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

con naturalidad

Entrada destacada

MACARENA UNIVERSAL.... "Ya viene, La Macarena"

 Serie: #Pararse,ahi Cap 04