Querido mayo
Te escribo con palillero, tinta china y secante, sobre el pupitre de nogal raido de una clase de primaria. En la verde pizarra hay dibujada una rosa con tiza de colores, es la flor del primer día, la reina de todas las flores que escogía la memoria para honrar a María, la Virgen Madre común de tu mes consagrado a la mujer más bendita entre todas. Después de tantos días de vacaciones entre Semana Santa y Feria, el volver a la escuela supone para los niños un auténtico problema de algebra, una insufrible lección de aritmética que se pierde en el silencio del patio distraida por el homenaje a la libertad de los vencejos. Tus días de luz no están hecho para aprisionarlos entre cuatro paredes de una clase ni cabe en los ventanales, las cotas que alcanza el plateresco esplendor de las cúpulas de San Luis de los franceses. Menos mal florido Mayo que el repique de tus campanas a gloria acorta los días para alargar las venturosas tardes. Tardes de tabla y puntillas bajo un sol de justicia en la plazuela, donde todos los que fuimos niños antiguos convertidos en hombres, postulamos por los barrios de Sevilla, la limosnita para la cruz de Mayo, convirtiendo la harina y el agua en pegamento, el papel de cebolla en cristal de faroles y las cortinas de nuestras madres en faldones de damasco para cubrir de ilusión y fantasía del paso más auténtico del mundo. Me ha salido un borrón- mi amado Mayo- al intentar escribir en la página en blanco de tu eterno olor a jazmines…, una furtiva lágrima o quizás fue el rocío mañanero de las fragantes rosas que cortaba con permiso en el jardín de Santa Paula. Me ha desvelado el estruendo de los cohetes que anuncian que van a salir las carretas, la peregrina emoción de una Salve, los ¡vivas!, la alegría desbordante hecha copla festoneada de romero. Te llevo en el alma como guardo aquel pequeño libro de carey y hojas de oro que todos los niños apretamos fuertemente entre las manos el día que fuimos los más puros infantes de marina al recibir la primera comunión y sabes –tu bien lo sabes- bendito mayo, que ya cuento tus días, deshojando la flor de los anhelos, perdido por los rincones de la auténtica judería, soñando el más bello atardecer a la luz de los faroles antiguos del Rosario o buscando la fuente de Salud recóndita en el rellano de la costanilla. Soy aquel niño –dichoso Mayo- que camina de la mano de su madre, tras el manto celeste de María Auxiliadora.
Tuyo afectísimo. O-ji-val
Antonio,mi amigo y confidente, mi amigo...a veces me pregunto porque las personas se unen en sentimientos, qué es lo que les lleva a ello...hasta tí me lleva tu forma de ser, tu interior...el que reflejas a cada escrito, en el que pones el alma y toda tu nostálgia de un tiempo que se te fué...que se nos fué, apreciado antonio ..tú haces que nos sintamos parte de ti mismo y asi me veo compartiendo ese bonito mes de mayo...contigo...a tu lado..es maravilloso ver lo que hay en tu interior y la capacidad emocional que tienes para expresarlo, confieso mi ansiedad diaria buscando tus escritos, confieso que me emociono con ellos.. pero más maravilloso es saber que una persona así es tu amiga.
ResponderEliminarQué hermoso texto querido Antonio!!
ResponderEliminarMayo es el reencuentro con la Sevilla más íntima, pasadas las fiestas, tornado el clima que busca un estío que aún no nos azota... Disfrutar de una tarde de Mayo es un secreto encanto y un privilegio poco cantado por los poetas y poco gozado por muchos sevillanos.
Estimado amigo:No le beso por que no llego,estoy totalmente de acuerdo con reina guapa en que es lo que hace que las personas sin conocerse como es mi caso,se unen en sentimientos:deseo que poco a poco yo vaya aprendiendo y poder escribir la mitad de bien que Usted y de las muchas personas que acabo de conocer.Un abrazo
ResponderEliminarYo le mando un beso virtual, de todo corazón.
ResponderEliminarMayo era más auténtico cuando era niña, en la Velá de mi barrio, o cuando hacíamos la Cruz de Mayo y las niñas pedíamos la voluntad ya en mangas cortas y sandalias por el verano que se avecinaba, entre flash golosinas y chicles bazokas.
Ver la Virgen de la Alegría de San Bartolomé me transporta a esa época, cuando miras al cielo, hueles las flores y te acuerdas de aquel mes de mayo, cuando fuistes la niña que quiso llevar pamela el día de su Comunión y que también conserva el librito de pastas de nácar y filos dorados como recuerdo de un Mayo que se fue.
Un abrazo florido.
Cuando llegaba mayo iba al puesto de flores que habia en los jardines de la Caridad y compraba un gladiolo.
ResponderEliminarMenos mal que "se arregló" el abandono al que fue sometido "mi jardín".
EStimdos amigos: Reina_guapa, mi querida Cristi, pregonero de Sevilla, y muy especialmente Bogar y Dama de Sevillano Nombre. El mejor precio que pueda pagar uno por escribir sin ánimo de lucro, es recibir vuestros comentarios. Me sobra todo lo demás. Un fuerte abrazo, amigos, y muchas gracias.
ResponderEliminarHas resumido con tino la diversidad del Mayo de Sevilla. Después de la feria parece que todo está consumado y Mayo ofrece toda la complejidad de la ciudad en sus 31 días.
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