foto ABC, Sevilla
Quien nos iba a decir a nosotros los sevillanos, el uso y disfrute que se le iba a prestar , a uno de las construcciones más controvertidas y despreciada de nuestra ciudad. El desafiante y soberbio edificio de Parasol, incrustado en el desierto de la Encarnación, las famosas Setas o monumento al despilfarro municipal, quien nos iba a decir a los sevillanos que sería cobijo, guarida y cita del movimiento cívico más sorprendente y comentado del momento. Los jóvenes de todas las edades que bajo el lema de DEMOCRACIA REAL, ¡YA!, estan desconcertando a la opinión pública y anegando de tinta y debates el panorama político español de cara a las inminentes elecciones Locales; este movimiento que ha aparcado en la Plaza del Sol -kilómetro cero- hace lo propio en Sevilla, viniendo a ocupar nuestro emblemático "Paracetamol" de la discordia y desafiando a la Junta electoral central en la última semana de campaña con vistas a la jornada de reflexión. Quien nos iba a decir a nosotros los impasibles sevillanos, que con la boca pequeña habíamos de mostrar tanta satisfacción en el uso y disfrute del monumento implantado por la soberbia. Fué en la malograda semana santa, cuando nos dimos cuenta, que las "setas" no eran para tanta monserga destructiva; que la zona recobraba un esplendor insólito, después de los 30 años de obras inconsecuentes que la habían convertido en un desierto incomodísimo. Fué en la semana mayor frustrada por la lluvia, cuando los sevillanos, comenzamos a paladearla, a contactar con ella, a fotografiarnos con esa novelería barroca que nos caracteriza. La esplendente tarde del Domingo de Ramos, hicimos de ella, una grada a rebosar, para contemplar desde un plano novedoso, el prodigio de las canastillas de la Cena y San Roque, tanto como la gracia en movimiento de sus correspondientes pasos de palio. Seguramente el Alcalde que inauguró el monumento, repitiendo hasta la saciedad que había que democratizarlo todo, no era conciente en aquellos históricos momentos, de la repercusión que tendría su discurso, porque efectivamente el sitio ha sido literalmente tomado como Plaza Mayor de los sevillanos y punto de concentración del Movimiento para la DEMOCRACIA REAL que se extiende por toda España. Pues ahí tenemos a nuestras denostadas Setas, sirviéndo a la ciudad de foro, el foro que ha escogido el movimiento civil para manifestarse bajo el mismo monumento levantado al despilfarro. Dicen que son jóvenes anti-sistema; que están manipulados por la mano que mece la cuna. Yo no lo creo, hay gente de todas las edades, razón social, colectivos, clases y credos; sus consignas son eco del malestar general que padece la población; siento emoción al verlos -por fín en la calle- pacificamente, advirtiéndole a los políticos corruptos y aspirantes en la oposición que no juegen con la miel, ni se chupen los dedos; más pan y menos chorizos; señalando a la Banca que todos sabemos y aquellos que tienen el poder de manipular los mercados desde e rascacielos de la multinacional a la que pertenecen. Sevilla parece tonta, pero no lo es, quizás se duerma más que nadie en sus laureles (huelen tan bien), pero cuando despierta de su anestesia, sienta cátedra, sabe muy bien donde buscar cobijo y hacer más dignas sus verguenzas. Por algo se empieza, de aquí a Santa Catalina no hay mucho, aunque nos quede bastante por andar.
¡Si señor!, hay que apoyar a todo el que salga a la calle a reivindicar que ésto debe de terminar de alguna forma, igual que salimos los que estábamos en Sevilla (después de la muerte de "aquel señor")y pasamos a una democracia pacífica modelo de otros paises.
ResponderEliminarNo puedo estar en la Encarnación, pero rezaré por éllos, por los valientes que alcen la voz.
Un saludo.
Pues sí D. Antonio, al final tendran razón los que decían que esta plaza se convertirá en un simbolo más de la ciudad. Pero la primera ha sido en la frente y han sido los "chavales" de DRY.
ResponderEliminarQue nuestras setas (nuestras porque la estamos pagando, y lo que nos queda) sirvan para algo más que hecharnos fotos.
Un estrechón de manos.