Decía el
Pregonero de este año, refiriéndose a la Caridad: “Mira que
largamos los cofrades”. La caridad consiste en saber, hasta cuando
hay que decir la verdad, para no herir al prójimo. Pero es que duele
tanto la Semana Santa de Sevilla, que no decir la verdad, es faltar a
la libertad de poder expresar nuestros más puros e íntimos
sentimientos. En la conciencia de todos, está la deficiente gestión
de los miembros del máximo órgano rector de nuestras HhyCC; no digo
que su incompetencia sea fruto de su mala voluntad, pero hace
falta más que buena voluntad, para no jugar con el fuego, la
seguridad y el presente de la Semana Santa del siglo XXI, la cual,
pasa ineludiblemente por cambiar de una vez por todas, su principal
problema -como es la Carrera Oficial- y adaptarla a las necesidades
que exigen los tiempos y demandan nuestras cofradías. Insisto, dejar
expedita la ratonera de Calle Sierpes -de una vez por todas- y
prolongar hacia la Magdalena, el proyecto que tienen guardado en el
cajón y no se atreve nadie a llevar a efecto.
Hablando
de falta de Caridad, la que derrocha a caudales el soberbio, Fran
López de Paz -desde su manido llamador- con los comentarios supinos
que todos sabemos y no hace falta enumerar por cuestiones de buen
gusto.
Que fácil
resulta, desde un puesto cómodo y destacado, vulgo balcón, criticar
y maldecir, mofarse y ridiculizar a cofradías, bandas, marchas y
todo tipo de pormenores que no sean del gusto propio o de nuestros
equipos. Tan fácil es criticar a las personas que hacen acopio de
las “sillitas”, estableciendo merenderos y cortando el paso a la
cultura de la bulla -patrimonio universal de los sevillanos-, como
demonizar a las personas mayores que colocan sus “sillitas” -con
antelación- en las vallas que separan la carrera oficial del público
en general y allí se apuestan horas y horas, estableciendo esa
especie de “tribuna de los pobres” que es el Duque; acceso c/
Alfonso XII; gradas de la Catedral, y perpendicular Puerta de San
Miguel a la altura de Almirantazgo.
Tampoco
sería justo, tildar al respetable y ejemplar público de Sevilla, de
irrespetuoso e incivil; ya que casos aislados como el innombrable
suceso acaecido en la salida de San Esteban, ni siquiera los
desagradables hechos que se suceden de “gamberrismo” y
falta de decoro, pueden emborronar el intachable comportamiento de
las más de doscientas mil personas que día a día se echan a la
calle para disfrutar con los desfiles procesionales de la ciudad más
hermosa del mundo. Impresionante las fotos de La Cofradía de la Cena
y el portentoso misterio de San Benito a su paso por la Setas de la
Encarnación, instantáneas en ese sentido que hablan por sí solas.
Benditas
sean todas las Cofradías que junto a sus ejemplares cuerpos de
nazarenos -verdadera esencia de nuestra Semana Santa- se lucieron y
nos hicieron disfrutar de una Semana Grande, tan esperada como
luminosa. Mi abrazo fraterno a la Hdad. Del Resucitado, la gran
sacrificada. Mi felicitación a los cuerpos y fuerzas de Seguridad
del Estado; a nuestros paisanos agentes de movilidad y a cuantos
hicieron posible que el público fluyera masivamente en los cruces,
circunstancia está que me parece un auténtico milagro.
En
lo que respecta a las cuadrillas de costaleros -por regla general-
gloria y loor, por su constante celo y alardes de fuerza y casta;
mucho mejor que los capataces al frente de las mismas, alguno de los
cuales, habría que ponerles un candado en la boca, especialmente
cuando levantan los pasos en “pasarela Campa”, adornándose con
fatuas y destempladas dedicatorias, que ni ellos mismos se la creen.
Bajo mi punto de vista y hasta la presente, sigo pensando que como
andan los pasos en la actualidad, ningún tiempo pasado fueron mejor
o mejores llevados, claro está que hay excepciones o matices, como
por ejemplo: los tan prestigiosos Arizas, lo digo con la boca grande:
No son capataces para Cofradías como la Hiniesta, ni mucho menos,
para la que más me duele en el alma: San Esteban... y sabe Dios que
lo afirmo con conocimiento de causa, ya que desde mi posición en el
tramo de los “baberos” (último del Señor de la Salud y
Buen Viaje), los comentarios son tan coincidentes como
desalentadores: no se puede mandar ese misterio alargando el paso y
ganándole terreno al cuerpo de nazarenos hasta topar con el cortejo
y pararlo; no somos “el herodes de la amargura”; la elegancia no
está reñida con el trabajo encomiable de una Banda -como Redención-
que se quedaba tocando para la galería en repetidas ocasiones,
porque los Ariza arriaban el paso sin consideración y no me vengan
con eso de “mirar por la gente de abajo”, ya que algún que otro
costalero entrevistado a la entrada de la Cofradía, bromeaba
aduciendo que habían terminado sobrado de fuerzas y con ganas de
sacar el paso de nuevo.
Respecto
a la música y Bandas, me considero hermano lego, pero les puedo
decir que las figuras de cartel, como sinfónica de las Cigarreras y
marinería de Triana, volvieron ha hacer las delicias del personal,
en plena armonía con los correspondientes pasos a los que
acompañaban. Me ha gustado especialmente, este año, Presentación
al Pueblo de Dos Hermanas y su apuesta más clásica magníficamente
interpretada. Destacar la marcialidad y prestancia de la Banda del
Sol y el trabajo consolidado de las Agrupaciones de la Redención y
Encarnación de San Benito y los Gitanos. Espectacular la puesta en escena y el
sonido estereofónico de Virgen de los Reyes, pero...”por algo
menea la cola el galgo” y vdes, me entienden. En cuanto a
acompañamiento musical de Palios, quedaría muy bien, escribiendo como suenan las Bandas de Salteras o la imprescindible maestro
Tejera, porque es la pura verdad, pero mis oídos, inexpertos y torpes, se quedan este año con
Ntra. Sra. de la Victoria y apuestan por la humildad y el buen
trabajo de la Sinfónica de Lebrija.
El
exorno floral, me ha cautivado, desde el principia al fin, tanto por
el clacisismo derrochado, como por la innovación y apuesta de la
cofradía de los Negros; la rosas de pitiminí de la Estrella y el
conjunto exquisito del Palio de la Virgen del Buen Fín. Continúo
tirando para casa y me quedo con mi Virgen de las Angustias de los
Gitanos, tan guapísima como impecablemente ataviada por Antonio
Bejarano; La Virgen de los Desamparados, también lucía espléndida,
vestida con un toque muy trianero y sobre todo, me quedo con la
impronta que Grande de León le ha imprimido a la Soledad de San
Buenaventura, elevando su imagen a lo sublime. Toca sacarse una
espina del corazón, al comentar, lo lamentable que me resulta
contemplar a esa joya, como es la Dolorosa de los Estudiantes, con
ese indomable, como suntuoso manto de casulla, que la aprisiona y
estruja hasta el punto de parecer que lleva de tocado, un papel de
estraza arrugado para protegerla. Si lamentable y doloroso es sacarse
esta espina, más lacerante resulta el movimiento inerte de su
portentoso palio, como así el de todos los palios, cuyos priostes
juegan a emular al que todos conocemos. No es menos cierto que hay
algunos palios de cajón, cuyas caídas escupen más que el de la
Virgen del Rocío, circunstancia que también choca bastante.
Por
último y antes de que se me quede en el tintero, felicitar y dar la
enhora buena, como se merece a la tv del Correo de Andalucía, por el
despliegue de medios y derroche, tanto físico como emotivo de todos
sus colaboradores, especialmente al maestro, Víctor García Rollo y
la guapísima Inmaculada Leflet. Por cierto, es verdad aquello que
decía Victor de que al cofrade sevillano, -en Semana Santa- se le va
la cabeza...y bien que se le fue, a tan prestigioso comunicador, que
más parecía vivir en el país de las golosinas, calle de la
piruleta. Viéndolo y escuchando sus fantásticos comentarios, daba la impresión que toda Sevilla celebraba en una nube de incienso, el final
de la crisis y la terminación de la hambruna y el paro. Manque me
escueza, me sigo quedando con la rigurosidad y templanza informativa de la otra
tv local.
Y como
decía el popular “dibujo de la suerte”, “esto es todo amigos”,
si es que me queda alguno y me lee. Así lo viví y así lo cuento,
tal y como lo he sentido, a boca llena. Sólo queda despertar del
sueño para seguir viviendo o vivir para soñar despierto. Lo cierto
es que volvimos a ser niños, después de tres años, sin que pasara
el tiempo y todo fué tan bello que nos cuesta incorporarnos a la rutina, sabiendo que la Vida es una semana. FELICES PASCUAS.
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