I PARTE.-
Como
cada año, me dispongo a dar cuenta de la Semana Santa que viví,
bajo mi punto de vista, lo cual quiere decir, que para algunos no sea
la misma Semana Santa que vió y no coincidan para nada con estas
apreciaciones. La Semana Santa del 2014, estuvo marcada por el buen
tiempo y un sol de justicia, que no solo dobló los cirios de los
nazarenos de las cigarreras (cual si fueran de plastilina), sino que
se atrevió a alterar la cera virgen de algunas candelerías, como la
del palio de la Virgen de los Angeles y hasta si me apuran, arrancar
casi la piel de los piés penitentes de algunos nazarenos descalzos,
en las primeras horas del Jueves Santo reluciente.
Mi
primer sobresalto e indignación tuvo lugar el Domingo de Ramos,
cuando intentaba cruzar desde Placentines a la Plaza Virgen de los
Reyes, mucho antes de que la Primera (la borriquita) saliera por
puerta de Palos, Cual fue mi sorpresa, ante la negativa de un
empleado de Servicios Integrales, que me vino con la novedad, de que
lo hiciera dando un rodeo por el barrio de Santa Cruz...no entiendo a
que cabeza pensante o caliente, hijo de Sevilla, se le puede ocurrir,
tan descabellada idea, que en días sucesivos tuvieron a bien
rectificar los doctores del Consejo y el CECOP de “Cuenca”
(seguramente por las quejas razonables- recibidas).
Una
vez tomado asiento en la parcela de abonados que me corresponde, tuve
oportunidad de observar la cantidad de sillas vacías que había en
el sector, habida cuenta de la ingente multitud que abarrotaba las
calles, como es tradicional un Domingo de Ramos esplendoroso y el
abundante número de sevillanos y no sevillanos que solicitan abono,
me chocó ese vacío de más de diez filas de sillas. Hice las
pertinentes averiguaciones y fuentes bien informadas me soplaron al
oído que este año, habían quedado 13.000 /Trece mil sillas/ sin
vender y lo que es más grave e indignante, ocupando su
correspondiente sitio en carrera, para escarnio y zozobra de las
solicitudes tiradas a la papelera. Ante esta desequilibrada y
grotesta situación, resaltaba-aun más si cabe- la cantidad de
público apostado en las vallas que acotan la Carrera Oficial,
esperando ver cofradías desde la inverosímil distancia de más de
doscientos metros. (Verguenza ajena y fatiguitas secas). En este
sentido, no se a ciencia cierta, si verdaderamente hay demanda de
sillas tales, como para ver las Cofradías desde la calle Tarifa,
donde no solamente el ángulo de visión es escaso y distante, sino
que los abonados se pierden literalmente el desfile de las cofradías
que acceden desde la calle O´donell. Hay que tener sangre fría y
poca humanidad para vender sillas en prolongación de Campana hasta
las inmediaciones de Villasís; es una auténtica indecencia, vender
sillas en bocacalles de Sierpes, emparedadas, donde se ven las
cofradías pasar de largo y el paso sólo lo ves si tienes la suerte
de que lo paren. Aunque halla demanda y el público lo pida, no deja
de ser un fraude, Sres. Del Consejo, con el agravante de que son
Vdes. Hombres de iglesia y perfectos conocedores de los sitios, como
buenos cofrades. Por favor, no comprenden que con este negocio
redondo, se convierten en cómplices y encubridores de los mercaderes
del templo...
En
otro orden de cosas, el problema de la Calle Sierpes; ¿Es que no ven
vdes., que es irresoluble...es que no quieren admitir lo
evidente...hasta cuando van a estar volviendo la cara a lo que supone
un flagrante riesgo para la seguridad ciudadana? Seguro que lo han
comprobado, desfilando con sus respectivas cofradías: ¡imposible
transitar!, es “la amenaza fantasma” que se cierne sobre vuestras
cabezas y pone en peligro las cabezas de los demás, Hoy día
constituye un auténtico milagro que cofradías tan populares y
seguidas como San Gonzalo; San Benito y las Esperanzas Macarena y de
Triana, la crucen sin incidencias. Es la ratonera de la Semana Santa
de Sevilla, que ya en la malograda madrugá de las “carreritas”
hizo saltar todas las alarmas de lo que puede originar una auténtica
masacre.
Ante
el ejemplar esfuerzo que han mantenido las cofradías con mayor
número de nazarenos en desfilar por Campana, tratando de cumplir
los desproporcionados horarios e itinerarios, uno se pregunta -como
el ínclito Fran López de Paz- si realmente esa es la Semana Santa
que queremos. Ver pasar a los nazarenos de tres en tres, de cuatro en
cuatro, con los cirios apagados durante todo el recorrido, es una
auténtica desfachatez; un incoherente absurdo que no sólo desluce
los desfiles procesionales, sino que termina siendo un esfuerzo en
vano, porque en cuestión de cofradías la velocidad no es el espacio
partido por el tiempo, sino el tiempo repartido proporcionalmente por
el espacio y no cabe duda que todas las cofradías no tienen el
suficiente tiempo para pasar por el espacio de Campana y menos a la
forma y manera de sacrificar, hasta la extenuación, a sus ejemplares
cuerpos de nazarenos. Si el problema es entrar en Campana y no hay
espacio ni tiempo suficiente, habría que plantearse otras
alternativas -que las hay- la cuestión es, quien le pone el cascabel
al gato; desde luego cómodamente sin moverse del Palquillo, no van a
solucionar nada, hasta que lamentemos alguna víctima. Dios no lo
quiera.
Por
último y para cerrar el tema del mal Consejo, hagamos cuentas.
Multipliquen vdes., treinta y siete mil sillas, por cien euros de
media por cada sillas (las hay más caras, en tribuna y palcos, pero
también más baratas en los sectores inverosímiles)= 3.700.000€
Y
a continuación, hagan los pertinentes desgloses a tenor de las
siguientes cuestiones:
-¿Cuanto
cobra por pasar cada cofradía?...
-¿Cuanto
supone el montaje de los hierros?
-¿Cuanto
supone el porte y acarreo de las estructuras?
-¿Gastos
por operarios de montaje-desmontaje?
-¿Contratación
de personal servicios integrales?
-¿Personal
de Seguridad?
-¿Acomodadores,
inspectores, etc.?
-¿Contribución
al Ayuntamiento?
-¿Otras
partidas, representación, Varios?
Les
salen las cuentas...me gustaría que las pusieran a disposición de
los usuarios, abonados, ciudadanos en general. Los ingresos
millonarios sí estuvieron en las entidades financieras desde el
pasado Enero, devengando intereses. Ahí lo dejo, porque habrá quien
se raje las vestiduras, afirmando que al Consejo le cuesta dinero
esto del negocio de las sillas; incluido cáterin; recepciones,
distinciones, agasajos y representaciones. Pero a mí me dá que aquí
sobra el dinero, para hacer las cosas mucho mejor; más equitativas y
justas, al menos como lo suelen hacer las mayordomías de las
Hermandades, buscando siempre el bien de su patrimonio y fomentando
la acción social.
Continuará...
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