Lo celebran los
oficinistas; los funcionarios; los colegios públicos; los
institutos; los profesores y catedráticos, los
estudiantes...¿alguien más, por ahí?...ah sí, vendedores,
viajantes, representantes, los pensionistas, los jubilados...los que
cada tres o cuatro semanas, cogen el finde...y por supuesto: ¡los
parados de larga duración!
Cuando se celebra ese
¡¡por fín es viernes!, reservado para los oficinistas del maletín,
que salen en las viñetas del TBO, es obvio que no se piensa en el
personal de hostelería, los restauradores, camareros, pinches,
cocineros, personal de limpieza y empleados de servicio, que hacen
del “fin de semana” la jornada más agotadora e intensa de
trabajo. Los Puestos de trabajo que ofrece, la “España de los 4
grandes”, además de estar en su mayoría amparados por contratos
“basura” desde una hora de duración, hasta las más
“rockambolescas” fórmulas asistidas por la legislación para
favorecer a los empresarios, tienen un denominador común; la jornada
laboral centrada en los “fines de semana”, para dar servicio a la
gran demanda de propuestas de ocio que ofrecen las grandes ciudades
durante las fiestas que antiguamente llamaban de guardar, incluido
ese “sábado-sabadete”- que tanto esfuerzo y luchas obreras,
costó en España, incorporar, o mejor dicho, reducir de la jornada
de trabajo, en los reivindicativos años´70. La juventud de nuestro
tiempo, inventora de la “botellona” y la marcha, de los coches
discotecas y las grandes concentraciones en los jardines de las
delicias y otras zonas difíciles de cruzar; esa juventud que estudia
y trabaja, pero que también ni estudia ni trabaja y depende del poco
más de los 10 o 20€ semanales que repescan de sus padres y
abuelos, la misma juventud que representa el 60% de paro en España y
lo que te rondaré “morena” que no figura en las listas del paro,
por ni siquiera estar inscritos, se tiene que conformar, si desea
establecer un proyecto de “futuro”, basado en la independencia de
sus padres o en la suya propia, se tiene que conformar -como escribo-
en recurrir a esos puestos de trabajo precario, que ofrecen las
franquicias de los “burger; pizas; fritangas; cervecerías del
cubo; papelones; y cafés de los vireyes” con el plus adicional de
privarlos de esos días de la concentración generacional por
excelencia: sábados, domingos y festivos, en el que se convertirán
-detrás de un mostrador- no solo en la envidia de los que están en
la cola del paro, sino más bien en la risión e ironía, del resto
de sus colegas que disfrutan de mejores circunstancia, al mismo
tiempo que rechinan los dientes de rabia e indignación. Todo indica,
que no estamos en condiciones de protestar o quejarnos, habida cuenta
que el principal problema de esta España de los 4 ¿?, radica en el
desempleo, y la mayoría celebra el acceder a un puesto de trabajo,
como una verdadera cuestión de necesidad. Pero no es justo, porque
en la realidad, todos sabemos, que se está castigando esta
necesidad, con contratos abusivos, amparados por la ley del ancho del
embudo; que se está obligando a trabajar el doble de la jornada
establecida con esos contratos a la carta; que se está pagando menos
de lo justo y establecido, con el agravante de ingresar el salario
cada 40 o 45 días trabajados y que por consiguiente, no se está
compensando debidamente el descanso semanal a que tiene derecho un
trabajador, si se tiene en cuenta que un sábado, domingo o fiesta de
guardar, es comparable con cualquier día del resto de la semana. A
todo esto, moral y psicológicamente, la injusticia social, supera
los medios y en el ánimo general, nadie se atreve a pensar, el
agobio mental de un JOVEN, condenado por las circunstancias a
trabajar, cuando todo el mundo se divierte, pasea y disfruta del
ambiente espectacular y festivo, de estas fiestas
Navideñas...pero...para algunos, -muchos privilegiados- aunque no
tengan culpa: ¡¡¡POR FÍN ES VIERNES!!!
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