sábado, 26 de enero de 2008

LOS PAJARITOS CALLEJEROS

Madre, yo ya no creo en la diosa Justicia, porque se le ha caido la venda y cierra los ojos como la gata de María Ramos, para no ver los ratones...”ratones coloraos” como un tomate, igual que se me pone la cara de vergüenza ante el éxtasis de la verdad. Ahora que estamos en la precuaresma de la precampaña o viceversa, cuando el corazón se prepara ante los sobresaltos de una nueva primavera, me ponen en televisión un reportaje encomiable -como todos los que realizan- para el programa CALLEJEROS, sobre la vida y milagros de nuestra conocida barriada de LOS PAJARITOS. Curuioso ¿no?, precisamente cuando la televisión deja de convertirse en basura, es cuando muestra ante la opinión pública con parcas palabras y desgarradoras imágenes, toda la basura que pueden almacenar los poderes públicos, en los contenedores de la desidia Municipal. No voy a describir el espectáculo dantesco, buena nota de ello tomamos ya en nuestra conciencia cívica, los que tuvimos la oportunidad de contemplar através de la pequeña pantalla, la degradación en la que se encuentra sumida dicha barriada. Los Pajaritos de Sevilla, que antaño fuera el refugio y la dignidad de tantas familias desahuciadas, humildes y obreras que convirtieron su sueño en la realidad social y el buen trabajo del Patronato de la Vivienda, pasaba ante nuestros ojos con toda la sonrisa abierta de su pobreza de espíritu y materialidad. Amenizada por el flolklore de la miseria, vestida de chandal barato, reverberando al sol de sus colores fucsia, con todos sus trapos sucios tendidos en los patios improvisados como campamentos de la más infame marginación. En el estercolero de los vertidos incontrolados también brotan las rosas, rosas marchitas que con su amarga tristeza nos parten el corazón, como la fragancia de esa anciana entre sollozos que aún sacó ánimo del baúl de sus penas, para engañar a la sinrazón repicando sus antiguas castañuelas. Allí no habrá precampaña, porque nuestros políticos y distinguidas autoridades, están cansados de invertir allí los fondos difíciles del dinero más fácil. No habrá mítines, que para eso los servicios sociales se afanan en conseguirles “pagas” de pobres abuelos, y enfermos mentales y ellos se conforman con eso, porque es la única manera de poder ser recibidos cada mes en los bancos. Allí seguirá valiendo sólo el voto cautivo por el miedo de volver a la cárcel o regresar a los andamios y nuestros políticos lo saben y nos lo recuerdan frecuentemente con su célebre frase: Si tan mal lo hemos hecho..¿como siempre terminamos ganando?

domingo, 20 de enero de 2008

EL PARQUE DEL OLVIDO

Ganas tenía de imponer a su primer nieto, ese segundo sacramento sevillano, como es el bautizo de las palomas. En esta mañana límpida que no parecía de Enero por su radiante esplendor mas bien de primavera, en esta mañana, que como otras, hay que enmarcar en el continuo pensamiento de soñar con idéntico día para un Domingo de Ramos. Ganas tenía de ver la cara del nietecillo pisando el paraiso infantil de la Plaza de América; su encuentro con las eternas palomas que a todos los sevillanos nos bautizaron de aire y luz con su revoltoso aleteo. En esto tan sevillano de acercar la manita y gozar la sensación de asombro y bienestar que supone ver a las blancas aves como acuden en tropel a reclamo tan jubiloso. Momento de culto que aprendimos de nuestros abuelos, que disfrutamos con nuestros padres y que nos enorgullecemos de enseñar a nuestros hijos. El rito se cumplía ahora con el nieto, había que inmortalizar uno de los momentos más tiernos de la infancia sevillana, la emoción se atenuaba , era preciso centrar toda la atención en el objetivo de la cámara fotografica. El niño se adentraba en el parque, parecía que lo conociera de toda su corta vida, abrazaba con su menuda sombra las vereitas de albero, tocaba con sus menudas manos los setos, le distraía el agua en el estanque, mientras el abuelo aprovechaba para ponerle el marco del precioso pabellón mudejar a la foto. Después la obligada subida al monte “gurugú”; la clásica pose con los leones; la fuente de las ranas y el lago de los patos...tan absorto del disfrute de la criaturita, estaba nuestro amigo Domingo, que no reparó a simple vista en el abandono y olvido en que se encontraba sumido nuestro entrañable Parque. Había cruzado los surtidores sin la risa del agua, había cruzado el puente sin dar crédito al lodazal que tenía a su alrededor; buscó la caseta de los servicios y se encontraban selladas a cal y canto, una señora le indicó que todas las casetas se hallaban en la misma situación, no había manera de atender las necesidades fisiológicas de los usuarios del Parque. Otro señor que reposaba placenteramente en uno de los bancos, al escuchar mi pensamiento en voz alta, asintió indignado: “tiene vd. razón y les seguiremos votando a estos pobres hartos de pan, ganarán de nuevo las elecciones, mientras cuenten con esta oposición tan perpleja y enclencle, tan indolente y presuntuosa”. Gracias a Dios, que el nieto recordará para siempre esa primera impresión de júbilo y asombro de encuentro memorable con la luz y el aire agitado por las eternas palomas. Dios quiera que tarde mucho tiempo en lamentarse de ver el estado de olvido y postración en el que se encuentra nuestro glorioso Parque. Quizás -para cuando estrene el uso de su razón- haya recobrado antiguos esplendores. Ahora sufre los rigures del mayor olvido, abandonado desde hace décadas por la excusa política de las obras del metro. La pena de los “aduladores impávidos” de este: Todo vá bien, consiste en que la vieja dama es tan bonita, que aún sucia y despainada conserva su antiguo esplendor y nos invita a disfrutar de este Parque encantado, donde su exquisita vegetación olvidada, se convirte en jungla virgen para nuestros enamorados ojos y sus estanques macilentos ausentes de aves padidisiacas, nos hacen soñar con Domingos como este en que la sonrisa de un niño, lo transforma en vuelo de palomas, al encuentro de la Paz que siempre vuelve a cruzar nuestro querido Parque de Maria Luisa.

martes, 15 de enero de 2008

Con PASION nada nos falta.



Al maestro Dubé de Luque.

Cumplida la designación del Pregonero, al principio es la luz la que anuncia los días del gozo; la luz de los primeros amores que acariciaron nuestros sentidos; la luz de aquellos días, que apuntan hacia donde la memoria escoge el camino más corto para herirnos. Al principio fue la luz, que a imagen de Dios, vimos que era buena y la cincelamos en nuestra memoria con la lapidaria firma de un orfebre de la palabra: “la vida es una semana”...enmarcada en el lienzo de un cartel. Esta luz que nos suena a gloria, compuesta y descompuesta por las pinceladas del maestro, enseña los colores vetustos que nos saben recién estrenados. Siempre es lo mismo, pero nada es igual cuando tanto importa, la eternidad de los trazos azules que apuntan con sus velados capirotes, profundas bulerías por San Román; la luz sale del taller a la calle, buscando los imposibles cromos que asombran las cales con la aterciopelada caricia de los toneleros; se matiza en tonos suaves, soñando calvario de lirios que suben por la alcazaba y se tornasola en contraluces malvas, reflejada en la cruz de carey, a esa hora donde compone los mejores ocasos en el río. El maestro Dubé de Luque, no impresiona, pinta la verdad como Velazquez, al fin y al cabo la verdad no es más que lo que tenemos delante y en el nuncio gráfico de las bellas artes sobre el óleo, pregona lo que se ve, que el Señor es nuestra Pasión, porque con su Imagen presidiendo el cartel, nada hace falta. Pasión y Muerte convertida en el regazo de María, en auténtica Providencia, como el mismo regalo que nos hace su cofradía Servita. Más como todo lo que entra por los cinco sentidos, tiene la salida imponente de la gracia, no hay mejor puerta que la de Palos, para atisbar la Esperanza, luminaria de los grandes presagios, precedida por el último tramo que nos queda por vivir antes del gozo. Al principio, la luz enmarcada en este cartel de mis primeros y eternos amores, que firma la mano maestra de un genio que nunca nos ha dejado indiferentes. Antonio Dubé de Luque. Maestro de la esencia.

lunes, 7 de enero de 2008

EL VACÍO

EL VACIO Creo que la riqueza de un pais se mide por la cantidad de resíduos sólidos que genera. Ver los contenedores después de la llegada de los Reyes Magos, es todo un espectáculo. Espectáculo del mayor consumo en cuanto a cantidad. Envoltorio almacenado que retrata una calidad de vida, que aunque no haga honor a la realidad sí pone de manifiesto un hábido de consumo desmesurado. Espectáculo también de miseria, reclamo de podredumbre que invita a los desheredados a rebuscar entre los cientos de miles de toneladas que se depisitan junto a los contenedores, hastar convertir el recinto en un estercolero. Todas nuestros hogares, amanecieron hoy con el vacío de cantidades ingente de papel de regalo, de cajas de cartón, que nos restaban el espacio del salón y las habitciones. Después de tanta ilusión habida o por haber; después de tanta generosidad y besos de agradecimiento, después de tanto compromiso que cumplir, nos queda el vacío de la insatisfación. Puede ser para los Béticos, el “tres a cero” que más duele...puede ser para los niños, el poco tiempo libre que les resta para disfrutar los juguetes fuera del horario escolar...para los adolescente, la depresión de volver a la disciplina del instituto, después de la libertad condicionada por unas vacaciones ...para los empleados y operarios de recogida de residuos sólidos (LIPASAM), el vacío de tantas horas de trabajo, esfuerzo y dedicación en labor tan ingrata. El vacío de una cuesta de Enero histórica que se prolonga en incertidumbre económica hasta las fiestas de primavera. El vacío de unas solitarias calles en este festivo 7 de Enero, junto a unos contenedores atiborrados de resíduos, son otras formas de comprender que estamos en tiempo de REBAJAS.

jueves, 27 de diciembre de 2007

AYER BAJÉ A SEVILLA

Ayer bajé a Sevilla, como la misma frase: “de cateto”, aparqué en Hacienda -yuyu-, fijé la vista en la desvencijada cara de la Casa de la Moneda, me entretuve evocando el magestuoso sitio del antiguo Coliseo España y arribé en la Avenida, como un auténtico “cateto” alucinado. Poco necesita Sevilla para llamar mi atención, menos que yo mismo en quedar fascinado por su presencia. Lo cierto es que la encontré primorosa como la caida de su tarde serena y el color indecible de su cenit. Me asomé a la Puerta Jerez donde me volví a sentir más “cateto” que nunca como el que estrena mirada rejuvenecida con zapatos nuevos. No me rayaban ni las incongruentes parafarolas, ni los rústicos bancos de ikea, nisiquiera el entresijo indecoroso de las catenarias, primaba la paz y el sosiego de los “catetos” de los muchos catetos venidos de todos los rincones de la invicta ciudad, para tomar esa esplanada, que hasta hace poco, había que cruzar jugándose el “estrés” de su pleno tránsito rodado. Ví, como disfrutabamos -como auténticos “catetos” los sevillanos, contemplando la fuente mítica de los “niños meones”, el Hotel Alfonso XIII en todo su esplendor y el remodelado mudejar de la Capilla Mariana sede del Consejo. Confieso que iba predispuesto a censurar a esta nueva lAvenida, mi Avenida de tantas Semanas Santas como la edad que tengo, pero me quedé prendado mientras paseaba por ella libremente, disfrutando las caras de cateto de los muchos niños que la transitaban de la mano de sus padres, improvisando rodos para ver actuar a los varios artistas callejeros que amenizaban la velada navideña. Solo me faltaba pasar la prueba de fuego, ver con mis propios ojos de cateto espectante -el tan polémico injerto del metrotrén-metrocentro, que tanta tinta como polémica ha derramado. No sé si sería el brillo de las luces que festoneaban la arboleda y resaltaban los contornos del histórico caserío, quizás “el espíritu de la navidad” puso algo de su parte, pero lo cierto y verdad, repito, es que me sentí “cateto” , cateto -convicto, confeso y sobre todo orgulloso, porque hasta el dichoso tranvía me pareció agradable, con su acústica romántica de aviso de tren de cercanías; esperaba escuchar el estruendo dichoso, el atronador ruido que hacía vibrar las lunas de los edificios -según había leido-no era para tanto, es más lo encontré de lo más peregrino, si se compara con el estrépito que produce una sola moto en los puños del un gamberro de turno. Ay, ay, ay -Julia Romula- de mi corazón, por mucho que se empeñen tus políticos y “aduladores impávidos” en degradarte o alterar tu estética con las nuevas tecnologías, tu eres como las viejas catetas que: calla, vence y ...

sábado, 15 de diciembre de 2007

PAZ Y BIEN PARA TODOS

La Esperanza tiene las puertas abiertas, no cuesta dinero entrar a verla, no hay fuerza moral ni física que te impida estar a su altura, mirarte en sus ojos y respirar su hálito bendito. La Esperanza de los pobres y los ricos, de los desheredados es gratis en Sevilla, nos hace iguales siendo tan diferentes, nos enfila en una misma gracia, haciendo colas en busca de tantas intenciones. La vida es muy complicada, la Esperanza sin embargo es palabra de Madre sencilla que nos llevó de la mano a verla en vísperas de Pascua. Si las brumas de la tristeza, te impiden ver el manto azul de la Inmaculada fantasía, acuérdate de aquel niño e intenta recordar el viejo nacimiento que vistes poner en tu casa…¿te acuerdas?...sí hombre, verás como tienes que acordarte del olor a corcho cuando pases por la calle José Gestoso…haz memoria de aquellas figuritas de barro expuestas en los escaparates…las veces que te quedabas atónito frente al aparador, contemplado aquel Portal con sus caminitos de serrín, la cañada por donde bajaban los Reyes del Castillo de Herodes, el río de papel de plata, la estrella de purpurina, el musgo, la paja. Cuando al Belén de tu tierna infancia se le fundan sus humildes luces de colores por causa de la descarga vertiginosa de reclamo de consumo, vete al encuentro de la Esperanza por los caños de Carmona hasta San Roque, cruza la Ronda de la Trinidad, pasa bajo el Arco, atraviesa el río, que no te pierdan los cantos de sirena, el mundo aunque persista en su afán de no dar, por lo menos te muestra sus mejores deseos. Agarrate a la Esperanza, que es gratis por ser lo último que se pierde. Tuyo afectísimo, ojival.

sábado, 1 de diciembre de 2007

CARTA A DICIEMBRE

Se me agolpan las sensaciones al recibirte, se mezclan con los tópicos de este desenfrenado reclamo publicitario que te precede, cada año con mayor antelación, pero por encima de todo te estaba esperando con los brazos abiertos y nunca mejor dicho, como los tiene el Amor. Me ha alegrado siempre tu llegada –desde que tengo uso de razón, aunque la razón no la use más que para ilusionarme con el sonido de campanilleros y luces que traes de fondo. Banda sonora de nuestra vida que resuena en los pretiles del recuerdo con alegría. Es una alegría tan fuerte la que transmites –Diciembre- que a veces nos haces llorar de emoción y la confundimos con la tristeza, cuando no es más que el reflejo de los seres queridos que nos reunieron en familia estos días y que ahora nos faltan. Por el atrio de San Antonio Abad un aroma prematuro de azahar, corta el frío de la noche, desde lo alto de la espadaña, se despliegan los gallardetes de víspera, el aire sabe a coplas de Miguel Cid y D. Mateo Alemán se estremece en su lecho. Las cosas de Sevilla tienen mucho que ver y que contar de ti, venturoso Diciembre, hasta la Pontificia Roma, se inclinó ante el juramentado voto de tu octavo día, plaza celeste y blanca del triunfo ganada a espada si es preciso sopena de derramar la última gota de nuestra sangre. Sangre de mariana fe que se lava en las aguas esmeraldas de la Esperanza, mientras mira como beben los peces en el río. Sabes milagroso Diciembre, tu bien lo sabes, que en Sevilla –solo en Sevilla- hay Esperanza antes que vida o no hay vida sin Esperanza, que viene a ser lo mismo. Por eso la Señora, antes de dar a Luz al mejor de los nacidos, se nos muestra como torre de marfil, para que le besemos la mano, convirtiendo la humildad de Belen en casa de oro y arca de la bendita alianza desde la resolana a Pureza, pasando por Castilla, puerta Carmona o la Trinidad. Por lo menos, aunque solo fuera por una vez al año, los hombres nos sentimos más solidarios, aunque la caridad verdadera sea compartir lo que tenemos con los demás, también sirve el deseo de disfrutar esta abundancia efímera en la que nadamos, envueltos en oropeles y celofán; también sirve –querido Diciembre- el resplandor de esta Navidad que hace que veamos con mayor nitidez, la diferencia abismal que separa la riqueza de la pobreza y nos sintamos obligados a parar el fuego de las armas; pactar treguas con la violencia de todo tipo; compartir mesa, confites y cava con los más desfavorecidos y llevar a cualquier rincón del mundo la Paz de esa Estrella de oriente que nos anuncia el nacimiento de Jesús del Gran Poder. Ya sólo por eso, eres bendito –prodigioso Diciembre- Y no tengo más remedio que abrazarte lleno de regocijo, desempolvando el pellejo de mi vieja pandereta, mientras acaricio las figuras de mi Belén entrañable. Tuyo afectísimo. Ojival.

Entrada destacada

MACARENA UNIVERSAL.... "Ya viene, La Macarena"

 Serie: #Pararse,ahi Cap 04