domingo, 10 de febrero de 2008

HINIESTA, me alegro de verte...







. LA HINIESTA EN EL PUMAREJO

  Hay hermandades que no son conscientes del nivel de evangelización que alcanzan cuando echan sus pasos a la calle. Por encima del inusitado esplendor que suscita en nuestros corazones el Domingo de Ramos cuando se hace realidad en las primeras horas de la tarde, hay un momento que merece un lugar destacado en la estancia de nuestras sensaciones, un momento que habría que enmarcar con entrañables molduras dignas del costumbrismo de Jimenez Aranda, porque vale por sí solo y sin avales de ningún término, un potosí de emociones. Es tarde de Domingo de Ramos, el sol radiante coronando la gracia de la primavera, Sevilla se echa a la calle, por todas la razones que conocemos y por otras muchas que algunos no entienden, pero que les arrastra irremisiblemente a saborear el contagioso ambiente que se respira. La pl.aza del Pumarejo, siempre pintoresca, monumental y viva, pero tambien proscrita por la leyenda de su mala fama, palpita de bullicio y espectación . Los niños del domingo de estreno reconocen el perfume de incienso que adelanta el aire al compás del redoble de tambores que precede a la sorpresa -no menos esperada- de los primeros nazarenos, corren y se arremolinan jubilosos para ocupar las primeras filas de la calle...la plaza empieza a involucrarse, simple y llanamente, asomando a los balcones sus mejores galas mientras mira con impaciencia entre los visillos de las abiertas ventanas que el momento se acerca. Aunque el armazón donde se sustenta la esencia del Pumarejo, todavía aparezca frío y distante, algo intenso e irrenunciable se presiente en la abigarrada variedad de las culturas alternativas que encontraron parada y fonda en esta simgularísima plazuela, tras la Sevilla de barrio tradicional y devota, está la otra ciudad que vierte en la creativa arrogancia de su casco histórico los deshechos humanos de la droga, el inclemente hueco de los "sin techos", la huella delirante de inmigración la imagen más vergonzosa y vergonzante del ser deprimido que busca en los comedores públicos la solidaridad de una sociedad que como siempre se ampara en el sufragio de las religiosas. Pero llega el momento en que toda esa argamasa social, se funde en un encuentro sinfónico envuelto en el nimbo del incienso, hacia el centro donde la luz celeste y plata se abre paso entre cuatro ciriales argénteos y se hace- una -la mirada de todas las razas sin condiciones pactadas de credo o profesión, clavadas al unísono en la Cruz de ese Cristo de cobre que hizo Buena la Muerte por el ideal supremo de la Salvación. No es consciente una hermandad del bien que puede hacer una Imagen de Cristo en la calle, cuando es capaz de imponer en medio del Pumarejo, una atención y un silencio tan aplastante, consiguiendo allí donde reina el caos, semejante manifiesto de emoción y respeto, de concordia y armonía, como no es capaz de conseguirlo nada ni nadie que se lo hubiera propuesto. He sido testigo como muchos sevillanos y vecinos de silencios maestrantes, silencios de la categoría devocional del Gran Poder o Calvario, pero me sigue estremeciendo sobremanera, este incondicional respeto que se le guarda en el Pumarejo al paso de la hermandad de la Hiniesta, la tarde de explosión y júbilo, colores e ilusiones estrenadas del Domingo de Ramos, cuando una plaza se rinde -como humilde Magdalena- a los piés del Cristo sobre un monte de fragantes claveles porque nadie puede sentirse indiferente ante su Gracia.



Hiniesta, me alegro de verte...







me alegro de verte tan linda y bien de salud, pues para Tí el tiempo -nunca mejor dicho- no pasa, ni se detiene siquiera, juega a favor de tu Imagen para que seamos nosotros los que cumplamos años y tú permanezca mocita de la eterna primavera de San Julián, bandera concepcionista de ese barrio donde aprendí mi primera Semana Santa de memoria. Me alegro de verte tan cerca, tan Reina, tan fresca y olorosa como la vez que te conocí y quise ser nazareno de cielo raso y airosa capa. Esas cosas entre Tu y nosotros, no se olvidan, Madre, forman parte del secreto proceloso que se desvela cada Domingo de Ramos, cosas que se sienten y se escriben no para intentar que otros sientan lo mismo, sino por el mero placer de sentirse agradecido. Agradecido y emocionado -como digo- me ha alegrado de verte y de besar tu mano como uno más de tus hijos.

martes, 5 de febrero de 2008

MI MEJOR AMIGO

Me despedí de tí serenamente, como lo hacía otras noches en que nos quedábamos a solas cuando todos dormían. Acariciando serenamente tu pelumbre aborregada, tu cálido bajo bientre, tus ingles abiertas como alitas de pollo. Me despedí de tí -tú también lo sabias- que era la última noche de sumisión de entrega de lealtad sin medida de absoluta fidelidad sin condiciones; tu instinto histórico me lo decía con el brillo de tus pupilas apagadas. Gracias, porque ahora sabré lo que es echarte de menos; lo que es vivir sin la sombra que siempre me acompañaba, sin la felpa calentita que siempre se abría hueco en el rincón derecho del sofá donde el tiempo no cuenta. Sabré lo que es vivir sin tu rosca a mis piés; sin el rastro y la huella insoslayable de tu olfato sabueso buscandome por la casa; arañando la puerta de mis voluntarios encierros, para acompañarme, velando mi reposo de guerrero y mis armas oxidadas de humano en celo. Es curioso, sin decir esta boca es mía, tan solo con tus rayantes ladridos de rabia y gozo, como has podido darme la lección de cariño más puro de esta vida. Ya ves, a estas alturas, después de dieciseis años juntos, me quedo con la duda, si fui digno de tí, si te cuidé lo bastante -pobre de mí ser racional- cuando a tí no te cabe la más mínima de haberte entregado hasta morir en mis manos, buscando una caricia agradecida. No he podido regar tus cenizas con lágrimas, no han salido de mí se han quedado llorando tu adios por dentro. El arrebol de tu rabo loco de alegría, se ha quedado dormido para siempre, a mis pies, esperando para darme de nuevo compañía sin nada a cambio. Sé que algún día saltarás a mi encuentro, pero hoy has partido, serenamente -como lo hacías todas las noches cuando apagaba las luces de la casa- a la sombra de mí, querido amigo, descansa en Paz. Rogad a Dios en caridad por el alma de mi querido perro, que falleció en la ciudad de mis amores a las once de una luminosa mañana de febrero de 2008.

domingo, 3 de febrero de 2008

ANGUSTIA, ES LO QUE YO SIENTO...

La ciudad era gris, no parecía la misma, su cielo atormentado... no había color en el cutis pétreo de su caserío, la calles estaban mustias, contrariadas, tan lejos de sí misma que parecían de otra ciudad. Las puertas de la hermética capilla universitaria, estaban abiertas sin embargo, la Virgen de la Angustia como la oscura tarde, era el único destello del vértigo del sol. Mujer sola, vestida de Reina, que baja a saludarnos a los piés del Hijo de la Buena Muerte; quien tenga el indicio de la menor duda, que alce sus ojos hacia el gólgota de la perfección crucificada, aprenderá la lección magistral de tan rebuscado nombre, sino es capaz de grabar su dulce imagen eternamente en la memoria. En la ciudades eternas la edad no cuenta, el niño como el hombre, asocia la Angustia con la belleza, el dolor con el rostro ensoñado de una madre, la pasión con el gozo, prolongando un carnaval de vida que nunca termina en cuaresma ya que la verdadera penitencia se redime a sí sola con el paso de los cuarenta días. La ciudad era gris, como alma que se retira al desierto y medita el preludio de su ansiado esplendor. Llegarán los días -gota a gota – como lágrimas de cera extasiada en los cirios de altares de quinarios, volverán las golondrinas a columpiarse entre las volutas azules de la patriarcal. Brotarán los sabores poco a poco como ensayan sus pasos de frente iguales costaleros, el viejo paladar del clavo y la canela mezclado con la miel y el incienso condensado y el día que menos lo esperes por ser el más deseado, te sorprenderá la deliciosa lluvia de azahar al pié de los naranjos en flor. Por eso la Angustia que siento en esta tarde gris de cielo irreconocible, es el dulce sabor del presagio, ese que cada año convierte el drama de la pasión en gozo ante la llegada inmenente del miércoles de ceniza, este año tan próximo.

sábado, 26 de enero de 2008

LOS PAJARITOS CALLEJEROS

Madre, yo ya no creo en la diosa Justicia, porque se le ha caido la venda y cierra los ojos como la gata de María Ramos, para no ver los ratones...”ratones coloraos” como un tomate, igual que se me pone la cara de vergüenza ante el éxtasis de la verdad. Ahora que estamos en la precuaresma de la precampaña o viceversa, cuando el corazón se prepara ante los sobresaltos de una nueva primavera, me ponen en televisión un reportaje encomiable -como todos los que realizan- para el programa CALLEJEROS, sobre la vida y milagros de nuestra conocida barriada de LOS PAJARITOS. Curuioso ¿no?, precisamente cuando la televisión deja de convertirse en basura, es cuando muestra ante la opinión pública con parcas palabras y desgarradoras imágenes, toda la basura que pueden almacenar los poderes públicos, en los contenedores de la desidia Municipal. No voy a describir el espectáculo dantesco, buena nota de ello tomamos ya en nuestra conciencia cívica, los que tuvimos la oportunidad de contemplar através de la pequeña pantalla, la degradación en la que se encuentra sumida dicha barriada. Los Pajaritos de Sevilla, que antaño fuera el refugio y la dignidad de tantas familias desahuciadas, humildes y obreras que convirtieron su sueño en la realidad social y el buen trabajo del Patronato de la Vivienda, pasaba ante nuestros ojos con toda la sonrisa abierta de su pobreza de espíritu y materialidad. Amenizada por el flolklore de la miseria, vestida de chandal barato, reverberando al sol de sus colores fucsia, con todos sus trapos sucios tendidos en los patios improvisados como campamentos de la más infame marginación. En el estercolero de los vertidos incontrolados también brotan las rosas, rosas marchitas que con su amarga tristeza nos parten el corazón, como la fragancia de esa anciana entre sollozos que aún sacó ánimo del baúl de sus penas, para engañar a la sinrazón repicando sus antiguas castañuelas. Allí no habrá precampaña, porque nuestros políticos y distinguidas autoridades, están cansados de invertir allí los fondos difíciles del dinero más fácil. No habrá mítines, que para eso los servicios sociales se afanan en conseguirles “pagas” de pobres abuelos, y enfermos mentales y ellos se conforman con eso, porque es la única manera de poder ser recibidos cada mes en los bancos. Allí seguirá valiendo sólo el voto cautivo por el miedo de volver a la cárcel o regresar a los andamios y nuestros políticos lo saben y nos lo recuerdan frecuentemente con su célebre frase: Si tan mal lo hemos hecho..¿como siempre terminamos ganando?

domingo, 20 de enero de 2008

EL PARQUE DEL OLVIDO

Ganas tenía de imponer a su primer nieto, ese segundo sacramento sevillano, como es el bautizo de las palomas. En esta mañana límpida que no parecía de Enero por su radiante esplendor mas bien de primavera, en esta mañana, que como otras, hay que enmarcar en el continuo pensamiento de soñar con idéntico día para un Domingo de Ramos. Ganas tenía de ver la cara del nietecillo pisando el paraiso infantil de la Plaza de América; su encuentro con las eternas palomas que a todos los sevillanos nos bautizaron de aire y luz con su revoltoso aleteo. En esto tan sevillano de acercar la manita y gozar la sensación de asombro y bienestar que supone ver a las blancas aves como acuden en tropel a reclamo tan jubiloso. Momento de culto que aprendimos de nuestros abuelos, que disfrutamos con nuestros padres y que nos enorgullecemos de enseñar a nuestros hijos. El rito se cumplía ahora con el nieto, había que inmortalizar uno de los momentos más tiernos de la infancia sevillana, la emoción se atenuaba , era preciso centrar toda la atención en el objetivo de la cámara fotografica. El niño se adentraba en el parque, parecía que lo conociera de toda su corta vida, abrazaba con su menuda sombra las vereitas de albero, tocaba con sus menudas manos los setos, le distraía el agua en el estanque, mientras el abuelo aprovechaba para ponerle el marco del precioso pabellón mudejar a la foto. Después la obligada subida al monte “gurugú”; la clásica pose con los leones; la fuente de las ranas y el lago de los patos...tan absorto del disfrute de la criaturita, estaba nuestro amigo Domingo, que no reparó a simple vista en el abandono y olvido en que se encontraba sumido nuestro entrañable Parque. Había cruzado los surtidores sin la risa del agua, había cruzado el puente sin dar crédito al lodazal que tenía a su alrededor; buscó la caseta de los servicios y se encontraban selladas a cal y canto, una señora le indicó que todas las casetas se hallaban en la misma situación, no había manera de atender las necesidades fisiológicas de los usuarios del Parque. Otro señor que reposaba placenteramente en uno de los bancos, al escuchar mi pensamiento en voz alta, asintió indignado: “tiene vd. razón y les seguiremos votando a estos pobres hartos de pan, ganarán de nuevo las elecciones, mientras cuenten con esta oposición tan perpleja y enclencle, tan indolente y presuntuosa”. Gracias a Dios, que el nieto recordará para siempre esa primera impresión de júbilo y asombro de encuentro memorable con la luz y el aire agitado por las eternas palomas. Dios quiera que tarde mucho tiempo en lamentarse de ver el estado de olvido y postración en el que se encuentra nuestro glorioso Parque. Quizás -para cuando estrene el uso de su razón- haya recobrado antiguos esplendores. Ahora sufre los rigures del mayor olvido, abandonado desde hace décadas por la excusa política de las obras del metro. La pena de los “aduladores impávidos” de este: Todo vá bien, consiste en que la vieja dama es tan bonita, que aún sucia y despainada conserva su antiguo esplendor y nos invita a disfrutar de este Parque encantado, donde su exquisita vegetación olvidada, se convirte en jungla virgen para nuestros enamorados ojos y sus estanques macilentos ausentes de aves padidisiacas, nos hacen soñar con Domingos como este en que la sonrisa de un niño, lo transforma en vuelo de palomas, al encuentro de la Paz que siempre vuelve a cruzar nuestro querido Parque de Maria Luisa.

martes, 15 de enero de 2008

Con PASION nada nos falta.



Al maestro Dubé de Luque.

Cumplida la designación del Pregonero, al principio es la luz la que anuncia los días del gozo; la luz de los primeros amores que acariciaron nuestros sentidos; la luz de aquellos días, que apuntan hacia donde la memoria escoge el camino más corto para herirnos. Al principio fue la luz, que a imagen de Dios, vimos que era buena y la cincelamos en nuestra memoria con la lapidaria firma de un orfebre de la palabra: “la vida es una semana”...enmarcada en el lienzo de un cartel. Esta luz que nos suena a gloria, compuesta y descompuesta por las pinceladas del maestro, enseña los colores vetustos que nos saben recién estrenados. Siempre es lo mismo, pero nada es igual cuando tanto importa, la eternidad de los trazos azules que apuntan con sus velados capirotes, profundas bulerías por San Román; la luz sale del taller a la calle, buscando los imposibles cromos que asombran las cales con la aterciopelada caricia de los toneleros; se matiza en tonos suaves, soñando calvario de lirios que suben por la alcazaba y se tornasola en contraluces malvas, reflejada en la cruz de carey, a esa hora donde compone los mejores ocasos en el río. El maestro Dubé de Luque, no impresiona, pinta la verdad como Velazquez, al fin y al cabo la verdad no es más que lo que tenemos delante y en el nuncio gráfico de las bellas artes sobre el óleo, pregona lo que se ve, que el Señor es nuestra Pasión, porque con su Imagen presidiendo el cartel, nada hace falta. Pasión y Muerte convertida en el regazo de María, en auténtica Providencia, como el mismo regalo que nos hace su cofradía Servita. Más como todo lo que entra por los cinco sentidos, tiene la salida imponente de la gracia, no hay mejor puerta que la de Palos, para atisbar la Esperanza, luminaria de los grandes presagios, precedida por el último tramo que nos queda por vivir antes del gozo. Al principio, la luz enmarcada en este cartel de mis primeros y eternos amores, que firma la mano maestra de un genio que nunca nos ha dejado indiferentes. Antonio Dubé de Luque. Maestro de la esencia.

lunes, 7 de enero de 2008

EL VACÍO

EL VACIO Creo que la riqueza de un pais se mide por la cantidad de resíduos sólidos que genera. Ver los contenedores después de la llegada de los Reyes Magos, es todo un espectáculo. Espectáculo del mayor consumo en cuanto a cantidad. Envoltorio almacenado que retrata una calidad de vida, que aunque no haga honor a la realidad sí pone de manifiesto un hábido de consumo desmesurado. Espectáculo también de miseria, reclamo de podredumbre que invita a los desheredados a rebuscar entre los cientos de miles de toneladas que se depisitan junto a los contenedores, hastar convertir el recinto en un estercolero. Todas nuestros hogares, amanecieron hoy con el vacío de cantidades ingente de papel de regalo, de cajas de cartón, que nos restaban el espacio del salón y las habitciones. Después de tanta ilusión habida o por haber; después de tanta generosidad y besos de agradecimiento, después de tanto compromiso que cumplir, nos queda el vacío de la insatisfación. Puede ser para los Béticos, el “tres a cero” que más duele...puede ser para los niños, el poco tiempo libre que les resta para disfrutar los juguetes fuera del horario escolar...para los adolescente, la depresión de volver a la disciplina del instituto, después de la libertad condicionada por unas vacaciones ...para los empleados y operarios de recogida de residuos sólidos (LIPASAM), el vacío de tantas horas de trabajo, esfuerzo y dedicación en labor tan ingrata. El vacío de una cuesta de Enero histórica que se prolonga en incertidumbre económica hasta las fiestas de primavera. El vacío de unas solitarias calles en este festivo 7 de Enero, junto a unos contenedores atiborrados de resíduos, son otras formas de comprender que estamos en tiempo de REBAJAS.

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