lunes, 9 de noviembre de 2009

LA GLORIA DE SEVILLA


Por las callejuelas de los presagios, se paseó ayer la Gloria de Sevilla. Todo era en su justa medida para que cupiera la gracia vestida con el manto otoñal de los sentidos. Fresco en el aire sin dejar de ser brisa elegante y perfumada entre los naranjos ausentes. Al Amparo de la noche, venía la Madonna de alabastro mecida en la voluta del incienso, densa alabanza de una salve expuesta en el Museo de las Bellas Artes. Más tarde, cuando la luna soñaba ir repujada en los esteros de su ráfaga, la Gloria se hizo barrio de anchura y hondura por calle Feria. Maravillas de María, Reina de Todos los Santos: La Gloria de Sevilla...



viernes, 6 de noviembre de 2009

CARLOS AMIGO de Sevilla

Ya sé –cariño- que te caía muy bien, que lo adorabas rayando en la idolatría. Por eso es que hoy escribo influenciado por tus sentimientos y atormentado por mi sevillanía. ¿Te acuerdas, las más de dos horas en pié que soportamos alegremente, aquella mañana luminosa de Noviembre en la Plaza de la Virgen, bajo el balcón principal de Palacio?. Ibamos a aclamar al Santo Padre en el gozo de la beatificación de nuestra Madre Angelita, pero tú –cariño- una vez que lograste sacudirte de la blancura que irradiaba el Sumo Pontífice, reparaste en la figura esbelta, sonriente y apagada a la sombra del Vicario de Cristo, que asom aba al balcón asumiendo su papel de anfitrión de la fe hispalence. Valiente arzobispo tenemos en Sevilla –te jactabas- alto, apuesto de excelente figura…pasó el tiempo, como pasa la serie en “cuéntame”… y el Arzobispo te siguió pareciendo tan digno para Sevilla, como Sevilla lo era para él. Disfrutabas contemplando con su presencia en las solemnes mañanas de vencejos con repiques de gloria en la Giralda y aroma de juncia y romero al pié de las calles. Nadie como Fray Carlos, para presidir las Grandes procesiones, revestido de mitra, pluvial y báculo que tanto realzan su agraciada figura de monseñor barroco. ¡Más bonito que en pintura!...pintura digna de Velazquez, Murillo o el mismo Zurbarán –repetías hasta la saciedad-. Sólo conocías de él, su nombre y primer apellido, toda una sugerencia, aquello de Amigo, para ti fue como una señal de inspiración, como un guiño que te hacía el instinto más primitivo, reafirmado con la máxima que solías musitar frecuentemente: “La cara es el espejo del alma”.
 Nunca te defraudó, es más celebraste las conquistas sociales de tu sexo, en cuanto a igualdad y condición social y la relacionaste con el rotundo sí a las mujeres nazarenas, alabando los baculazos sin mano que asestaba en su momento adecuado Monseñor Amigo, sin despertar más que el más común de los vicios hispalenses: la sonrisa de la hipocresía. Cariño, tú que adorabas las cofradías, pero que no podías soportar a los mercaderes del templo, que regían sus destinos, escondidos bajo la falsa apariencia de llamarse hermanos, aplaudiste sinceramente, el carácter Conciliador, dialogante, consensuado y nunca arbitrario ni influyente de tu Prelado favorito. Permíteme recordarte lo mucho que sufrimos con la situación tan embarazosa por la que atravesaba la hermandad de San Esteban y la decisión tan acertada que adoptó, su Eminencia, al respecto. Del mismo modo actuó su anillo en otros supuestos de la misma índole, siempre atendiendo al espíritu cristiano, que a los intereses cainistas de las hermandades. Como sé, que pese a todas las divergencias que pueda suscitar su pontificado –máxime en una ciudad como Sevilla, tan proclive al abrazo de la puñalá trapera- coincidiré contigo sólo en las cosas buenas y los buenos momentos que són en definitiva los que acuden más pronta y afortunadamente a la memoria, en este día atormentado para todos los que nos llamamos “naturales de Sevilla” …coincidiré contigo en los sentimientos que nos unen a la hora de despedir a un Amigo, en este caso Príncipe de la iglesia que por lo menos siempre mantuvo el tipo y la sonrisa en una ciudad, donde no adaptarse cuesta lo mismo que encontrar el paraíso perdido. Creo y deseo que lo haya encontrado, pues para marcharse de Sevilla sólo hace falta la virtud de la humildad y un espíritu franciscano que no cabe en Palacio. Cariño, sé que Fray Carlos Amigo, te ha caído estupendamente desde que lo conociste y ha logrado emocionarte en determinadas ocasiones, hasta hacerte llorar como en aquella entrevista que le formuló el rancio de Paco Robles a propósito del hermano Pablo. A mí me dice mucho el día y la hora de su despedida: Santa Angela de la Cruz, rezando con él el ángelus: Algo se muere en el alma cuando un AMIGO, se vá.

domingo, 1 de noviembre de 2009

CRONICA DE UN PREGONERO ANUNCIADO


Demasiado BLANCO ES el papel esta mañana, para dejar impreso los sentimientos. Escribir con sencillez es ardua tarea –la sencillez es algo tan difícil- como intentar definir con palabras el olor a campo y los rumores del mar al que estabas asomado desde tu retiro de Málaga. Miedo, como el que dices sentir al conocer la noticia, es el mejor síntoma de tu autenticidad, el que no siente miedo, no sabe de responsabilidad y respeto a la grandeza. Lo demás viene por añadidura, la nobleza de unas palabras que salen del alma sin pensarlo, para que no cojan el frío de lo previsible : todos los ingresos que genere el Pregón, irán para Caritas, con eso queda dicho –sin previo guión- la calidad humana del hijo pródigo más deseado por el pueblo. La alegría de la designación del Pregonero de la Semana Santa de Sevilla para el próximo 2010, se funde con el abrazo sincero y acertado de la persona idónea, de esa buena gente que anunciaba el pueblo de Sevilla con reiterado clamor, porque Antonio es hombre de pueblo, hombre con sabor a niño de pandilla y tribu, que nunca perdió el aliento de subirse a los pinares centenarios y arrancar el fruto seco o la pulpa agridulce de las primeras naranjas de los huertos claros de su Aznalcazar. Antonio García Barbeito, tiene la voz pura que nace del pueblo, la que entienden sus semejantes, el gesto exagerado de la luz de una sonrisa –a las buenas de Dios- y el timbre grave del que sabe disfrutar sencillamente con los momentos vividos, momentos tan íntimos y personales, que todos hemos terminado haciéndolos nuestros después de emocionarnos con el privilegio de su narrativa. Antonio tiene voz de padre que al filo de la cama nos relata un cuento y después nos abriga, cuando el dulce sueño nos acoge en sus brazos. Por eso, la Sevilla que lo descubrió, escondido en su propio cajón de humildad y modestia, está desde hoy de enhora buena, porque sabe que han sido sus cofrades –vox populis- los que no han querido dejar pasar ni un año más, la ocasión de escuchar la deseada Voz de Antonio, portavoz del auténtico sentir del pueblo que todas las primaveras anda buscando escaleras para subir a la cruz. Esta vez los infundados prejuicios han sucumbido ante la razón, el presumible complejo de superioridad de San Gregorio, más preocupado por el nombre del Pregonero, que por la calidad humana y sus talentos, se ha rendido a la evidencia. Este año sí, tenemos al Pregonero que esperaba Sevilla y Sevilla, cuando aprieta, otorga. Que Dios bendiga al pueblo en la voz llana de Antonio García Barbeito, pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2010.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Canción Triste de "las Tres Mil"

Cántalo a modo de Rap.


San Martín tiene su cerdo, no hay cerdo sin San Martín,


Todas las ciudades “cero zona” marginal, refugio y asentamiento del imperio chabolil.

Al principio eran los pisos de zona residencial, polígono Sur de estreno, paraíso a la humildad, letanías laureadas de los que no tienen nada y les sobra dignidad. Pero los niños crecieron y el ocio es tan traicionero como ancha la libertad, se juntó el hambre de un pueblo con las ganas de jalar..jalar al libre albedrío cultura del poderío del relente en los corrales, agua, fuego, soleares, bulerías, flamenquito, monumento al chiringuito entre las cuatro paredes y que marquen las mujeres los bailes improvisados, candela de aglomerado que la tarde iluminaba y la yerba bien prensada en la palma de la mano –Gitano- mientras tu máma leía la buenaventura, tu al amparo de la luna lunera, regodeabas, desguazando cilindradas a escape libre –Torete- traficando en el garete de tu mansión camuflada. ¿Dónde escondes la entifada? –flamenco de verde luna…detrás de tus criaturas encueritos y enfangadas. Eso sí que es canallada de las grandes julandronas, que te muestres en calzonas y chándal de mercadillo, pidiendo pan y pitillo con las manos enjoyadas. Por tu patriarcas muertos, no nos muestres más miseria, con las falsas apariencias de las ciencias de tus artes, que no hay más leña que arde, que el mármol donde tu pisas, ni más plasma ni divisa que la abuela en la cocina, haciendo de celestina, mientras el potaje guisa. Señor don Manuel Falconde, a usted que culpa le cabe, si todo el que sepa sabe, que su nombre no lo mancha ni aquel burro que a sus anchas metieron en ascensor, ni toda la instalación que extrajeron de regolas, ni las bañeras, ni alcobas que sirvieron de vivero, sólo quitese el sombrero ante esta leyenda urbana, que han puesto de moda ufana los famosos callejeros.




martes, 20 de octubre de 2009

¡tiene "CORREA"!

No me duele lo que hacen, pero me entristece que no pueda ignorarlos, que no siente ese asco...



Que me revuelve el estómago, al verlos impávidos, insultantemente sonrientes comparecer en público, impecables, tocados con sus trajes de alpaca, ssr corbatas de pura seda y lana virgen, su asquerosa sonrisa sarcástica: todo se aclarará, confío en la justicia, en el sistema…lo saben de antemano, están lo suficientemente accesorados por los mejores abogados, conocen incluso las penas suavizadas que pueden cumplir por sus delitos, sus infames delitos de ;corrupción, apropiación indebida, malversación, cohecho y el largo etc. que todos sabemos. Sonríen y no dejan de sonreir, para que toda una sociedad siga preguntandose: ¿estos señores son nuestros máximos representantes, los legalmente elegidos en democracia?. No me duele que sean ellos, pues si ellos no lo hacen, lo harán otros, más tarde o más temprano surgirá un nuevo escándalo , otra trama distinta que hará plantearnos la misma interrogante. Lo que nos duele a la clase trabajadora, que por lo visto es la que –junto a la honradez- tarda más en enriquecerse- lo que de verdad nos duele es que sean este tipo de personajes, políticos y empresarios, que han alcanzado la cima del poder socio-económico, en su carrera profesional, los que se salpiquen con estas corruptelas. Ellos que van siempre tan impolutos, saliendo al paso en sus declaraciones fantásticas, negándolo todo con una verborrea asombrosamente intolerable. Mientras tanto, camina o revienta, aguantando al plasma del jefe –desde tu puesto de trabajo- tan efímero como inestable ó púdrete, pagando impuestos y echando más horas que un almanaque en tu negocio como intrépido autónomo al filo de lo imposible. Hay otras vidas, como las de los funcionarios, pero aunque se le asemeje mucho a los que han alcanzado su cargo con el carnet del partido en la boca, difieren bastante de la de los mafiosos que falsifican facturas inventando pagos a empresas fantasmas y malversan fondos de los presupuestos del erario público y regalan coches de alta gama y relojes exclusivos de importación y encargan trajes a sastres de “prestigio” y construyen mansiones y chalet de lujo, desviando partidas y materiales públicos y practican la montería con ilustres jueces y magistrados, fiscales y expresidentes del gobierno y dimiten o les echa el partido cuando le ven las orejas al lobo y encima reciben un trato especial en la cárcel y al poco tiempo los vés salir pagando fianzas astronómicas y terminan como comentaristas y tertulianos ilustres en programas que ellos mismos llamaron basura. De verdad no me duele lo que hacen ya que no es mi cuerpo el que se resiste, sino el alma de todo el pueblo que sienta y crea en la democracia.


viernes, 16 de octubre de 2009

EN LA PLENITUD DEL SUEÑO


No encontraba el papel que era las llaves de su sueño. Lo buscó ordenando su propio desorden, volviendo a manosear las cartas de los sobres mal abiertos; esta no es, esta tampoco es, ni esta otra tampoco. Lo buscó en plena tozudez de la desesperación, cuando se tarda más en averiguar el significado de la carta que en leerla en sí. Creyó haberla visto entre sus dedos confundida con otras de similar contenido, juró haberla leído mil veces, cada vez que volvía a releer las mismas. No dejó cajón vivo, ni alacena, ni bolso sin registrar por más antiguo y olvidado en el más recóndito lugar de la casa. Pero el papel, seguro de su propia vida, no aparecía ni a pesar de tener garantizada su existencia. Era el papel imprescindible para convertir en realidad su sueño, la documentación necesaria para cobrar una pensión que había costado en su impenitente trámite, sangre, sudor y lágrimas y que ahora permanecía oculta entre la maleza de los papeles de la mala muerte que siempre aparecen cuando menos se necesitan, burlándose del semáforo verde de la esperanza. Los días pasaban infructuosamente, las noches de insomnio se sucedían, removiendo hasta los rincones más recónditos de la memoria.  Hasta que una noche de luz de luna satinando las cales del patio, un resplandor inaudito perturbó su duermevela y se dirigió-como una sonámbula- hacia el aparador del salón. Sus pies descalzos, caminaban guiados por una fuerza irresistible que la llevaban subconscientemente hacia el rayo de luna que señalaba exactamente un pequeño marco de sobremesa con la foto del Señor de Sevilla, el rayo moría en ese punto concreto , resplandeciendo toda la estancia con el rostro del nazareno. Ella sólo se paró a mirar la pequeña foto iluminada, sin más intención que el asombro que produce un mágico descubrimiento. Volvió a la cama y buscó el calor de las sábanas para abrigar sus piés fríos. Aquella noche concilió el sueño y soñó con cosas muy parecidas a la felicidad, soñó con la ilusión que sentiría su niño el día de la primera comunión; soñó con las caras de satisfacción de sus familiares y amigos y con el orgullo que suponía para una madre con escasos recursos económicos, celebrar un banquete para la ocasión. Estaba tan plenamente satisfecha en brazos de morfeo, que la caricia de un visillo ondeado por un soplo de súbito viento, la despertó. De repente abrió los ojos como quien nace de nuevo a la vida, su primer pensamiento fue el rayo que le mostró la pequeña foto –el rostro del Señor- iluminado, al que nunca había invocado para pedirle nada…pero ya lo sabía y le sobraron pasos para alcanzar el aparador sobre el que se posaba la diminuta imagen. A su altura estaba el cajón que tantas veces había revuelto en el paroxismo de su búsqueda desesperada, pero esta vez, sí, allí estaba el papel, a buen recaudo y ella lo había visto en la plenitud del sueño, como lo que era, una verdadera aparición…¿un milagro?

a tí, devota del Gran Poder, porque esto fué la verdad.

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