jueves, 25 de noviembre de 2010

Me pones

Es fácil hablar contigo; total para lo que escuchas: por un oido te entra y por el otro te sale. Es como hablar con la pared, tu juegas con el tiempo, a nosotros nos falta tiempo para suspirar por ti. Repasamos tu historia –según el día a día de los sucesos que te acontecen- y tu la escribes a tu antojo con el preciosismo de tu letra gótica, haciendo posible que lo imposible se convierta en joya que te cae como anillo al dedo de tu exquisita mano. Serás bella mientras los ojos del hombre te miren seducidos por tus encantos y como tal, mujer fatal, desagradecida con los que sucumban ante tu graciosa majestuosidad. Pero es igual, estamos acostumbrados a amarte desinteresadamente, del mismo modo que nos muestras la salazón de tu indiferencia, aunque muchos se afanen en sembrar vientos donde sólo tiene cabida la venganza de tu eterno esplendor de primavera. Muchos son los llamados por tus encantos, pero poquísimos los elegidos profetas en la tierra que tan sólo en el cielo aman mejor. Cuantos de idéntico modo te quisieron –desde el silencio de tu antigua madrugada- obligados a tejer en la distancia un manto de cardos y espinos en campos donde tu memoria siempre escogía el camino más corto para herir el corazón. Si fácil es hablarte, desde el desierto donde la voz se pierde sin el eco de tu respuesta, más fácil resulta escribirte, porque ahí es donde tu te miras, para presumir, como vieja dama, ante el espejo; insurgente y altiva, te reconoces, hecha pura literatura. Sabes que a las puertas de tu templo, se han dispuesto los “mercaderes” a especular con tu sagrado nombre; bacanales de híspalis con las mejores cosechas de la mar marisquera allende bonanza. Son los nuevos patricios paniaguados, que otrora predicaban desde el ágora: dignidades de tierra, trabajo y libertad. Siempre fue así, mientras duraron los regímenes y el de ahora no iba a ser menos, pero no tengas cuidado, Tu a otra cosa: te sienta bien el vestido gris de este otoño y por San Juan de la Palma la Amargura es más dulce, cuando extiende su mano de miel, señalando el camino de la Esperanza. Allá tu con tu gloria que a nosotros nos queda la dicha de soñarte.  

viernes, 19 de noviembre de 2010

El Chino de mi barrio, es particular...

Agueda, es la propietaria de dos bares de mi barrio. Uno de ellos es el típico, café-bar convencional, de parroquianos y el otro, una cafetería, confitería, salón de té –magníficamente decorado, estilo mudéjar emulando la “alhambra”. Con el primer bar, Agueda –a fuer de trabajar más de doce horas y no cerrar los sábados, domingos y fiestas de Guarar- amasó fortuna, gracias a su sacrificio y su buen olfato como inversora en bienes inmuebles. Cuando Agueda llegó a cierta edad, que muchos consideran incierta (entre los 50-60 años) y en plena facultades físicas y mentales (Agueda es una persona emprendedora, autodidacta y enamorada de su trabajo y la atención al público), seguramente apremiada por el ultimátum que le expusieron sus hijos en el sentido de no colaborar más con ella al frente de los bares, habida cuenta que gozaban de  propia independencia laboral y económica y ella misma no tenía otra necesidad que la mera vocación para seguir al frente de los negocios, Agueda puso en alquiler ambos establecimiento y se dedicó a gozar de las rentas que le ofrecía su bien merecido patrimonio. El bar convencional, se lo alquiló a un vecino del gremio de hostelería: “Miguelito, el gordo”. Al principio, “el Gordo”, regentaba el bar (que siempre funcionó como la seda) de manera solícita y entregada, aportando una carta de “montaditos” que hacían las delicias de la clientela y abarrotando la terraza en verano con sus deliciosos caracoles. Pero poco a poco se fue apagando la ilusión del “gordo” –no acostumbrado a trabajar más de ocho horas seguidas y traicionado por su verdadera pasión: la pesca, afición que regularmente le hacía dejar el negocio en manos de los empleados. Así “el gordo” comenzó a cerrar en las horas muertas del bar así como a imponer a la clientela, la costumbre de echar la persiana del local,  pasadas las 11 de la noche en invierno. La variedad de sus famosos montaditos, se fueron cayendo paulatinamente de la carta y sus especialidades no mantenían la regularidad demandada por los clientes. Los incondicionales de dicho bar, considerado como el bar de andar por casa de la vecindad –entre broma y en serio- promovimos la campaña de recomendaciones y quejas hacia la actitud que estaba mostrando nuestro querido “Miguelito el gordo”, aconsejándole siempre, que esas no eran "maneras" de llevar un negocio que había sido todo una institución, en cuanto a lugar de convivencia, encuentro y celebraciones caseras del vecindario.  Pero el “gordito feliz” siguió en sus treces, desatendiendo cada vez más la fama y clientela del local, hasta llegar a la situación actual, que lo sume, en un deprimente ambiente de abandono, donde sólo acudimos los incondicionales herederos de Agueda, guiados por la nostalgia del cafelito de la sobremesa y la guasa sana de poner “al gordo” como los trapos…

A todo este relato, sucede, la recién apertura de un “Bazar Chino” al lado del referido Bar, que a dos meses de su inauguración se ha convertido en lugar de peregrinación del barrio, con éxito clamoroso de crítica y público, lo cual se traduce en pingues ventas. La parejita de jóvenes chinos que lo regenta, se ha ganado al personal, por su simpatía, amabilidad y buen servicio (virtudes todas procedentes de la disciplina y talante oriental. ). Mientras que nuestro amigo “Miguelito el gordo”, abre solo el bar, para los desayunos y el café de por la tarde, habiendo sustituido el tanque de salmuera por botellines para abastecer a los Rumanos, afro-portugueses y cubanos que dan de mano de obra barata en la construcción, nuestros amigos del Bazar Chino, se afanan y desvelan por abastecer nuestras necesidades, tomando nota hasta de los pedidos nuevos que nosotros mismos les solicitamos. El otro día observando el distendido ambiente que se respiraba en el Chino, protagonizado por la algarabía de mis alegres comadres en comunión con las carcajadas afines de los amigos orientales y una muchacha rumana que parece haberse criado en Triana, me contestaba a mí mismo, que esto sí que era verdadera “alianza de civilizaciones”…pero –ojo al dato- cada vez existen menos Aguedas en los barrios y más hacendosos extranjeros.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Tres cuartos al Pregonero



Como cada año, suelo dar mi opinión acerca de la persona designada por el CGHHCC, para pronunciar el pregón de la Semana Santa. Tal vez pueda ser debido a, que pienso poco lo que digo,  que voy a expresar lo que pienso: en primer lugar felicitar sinceramente a la persona designada en esta edición, D. Fernando Cano Romero, para a continuación desearle la mayor de la suerte, pues como “cofrade de Sevilla” –no digo ya, sevillano de nacimiento, creo que supone el mayor de los honores. (que se meta la mano en su pecho o la descanse sobre los evangelios, quienes –de cuantos escribimos y nos atrevemos a expresar lo que sentimos por y para la “vieja dama”, no nos gustaría alcanzar la cima, donde la esencia de la misma ciudad entera se sienta, para escucharte y ser escuchada). Pero como ocurre cada año, independientemente de los merecimientos y la personalidad del designado, siento la inquina de cuanto rodea a este desconcertante “mundillo de las cofradías”, derramarse por los rincones de esta ciudad de la falsa moral y el histrionismo. El ronroneo de los que. creyendo haberlo descubierto todo, se inventan ahora la mañana esplendorosa del Pregón, para dedicarse a visitar los Templos de los tradicionales besamanos, huyendo de las multitudes vespertinas, porque afirman –“sensiblemente contrariados”- que ya no creen, ni en el mero acto institucional del Pregón, ni mucho menos le apetece, escuchar –una vez más- la lotería del Pregonero. Me exaspera este tipo de cofrades del “ji-ji-ja-ja”- pseudo aprendices de sabios- maestros de las cortinas de humo, que luego se dedican a escribir o despotricar, en función de la ventaja que le dé el éxito o fracaso crítico del Pregonero. Claro que si el Pregonero, forma parte de su círculo, hermandad, tertulia o blog-facebook  favorito, la campaña a su favor será tan estrambótica como desproporcionada.  Pienso que en las últimas décadas, se ha producido un fenómeno indeseable de desprestigio y hasta difamación de un acto que en sí suscita la mayor expectación de vísperas y abre al mismo tiempo las puertas a esa gloria efímera que vivirá la ciudad del brazo de su novia la primavera. Es fácil acusar a los medios de comunicación, en estos tiempos, donde las redes sociales y el directo llega a meterse en nuestras vidas controlándolas como si de un “reality-show” se tratase. Así sabemos de ante mano que los futuribles pregoneros tienen nombres y apellidos, que forman parte de una lista que se va filtrando por tertulias y saraos, webs, blogs y el “gran hermano de Factbook”, hasta hacer pleno en las quinielas del capirote con aviesa intención, dejando en evidencia –el que debería ser factor sorpresa del órgano competente-. Lamentables circunstancias que se vienen sucediendo y dejan en un segundo plano a la persona designada oficialmente, quien con nervios y temple de acero (aunque lo desmienta en público), tiene que enfrentarse a todo tipo de comentarios. Algunos dirán que todo esto es bueno, que obedece a la libertad de expresión y los privilegios de la democracia, pero el asunto llega a peores, cuando se revisan los foros de opinión y se utilizan las malas artes del lenguaje soez con toda clase de arbitrariedades y descalificaciones. Mi opinión personal y resumiendo, es la de que siento verdadera vergüenza ajena, tanto de los enteradillos que esperan agazapados los acontecimientos, como de los detractores a ultranza, que no dan ni siquiera el beneficio a la espera; a la escucha, a la vivencia en sí de tan emotivo acto y han perdido la ilusión para sembrar en ella el erial de la duda, duda siempre y cuando sea razonable y lo más razonable es pensar que D. Fernando Cano Romero, será el Pregonero esperado, que nos anuncie los días de la mayor gloria de Sevilla.  

viernes, 5 de noviembre de 2010

Siendo Alcalde...

A Sevilla se la quiere  –entre otras muchas cosas- por su belleza e historia, algunos incluso han llegado a enamorarse de Ella sin conocerla, han quedado fascinados por su fotogenia y el embrujo de su luz y su color. El ángel del amor alumbró a Sevilla y concibió por obra de la estética: “Dios te salve, Sevilla, llena eres de gracia”, que cantaba el pregonero. Sin embargo, como rezaba el avispado musulmán que cobraba el impuesto de “almalcabra” por los cadáveres que salían por sus puertas: “Esta es la ciudad del desconcierto y el mal gobierno”. Sevilla es esa Vieja Dama –venida a menos- como escribía el Dr. Criado, que se tiende en el diván para salir fortalecida por los despropósitos ajenos. Así siempre ha habido tiempo a lo largo de su vasta historia, para que sus Alguaciles, regidores (antiguos caballeros veinticuatros) e ilustres Alcaldes contemporáneos, sembrasen sus respectivas cizañas sobre una tierra tan buena, tan buena, tan buena que transformaba los eriales en generosas cosechas. Se perdieron tantas cosas como las oscuras golondrinas que ya no volverán; Fabulosas Puertas de Carmona, La Carne, Osario, Jerez, etc., etc., que harían hoy de los restos de sus murallas, un verdadero complejo histórico-artístico insuperable. Se perdieron años enteros –siglos de un legado barroco y renacentista -, por criminales decisiones adoptadas en meses de nefastas legislaturas, siendo Alcaldes ilustrísimos apellidos como Alarcón de la Lastra y Hernández Díaz, que vendieron, como auténticos presidentes de repúblicas bananeras, el sol de los Palacios y su vetusto caserío a las grandes firmas comerciales de la época. Siendo Alcalde de algo tan inmemorial como el vocablo Sevilla, estuvo a punto de desaparecer, el Templo de San Hermenegildo, epicentro monumental de la Gavidia, si no es por la impàgable actitud del Jardinero enamorado del Alcázar, que divagaba entonces por la ciudad de la gracia y le plantó cara al edil con lírica argumental de oficio. Por eso no me extraña nada, que hoy en día, siendo Alcalde alguien tan indolente como el Doctor que ni ejerce su profesión,  ni la  gobierna, se repitan los hechos históricos que siempre han salpicado de lodo a esta invicta ciudad.  No creo que nadie, por muy aferrado que esté a la poltrona del poder, chupando de la teta por menos de 30.000 votos, sea digno de pasar a la historia de la Muy noble, si no es por el espectáculo dantesco de protagonizar una “mariscada” en los tiempos de crisis. Que los proletarios se conviertan en déspotas y prediquen con el miserable ejemplo de sus propias conductas delictivas y que los “paniaguados” transformen las inquietudes vecinales de progreso y bienestar social,  en facturas falsas, es todo un despropósito del que tendrán que dar buena cuenta ante la Justicia. Es difícil mantener la mirada, cuando se mira a los ojos de la “vieja dama” fijamente, porque si uno tiene vergüenza, se le caería la cara y si la ama de verdad, presentaría si irrevocable dimisión. Pero así es la historia, a Sevilla se la quiere con todo el alma y el tiempo de testigo por delante, porque es el tiempo de esta ciudad –eterna- el que siempre le ha dado la razón y aunque nos parezca improcedente y extraño, será el día de mañana, cuando una lápida perpetúe que “siendo alcalde D….se inauguró en Sevilla, la primera línea del metro, el Edificio Parasol-“Parasetamol” y la gigantesca Torre Pelegil, para gloria y orgullo de los sevillanos, que supimos –tiempo al tiempo- adaptarlos a la memoria.

viernes, 29 de octubre de 2010

El mundo, ya NO ES lo que escribo


Pues sí, qué quieres que te cuente: no me gusta “Halloween”, pero eso es lo que hay. Ya casi nadie se acuerda de “Tolosantos” si no fuera por el olor a confituras, empanadas y roscos que dejan los hornos en el aire de esos pueblos perdidos en la falda de nuestras sierras. El día de los Fieles Difuntos, ha pasado de la primera página de los períodicos más rancios, a la pura anécdota de los actos y cultos que celebran los cofrades en la glorieta de los cementerios monumentales. Dile tu a un niño de los de hoy, que te acompañe a llevar flores a la lápida o nicho emparedado de la abuela, tendrás que convencerlo con el cuento o la leyenda espeluznante de que le vas a enseñar al Cahorro del cementerio a través de las rejas que preservan entre tinieblas, el mauseo de Anibal González. Ni el impresionante monumento que corona la tumba de Joselito; ni el promontorio inefable del Cristo de las Mieles; ni la arrogancia desproporcionada del bronce de Paquirri, conseguirán llamar más la atención, que esa fiesta importada por la factoría de Hollywood, que ha llegado hasta nuestras ciudades de la mano de la cultura de civilizaciones (no sé si será correcto el término), pero lo que sí tengo claro, es que nuestro niños, disfrutan más participando en esta moda extendida y secundada por casi todos los colegios y padres del sistema global, que asistiendo a una misa de difuntos.





No, a Halloween, rotundamente desde los valores y convicciones de nuestras costumbres y tradiciones más enraizadas…pero la realidad es otra, mucho más diferente y no podemos volverle la espalda; por otro lado, resultaría cruel, convencer a un niño de poco más de 4 años, que el verdadero “disfraz” que utilizan los importadores de Halloween, es el que se esconde tras esta descomunal campaña de marketing. Quien es el guapo capaz de confundir aún más la ilusión de un niño, negándose a disfrazarlo de drácula, canina, bruja, o cualquier otro espectro; cuando sus amiguitos –todos- ejercen tan multitudinaria influencia. Natural de Sevilla, ya tiene preparado el viejo aparador con las fotos de sus queridos difuntos y las estampitas de los Santos de su especial devoción con la tradicional lamparita…pero también es más cierto, la ilusión que le produce esas bolsitas de “chucherías” que también tiene preparadas en un cajón, para cuando toquen el timbre de mi casa, los niños –nuestros queridos nietos- terriblemente pertrechados, para asustarnos con el dichoso: “Trato o …” (todo merece la pena, por ver esas caras)

domingo, 24 de octubre de 2010

ALBUM DEL MACARENO ROSARIO




En los celestes del cielo
Hay matices inventados
De primavera en otoño
Zafiro, azules, cobalto.
Rosario de madreperlas
perlas del Santo Rosario
Que se desgranan en cuentas
Vespertinas al ocaso.

En la Resolana estepa
Hay delirio de topacios
Celestes de Ave María
Con un Niño que en sus brazos
Duerme un turquesa inocente
Con sueño Tres veces Santo.

A la nana Macarena
La noche se ha abierto paso
entre el rubor de la luna
Que hendió las varas de nardo.
Y en el manto de la Virgen
Enmarcada bajo el Arco
El azogue del lucero
Bordó a realce un Rosario.

martes, 19 de octubre de 2010

SAN PEDRO de Triana


Si naciste o eres de Triana; no es preciso decir donde vives ahora. Si no te salen las palabras; no es que seas mudo; eres el "muo" de Triana, al que le sobran todas las palabras. Te echamos de menos portando la cruz alzada de todas las parroquias que hacen estación de penitencia a la SM.I.C. Dicen los maestros que el mejor pregón que se ha pronunciado en Triana, lo das Tu, cada mañana del Viernes Santo, cuando el palio de tu Esperanza, se vuelve hacia la Divina alfarera Abuela de Dios. Y tantas y tantas cosas dicen de ti, que ahora cuando tu ausencia deja sin pisadas la alfombra roja de la catedral y el cobre de la barandilla desmiente el brillo reluciente que le extraían tus manos, siento toda tu grandeza humana apoyada en las muletas, incapaces de sostener tanta generosidad y entrega. No pesan los años ni la vejez obliga, lo que conmueve es verte tan cerca de Ellos, que ya ni siquiera  te dejan visitar los sagrarios. Te han sentado en la silla de Pedro y te han dado las llaves de Sant´Ána, que deben ser igual a las del cielo, en el transcoro de las medias luces que señalan el camino hacia la verdadera luz y a veces te levantas, -que tu eres muy de las Tres caídas –como el vecino más viejo de Triana- para no perderle nunca la cara a la Esperanza.

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