sábado, 7 de mayo de 2011

El paraaguas es lo primero que se pierde


Un día de cuaresma de cuyo nombre no quiero acordarme; año 1973, la venerada imagen de Ntra. Sra. del Patrocinio, obra de Cristobal Ramos (s. XVIII), se consumía entre las llamas en su capilla, debido a un incendio por causa de un cirio mal apagado. La portentosa talla del Stmo. Cristo de la Expiración (El Cachorro) situada en el centro del presbiterio, con motivo de la celebración de su anual Quinario, comenzaba a ser pasto de las llamas, las cuales habían alcanzado la parte inferior del madero y abrazaban sus piés y pantorrilla derecha. Milagrosamente, un vecino de la calle Castilla, que había advertido la salida del humo al exterior, dio aviso a los responsables de la Hermandad y jugándose la vida, llegó a tiempo de poner a salvo la obra cumbre de Antonio Ruiz Gijón. Mi tía Concha, vecina de la calle Arenal y trianera de pro, llamó por teléfono a mi casa, nada más conocerse la trágica noticia y recuerdo que mi madre comenzó a llorar a lágrima viva en esos precisos instantes, como si de la repentina muerte de un ser querido se tratase. A continuación, marchamos todos a Triana, donde en la calle Castilla tenía domicilio la hermana mayor de mi madre –la tita Asunción- y no se me podrá olvidar, la cantidad de sevillanos y trianeros que se dieron cita a las puertas de la capilla del Patrocinio, interesándose por el estado de la imponente talla del Cachorro y lamentando la irreparable pérdida de su bendita madre del Patrocinio, reducida a cenizas. Tanto fue así, que la Hermandad, debido al público que se congregaba a las puertas, tuvo que improvisar un Vía Crucis por las calles de la feligresía.. Este luctuoso suceso, sirvió de inspiración a la primera poesía de cuya memoria tengo conocimiento, siendo a la edad de trece años y decía así:



-Tu que estabas a su vera

¡Cachorro, no te quemabas!

Y con los brazos abiertos

Al cielo desafiabas:

¿porqué consestiste, Cristo

Que tu madre se quemara?...



La Virgen del Patrocinio

-lucero de la mañana-

Este año por el puente

Al Cachorro no acompaña…

Sin embargo –desde el cielo

Como en la tierra, tan guapa-

Nunca perderá su duende

Esa carita inclinada

Que la llama todo el barrio:

¡Señorita de Triana!



Tampoco es que tenga mucho mérito que tu madre, conmovida ante lo que estaba leyendo, corriera –con el corazón en la boca- hasta el vecino más ilustre de la casa y le mostrara con orgullo, lo que acababa de escribir su hijo. El dicho vecino que era muy leído, elogió la muestra y animó al chico de entonces a seguir cultivando el género. Puede ser este el prólogo de la pequeña historia literaria de naturaldesevilla, que comenzó a gestarse desde los trece años que contaba en 1973, hasta el día de hoy en el que su blog alcanza la incipiente edad de cinco años navegando por la red. Me gustaría confesaros un secreto: de los cuarenta y dos años que llevo escribiendo (los cinco últimos públicamente desde este cuaderno de bitácora), no se me ha curado la sensación de frustración que padezco, al no poder dedicarme exclusivamente a la escritura. Dicen que uno de los dones más gratificantes que te puede conceder la providencia, es consagrarte a lo que te gusta y hacer de ello profesión remunerada. Aunque la experiencia demuestra que los más dignos en este literato arte, se suelen morir de hambre, mientras que los consagrados no son precisamente los más dignos. Aceptar la vida y sus circunstancias, así como afrontar mi destino –cosa que creo a piés untillas, cada cual lleva escrito al nacer- ha sido y será mi cruz y al mismo tiempo mi gloria, puesto que cuando el peso me vence tan amenudo, saco fuerzas de flaquezas para mirarme en lo mejor de nosotros mismos: aquel que desde su rincón de San Lorenzo, nos enseña a SEGUIR para adelante con portentosa e inexpugnable zancada. Por un lado resuenan en mis oídos los masazos de aquella que pone mis piés en el suelo, invitándome a bajar de esa nube en la que habitamos los bohemios: “recuerda que la fama es efímera y lo que es peor, el tiempo que dedicas a escribir en el blog., no paga el consumo de agua, luz y gas, ni mucho menos, sufraga la pesadumbre de una hipoteca”…por otro lado, la constante inspiración se convierte en una auténtica pesadilla, que me roba el tiempo y lo más doloroso, me hace perder la concentración en los asuntos de suma importancia para la economía doméstica y responsabilidades que tengo contraidas como marido y padre. Por otro lado, algo infinitamente superior a mi, repite constantemente en mi interior, que persevere fiel a esta dedicación de escribir por amor al arte, porque lo hago bien y es bueno desde el momento que alguien recibe el mensaje y se convierte en tu anónimo lector. Poco más podría escribir a la hora de celebrar estos Cinco años de blog naturaldesevilla, no me apetece echar mano al recuerso fácil de las estadísticas; entradas más populares, número de visitas y sobre todo comentarios recibidos en cada una de las ya numerosas entradas, aunque en honor a la verdad, es lo primero que consulto en la página de inicio. Sólo dar las gracias a todos los que de alguna manera u otra se acercan casualmente por esta casa. Seguiré en la brecha, mientras cada tema que publique venga precedido por los dolores de un parto lleno de incertidumbre, respeto e insatisfacción, la forma más natural que conozco de dar a luz aquello que después querrás como a tu propio hijo, aunque las comparaciones sean odiosas, tarde o temprano, llegará la cosecha. Un fuerte abrazo naturaldesevilla.



PD. Ya sé que cinco años, no es nada…pero merecen la gracia de tu comentario.



sábado, 30 de abril de 2011

TROVADOR DE SEVILLA. II Edición

¿En qué cae este año, la Feria de Abril?...



No lo voy a descubrir –que mas quisiera- solo intento descubrirme de nuevo ante la importancia del Trovador mas grande y gordo de Sevilla y regalarte el oído para que su ausencia nunca llegue al olvido de las generaciones venideras. Si quieres saber “las cosas de Sevilla”, pregúntale, pregúntale desde el puente a Santa Clara, Triana y la Macarena donde se vive la gracia en una esquina cualquiera. Si quieres componerle poesía a Sevilla, solo tienes que juntar las estrofas recurriendo al estribillo –siempre fino y certero- de sus sevillanas: Siempre ha sido trovador de las cosas de Sevilla de su ángel de su gracia y de su gente sencilla. Si quieres saber donde nació, escucha la partida sonora de su bautismo: Vaya bautizo con arte, muchos barbos en adobo, mucho arte y alegría, allí aprendieron los moros el arte por bujerías. Si quieres saber, donde perdió su silla, busca por el arco del Postigo, frontera de su barrio del Baratillo. Si quieres saber las cosas que se perdieron, asómate a los patios, pregunta por la hamaca, el bucarillo de agüita fresca; la fuente del delirio de los chiquillos viendo nadar en el agua los pececillos. Y encima de la fuente busca el retablo que todos preguntaban ¿Quién era el santo? –que en paz descanse- decía su Abuela que lo compro en el jueves por “cuatro perras”. Pregúntale, pregúntale por los capataces que están en el cielo; por Alfonso Borrero y el “balilla”, por Jerónimo del alma y los Ariza, por las rosas baratilleras y el empaque de los Rechi. ¿Dónde se ha ido ese arte?, te preguntaras después de evocar las sevillanas mas autenticas que se han escrito de puño y letra y a viva voz de su garganta aguardentosa y embriagada de cadencia. La queja de su “jipio” te contestara eternamente con lamentos de añoranzas: Sevilla tuvo hace años, bailes y cafés cantantes, apréndetelos para que nunca se vayan de tu memoria, porque el Pali los grabo para siempre en las esquinas de su Alameda: Donde se ha ido ese arte, que mi Sevilla esta muerta, que ya no se están riendo los Hércules en la Alameda. No lo voy a descubrir, solo intento que te descubras Tu también ante el talento del genuino Trovador de Sevilla -si es que tu olvido es la ausencia de conocer a ese que no necesito que se orquestaran las sevillanas autenticas, las que nos enseñaron los maestros de escuela, citándonos en la pila del pato para contar los lunares de la feria o asomados a la ventana de “Realito” para ver como pregonaban al mundo las castañuelas de Antonio el bailarín, antes de ser vendidas y profanadas al mayor postor para convertirse en “realitis shows mediáticos. Si quieres saber la verdad de nuestras sevillanas: ¿porque no pasan cigarreras por la calle Sa Fernando?... vete pa su caseta, veras que arte que con ochenta años baila su madre. La madre que lo pario –bendita sea- ya lo dejo en su testamente vital, recitado con la gracia y el buen gusto con el que lo escribía: El dia que yo me muera yo no quiero funerales/que me repiquen a duelo campanas de la giralda y tapen mi cuerpo frío con la bandera de España/ Solo le pido a mi Dios…quiero que la gente diga: que mi ultima palabra, fue gritar ¡VIVA SEVILLA!


http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com/search/label/SEMANA%20SANTA%202011


http://naturaldesevilla.blogspot.com/2009/04/todo-sobre-la-feriala-anarquia-de-la.html

martes, 26 de abril de 2011

Fuera de sí



Se me agolpan en tropel los pensamientos y las sensaciones. Sé que algo ha pasado, que ha sucedido tal y como estaba escrito, pero no consigo asimilarlo. También sé que en mis adentros se gesta un estado de buena esperanza; una cinta que crecerá conmigo y vivirá de mí y yo en él, durante los próximos trescientos cuarenta y tantos días. Si no fuera por el sol y la luz que abrió de par en par las puertas del Postigo; si no fuera por el puro y limpio resplandor de la Paz que vieron mis propios ojos, no crecería que hubo Domingo de Ramos, ni que Sevilla se fundió en la alta noche, cuando la luna perfumó con su marea de plata el azul firmamento de la Madre Hiniesta. Si no fuera porque de mi propia mano, corrió el augurio cofrade de un nieto por la rampla del Salvador para aclamar la Sagrada Entrada de Jesús a lomos de la borriquita, mientras la tarde pasaba las hojas del libro dorado, para convertir sus pastas en sereno atardecer...no hubiera creido en el Amor.



 Si no fuera porque la madre naturaleza, venció las tinieblas de un Lunes Santo contra todo pronóstico, sacrificando un barrio cautivo del Señor, no hubiera creido en la armonía de un Getsemaní plantado en el corazón de los jardines de Murillo; ni en la dulce y humilde apostura del dueño y Señor de Santa Genoveva; ni en el milagro de requien que plañen las campanas de San Andrés; ni en el ejemplo secular y austero que bajaba por la calle de Jesús y después caía por San Vicente a la luz de los faroles de las Penas. Nada hubiera creido mirando al cielo, porque el cielo de Sevilla estaba fuera de sí, como transfugado y ausente, si no fuera porque lo ví reflejado en el azul juvenil de la Virgen de Guadalupe y en el copioso fulgor del manto de las Aguas. La efímera alegría del gozo, quedó cuajada a las puertas de la capilla torera, trianear de dos Estrellas distintas y un solo Dios verdadero. Regalo de Miércoles Santo que murió en el regazo de la Piedad apagando los brillos del resto de todas nuestras ilusiones. Si no fuera porque ví la luz de esta fe retratada en los ojos de un niño vestido de nazareno que se preguntaba, mirando con ternura el gesto compungido de su madre: "¿porque no salimos...si estamos todos vestidos y los pasos tienen puestas las flores?". Si no fuera porque bajo la inclemente lluvia, ví estancado el espejo de la gracia y me asomé a sus charcos para mirar tanta emoción; tanto gesto contrariado; tanto suspiro, desconsuelo, desilusión y lágrimas, no hubiera creido que la Semana Santa más mala de mi historia, tuvo también sus momentos inolvidables, sus estampas únicas, sus vivencias irrepetibles su belleza interior -aunque huérfana- que la distingue cada año y la hace diferente y única al resto de las demás. Se me agolpan los pensamientos y no consigo ordenarlos del todo a la hora de escribir sobre la AUSENCIA total de esta primavera que nos ha dejado sin Jueves, Madrugá, Viernes y Sábado Santo..increible, pero cierto, si no fuera porque los Templos se abrieron para que esta vez, fuesemos nosotros los que desfilaramos ante el Sagrario devocional de nuestras amantísimas imágenes y fué otra estación de penitencia, no tan esplendorosa y apasionada, pero si, más auténtica y dificil. Si no fuera porque al ver a Cristo Resucitado en San Pedro bajo un sol de justicia, mi corazón volvió a sentir el vuelco de una nueva vísperas y me hubiera parecido mentira la belleza inconmensurable que mecía bajo su palio la Virgen de la Aurora, no hubiera creido en que por muy mala que sea y resulte esta Semana Santa, siempre nos deja su particular resplandor.





viernes, 15 de abril de 2011

A tí, mujer...


… por lo que te debo. Mil años que yo viviera, no bastarían para pagarte y saldar la cuenta que tengo pendiente contigo. Escribo en el albor de la verdadera pascua, en el umbral de los días que marcan la hora exacta del gozo, mirando el reloj de la vida en tu pulsera hacendosa –mujer- ¡que te diría! Para resumir en una estrofa los versos de aquel bolero: “gracias, por haberte conocido”. Quizás no encuentre el modo, pero sé lo que quiero; lo que quiero es encender la luz apagada de tus ojos; ojos de Salomé, que esconde en su mirada la vidriera nublada de María de Cleofás; la congoja asfixiante de una Magdalena al pié del calvario de la vida. Sé que te faltan las fuerzas, que los espinos horadan tus sines provocando el dolor de la adversidad en tu cabeza, que el peso de tu cruz es aplastante, que la esponja de hiel reseca tus labios y avinagra el humor de tus palabras. Cansada de darte por entero a los demás, no guardas prenda en ti para tu talla. Treinta monedas tomo prestadas a Judas, para empezar a pagar mi penitencia; mi pecado de treinta primaveras intentando encerrarte en un mundo que no es de este mundo; un mundo que no te pertenece, porque sabes -mejor que nadie- que pasa como una exhalación y deja aquel vacío de triste realidad que aguarda al hombre. ¡Que te diría! Para hacerlo más fácil, para tocar la fibra de tu coraza fría…ya sé –cariño- mi dedo en la llaga como el Santo Tomás que necesitas para ver y creer…ese ingrato cariño que despilfarro a ciegas perdido en el laberinto inmarcesible del misterio de la vida, cuando las bellas artes convierten la ciudad en paraíso que dura el frenesí de una Santa Semana. Pero te juro que sólo a ti te veo bajo el palio de esta luz que me encandila…que tu eres la mañana de Reyes de mi domingo de Ramos; la sensación indescriptible del beso en sus manos, que son tuyas, cuando adivino el alba en tu mirada de fe por excelencia. Déjame ese minuto de poder y de gloria, esa ráfaga cómplice que arrebata tu ser, compartirla contigo, indicarte el camino –igual que Juan- se afana en mostrarle la calle a la Amargura. Sé que es mucha arrogancia, pero es otra manera de llegar al Amor, también crucificado en el árbol podado de la vida. Mi secreto –dejamé que te diga- eres tú…despojado de todas mis ataduras, con los piés en el suelo y la mirada al cielo donde imploro esa luz que ilumine el caiz de tu sonrisa.



lunes, 11 de abril de 2011

Otro pregón...


Nació hace cincuenta y cinco años, pero no ha vuelto a pregonar Sevilla con su vocablo musical y el Dios te salve; eso sí, viene todos los años –Domingo de Pasión- disfrazado con el frac de la expectación a ocupar el atril reservado a la élite de las Autoridades, Consejeros, Hermanos Mayores, Juntas de Gobierno, familiares, amigos y….Provoca la sana dependencia de mantenernos pendiente de la Televisión local –hoy macerada por el fenómeno de las redes sociales- ayer en cantinela célebre que se extendía por la salita, através de la radio de cretona. Nació hace cincuenta y cinco años en la voz atiplada de un sevillano de Osuna, que escribía versos en una servilleta del Rinconcillo, sin dejar de atender su tertulia: “al compás la cera llora” y se trenzó bajo el escenario sepia del Teatro San Fernando, el Pregón soñado que pocos esperaban y todos deseábamos escuchar. Vuelven los vencejos a columpiarse en el indecible azul de las tardes de vísperas, vuelve la luz a encajar el postigo de la memoria, pero no ha vuelto el pregonero aquel que nos hizo adivinar el alba del Domingo de Pasión. Se ha intentado todo y de hecho se superó el verbo fácil de su cadenciosa voz, con la exquisita prosa de Carlos Colón; la cacofonía de azucena con Macarena, se revistió con el damasco endecasílabo de los sonetos bien medidos por el ínclito poeta; la décima perfecta de Joaquín; la metáfora más pura convertida en programa de mano en la voz poderosa de Manuel Toro; la experiencia comunicadora cincelada en la lírica de Garrido Bustamante; la oratoria académica de Montaño inspirada en el patio de Banderas; el idilio de prosa lírica recordada en la voz de Delgado alba y tantos otros que supieron morir con dignidad cofrade y arrogancia sevillana, en el intento de cantar la Semana Grande. Pero pronto se olvida la palabra ante la venerada Imagen del Hijo de Dios y su bendita Madre, preparados para dar el auténtico pregón por las calles de Sevilla, porque el gozo de vivir y contemplarlos, vale más que mil palabras. Parace que es la hora, parecía que nunca llegaría el momento idealizado que inmortalizó Carlos Herrera con su arenga de ¡a la gloria, sevillanos!...y así pasó otro Pregón –el de este año- con más pena por el esfuerzo titánico de un hombre generoso, que se vió forzado por las circunstancias, a escribir primero y a leer después, un pregón que no estaba diseñado para su preclara oratoria. Un pregón que nos hizo mirar hacia el pasado de aquellos pregones que dormían el sueño de la memoria perdida y que volvieron a despertar en la voz rota de Fernando Cano con antiguas palabras que siempre cantan más de lo mismo. Sin pellizcar el alma ni sacudir el escalofrío del cuerpo, pasaron todas y cada una de nuestras benditas advocaciones, como sin ser vistas, porque para ello, hay que poseer el don de transmitir, de vibrar y hacer vibrar, de soñar despierto acercándonos el paraíso de lo que todos sentimos y no sabemos expresar. Nació hace cincuenta y cinco años y aún lo está esperando Sevilla; no para darle el aplauso medido y encerrado en los privilegios del patio de butacas del Maestranza; ni mucho menos, la ovación cerrada por defender el derecho a la vida,(que para los católicos se dá por sobrentendido) sino para expresarle sencillamente, el contento y el júbilo de habernos anunciado la Semana Santa que guardamos en las retinas, regada por el agua bendita de la emoción. Otro año será.



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