lunes, 2 de enero de 2012

Donde todo comienza

Allí donde la ciudad guarda lo mejor de todos nosotros, coincidiendo con los nobles deseos que se renuevan con la llegada del año, sin treguas de fiesta y resacas, el portal de Belén, se ha transfigurado en sagrario de plata y la cuna en Cruz para el que “todo lo puede”, presida su anual y solemne Quinario. Allí en San Lorenzo, la navidad alcanza la cima intangible donde reina la Ilusión: la Epifanía o manifestación del Gran Poder de aquel Niño-Dios al que fueron a adorar los Reyes magos. Apenas horas, para que el Heraldo Real, salga al encuentro de los niños de Sevilla, para recoger las últimas cartas de la ilusión, la misma ilusión se encarna en humildad revestida con túnica persa, aguantando el peso que a todos nos cansa y agobia para que nos aliviemos con la Luz de su rostro. Antes que el Niño fuera entronizado en la carroza del Portal viviente de la Cabalgata; la primera cofradía multitudinaria que recorrerá las calles abarrotadas por la bulla más exultante e inocente, Jesús hecho hombre, nos espera en San Lorenzo –donde todo comienza- . Antes de recibir las llaves de la ciudad sus majestades de oriente; la estrella de la ilusión apuntó hacia la basílica y allí fundió sus brillos en el crisol de las manos que abrazan todas nuestras penas y dolores; antes que fueran coronados los Reyes, El Señor hizo digna la sierpes de su corona de espinas, para el perdón y la reconciliación de todos los hombres; antes de ser lanzados los primeros caramelos al cielo de Sevilla, El lanzó su secular mensaje de Paz en la tierra incluso a los que no conocen la buena voluntad. Todo un lujo saberlo, en la noche mágica de la Cabalgata y comprender la ilusión de cuantos hombres se despojaron de sus miserias mundanas para volverse locos como niños, y hacer felices a los más desfavorecidos; a los huérfanos de los antiguos hospicios por cuya intercesión se fundaron los pilares de esta Cabalgata; todo un símbolo de ternura, para hacer olvidar a esos locos calvitos, la crueldad de la metástasis. Lo mejor de nosotros mismos va en esa Cabalgata; lo mejor de todas nuestras edades unidas por un mismo sentimiento, por eso, en este año tan difícil para todos, sigamos a la Cabalgata –con los ojos de la ilusión de un niño- hacia donde realmente se dirige, donde todo comienza, el Portal de San Lorenzo, allá donde en sus Manos está el Poder y la Gloria.



jueves, 29 de diciembre de 2011

LA NOCHE VIEJA


La noche de San Silvestre
Dios se disfraza de Eros
Sacerdotisas Vestales
abren las fuentes de Helio
para preparse un baño
en la infusión del deseo.
Apolo viste de "smokin"
impecable ante su espejo
Milo retoca el escote
de la perfección de Venus
y Afrodita resplandece
en su silueta de vértigo
con las curvas del pecado
rendiéndole culto al cuerpo.
En el tocador de Eva
se derrama el frasco intenso
del aroma penetrante
que deja el ámbito impreso
con la gota de fragancia
que resbala por su cuello
cisne que busca el estanque
en la turgencia del pecho.
Chanel del número cinco
cinco sentidos atentos
para rendir sus honores
al arte del movimiento.
Cristal de medias de seda
para el licor de unos dedos
que sorbo a sorbo se estiran
aprisionando el misterio
de unas piernas infinitas
coronadas por ligueros.
¡salve diosa seductora
con broche de camafeo!
¡quien abrirá tu presente
que en el tafetán envuelto
se sella con la gloriosa
cremallera del franqueo!
¡quien morderá la manzana
rojo satén del veneno
y probará la ambrosía
que te deje sin aliento!
Esa noche es una gala
de prestancia y contoneo
una inmensa pasarela
de incognocibles modelos
que desfilan glamurosos
por la alfombra de los sueños
en un concurso que todos
quieren jugar sin ver premio.
El premio es la fantasía
la imaginación que echemos
a este juego que es la vida
recreándola en un cuento.
Si la realidad es ciega
y la crisis causa miedo
porque no apostar la noche
de San Silvestre a este juego
y entrar en el paraíso
como el mismísimo Zeus
si al fin y al cabo los dioses
los únicos que tenemos
son nuestros seres queridos
deidades de carne y hueso
que bailan para nosotros
la danza de siete velos.
Así que sube al Olimpo
sin despegarte del suelo
y disfruta la alegría
de un desnudo verdadero
que dejó su lencería
roja pasión por el suelo
señalándote el camino
del más FELIZ AÑO NUEVO.

viernes, 23 de diciembre de 2011

¡Madre en la puerta hay un niño!


Querido Niño; este año te has quedado guardado en tu añeja caja, custodiado por la Sagrada Familia, entre pajas y restos de serrín. Se que en el fondo no te importa, porque Tu, naces y renaces siempre en la presencia de todos los hombres de buena voluntad y por eso estás también en aquellos hogares que por ausencia u omisión pasan de ponerte a presidir la mesa. Más que no verte en el Portal de siempre, me duele la soberbia y cabezonería, la arrogancia y falta de sensibilidad de quienes siendo maravillosas personas en el fondo, adolecen de guardar las formas y se ceban con la tradición para reafirmar su enajenación mental. Ya sé que esto del cristianismo, hoy en día se ha vuelto de lo más pagano, que hablar de la Iglesia y sobre todo de los curas, es tan gratuito como distraerse con una sesión de “salvame de luxe”; que los cofrades o capillitas, fuera de su ámbito y contexto familiar, están considerados como una secta “jartible” que acapara gran parte de la actualidad socio-cultural e invade un espacio urbanístico más allá del tiempo de vísperas para indignación de los profanos en la materia, que también tienen derecho a disfrutar de la ciudad, aunque se nutran de los beneficios comerciales que generan este tipo de actos y cultos. Pero en el fondo -querido Niño- para los que nos criamos en la infantil catequesis de tu Nacimiento; para los que tanto disfrutamos el verlo poner de la mano de nuestros padres y hermanos; para los que jugamos con esas entrañables figuritas de barro, contemplando cómo tomaban forma y protagonismo, dentro del Belén, bajo un cielo de papel con nubes de algodón y montañas de corcho; impregnadas por el glorioso olor a serrín, que trenzaba caminos y cañadas serpenteadas de verde musgo, supone un trauma añadido al sinsentido que están tomando estas Navidades laicas. Ya sé -ay chiquirritín- que los mejores belenes, no están en las hermandades, ni lucen en los majestuosos templos e iglesias con todo lujo de detalle, que ni siquiera son los que montan los Belenistas con ese acopio de artesanía y buen saber que los hace magistrales, como también me imagino, lo que tendrás que “tragar” -queridito del alma- cuando te ves lucir con las mejores galas en la más valiosa de tus imágenes materiales, dentro de esas casas señoriales, donde presumen tanto de tu evangelio como de su falsa y vanidosa caridad. Sin embargo -querido Niño- ¡cómo disfrutas con las gentes, que sin necesidad de panegíricos ni catequesis impuestas por terceras personas, han querido ponerte humildemente en sus hogares de la forma más sencilla, sobre el aparador o la mesita, conscientes de que Tu eres esa luz de múltiples colores que enciendo los mejores deseos de Paz! Y ese es tu nacimiento preferido, el que montan en la intimidad de sus hogares, las personas que hacen de su falta de medios, verdaderos encajes de ingenio, convirtiendo papeles en cielo y cartones en casas rústicas, canaletas en río y bombas de agua traídas de los desguaces en arroyos cristalinos. Lo siento y te pido perdón por mi soberbia, el respeto como decía el sabio, es aquello que has de tener para adquirirlo, pero lamento irremisiblemente, no verte este año por casa, haciendo nuestros honores y sí -a pesar de todos los pesares- ese árbol sintético, que con todos mis respetos, me resulta tan chirriante como absurdo. Otro año más las redes sociales se llenan de felicitaciones y buenos deseos; las calles de nuestra ciudad están radiantes de luz -como nunca- y el ambiente es espectacular, a pesar que la mayoría nos quejamos de la crisis, el consumo de estas fechas continúa dando la imagen de una sociedad del “bienestar”, pero el comercio se queja; los parados se desesperan y los que viven en soledad por méritos o la más cruel de la soledad acompañada, no les cuadra muy bien esto de la Navidad envuelta en oropeles pero que no se habla ni perdona a sus hermanos. Ojalá nos preocupara menos el menú de esa noche, para algunos impuesta y valorásemos más la mesa y el fuego del hogar. FELICES PASCUAS A TODOS.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

a Belén llegar


El iba buscando el portal donde todos tenemos depositados los recuerdos de una tierna infancia que se endureció con la vida y el paso del tiempo, el calor de la paja, el candor de la mula y un buey, el amor de unos padre, la sonrisa única de un niño y la noche de Paz por excelencia que hace posible el milagro de un alto el fuego. De repente, aunque no dieran crédito sus ojos, se encontró en un valle que parecía cubierto por la nieve, contrariamente su cuerpo desnudo, cubierto por una leve sábana, no sentía frío. El cielo era un tablero ajedrezado donde la luz diáfana se abría fluorescente, entre pequeñas ranuras de aluminio. Se sentía relajado y en calma, pero su respiración era lenta y pesada. En su mente no dejaba de sonar aquel villancico que aprendió de pequeño, pero su cuerpo no le respondía. Le pareció escuchar el sonido inquietante de su móvil, hizo un vano intento por contestar pero sus miembros no le respondían. Fue entonces cuando adivinó entre la nebulosa de los sedantes,  que había rostros a su alrededor, rostros íntimos y familiares que le saludaban con una sonrisa; una sonrisa que no ocultaba un gesto grave de consternación. Pensó en la blanca navidad de los cuentos, se sintió niño asomado al escaparate de los sueños, jugando a ser médico, incluso llegó a confundir la bata blanca de la enfermera con el disfraz de aquella amiga rubita,  la más bella y radiante del patio. La película de sus años de edad, pasó como una exhalación por la pantalla del encefalograma plano, al principio surgieron en forma de espasmos sus preocupaciones: la tienda, el estado de las cuentas bancarias, los pedidos, las facturas, los últimos problemas que quedaron sin solución atrapados en el subsconciente, pero pronto alcanzó una calma procedente de otra clase de dolor más íntimo y noble, más reconfortante y lleno de piedad. Todo recobraba su verdadero significado y las cosas se iban ordenando en su mente obedeciendo a otros principios y valores olvidados. La prisa por llegar a este Belén obligado que nos impone el estrés, desapareció de su cerúleo rostro, ante la angustia y el desconsuelo de sus padres y hermanos. El hilo de su respiración asistida, se fue perdiendo, mientras él se encontraba aquella noche bajo el auténtico portal de la Paz, solo sentía un leve forcejeo que le llegaba vagamente de fuera, voces lejanas que se perdían en la nebulosa de la radiante visión que estaba experimentando en su estado de coma: ¿esto era todo...¡tan sencillo, tan simple!?, se preguntaba en el sueño imposible por consolar a sus familiares, aunque no necesitaba responder ya a ninguna cuestión, porque la cuestión estaba allí, ante sus ojos cerrados: Se trataba de la sonrisa de un niño recién nacido, capaz de cambiar la inquietud y el deseo de autodestrucción del hombre. De ahí que todos los que alcanzaran contemplar la luz de ese rostro, quedaran por siempre adorándola en el Belén que volvemos a poner en nuestro hogar cada año.



miércoles, 30 de noviembre de 2011

CARTA A DICIEMBRE III Edición


Se me agolpan las sensaciones al recibirte, se mezclan con los tópicos de este desenfrenado reclamo publicitario que te precede, cada año con mayor antelación, pero por encima de todo te estaba esperando con los brazos abiertos y nunca mejor dicho, como los tiene el Amor. Me ha alegrado siempre tu llegada –desde que tengo uso de razón, aunque la razón no la use más que para ilusionarme con el sonido de campanilleros y luces que traes de fondo. Banda sonora de nuestra vida que resuena en los pretiles del recuerdo con alegría. Es una alegría tan fuerte la que transmites –Diciembre- que a veces nos haces llorar de emoción y la confundimos con la tristeza, cuando no es más que el reflejo de los seres queridos que nos reunieron en familia estos días y que ahora nos faltan. Por el atrio de San Antonio Abad un aroma prematuro de azahar, corta el frío de la noche, desde lo alto de la espadaña, se despliegan los gallardetes de víspera, el aire sabe a coplas de Miguel Cid y D. Mateo Alemán se estremece en su lecho. Las cosas de Sevilla tienen mucho que ver y que contar de ti, venturoso Diciembre, hasta la Pontificia Roma, se inclinó ante el juramentado voto de tu octavo día, plaza celeste y blanca del triunfo ganada a espada si es preciso sopena de derramar la última gota de nuestra sangre. Sangre de mariana fe que se lava en las aguas esmeraldas de la Esperanza, mientras mira como beben los peces en el río. Sabes milagroso Diciembre, tu bien lo sabes, que en Sevilla –solo en Sevilla- hay Esperanza antes que vida o no hay vida sin Esperanza, que viene a ser lo mismo. Por eso la Señora, antes de dar a Luz al mejor de los nacidos, se nos muestra como torre de marfil, para que le besemos la mano, convirtiendo la humildad de Belen en casa de oro y arca de la bendita alianza desde la resolana a Pureza, pasando por Castilla, puerta Carmona o la Trinidad. Por lo menos, aunque solo fuera por una vez al año, los hombres nos sentimos más solidarios, aunque la caridad verdadera sea compartir lo que tenemos con los demás, también sirve el deseo de disfrutar esta abundancia efímera en la que nadamos, envueltos en oropeles y celofán; también sirve –querido Diciembre- el resplandor de esta Navidad que hace que veamos con mayor nitidez, la diferencia abismal que separa la riqueza de la pobreza y nos sintamos obligados a parar el fuego de las armas; pactar treguas con la violencia de todo tipo; compartir mesa, confites y cava con los más desfavorecidos y llevar a cualquier rincón del mundo la Paz de esa Estrella de oriente que nos anuncia el nacimiento de Jesús del Gran Poder. Ya sólo por eso, eres bendito –prodigioso Diciembre- Y no tengo más remedio que abrazarte lleno de regocijo, desempolvando el pellejo de mi vieja pandereta, mientras acaricio las figuras de mi Belén entrañable. Tuyo afectísimo. Ojival.


http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com/2010/12/madre-y-maestra.html

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