lunes, 12 de junio de 2017

EL CRISTO QUE ENAMORO A SEVILLA




































Se veía la espadaña de la Magdalena, al fondo, del cielo claro, abrumado por las salvas de incienso descompuestas en la luz de una atmósfera sofocante. El Cristo de los Desamparados, presencia viva en el sagrario, dejaba el dosel del mármol rosa, para hacerse imagen del Dios muerto en la cruz, por Amor. Venía envuelto en la cadencia, muy poco a poco, sobre los piés de los hombres entregados al magisterio de los Villanueva. Sobre un paso que estiraba los candelabros más cimbreantes, para estilizar el -paseillo torero de la Salud de un barrio- para sellar la elegancia del Cristo de nácar que se hizo aquella tarde con Sevilla, sin necesidad de presentación. Solo la fiebre del aire, cargado de temperatura, se paraba al verlo, como los corazones exhaustos que no lo situaban fuera del Sagrario del Santo Angel. Parecia lo que era, el Cristo dormido en la Cruz de los Desamparados. El Dios trascendente, encarnado en el rostro del hombre, por Amor. El portentoso Crucificado, que nunca presumió de lo grande que era y escondió su Humildad en sel retiro de la nave del Evangelio. Y Sevilla al verlo de pasar, enmudeció y cuando quiso hablar conmovida y extasiada, escuchó el concierto de las marchas más escogidas,; Ione, Jesús de las Penas, Amarguras, Valle...Asomaba la Giralda al fondo de la Plaza engalanada para el Corpus y el Cristo se recortaba en el Arco efímero de la Parroquia del Tardón, a esa hora en que la luz de Sevilla perturba a los artistas y el cielo se torna bóveda cobalto estampada de hojas de acanto. Testigos de excepción, el pintor de la Verdad, el Dios de la madera que logró labrarlo y la silueta asombrada del príncipe de los ingenios. Hacía mucha calor, sin duda caía en lenguas de fuego, la ciencia infusa del Paráclito, que enviaba su Espíritu para renovarnos a las plantas del crucificado que enamoró a Sevilla.

martes, 6 de junio de 2017

Toda la Verdad, ROCÍO

Foto, ANTONIO SANCHEZ CARRASCO (Hay fotógrafos y luego está Antonio, que sabe inmortalizar el instante)

   La verdad, y toda la verdad del Rocío, la sabe solo aquel hno, tocado por el don de la sabiduría, que expresa sencilla y claramente, con voz de campo, aquella devoción que le inculcó, su padre y su madre -que en paz descanse- y lo dice con el "jipío" de los que solo saben cantar por sevillanas rocieras, lentas, cadenciosas, acompañadas de palmas sordas. .La misma verdad, la sabe el peregrino, caminante apoyado en la frágil vara de acebuche, que se afana por mantener el -paso carreta- por los bancales y pierde pié a lo largo de los 14 km de esa Raya interminable. Es una verdad tan rotunda y convincente como el tiro de la carreta de Huelva, que sumerge a los caminantes en la niebla espesa de las arenas y los cubre de polvo y churrete, hasta llegar a la Aldea, exhaustos, pero sin dejar de cantar y dar VIVAS a la VIRGEN. Toda la verdad del Rocío, se ve impresa en los rostros que TRIANA, por ser TRIANA, lleva a la presentación, pero también en los que acompañan a las Hermandades familiares, las que sellan con sus pocos Hermanos, un Simpecao, escaso de plata, preciso de flores e intenso en vivencias y puros sentimientos. Una verdad, también maquillada por el buen gusto, el señorío, la arrogancia y la hermosura de mujeres y caballistas, la otra verdad del Rocío, la que más escuece a los ojos de los que no tienen más que lo puesto. Ya lo dice la copla de Gines -madre y maestra- "Cuando pasas a caballo, camino del Ajolí, ojos que no tienen nada, se quedan fijos en ti". Muchas otras verdades tiene el Rocío, que dan que pensar, tanto como  los que no pueden disfrutarla, Como el contagioso ambiente que se vive en las casas, durante la espera. El derroche de medios, el poderío de las mesas, la diversidad de manjares y la calidad de los caldos, frente a el menor coste de los que acampan bajo las carpas dispuestas por sus Hermandades y comen del rancho, previsto para atender a todos sus peregrinos, haciendo lo posible por acoger a cuantos allegados o extraños, se le acercan, pidiendo el pan y el agua de un refresco o un bocadillo. Todas esas verdades se enfrentan en el Rocío e intentan convivir en la paz de la vitoreada "Fe Rociera", despertando también las dudas razonables que plantea este mar de devoción, revuelto de disfrute, alegría, oración, alarde, vino, cante, juerga, servidumbre y señorío, que aparenta esta singular Romería. Como todo hay en la viña del Señor, donde -La Virgen, la Madre- pone solo, la cordura espiritual del "hacer lo que El os diga", señalando con su sonriente mirada, al Pastorcillo Divino. Todo lo demás, de la verdad del Rocío, se hunde en las arenas movedizas de querer y no poder, explicar con palabras, el rito, la antropología, la liturgia y los actos programados por una Hermandad Matriz, que desde Almonte -en la Aldea-, trata de que todo salga lo más parecido a lo previsto, El Rocío, no empieza ni acaba en Mayo o en Junio, en el Rocío se trabaja afanosamente todo el año; no es algo improvisado que se cita para el fin de semana de Pentecostés, asombrando -con el salto a la reja-, a todo el mundo que ve las noticias en el telediario. El Rocío, nos coge de improviso a todos los que no tenemos previstas sus pormenorizadas secuencias. Nos enerva, nos sume en la confusión -de su espectacular puesta en escena-, su mejor imagen, la más auténtica -dentro del controvertido escenario donde se produce-, más allá de su atrayente decorado, de sus llamativos figurantes, por encima del paisaje paradisíaco de una Marisma patrimonio de la ecología humana, es LA VIRGEN. ELLA es, quien manda, ordena y dispone. Los Almonteños, solo conocen el secreto de los siglos de tradición, están preparados, nacieron para entablar con LA VIRGEN, un combate, que por más salvaje que parezca, tiene sus leyes -no escritas-    bajo las andas. Ellos no desafían las normas de la razón, solo hacen posible que la razón, no altere su aguerrido conocimiento, Luchan por que nadie se atreva a igualarles, en el vetusto privilegio que supone llevar a VIRGEN del Rocío al universo de su devoción. Serán ellos y siempre los que quieran ellos, los que injerten a la Virgen, en el corazón latente de todos los rocieros y lo harán dentro de esa  teoría del caos, donde se impone el orden a base del desorden y  desconcierto. Será a base de empeñones y alaridos, como se entiendan entre ellos, para romper el silencio de ese instante de gozo y delirio, cuando la Virgen logra la verticalidad forzada de sus andas, para abatirse -como un resplandeciente velero, en el mar del fervor, que es la Madre de todas las tormentas marianas. Y no hay más que rascar, desde que se produce el Salto de la reja y comienza el vuelo-oleaje de la BLANCA PALOMA, tras esa hora sin hora, todo lo demás serán elucubraciones, fuera de la Fe y los sentimientos desbordados. Todo lo demás, será producto de nuestra imaginación, enfermiza o conversa, creyente o infiel. La verdad del Rocío, no tendrá otra explicación más que rendirse a la evidencia o sucumbir a las deficiencias de una forma de ser y sentir, que se llama Rocío y es solo exclusiva de la VIRGEN, La Reina de esas Marismas. 

HORA QUE NO TIENE HORA
contraluz de las tinieblas
serenidad cegadora
ansiedad de la paciencia.

Nube que nubla la Aurora
un océano de arena,
cielo a la altura del orbe
separado por la reja.
Soledad del Universo
del mundo que la rodea
a sus piés, ni media luna,
ni estrella que la proteja.

Los dueños de su sonrisa
precipitan la marea
y Ella vuelve la mirada
como quien no quiere y deja
que sus hijos la disfruten
en su Gloria rociera.

Aquel que quiera entenderlo
que lo entienda por las buenas
que por más que se lo expliquen,
la verdad, no tiene vuelta,
si no la ves, ni la sientes,
por más atención, no aciertas.

El Rocío es otra cosa,
ni más mala ni más buena,
Diferente -o es lo mismo-
Distinto, puede que sea.
Las palabras no terminan
de juntarse en consecuencia
para definir la exacta
realidad de su grandeza....
a todos nos cae pequeño
a muchos, grande le queda,
para algunos -imposible-
para otros -una quimera-
monumento a la mentira...
-y como reza la letra-
"hay quien dice del Rocío"
que todo es "juerga" en la Aldea.

Pero la verdad lo sabe
el espíritu que ondea
al vuelo de la PALOMA
que de la Marisma es REINA:
¡LA VIRGEN -SOLO LA VIRGEN-
LA VIRGEN, SIEMPRE ALMONTEÑA,
LA QUE VIVE EN EL ROCÍO,
LA MADRE DE DIOS Y NUESTRA!


martes, 25 de abril de 2017

AGRADECIMIENTO


Quiero dar las GRACIAS, expresar públicamente mi reconocimiento y más distinguida consideración, en primer lugar al paciente anónimo que convalece en un hospital de nuestra ciudad, de traumatismo cráneo encefálico, víctima de los sucesos acaecidos en la pasada Madrugá 2017. Esta persona, representa  a toda la Sevilla creyente, cofrade y sabia, que ha sido martirizada por la psicosis de terrorismo, vandalismo a lo que queramos llamar, según las distintas versiones. Quiero dar las GRACIAS, a la persona que se recupera de rotura de cadera; a cuantos heridos y danmificados sufrieron el envite de las avalanchas sean sus heridas de la consideración que fueren; tanto físicas, como morales, como psicológica, como materiales. Sus dolores y padecimientos, sus lágrimas e integridad, son las Penas de toda la Sevilla, que sale a la calle para disfrutar de su Semana Grande, más esperada, que sabe, rezar ante nuestras imágenes o se conmueve con el espectáculo gratuito de las bellas artes que -en todos los sentido- encierra la Semana Santa, especialmente sintetizada en su Madrugá. Quiero dar las gracias a los nazarenos y nazarenas de todas las edades, desde esa Señora que portaba el Farol de Cruz de Guía de la hdad de la Esperanza de Triana, hasta el más bebé de los monaguillos, pasando por el valle de lágrimas provocado por el pánico, que sufrieron tantos adolescentes, cuya ilusión, ánimo y desvelo, fueron arroyados al suelo de los despropósitos más insospechados. Quiero dar las GRACIAS a la Banda de CCTT, San Juan Evangelista, verdadero muro de contención, que se llevó por delante la creciente ola de pánico, arrasando su formación y causando cuantiosos daños en su joven marinería, tanto como en los instrumentos, haciendo imposible la continuación de su Estación de penitencia. Su desolación y tristeza, es la de todos los Sevillanos que lamentamos profundamente, embargados de rabia e indignación, las consecuencia de estos hechos execrables. Quiero dar las GRACIAS, a la sección infantil y juvenil de la Hdad de los Gitanos, que abría, con toda la ilusión puesta en sus sones, la cofradía, muchos de los cuales sucumbieron presa de ansiedad y pánico a las "carreritas" de esta madrugá de los sueños rotos y fueron retirados del cortejo, por sus padres, inquietados por las consecuencias del suceso. Y por ende, AGRADECER a los aprendices de "centuriones macarenos", que estigmatizados por el trauma que sufrieron en el 2000, aún no realizan su Estación por determinadas calles. Quiero dar las GRACIAS, en general a los nazarenos de la madrugá, a todos y cada uno de los que visten las diferentes túnicas sagradas. Desde los primitivos del Silencio -tres años más- víctimas de los incidentes, cuyo protocolo de seguridad interna, les hizo reaccionar con todo el sentido común de abrirse, buscando el refugio de las paredes de Cuna. GRACIAS por soportar el azote del miedo con sus Dalmáticas de coraza, para arropar el palio de su Virgen de la Concepción, arriado a su suerte, en la Plaza del Salvador. GRACIAS a los espigados hombres de Luz, del Señor de Sevilla, haciéndole frente a las rachas de pánico con su comportamiento ejemplar, no descomponiendo sus apretadas filas y aguantando en la mirada del Señor, la resistencia de aquellos instantes entre tinieblas. GRACIAS a los soldados, aguerridos e impertérritos que habrían el camino del Calvario, sin mirar atrás, cuando la tempestad se hacía más cruda y reiterativa. GRACIAS a los nazarenos, elegante tropa de la marinería trianera, custodios del Galeón de la Felicidad y la Esperanza, por caer tres veces, como su Santísimo Cristo y levantarse, ayudados por los cirineos de Sevilla, recomponiendo sobre la marcha un cortejo que parecía imposible ordenar. A los penitentes macarenos -de tres en tres- sin luz en sus cirios, pero encendida la mirada por el llanto de la incertidumbre, que buscaban el hombro de sus padres y familiares, en medio del caos y encontraron, la atención y el inmediato auxilio de los sevillanos que lo acogían como hijos. No hay más daño, que el que se le infringe a unos párvulillos o jóvenes bajo un antifaz, a quienes sorprende súbitamente el ruido de una especie de seismo de insospechadas consecuencias. Gracias a Dios que ese miedo tan humano, fue sofocado rápidamente, ante la intervención Divina de la Esperanza. AGRADECIMIENTO que hago extensible a todos los miembros que formaban parte de los cortejos, en esos decisivos momentos, tanto auxiliares, celadores, diputados, transmisores, oficiales de junta, paveros, manigueteros, capataces, contraguía y costaleros que supieron  capear el temporal de la marabunda, aferrándose a su puesto en la cofradía, con todo el alma, el corazón y espíritu fraterno y solidario. Llega el momento de AGRADECER, la labor castrense de los números de la Guardia Civil que custodian nuestro pasos, su comportamiento heroico y nivel de disciplina, compite con el amor y entrega sin límite que derrochan escoltando a sus venerados titulares, sin concesiones más allá de la medalla que lucen en sus pechos. Y como no- AGRADECER a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tanto locales, como comunitarias, como estatales, representadas por el CECOP, su intachable entrega al servicio y su presencia inmediata, tanto en el restablecimiento del orden, como en el trato solidario a las personas y Hdes en general, transmitiendo siempre y en todo lugar, el mensaje de serenidad y sosiego que las circunstancias demandaban. Pues a pesar de los muchos pesares, sin su intervención y presencia, nos hubiéramos temido lo peor y a las pruebas y testimonios gráficos recogidos, me remito. Por último al Pueblo de Sevilla, quien como todos los habitantes de occidente, lleva entre ceja y ceja, la amenaza terrorista, el miedo a esos lobos solitarios, que en el momento más inopinado, puede aparecer estrellando cualquier tipo de vehículo, allá donde se concentre la muchedumbre, lo mismo que proferir cualquier tipo de consigna constitutiva de alarma y sembradora de pánico. Ese pueblo de Sevilla, que como todos los pueblos del mundo civilizado, tiene miedo, piensa en cualquier momento, `pero no deja de saber estar permaneciendo en su nobleza; que puede salir corriendo, pero sabe pararse a tiempo -sobre los pies- y reacciona y pide calma y atiende, auxilia, recoge a sus paisanos del suelo y les abre el corazón, le acerca una silla, un palco, un trago de agua, un móvil, lo que tenga en sus manos, porque sabe, que nada ni nadie destruirá el fuego de sus creencias y tradiciones; porque sabe que su Semana Santa, la Semana Grande de Sevilla, es algo más que un todo religioso, político, social y económico. Que la Semana Santa es eso, pero sobre todo es,UNA BUENA NOTICIA, que nada ni nadie podrá empañar.

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