sábado, 6 de abril de 2013

Conclusiones Finales


ciriazos-zahumerios y conclusión final”



Otra Semana Santa más -y van tres seguidas- de incertidumbre, improvisaciones y sobresaltos. Un ambiente enrarecido por el empacho de información, tanto profesional como contrastada, como fruto de la marea implacable de pseudo-informadores, cantamañanas, y corresponsales aviesos de exclusivas gratuitas. Podíamos decir, que la del 2013, ha sido la Semana Santa oficial de la consolidación de una crisis de identidad, incapaz de desprenderse de la pantalla táctil del “Ifhone” y la instantánea colgada automáticamente en las redes sociales. Ante tanta recarga de información, al final surgía la duda razonable de que la ficción superase a la misma realidad que estábamos viviendo en la calle. Visto lo visto y sin suficientes argumentos para enjuiciar todo lo que en realidad aconteció, me quedo con ese ambiente enrarecido por la crisis en particular y entristecido en general por las inclemencias del tiempo y la ausencia de tantas cofradías como faltaron procesionando por nuestras calles.

-Ejemplares y dignos de elogio, los cortejos de nuestros nazarenos de Jesús Despojado; La Paz, La Hiniesta, La Cena, La Estrella (que un año más no tenían donde refugiarse durante el tiempo de receso, con las puertas de San Jacinto, cerradas a cal y canto) y sobre todo los niños de la Borriquita, aguantando estoicamente bajo la lluvia sin romper sus respectivos cortejos y totalmente entregados al devenir de sus amados Titulares. Así mismo y por defecto, felicitar a los cortejos nazarenos de las hermandades del Miércoles Santo, especialmente al de la Lanzada, comprimidos en calle Cuna; tanto a los que se descompusieron por la arbitrariedad y desconcierto de sus Diputados mayores de gobierno -caso de los Panaderos y el Baratillo-, como a los que continuaron su discurrir bajo chubascos, sin alterar el orden y concierto de sus cortejos-caso del Cristo de Burgos, Las Siete Palabras y el Carmen Doloroso.



-Sahumerio indiscutible a todas y cada una de las Hermandades que suspendieron su estación de penitencia, tanto a las que se quedaron sin salir a la calle, como a las que se vieron en la necesidad de hacerlo sobre la marcha, incluido los Panaderos en lo que respecta a su cuerpo de nazarenos.

-Sahumerio perfumado y sonoro al repertorio de las Bandas de Música de los Pasos de Palio, que tuve oportunidad de contemplar, especialmente al de la Virgen de la Merced, que estrenaba acompañamiento musical para el recuerdo de todas las generaciones. Creo que ha sido el año que más veces he escuchado la marcha Margot de Turina, con relación al número de cofradías en la calle. Digno de elogio, el detalle de la Esperanza de Triana a los sones de Macarena en Campana; el estreno a la luz del Jueves Santo, del monumental palio de la Virgen de la Victoria restaurado y el conjunto arrebatador del paso de la Virgen de las Lágrimas.


Respecto a lo que no me gustó, necesitaría, más que un buen hachón para propinar los “ciriazos” correspondientes, un látigo para expulsar a tantos mercaderes alrededor de este templo de vanidades en el que se está convirtiendo nuestra Semana Mayor. Una vez más me pregunto, ¿para que sirve el Consejo General de HHCC?, si a la hora de la verdad, se improvisa y queda en la mayor de las evidencias. Sé que es difícil arbitrar sobre la marcha y preciso contar con los suficientes argumentos y pruebas para adoptar medidas rigurosas y depurar responsabilidades, pero me temo que los intereses creados, el peso específico de las hermandades de primera y los antecedentes de ineptitud y compadreo con el que se suelen saldar estos casos, apuntan a futuras decisiones que no dejarán contento a nadie.

-Este año, en plena crisis, ha sido escandaloso, el número de sillas vacías a lo largo de la Carrera Oficial y no crean que por causa de la inclemencia del tiempo, según fuentes consultadas de boca de los mismos abonados, las referidas sillas vacías, no se han puesto a disposición del numeroso público que las solicita, cosa que no tiene explicación, diga el Consejo lo que quiera decir al respecto, circunstancia esta, que hace necesario un careo con los responsables del mismo, para que esclarezcan los hechos con la transparencia que el tema merece.

-También he tenido ocasión de observar -en circunstancias de lluvia- cuando la carrera oficial se encuentra expedita de abonados, como se continúa cortando el espacio acotado, para que el público pueda contemplar la vuelta de algunas Hermandades que buscan refugio en la Catedral, como por ejemplo sucedió al paso de la cofradía del Porvenir, con la Avenida vacía y el respetable, esperando el regreso de la Hermandad, agolpado por las inmediaciones de la Plaza del Triunfo.


-Lamentable también, en este orden de cosas, las mamparas situadas en el sector del Palacio Arzobispal y a lo largo de la plaza Virgen de los Reyes, que impiden al respetable público -no abonado- la visión de las cofradías. No se lo que pensará el Consejo, aduciendo razones de seguridad, pero más de uno, sentimos vergüenza ajena.

-Afortunadamente no ocurre lo mismo en la Plaza del Duque, convertida ya en todo un clásico como “ tribuna de los pobres de Sevilla”, a las puertas cerradas de la “pasarela Campana”.

-Bochornoso la cantidad de medios de comunicación blandiendo “alcachofas y cámaras con zanco” a pie de campana, para retransmitir las mediáticas, soberbias y figurantes entradas por la Pasarela de las vanidades y los minutos de gloria de algunos capataces, que buscan con sus continuos mandos, arengas y dedicatorias, la fama que no se la creen ni ellos mismos.

-Al mismo tiempo se consolida la presencia callejera de las “sillitas de los chinos” a todo lo largo y ancho de Placentines, Alemanes, Cuesta del Bacalao, Salvador y Villegas, con corrillos incluidos, de mini-botellonas, y la presencia de cachimbas este año.

-En cuanto al exorno floral de los pasos, en general me han parecido adecuados a la indiosincrasia de cada cofradía, sin tener demasiados, por no decir ningún argumento técnico para evaluarlos por mi falta de conocimiento en esta especialidad, tiendo a los clásicos montes de claves en los pasos de Cristo, así como los fanales de los palios, entremezclados de azahar, sin embargo hemos podido observar este año, la proliferación de iris o lirios en los Calvarios de la Expiración del Museo y la Lanzada. Confieso que me ha chocado un poco, la innovación producida en el paso de Señor de la Salud de la Candelaria. Resaltar por último, el atrevido exorno del Santísimo Cristo de la Fundación (los Negritos) y las rosas escogidas para el palio de la Virgen de las Tristezas. Así como las esquinas a la moda de los 80, que lucía en su palio la Virgen de Guadalupe.



-Finalmente, en el capítulo reservado a las Bandas de cornetas y tambores, mixtas o Agrupaciones musicales, constatar -un año más- el alto nivel y la calidad y buen oficio demostrado por todos sus componentes, NO ASÍ, la evidente e infumable sonoridad de muchas de sus composiciones, tan difíciles de asimilar como estridentes, tanto es así que están consiguiendo, en los últimos años, hacer más populares y agradecidas a las marchas clásicas de cornetas y tambores de toda la vida. -Es curioso que bandas, que se suponen de tanta categoría en cuanto a número de seguidores, chirrien con auténticos “pitos de atascos en la barqueta” y Agrupaciones musicales, que despiertan verdadera pasión, recuerden con sus florecidos “solos de trompetas” la banda sonora del popular numerito de la “cabra subiendo por la escalera”. Bien es verdad que para gusto están los colores y el que no lo soporte que se vaya, como ocurre con mucho público de reminiscencias “kani”, que abandona la procesión una vez que culmina la actuación de la Banda, dejando prácticamente solo al Palio. DE todo hay en la viña del Señor y todo es tan efímero como manifiestamente mejorable en un acontecimiento de tanto calado como la Semana Santa de Sevilla, pero hay que cuidar mucho los detalles, para no caer en la mediocridad ni el abismo del “todo vale”. Por cierto dentro de este abanico de contrastes y curiosidades, alabar el buen gusto y la calidad demostrada por nuestras mujeres, luciendo el tradicional atuendo de la mantilla, aunque dentro de este -saber estar- nos encontramos chirriantes excepciones, como muchachas de bandera, acompañadas de auténticos impresentables, incapaces de guardar el protocolo oscuro y las formas. El año que viene, me anunciaré en los medios, para acompañar a tan bellas señoras o señoritas, con la elegancia y distinción que merece el momento, aunque solo sea para no quedarme compuesto, sin novia y con las ganas. Muchas gracias por el tiempo que me han dedicado, perdonen las molestias y hasta el año que viene, donde lo mejor está siempre por llegar.

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