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domingo, 6 de marzo de 2011

Santos Varones

foto naturaldesevilla.

El pueblo malvivía revuelto entre el polvo de la necesidad y falta de recursos; extendiendo la mano de la desconfianza, ante la limosna de alimentos que le proporcionaba el invasor que los gobernaba en nombre del imperio. Los príncipes de los sacerdotes, encerraban su poder entre las columnas del Templo, preocupados por velar su fanatismo desde el temor a un Dios interpretado por el propio interés de la Ley Mosaica. Mientras que el Justo rabí, predicaba un reino que no es de este mundo a orillas del mar de Galilea o en la falda del monte Tabor; llamando bienaventurados a los pobres, misericordiosos, hambrientos y con sed de justica, una resistencia insipiente se apostaba en la clandestinidad –a las afueras de Jerusalem- devanandose los sesos por comprender la postura del nazareno que lideraba las masas pero ofrecía al agresor la otra mejilla. Uno de los príncipes de los fariseos, de nombre Nicodemo, sentía la necesidad de hablar en persona con Aquel, que en nombre del Padre, sanaba a los enfermos, devolvía la vista a los invidentes, multiplicaba panes y peces, andaba sobre las aguas e incluso resucitaba a los muertos. Lo había comentado en los rincones oscuros del sanedrín con su fiel amigo el Varón José de Arimatea, que compartía especial predilección por el Justo, desde la pruedencia e inquietud que le producía las obligaciones y privilegios de su cargo. José de Arimatea, recomendó a su colega, discreción y mucha cautela a la hora de entrevistarse con el rabino, pero al mismo tiempo, aprobó de buen agrado la cita, convencido de la naturaleza Divina del nazareno. El encuentro se produjo una noche de vísperas, cuando los naranjos modelaban sus gajos de azahar a la luz de la luna que plateaba las hojas del huerto de los olivos. El Sanedrita le confesó a Jesús lo siguiente: “Sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos, porque nadie puede hacer los milagros que Tu haces sino está dios con el.”. “Te aseguro que el que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” –le respondió el Justo- Nicodemo le interpeló: “¿Cómo puede uno nacer siendo viejo…es que puede volver al seno de su madre y nacer de nuevo?”. “Te aseguro que el que no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne y lo que nace del espíritu es espíritu. No te extrañe que te diga: es necesario nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere; oyes su voz, pero no sabes de donde viene y adonde vá. Así es todo el que nace del Espíritu.” –Nicodemo preguntó:

¿Cómo puede ser esto?- Jesús, le respondió entonces: ¿Tu eres maestro de Israel y no lo sabes?...te aseguro que hablamos de lo que sabemos y atestiguamos lo que hemos visto y a pesar de todo, no aceptais nuestro testimonio. Si os hablo de cosas terrenas y no me creeis: ¿Cómo me creeriais si os hablara de cosas celestiales?. Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo; el hijo del hombre que está en el cielo. Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así será levantado el Hijo del Hombre para que todo el que crea en el, tenga la vida eterna”. (Juan, III, 1-15).

Después de oir esto, Nicodemo se retiró cabizbajo y sin argumentos, herido en la dignidad y el orgullo de desempeñar un cargo publico, cuyo peso era infinitamente menor a el que había recaido en su conciencia de ahora en adelante.


viernes, 18 de febrero de 2011

Igual no es lo mismo...


Te encontré mucho antes de buscarte; entonces yo era infante de marina comulgado por primera vez y me dolían los zapatos nuevos. Descubrí tu cielo del color azul-rosa, jirones de una tarde que se disolvía al vuelo de los vencejos, degustando el sabor de una onza de chocolate. La luz tenía el sentido que ahora luce en el marco dorado del recuerdo; la antigua incertidumbre que renace para que yo me vista con su traje nuevo cada año. Buscaba las palabras para juntar el verso de tus vísperas; escritas las leía en el vaciado fulgor del horizonte al caer la tarde. Siempre igual no es lo mismo, en esto la luz tiene un secreto inconfesable para los que saben mirar con la virtud de ver; para los que distinguen que ver,  no consiste en mirar sino en abrir los ojos incluso cerrando los párpados. Siempre igual, no es lo mismo, el sueño se hace realidad cuando la realidad cuenta los días que faltan para vivir el sueño. Así como ayer, vuelve a ser la misma luz de siempre, la que habita en los cielos que nunca olvidamos; la del eterno momento suspendido en el aire; la del perfil suave recortando la azul espadaña; la asomada al pretil donde se orea la ropa tendida a la silueta radiante de la torre. ¿A qué esta ansiedad profana de que pasen los días cuanto antes, si son estas horas la certeza del tiempo que nos resta para el gozo…para qué tanta dicha apostada en la recta final del principio donde termina el sueño? Vivir es  sin vivir de encontrarte en vísperas, cuando volvemos a ser infantes que despiertan los viejos olores del recuerdo; cuando percibimos que el incienso es la esencia del solemne Quinario y el Señor es la cima de un monte sembrado de cirios; cuando volvemos a ver que María se despoja del lujo de reina y se viste de humilde hebrea para mostrarnos lo dulce y cercana que queda su dolorosa Belleza. Y esa luz estuvo siempre allí, velada plenitud o efímera penumbra expuesta a la mirada de quienes la descubren y contemplan. Ahora, cuando empiezo a buscarte –de nuevo- te hallo besando tu libro de reglas, con la mano en el evangelio de tu función principal en vísperas: Palabra de luz, palabra de Dios.  

jueves, 11 de noviembre de 2010

Tres cuartos al Pregonero



Como cada año, suelo dar mi opinión acerca de la persona designada por el CGHHCC, para pronunciar el pregón de la Semana Santa. Tal vez pueda ser debido a, que pienso poco lo que digo,  que voy a expresar lo que pienso: en primer lugar felicitar sinceramente a la persona designada en esta edición, D. Fernando Cano Romero, para a continuación desearle la mayor de la suerte, pues como “cofrade de Sevilla” –no digo ya, sevillano de nacimiento, creo que supone el mayor de los honores. (que se meta la mano en su pecho o la descanse sobre los evangelios, quienes –de cuantos escribimos y nos atrevemos a expresar lo que sentimos por y para la “vieja dama”, no nos gustaría alcanzar la cima, donde la esencia de la misma ciudad entera se sienta, para escucharte y ser escuchada). Pero como ocurre cada año, independientemente de los merecimientos y la personalidad del designado, siento la inquina de cuanto rodea a este desconcertante “mundillo de las cofradías”, derramarse por los rincones de esta ciudad de la falsa moral y el histrionismo. El ronroneo de los que. creyendo haberlo descubierto todo, se inventan ahora la mañana esplendorosa del Pregón, para dedicarse a visitar los Templos de los tradicionales besamanos, huyendo de las multitudes vespertinas, porque afirman –“sensiblemente contrariados”- que ya no creen, ni en el mero acto institucional del Pregón, ni mucho menos le apetece, escuchar –una vez más- la lotería del Pregonero. Me exaspera este tipo de cofrades del “ji-ji-ja-ja”- pseudo aprendices de sabios- maestros de las cortinas de humo, que luego se dedican a escribir o despotricar, en función de la ventaja que le dé el éxito o fracaso crítico del Pregonero. Claro que si el Pregonero, forma parte de su círculo, hermandad, tertulia o blog-facebook  favorito, la campaña a su favor será tan estrambótica como desproporcionada.  Pienso que en las últimas décadas, se ha producido un fenómeno indeseable de desprestigio y hasta difamación de un acto que en sí suscita la mayor expectación de vísperas y abre al mismo tiempo las puertas a esa gloria efímera que vivirá la ciudad del brazo de su novia la primavera. Es fácil acusar a los medios de comunicación, en estos tiempos, donde las redes sociales y el directo llega a meterse en nuestras vidas controlándolas como si de un “reality-show” se tratase. Así sabemos de ante mano que los futuribles pregoneros tienen nombres y apellidos, que forman parte de una lista que se va filtrando por tertulias y saraos, webs, blogs y el “gran hermano de Factbook”, hasta hacer pleno en las quinielas del capirote con aviesa intención, dejando en evidencia –el que debería ser factor sorpresa del órgano competente-. Lamentables circunstancias que se vienen sucediendo y dejan en un segundo plano a la persona designada oficialmente, quien con nervios y temple de acero (aunque lo desmienta en público), tiene que enfrentarse a todo tipo de comentarios. Algunos dirán que todo esto es bueno, que obedece a la libertad de expresión y los privilegios de la democracia, pero el asunto llega a peores, cuando se revisan los foros de opinión y se utilizan las malas artes del lenguaje soez con toda clase de arbitrariedades y descalificaciones. Mi opinión personal y resumiendo, es la de que siento verdadera vergüenza ajena, tanto de los enteradillos que esperan agazapados los acontecimientos, como de los detractores a ultranza, que no dan ni siquiera el beneficio a la espera; a la escucha, a la vivencia en sí de tan emotivo acto y han perdido la ilusión para sembrar en ella el erial de la duda, duda siempre y cuando sea razonable y lo más razonable es pensar que D. Fernando Cano Romero, será el Pregonero esperado, que nos anuncie los días de la mayor gloria de Sevilla.  

domingo, 21 de marzo de 2010

PREGON VERDADERO








Este Es el Pregón verdadero; el autentico…el que yo no he tenido el placer de escuchar en la voz envolvente, calida de pueblo de Antonio. Será porque este Pregón –que no he escuchado- válgame Dios, estaba un año más en la calle. Será porque este pregón –que no he escuchado- estaba dicho: "parece que es la hora y no es la hora" y se hizo tan categóricamente perfecto en la exquisita rima de Antonio, que se me ha quedado en los rincones del olvido, donde duermen las mejores obras escritas y las más profundas reflexiones. He escuchado hablar de Dios, pero Dios tiene nombre en Sevilla, con muchos apellidos; La meditación de esta mañana fue perfecta, pero el pregón verdadero tuve que salir a encontrarlo en la calle.

viernes, 5 de marzo de 2010

POR LO QUE ERES


Si, hoy es primer viernes de Marzo, aunque llueva o ventee y no haya salido el sol que hace justicia a los naranjos cumplidos que cuentan sus días para dar a luz el esperado aroma de azahar. Aunque no te lo creas hoy es día de abuelas piadosas, de viejas compuestas del brazo de su lazarillo; de madres coraje, de madres de mayo, de madres de Marta, de Madres de Sandra Palou; de profesores Nájera; de mujeres violadas por el genero; de victimas de la catástrofe y profesionales del catastrofismo, de políticos chaqueteros, estirados, pijos, “ni-nis” y “canis”, que acudirán a sus respectivas citas con la tradición o la curiosidad expuesta en ciertos Templos. Jesús Cautivo –el Cautivo de nuestra devoción popular- el Cristo rescatado de San Ildefonso, el greñudo de Medinaceli, el Cristo de la ventana, el nazareno del primitivo Silencio de Sevilla, el Señor de Santa Genoveva, de la Juncal o del polígono de San Pablo. En el atrio de San Antonio abad, un advenedizo de Olot, diminuto San Judas Tadeo que se hizo famoso por el boca a boca de abogado de las causas difíciles y desesperadas, arderá en una abigarrada luciérnaga de lamparillas rojas, desbancando la popularidad del mismísimo San Pancracio, incapaz de atender la abrumadora demanda de trabajo que solicita la tierra con mas parados de España. Y es que hay tanto que rogar, que ya no saben los corazones desesperados de las gentes a que Santo pedir ni que oración entonar para encontrar consuelo. Curiosidades aparte, hoy es primer viernes de Marzo y lo primero es lo primero –sobre todo para los que pensamos que lo expuesto en nuestros Templos no es una moda inventada y nacida ayer- sino todo lo contrario, una tradición secular mas allá de las apariencias y el contagioso novelerismo. El Jesus cautivo del primer Viernes de Marzo, es todo un clásico que nos muestras las manos atadas o abrazadas a la cruz, para que nosotros nos liberemos con su magna lección de rescate. Pídele, porque es muy rico en su humildad y paciencia, pero también, no te olvides de darle gracias, sobre todo, por lo que No eres, por lo que No tienes, por aquello que No necesitas…

domingo, 28 de febrero de 2010

NAZARENO DE DULZURA




Amenazaba el cielo nubes de Viernes Santo, la marea del río subía con intrigantes aguas, los juncos de la orilla templaban en brisa los aires del puerto. El puente recordó que aun no existía, ni siquiera las barcas lo cruzaban. Volvieron los antiguos bajeles cargados del oro de indias a atracar en los viejos malecones, todo volvía a ser como hace cuatro lustros; intenso y recién tallado por las gubias del tiempo. La Parroquia alfarera velada por los rojos cirios, se traslado a los años que fue hospicio, venda para curar heridas, sangre de la misma cera sacramental que hoy arde como ayer, precediendo tu camino. Y el que anduvo en la mar, salio a Triana calle abajo artesana de Castilla. Llevaba el sol poniente en la luz de su rostro y en la cruz de carey, el brillo de tarde se abrasaba a sus manos –bendición de dulzura- a su paso, el horizonte gris en lontananza, ensayaba un ocaso imposible a las puertas del zurraque. Esa noche el tiempo, eclipsado ante el dulce Nazareno, no tuvo tiempo siquiera de decidir si era aquel viernes de cuaresma de hace 325 años.





jueves, 25 de febrero de 2010

ROCIO DEL CIELO




Son conchas jacobeas que llevan al camino por donde Santiago, estrecha su espadaña al aire de Sevilla, son gotas de rocío atrapadas en malla, bordadas con los rayos del sol y el hilo de las flores de seda. Abanicos de luz que se abren y se cierran al compás de la mano que mece la cuna de su gracia. Prenderán este año, sus brillos de estreno, sus puntadas de luces, estrenaran la tarde, igual que nuestros ojos estrenan cada Lunes la mirada. Las manos que apuntaron cada vaivén, contendrán su emoción con un suspiro: ¿Cuántos suspiros de amor, se esconden tras los reflejos de ese transparente Palio?. Espejo donde mirarse la mocita de Abril, paloma de Esperanza, dispuesta a relucir bajo el mismo esplendor de su Rocío del cielo.

domingo, 21 de febrero de 2010

LA SANTA MADRE



Se dice que Jesús tuvo una seguidora que lo amó tanto como para tener el valor de asistir a su crucifixión, una seguidora a la que él amo tanto que le eligió como la primera persona en saber de su resurrección. Este personaje ha llegado hasta nosotros con una profesión y un nombre polémicos: María Magdalena, la prostituta. Pero en los evangelios Canónicos nunca se la presenta como tal, a lo sumo se la relaciona como una pecadora arrepentida. La vinculación de María Magdalena con una prostituta se debe a una interpretación bastante tardía, realizada por lo menos en el siglo IV, si no más tarde, que basa en una lectura discutible del célebre pasaje del Evangelio según San Lucas en el que aparece una pecadora que lava los pies del Señor y los enjuaga con sus cabellos. El lavado de pies era un servicio que se hacía para mostrar acogida y hospitalidad o simplemente por deferencia. Normalmente lo realizaba un esclavo no judío o una mujer, pero no una prostituta. Una interpretación literal del personaje de la Magdalena y de su profesión no solo resulta errónea y desecadora, sino que también puede inducirnos a error o impedirnos descubrir qué se oculta detrás de uno de los temas más ricos y bellos del cristianismo. Recordemos que para la Iglesia oriental santa María Magdalena, lejos de ser una pecadora pública, es una virgen que en los últimos años llevo vida eremítica.






Que María Magdalena haya sido precisamente la primera persona en entrar en contacto con Cristo resucitado le adjudica el más primordial de los papeles en la filiación esotérica del cristianismo. Se la ha llegado a llamar "la evangelista de la resurrección". Sin duda por eso mismo es normal que se la relacione con Juan, el discípulo amado, y no goce de las simpatías de Pedro, que es quien simboliza de algún modo la iglesia de piedra, la iglesia exterior, mientras que Juan simboliza la iglesia del amor, la iglesia interior.

En el evangelio de María Magdalena, tras escuchar el relato de una visión en la que María Magdalena recibe precisas enseñanzas del Salvador respecto al alma, el mismo Pedro se extraña y dice: "Ha hablado el maestro con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de cosas que ignoramos, de modo que todos debamos volvernos y escuchar a esta mujer. ¿Acaso la ha preferido a nosotros?"



Si la Magdalena representa al alma, es lógico que las palabras redentoras de Cristo se dirijan a ella y no a los hombres de "carne y de sangre", como dirían los judíos, o de "carne y huesos", como suelen decir los "cristianos". En este evangelio no se trata de palabras corrientes; como ocurría en el Evangelio según Tomás, que contenía "las palabras secretas que Jesús había dicho", nos encontramos con palabras que ni los mismos apóstoles conocían: "Estos pensamientos difieren de lo que conocemos." Se trata de palabras redentoras dirigidas al Nous, que algunos traducen por mente, pero que se refiere más bien a la chispa divina que mora en el interior de todo ser humano.






Los evangelios hablan de tres marías y en diversos pasajes nos encontramos con una que bien podría ser María Magdalena. En uno de los evangelios gnósticos más polémicos, el llamado Evangelio según Felipe, leemos:

"Había tres Mariam, quienes caminaban con el maestro todo el tiempo: su madre, (su) hermana y la Magdalena, que es llamada su pareja."

El primer versículo de procedencia canónica en el que alude a la Magdalena lo encontramos justo después de la crucifixión (Mateo XXVII-56) y antes de la resurrección de Jesús. Allí es llamada explícitamente María Magdalena. Más adelante distinguiendo entre María Magdalena y María la madre de Santiago, se vuelva a decir "estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro". En el evangelio según San Marcos (XV-57) el texto es ligeramente distinto: "María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía". Y más adelante (XVI-I): "Pasado el sábado, María Magdalena y María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a ungirle".

Pero el pasaje evangélico que quizá más datos aporta sobre el personaje está en Marcos XVI-9 que dice:

"Resucitado Jesús a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Ella fue quien lo anuncio a los que habían vivido con él, que estaban sumidos en la tristeza yel llanto, pero oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no la creyeron."

De una primera lectura de estas palabras se pueden deducir varias cosas:

1-María Magdalena fue la primera persona a la que se apareció Jesús resucitado. Esto le otorga ya una superioridad sobre los demás discípulos, superioridad que los apóstoles, en especial Pedro, no parecen haberle reconocido.

2-A María Magdalena le había "echado", o sea quitado, siete demonios. Esto nos permite identificarla con la mujer que aparece en Lucas VIII-2, que era una pecadora, pero de la que no se dice en ningún momento que fuera prostituta.



3-María Magdalena anuncio a Jesús resucitado, pero sus propios discípulos no la creyeron, a pesar de que, como se puede leer en Juan XX-9, estaba dicho en la escritura que "era preciso que el resucitase de entre los muertos". Esta actitud se encuentra aún en muchos cristianos que, por decirlo de algún modo, se han quedado en la cruz pero no han ido más adelante. Como escribía Louis Cattiaux en su libro El mensaje reencontrado, "la fe del creyente es borrar la desolación de la muerte a fuerza de tener esperanza en la resurrección y en la alegría de una nueva vida", y más adelante: "Muchos creyeron hacer bien yendo en busca de la muerte de Jesús, pero ninguno le siguió en la resurrección, que es la única que justifica la pasión del bello señor y confirma nuestra liberación venidera".Volviendo al tema en cuestión, si en vez de ser María Magdalena la primera persona en contemplar a Jesús resucitado hubiera sido un hombre (un apóstol, como sería lo lógico), ¿le habrían creído?



fuente: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1340

martes, 16 de febrero de 2010

la luz en cuarentena







Desde que el hombre encendió la llama en su corazón, no ha dejado de buscar. Tras los días grises y fríos de su estepa transhumante, buscó la playa de arenas tibias donde el pan y los peces se convirtieran en milagro para saciar su hambre. Buscó en los entresijos de su memoria el verde de un paraíso que olía a yerba. Había oído la palabra de un Dios que le hablaba de una tierra prometida, cuando apenas los días se pasaban por filos de espada. Había creido soñar o quizás soñado creer, que era posible la vida en un lugar bañado por el río grande. Perdido y desesperado en el desierto, gritó un nombre de mujer –virgen e invicta- cuya belleza, había doblegado imperios y reyes. La llama de su corazón propagó un fuego instantáneo que redujo a cenizas todas sus dudas. "Soy lo que buscas y además poseo lo que deseas, sólo debes creer en mí más allá de lo que vean tus ojos". Cuarenta días estuvo el hombre persiguiendo la tentación de aquel susurro; cuarenta noches velando con su fe, tan misteriosa imagen.
 Ya en las primeras horas, se abrieron sus sentidos como los gajos de una diminuta flor, cuyo intenso pistilo reflejaba colores de paz en el azul del cielo. "Pídeme lo que quieras y te lo concederé."
 Sólo quiero la luz que incendiaba las estrechas calles donde corría de niño y el olor de los reverdecidos naranjos preñados de la efímera flor del azahar…porque no sé si lo soñé o fue cierto, pero conservo en mi alma su vago recuerdo.
 La luz se abrió paso entre las sombras, suspendida en el aire y brotaron palabras olvidadas escogiendo el camino más corto para despertar la memoria del hombre. Reconoció al Señor echo hombre, en la portentosa talla que sólo Dios pudo inspirar en un hombre. Subió a su altar solemne por la escala de fiebre y delirio que ordenaban los cultos de regla. Besó con unción la espiral de un talón de Aquiles convertido en el Gran Poder donde reposa el mundo. ¿Todo eso me darás si te adoro? –preguntó el hombre conmovido- ."Todo ello se te ha dado desde el principio y ha salido de ti, porque tu eres parte de mi obra".
Hay un momento en que esa luz que todos creen atribuida a mi especial encanto, goza de una cuarentena exclusiva para los que en mí son privilegiados, quien la percibe esos días, comprenderá que la vida es una semana y hay que gozar cada instante de vísperas como si fuera el último cirio que ilumina el camino. Sólo así, podrás reconocer como nueva, la vetusta silueta del peresceve y estrenar cada año –como si fuera el primero- la antigua ilusión que mantiene encendida la llama en el corazón del hombre.
"Pide, pues lo que quieras y te lo concedere´"


sábado, 9 de enero de 2010

El nuncio grafico


Estrenamos Cartel de la Semana Santa del 2010 y creo que en principio hay que felicitarnos todos los cofrades de Sevilla, porque nuestros dias de gloria tambien cumplen el rito de su esperado nuncio grafico a poco menos de tres meses vista. Hay que felicitar especialmente a su autor, por su esfuerzo, dedicacion y maestria por encima de la satisfaccion general que pueda producir en el respetable, ya que es practicamente imposible contentar a todos los gustos. Personalmente creo que el autor, ha sido sincero y consecuente consigo mismo al impregnar su obra de sentimiento baratillero, aunque he de reconocer que personalmente, no me produce -a primera vista- ese pellizco emocional que recibe uno, cuando lo sorprenden con algo que no espera. Es cierto que Sevilla tiene ese "algo" que todos buscamos porque lo sabemos y todas las primaveras esperamos volverlo a ver. Mientras tanto disfrutemos de este cartel por lo que representa en el tiempo que ya ha comenzado su inexorable cuenta atras.

domingo, 1 de noviembre de 2009

CRONICA DE UN PREGONERO ANUNCIADO


Demasiado BLANCO ES el papel esta mañana, para dejar impreso los sentimientos. Escribir con sencillez es ardua tarea –la sencillez es algo tan difícil- como intentar definir con palabras el olor a campo y los rumores del mar al que estabas asomado desde tu retiro de Málaga. Miedo, como el que dices sentir al conocer la noticia, es el mejor síntoma de tu autenticidad, el que no siente miedo, no sabe de responsabilidad y respeto a la grandeza. Lo demás viene por añadidura, la nobleza de unas palabras que salen del alma sin pensarlo, para que no cojan el frío de lo previsible : todos los ingresos que genere el Pregón, irán para Caritas, con eso queda dicho –sin previo guión- la calidad humana del hijo pródigo más deseado por el pueblo. La alegría de la designación del Pregonero de la Semana Santa de Sevilla para el próximo 2010, se funde con el abrazo sincero y acertado de la persona idónea, de esa buena gente que anunciaba el pueblo de Sevilla con reiterado clamor, porque Antonio es hombre de pueblo, hombre con sabor a niño de pandilla y tribu, que nunca perdió el aliento de subirse a los pinares centenarios y arrancar el fruto seco o la pulpa agridulce de las primeras naranjas de los huertos claros de su Aznalcazar. Antonio García Barbeito, tiene la voz pura que nace del pueblo, la que entienden sus semejantes, el gesto exagerado de la luz de una sonrisa –a las buenas de Dios- y el timbre grave del que sabe disfrutar sencillamente con los momentos vividos, momentos tan íntimos y personales, que todos hemos terminado haciéndolos nuestros después de emocionarnos con el privilegio de su narrativa. Antonio tiene voz de padre que al filo de la cama nos relata un cuento y después nos abriga, cuando el dulce sueño nos acoge en sus brazos. Por eso, la Sevilla que lo descubrió, escondido en su propio cajón de humildad y modestia, está desde hoy de enhora buena, porque sabe que han sido sus cofrades –vox populis- los que no han querido dejar pasar ni un año más, la ocasión de escuchar la deseada Voz de Antonio, portavoz del auténtico sentir del pueblo que todas las primaveras anda buscando escaleras para subir a la cruz. Esta vez los infundados prejuicios han sucumbido ante la razón, el presumible complejo de superioridad de San Gregorio, más preocupado por el nombre del Pregonero, que por la calidad humana y sus talentos, se ha rendido a la evidencia. Este año sí, tenemos al Pregonero que esperaba Sevilla y Sevilla, cuando aprieta, otorga. Que Dios bendiga al pueblo en la voz llana de Antonio García Barbeito, pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2010.

miércoles, 22 de julio de 2009

PALABRA DE AMOR, (a María Magdalena)


Tenía mucho miedo. Sabía que llegaría el día de huir de los hombres con los que había intimado, conocía demasiado de ellos: sus lascivos hedores, la intensión de sus gestos, hasta las pulsaciones de su promiscuidad. Corría desesperada por la calle de la amargura, el calor del mediodía ensopaba su frente y fijaba las mechas de su alborotada melena en su rostro jadeante. Los mismos que gozaron el hosanna de su apetitoso cuerpo, ahora clamaban venganza de lapidación, blandiendo en sus sedientas manos guijarros de fanatismo de la vieja muralla de Jericó. Las mismas piedras que la cercaron dejándola sin salida atrapada en el muro de las lamentaciones. Allí, se desplomó, creyendo que su hora era llegada y besó tierra santa con sus labios ásperos de ocre, mientras apretaba en sus manos temblorosas los granos del último tiempo contado en segundos de arcilla y arena. Entre las tinieblas del contraluz del sol filtrado por las matas de su espeso pelo, adivinó la luz en manos de la luz que sabe poner en el momento justo, tierra de por medio. Y escuchó al amor de su vida hecho palabra de Amor enfrentada a la insoportable vanidad de los hombres: El que esté libre de culpas, lance la primera piedra”…El silencio otorgó su magistral sentencia, huyó el miedo como se deslizó la seda polvorienta del cabello por su faz iluminada. Cayeron las piedras de todas las manos a los pies de cuantos atónitos escucharon aquella luz hecha palabra: “Vete mujer, tus culpas te son perdonadas”. María quedó turbada desde entonces, había visto al Amor y se sintió por aquel Amor obligada a sabiendas que a ese tipo de Amor ni con todo el Amor del mundo se paga, sencillamente por que su Amor no era de este mundo. María su consagró al Amor en cuerpo y alma, le entregó la flor de castidad de su silencio íntimo, fue todo oído de alabanza , se convirtió en humilde sombra y se abrió un hueco donde nadie advertía su presencia más que El , que una noche la tomó por ejemplo, perdida en el deleite de ungir los pies sagrados del maestro con perfumado aloe cubierto por el manto sedoso de su pelo: Mientras vosotros bostezais en el cenáculo sin apenas entender el significado de mis parábolas, esta mujer alivia mi cansancio con unción. La mujer que era capaz de traducir hasta los más recónditos pensamientos del hombre, no intercambió una sóla palabra con Jesús, porque sabía que el Amor no tenía más que un verbo, Amar en su nombre.

miércoles, 1 de abril de 2009

tanta dicha, quien nos roba....

Mañana cuando amanezca, volverás a ser el niño que miraba la luz tras los cristales. Volverás a ser el niño de las postales “escudo de oro” admirando el misterio de Herodes, saliendo por la puerta de San Miguel aquella tarde de santo entierro grande. Lo que Dios te ha dado, que no te lo quite el hombre. Sólo un corazón que no ha dejado de ser niño, puede convertir en realidad el sueño de sus mayores. Si tus ojos no han perdido la capacidad del asombro, es porque sigues viendo aquello que los demás no ven por mucho que estén allí presentes. Mañana cuando amanezca, volverás a enseñar lo que nunca del todo has aprendido e intentas transmitir sin dejar ni un instante de aprenderlo. Acaso por mucho que te sepas de memoria, esa luz que entra por el Postigo, es la misma que la de todos tus años, su callada emoción es igual, pero vá de estreno, ha compuesto una nueva mirada en el aire de la ciudad sosegada y en calma. Disfrútala y hazla llegar aunque a los demás no les llegue. Sabes que el corazón de un niño, jamás se equivoca, por eso vuelve al sitio del colgado balcón de damasco bordado por el oro de la palma y bien los sabes cuando caminas en su busca que hasta tus pies te llevan sólo, porque conocen la cita, donde por vez primera nos llevaron las madres. Hay algo más preciado que un beso, pues quizás sea la certeza de que El te mostrará su otra mejilla y verás en sus cautivas manos aquellos besos de niños que hemos vuelto a besar en los brazos de las madres que nos lo enseñaron. Si eres capaz de sostener su mirada, lo verás, si nó también lo comprobarás en derredor, reflejado en los rostros de tanta emoción ensimismada. Mañana cuando amanezca y el sol marque el oriente por la calle que mece la Cuna del Salvador, volverás a ser niño pletórico en busca de la “rampla”, niño que sabe donde está la felicidad y corre a buscarla; niño Zaqueo que se sube a las faldas del abuelo Montañéz, para jugar con las palomas en sueño de alta palmera cimbreante. Sabes que eres un privilegiado, que Sevilla es tu madre y huelgan los temores, que la vida es al fin una semana, que ha vuelto un año más para que la disfrutes.

sábado, 28 de marzo de 2009

EL PREGÓN en el salón

 Antes de que el sol despunte por la alcazaba del sueño, está igualando en Sevilla el capataz del anhelo...ya quisiera el Maestranza con sus esquinas de parqué, su amplio escenario engalanado por los blasones del heraldo municipal, sus vetustos sillones presidenciales, sus palcos principales y su platea, parecerse al salón de las casas de todos los cofrades sevillanos que toman posesión de su exclusivo sitio, para escuchar el pregón de la Semana Santa de Sevilla. La abuela en su mecedora con la cara lavada con agua de porcelana y su moña recogida por fragantes orquillas de jazminez; reza y suspira con la emoción velada por la incontinencia de sus lágrimas. Ella sabe que escuchar a Sevilla en boca del pregonero, es vestir de limpio la memoria de los buenos recuerdos con las palabras de siempre que es como se estrena cada año el rito de la Pasión. La madre, por enésima vez, pasó la mopa por el cristal reluciente de la mesa de camilla y asusó el ramilletes de claveles que adornaban el jarrón del centro; pidió a su hijo mayor, que esta vez se llevara a los niños a la plaza que es parque de “rampla” y palomas, donde se escucha también otro tipo de pregón a la sevillana manera. El más cofrade de la familia, el rancio capillita a mucha honra, se levantó temprano ensayando mañana de domingo de Ramos, se dirigió a la “calentería” del barrio y trajo un papelón para hacer boca antes de endulzar el paladar con las torrijas que son la mejor presentación y prólogo del día del pregón más casero de Sevilla. Sólo falta prender el carboncillo y echar las cucharaditas de incienso; se desconecta el móvil; se hace el silencio, para escuchar el sonido impresionante de la marcha escogida por el pregonero, triunfal y solemne melodía que suena como nunca en el palquillo del salón. La voz atemperada del heraldo de la fiesta mayor de la primera, dá la palabra al que vá a hablar en nombre de la misma palabra de Dios para Sevilla. Ocho minutos eternos de Amarguras separan el sueño de la más hermosa realidad. “Ya nada será igual, aunque parezca lo mismo”.
Muchísima suerte, al pregonero.

sábado, 21 de marzo de 2009

AZAHAR DE BETANIA


Cuando este año la veas, si es que consigues no perderte en la espiritualidad del misterio a quien le presta nombre, comprenderás que su cautivadora imagen no guarda relación alguna con la de aquella mujer que exasperaba al mismísimo Cristo. Marta, mujer de fuerte carácter, hacendosa e impulsiva, preocupada en demasía por las labores doméstica, se quejaba a menudo de ver su casa de Betania, convertida en parada y fonda de Jesús y sus discípulos, íntimos amigos de sus hermanos: Lázaro y María.
Ella quería atenderlos a todos, darles de comer, hospedarlos debidamente, creando involuntariamente una atmósfera de incomodidad que no le era ajena al maestro. Marta miraba a Cristo queriendo poner atención a sus cautivadoras palabras, pero el subconsciente la traicionaba: “alguien tenía que encargarse de servir la mesa, traer agua fresca, sacudir el polvo de las sandalias y proporcionar el alimento a los comensales, ya que ni siquiera su hermana María se preocupaba de ello”…El día que murió su hermano Lázaro, Marta lloró desconsoladamente; lloró por el destino fatal de la casa sin la presencia del hombre que las dejaba huérfanas de todo derecho; lloró de remordimiento por no haber dado a su hermano la paz que requerían sus sabios consejos y sobre todo, lloró amargamente por la ausencia de Jesús el amigo entrañable, el consejero y maestro que se encontraba lejos en aquellos momentos, sin haber acudido tan siquiera al entierro. No tardó Jesús en aparecer por Betania; el fragante aroma de los azahares próximos a Getsemaní, acercaron a Marta el rastro incontestable del Señor y ella salió a su encuentro cegada por el resplandor del ocaso, con la firmeza y el temperamento de quien sabe distinguir el más flamante sol puesto en la escena de la resurrección y la vida. “Si Tú hubieras estado aquí, Señor, mi hermano no hubiese muerto, le increpó”. -¡Calla mujer!- “quien no tiene fe, no conoce la gloria ” –respondió Jesús- y seguidamente entró en la casa, para llorar al amigo un largo rato. Después se dirigió al sepulcro y ordenó retirar la grande piedra que lo sellaba. Nuevamente intercedió la impenitente Marta: “Señor, el cadáver ha entrado en descomposición son ya varios días”…pero esta vez no pudo sostener la luz de aquella mirada y la mujer comprendió para siempre el portentoso significado de aquel “¡levántate y anda!”. La verdadera resurrección no consiste en levitar entre los muertos –misterios que pertenecen a una fé paranormal- la verdadera resurrección es despertar a la vida y ver reflejado en sus ojos el brillo de lo eterno y trascendental que está más allá de todo orden y limpieza: “Mujer, cuado deje de preocuparte la suciedad mundana, verás como relucen las cosas importantes de la vida a tu alrededor”.
Así fue como Marta, adivinó la verdadera limpieza reflejada en aquella mirada del maestro, luz de las luces que cambia la corrupción humana por auténtico brillo de paz. Cuando este Lunes Santo, te fijes en la enigmática belleza de la mujer que porta los atributos de la pasión, sobre el misterio imponente que le recreó Sevilla, comprenderás que Marta se atreviera a luchar incluso contra un dragón, según reza la tradición que convirtió en leyenda la vida de la primera restauradora de la caridad de Cristo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

PALABRA DE AMOR


Tenía mucho miedo. Sabía que llegaría el día de huir de los hombres con los que había intimado, conocía demasiado de ellos: sus lascivos hedores, la intensión de sus gestos, hasta las pulsaciones de su promiscuidad. Corría desesperada por la calle de la amargura, el calor del mediodía ensopaba su frente y fijaba las mechas de su alborotada melena en su rostro jadeante. Los mismos que gozaron el hosanna de su apetitoso cuerpo, ahora clamaban venganza de lapidación, blandiendo en sus sedientas manos guijarros de fanatismo de la vieja muralla de Jericó. Las mismas piedras que la cercaron dejándola sin salida atrapada en el muro de las lamentaciones. Allí, se desplomó, creyendo que su hora era llegada y besó tierra santa con sus labios ásperos de ocre, mientras apretaba en sus manos temblorosas los granos del último tiempo contado en segundos de arcilla y arena. Entre las tinieblas del contraluz del sol filtrado por las matas de su espeso pelo, adivinó la luz en manos de la luz que sabe poner en el momento justo, tierra de por medio. Y escuchó al amor de su vida hecho palabra de Amor enfrentada a la insoportable vanidad de los hombres: El que esté libre de culpas, lance la primera piedra”…El silencio otorgó su magistral sentencia, huyó el miedo como se deslizó la seda polvorienta del cabello por su faz iluminada. Cayeron las piedras de todas las manos a los pies de cuantos atónitos escucharon aquella luz hecha palabra: “Vete mujer, tus culpas te son perdonadas”. María quedó turbada desde entonces, había visto al Amor y se sintió por aquel Amor obligada a sabiendas que a ese tipo de Amor ni con todo el Amor del mundo se paga, sencillamente por que su Amor no era de este mundo. María su consagró al Amor en cuerpo y alma, le entregó la flor de castidad de su silencio íntimo, fue todo oído de alabanza , se convirtió en humilde sombra y se abrió un hueco donde nadie advertía su presencia más que El , que una noche la tomó por ejemplo, perdida en el deleite de ungir los pies sagrados del maestro con perfumado aloe cubierto por el manto sedoso de su pelo: Mientras vosotros bostezais en el cenáculo sin apenas entender el significado de mis parábolas, esta mujer alivia mi cansancio con unción. La mujer que era capaz de traducir hasta los más recónditos pensamientos del hombre, no intercambió una sóla palabra con Jesús, porque sabía que el Amor no tenía más que un verbo, Amar en su nombre.

domingo, 8 de marzo de 2009

CAIDO SE LE HA UN CLAVEL

No le pongas a la niña, Caridad ni Piedad, que son nombres con los que se sufre mucho y el sufrimiento no tiene fecha de caducidad. Es igual que su honónimo “sentimiento” que no pasa de moda, que sólo se altera con la expresión de la belleza, según la luz que reciba.
. Ponle un adjetivo a la niña del arenal; un piropo, un epíteto, blanco y radiante como el sudario que se expande en su bendito regazo.
Esa niña tan joven; esa princesa de tul con carita de rosa, es imposible que abraze el cuerpo mustio de un hijo. No lo ves que no está muerto, que duerme el sueño de los justos, de los que alargan su diestra y señalan con el índice hacia el clavel de la vida.
No le cuentes a la niña otra pena que no sea la ilusión de tu mirada, tu dicha al contemplar que su excelso dolor es la Piedad de todas nuestras culpas.

viernes, 6 de marzo de 2009

AL principio fue EL SILENCIO

Al principio era el Silencio, antes incluso que el verbo, se hizo el Silencio que vió la primera Luz. Arcángeles invisibles, soñaron la creación en ese génesis de Silencio que fue la nada. Nació en Silencio el amor para abarcarlo todo: el agua, el aire, la luz y el fuego. No había palabra más nítida que el silencio, ni canto, ni murmullo, ni oración más grande en el paraíso de la vida. No era preciso prólogo ni índice, no había dedo que poner en ninguna llaga, ni labios sellados, ni siseo, solo los dos arcángeles invisibles en las brumas de una aurora de incienso para darle custodia y flanquearlo. Dicen que se ve al mismo Dios en el Silencio, que incluso se le escucha y es posible versar un diálogo mudo con el hijo del hombre. Sevilla dice mucho de silencios y en El basó la fuente de su primitiva religiosidad. Desde el Silencio claustral del ora et labora donde forman los vencejos cohortes de primavera, hasta las cuarteladas esquinas de omnium sanctorum que vieron bautizar al primer nazareno, todo es un clamor de armoniosos silencios. Silencios mudéjar de profusión de ojivas; Silencios de alminares convertidos en torres, alcazabas de lunas que guardan los misterios del silencio por callejas y plazas hasta el atrio donde vela sus Armas el puntual cordero de Dios, el de los piés descalzos; el que abraza la primitiva Cruz de esta Jerusalem que vive eternamente en Casa de Pilatos. Al principio, todo es silencio de primer Viernes de Marzo, donde todo comienza para que nunca acabe junto a sus piés descalzos, beso eterno en un campo de lirios morados, donde se yergue un Silencio de siglos que fue incluso antes que el verbo. 

martes, 3 de marzo de 2009

LOS CLAVOS DE CRISTO


Llegaba su tiempo de actividad frenética, de consagración efusiva al trabajo altruista que condicionaba su vida. Veía la llaga del costado de su cristo –sangre cristalina por el agua de la purificación- e inmediatamente le sorprendía el dolor apagado de su propia herida abierta en salazón. No tenía tiempo para escuchar las Angustias de su corazón, pero sentía los latidos atrapados en un cuerpo que no le correspondía a su alma. Su madre lo sabía todo de nacimiento, que no sabrán las madres de sus hijos cuando éstos nacen tan distintos al común de los mortales; los dos se tenían el uno a otro sin condiciones con ese Amor tan parecido a su Cristo que siempre quiere más que ayer pero menos que mañana. En la Hermandad era tan imprescindible como necesario; había aprendido la esencia de su idiosincrasia a la sombra de las viejas glorias priostiles. Fue monaguillo en su infancia, el más preclaro asistente del bueno de don José; cruz alzada en responsos y funciones principales, naveta en la procesión claustral y acólito ceriferario incondicional en los tiempos que se cobraba por salir. No conocía otro camino que el de su casa a la hermandad, donde la vereita no criaba nunca hierva; limpió tanto y tan bien la plata - cuando no era plata- que lo parecía y no se hubiera dado cuenta de ello a no ser que un día sus auxiliares le llamaron prioste por aclamación en un homenaje inesperado, donde recibió la medalla de los venticinco años entre lágrimas de rubor y atropelladas palabras de agradecimiento. Tenía un estilo impecable tanto en el vestir de traje para las grandes ocasiones, como para ponerse el “mono de faena” sin peder arrogancia y compostura. El buen gusto, las buenas maneras, su estricto sentido de la estética y la proporción, causaban la admiración de propios y extraños en el montaje de cultos y altares; en la exquisitez y clasicismo con que preparaba los pasos y sobre todo en el aderezo de las imágenes, donde la huella de su impronta brillaba con luz propia. Sin embargo cada noche en el duermevela a la espera del gozo, sentía como la llaga de su corazón supuraba la hiel de un desengaño. El miedo al qué dirán se convertía en pesadilla: “Dios mío, pasa de mí este caliz de inseguridad y desafuero, haz de mi cobardía penitencia como yo lo hago de mi propia inseguridad…absuélveme de esta culpa que me atenaza, libérame Señor por tus heridas y por tus clavos”. Sentía deseos de correr a la calle gritando como la loca que era atrapada en la farsa de un cuerpo varonil, secreto a voces que todos sus hermanos respetaban, admiraban y compartían como algo propio, pero que estaba condenado a guardar la falsa moral de unas apariencias establecidas bajo el juramento indecisorio de unas sagradas reglas. A la mañana siguiente despertaba musitando sus coplas de golondrina, alegre como una rosa, tomaba su cruz de libertad condicionada, miraba su túnica de penitente antiguo sacada ya del armario, suspiraba de emoción y una furtiva lágrima le recordaba que su pena era tan hermosa y feliz, como la de su amantísima virgen dolorosa a la que tenía la inmensa suerte y privilegio de vestir para su inminente salida bajo palio.

miércoles, 25 de febrero de 2009

PAGA LO QUE DEBES








Dueño y Señor de la SALUD...




Hablan de una Hermandad antigua y señera; la humilde Hermandad que ellos conocieron en los años difíciles de la miseria. La Hermandad que traía a su Cristo a hombros desde Santa Catalina, hasta su querida Iglesia de San Román resurgida como ave fénix de las cenizas de la sinrazón. Se les llena la boca de gloria musitando su nombre: Salud, que es lo más grande del mundo, lo más importante -qué más podemos pedirle a la vida teniendo Salud, teniéndolo a El-. Hablan de lo que era la Hermandad entonces y el apagado mate de sus ojos reluce con el fulgor de una huidiza lágrima, al contemplar su actual patrimonio y el esplendor que vive en estos momentos. ¡Qué sabrán estos jóvenes de ahora tan altivos como emprendedores , qué sabrán de fatiguitas prestadas, de túnicas de remiendos, de estirar los despoblados tramos hasta juntar el “senatus” con los ciriales de latón!. Pero teniendo Salud, pero teniéndolo a El: -mira en qué nos hemos convertido-. No hay cosa más gratificante que saber escuchar a los que hablan con conocimiento; y saben rezar con la experiencia de los años en su haber: “Tu eres Señor, la honra de nuestra raza...el fruto bendito de su vientre... Nuestro Padre Jesus de la Salud”, ahora y en la hora -como siempre has sido y serás- el que abrazó la Cruz de nuestras Angustias - tanto en los tiempos color sepia del hambre-, como en la bonanza; Ell elegido -sin duda por el Todopoderoso- para presidir el Vía crucis de esta crisis actual que nos ha contagiado a todos y en todos los sentidos. No saldrás a una calle cualquiera, ni a una ciudad de las que tantas necesidades padecen en el mundo. Saldrás al encuentro de Sevilla, cuna de todas las razas, la que hizo de tu bendita etnia, una hermandad orgullosa, devota y universal. No es por casualidad que tu Sagrada Imagen acuda este año a nuestro auxilio. Nuestro auxilio ha recurrido a tu Nombre, nuestro auxilio es el nombre del Señor de la Salud, no podía ser otro. Podría decirte muchas cosas –pura retórica en malos tiempos para la lírica- te lo dirán mis ojos cuando te vean de nuevo con la mirada de aquel niño de San Román que nunca te rezó otra oración que no fuera el saludo de un hijo a un Padre. Entraba a verte, yo te presentaba mi respeto y Tú correspondías con el recogimiento en aquella recoleta capilla Sacramental donde despachabas la Salud en calidad de Amor de los Amores.
Te lo dirán los leales del Jueves Santo, criados en las casas de vecinos, cuyos patios se impregnaban del aroma de incienso de tus solemnes quinarios; las caras conocidas que lloran de alegría cuando nos volvemos a encontrar en el mismo sitio para verte. Lo dirán tus cabales Gitanos de caravana y candela, los mismos que hacian palmas al compás de bulerías donde cantó “Caracol” y el maestre Mairena con sus llaves del cante en la mano. La Esquina de la cadencia escrita en el papel de las cales de Dueñas con letra de los Ortega. El corazón no envejece, tiene salud de hierro forjado en yunque y fragua. Tu exquisito rostro de bronce, tu extrema elegancia, le va a poner nombre de Salud a todas las Angustias que atenazan el alma. Este piadoso Lunes de cuaresma, cuando camines por “tientos” a hombros de todos los cofrades de Sevilla, nuestra sentida oración -te lo dirá- hecha clamoroso silencio en busca de tu auxilio. Nuestro auxilio es tu nombre, Padre y Señor de la SALUD, porque Tú eres la honra y el orgullo de todas las razas.




a Jerónimo_madrid



horario e itinerario: http://www.artesacro.org/Noticia.asp?idreg=46608 ..

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