martes, 1 de mayo de 2007

CARTA A MAYO

Querido mayo

Te escribo con palillero, tinta china y secante, sobre el pupitre de nogal raido de una clase de primaria. En la verde pizarra hay dibujada una rosa con tiza de colores, es la flor del primer día, la reina de todas las flores que escogía la memoria para honrar a María, la Virgen Madre común de tu mes consagrado a la mujer más bendita entre todas. Después de tantos días de vacaciones entre Semana Santa y Feria, el volver a la escuela supone para los niños un auténtico problema de algebra, una insufrible lección de aritmética que se pierde en el silencio del patio distraida por el homenaje a la libertad de los vencejos. Tus días de luz no están hecho para aprisionarlos entre cuatro paredes de una clase ni cabe en los ventanales, las cotas que alcanza el plateresco esplendor de las cúpulas de San Luis de los franceses. Menos mal florido Mayo que el repique de tus campanas a gloria acorta los días para alargar las venturosas tardes. Tardes de tabla y puntillas bajo un sol de justicia en la plazuela, donde todos los que fuimos niños antiguos convertidos en hombres, postulamos por los barrios de Sevilla, la limosnita para la cruz de Mayo, convirtiendo la harina y el agua en pegamento, el papel de cebolla en cristal de faroles y las cortinas de nuestras madres en faldones de damasco para cubrir de ilusión y fantasía del paso más auténtico del mundo. Me ha salido un borrón- mi amado Mayo- al intentar escribir en la página en blanco de tu eterno olor a jazmines…, una furtiva lágrima o quizás fue el rocío mañanero de las fragantes rosas que cortaba con permiso en el jardín de Santa Paula. Me ha desvelado el estruendo de los cohetes que anuncian que van a salir las carretas, la peregrina emoción de una Salve, los ¡vivas!, la alegría desbordante hecha copla festoneada de romero. Te llevo en el alma como guardo aquel pequeño libro de carey y hojas de oro que todos los niños apretamos fuertemente entre las manos el día que fuimos los más puros infantes de marina al recibir la primera comunión y sabes –tu bien lo sabes- bendito mayo, que ya cuento tus días, deshojando la flor de los anhelos, perdido por los rincones de la auténtica judería, soñando el más bello atardecer a la luz de los faroles antiguos del Rosario o buscando la fuente de Salud recóndita en el rellano de la costanilla. Soy aquel niño –dichoso Mayo- que camina de la mano de su madre, tras el manto celeste de María Auxiliadora.

Tuyo afectísimo. O-ji-val

miércoles, 18 de abril de 2007

CRONICAS DE UNA FERIA ANUNCIADA...¿donde?

En fín que la Feria, no ha perdido sus esencias, únicamente las ha mezclado con los tiempos haciéndolas reflejo de una sociedad que busca la diversión más allá del saber estar y las buenas maneras. Frente a las corrientes de pesimismo que la definen como insegura, incómoda, clasista, apartada, y muy costosa para los bolsillos, la Feria se presenta cada año, desafiante y orgullosa de ser la gigantesca portada por donde entra la Alegría de la fiesta al universo de los sentidos. Y por eso los mismos sevillanos que tan buenos ratos hemos pasado sobre su amarillo albero, bajo su cielo de farolillos y las colchoneras lonas de sus casetas, los que ahora –heridos por la nostalgia- la negamos en beneficio de la comodidad que nos pide el cuerpo al cabo de los años, tenemos que descubrirnos ante Ella, porque en el fondo del alma no hay quien se resista a su monumental y efímero espectáculo de luz y color que ha encandilado a todos los que han tenido la dicha de vivirla. Me imagino lo que pueden sentir los cuerpos de esos extraños que la miran por vez primera, que se enfrentan ante este lujo de detalles, que se dejan arrastrar por su indescriptible ambiente, por el colorida y la majestad de los enganches y troncos de mulillas enjaezadas, por el espectacular paseo de los mejores coches de caballos del mundo, por la belleza genuina de nuestras mujeres vestidas de flamenca paseando por el real jardín de flores de seda con mantón de Manila sobre los hombros. Me imagino lo que se sentirá esa primera vez que los ojos se ciegan con su alumbrao, esa primera vez que fuimos niños impacientes por subirnos a la noria y en medio del vértigo de la altura quedar deslumbrados por esta ciudad de los sueños que no tiene parangón. Por eso, no diga vd nunca que no le gusta la feria, no traicione a su mente, sea franco y recuerde los buenos tiempos, los de antes, los de ahora, los de siempre y vd verá la hermosura, el embrujo y el salero y le dirá al mundo entero, como esta Feria, ninguna.

No se puede culpar a la Feria de lo que han hecho con ella, o de lo que hemos conseguido hacer de ella entre todos, pero es que parece como si nos la ensañaran desde fuera. Dá la sensación que la descubrimos un día al ver los informativos y entonces exclamamos asombrados: “ordia, si la semana que viene es Feria”. Sus ilustres vísperas han quedado relegadas a las molestias de los sufridos residentes de su entorno que ven cercenado su derecho de acceso a los propios hogares. No es lo mismo vivir unas horas de Feria y volver a tu casa, que quedarte a dormir con todos los decibelios del mundo. Porque como los sevillanos cantamos ya menos que el sobaco un ejecutivo (entiéndaseme por cantar aquellas sevillanas que siempre terminamos canturreando cuando se queda atascao el radio casete en la caseta, osea, “sueña la margarita con ser romero”), es preciso que la música no pare, y cuanto más fuerte mejor, que para eso hay tecnología punta ya hasta en la Feria. A mí, por lo menos, me dá una alegría ver a la gente cuando van haciendo el camino de la Feria, por esos puentes de San Telmo, el Generalísimo o el de prolongación de Bueno Monreal, cantando esas sevillanas tan socorridas del: “agujerito, agujerito…te viá comprá unas bragas..de agujerito”. No, no es lo mismo, vd dirá lo que quiera, pero yo me quedo con la nostalgia de ese paseito hacia el Prado, con las corraleras vestidas de gitanas, los hombres con sombrero de ala ancha y clavel en la solapa y los niños llorando por un bastón de caramelo. Con lo bonita que es la Feria y tienen que vení de los madriles a enseñarnos a bailar por sevillanas de academia…donde se ponga un sevillano de pro bailando con su parienta –que digo yo- toreando, mirándola a la cara, citandola de lejos, cogiéndola por el talle y dándole los lances definitivos…

-continuará…

Sabe Vd. Cual son las sevillanas de la feria de este año, porque a estas alturas no se escucha ningún estribillo de esos tan pegadizos que repetía todo el mundo: “no te vayas todavía, no te vayas por favor…dame el búcaro..tengo en mi casa un tambor..miralá cara a cara..etc. etc”. Anda Vd. Yá, si eso es muy antiguo, ahora no hace falta quedarse con ningún estribillo que valga, se compra el cd del popurrí de Raya Real; el de sevillanas antológicas o para el recuerdo; el del “realiti show” de Ecos de las Marismas o si me apura y tiene buen gusto y estilo: Los Romeros de la Puebla o el Pali. Y el Cartel de la Feria de este año, ¿ha visto Vd. El Cartel de la Feria de Abril de este año?...yo no lo he visto, ni me he fijado, habrá pasado desapercibido, total como son tan igual de impropios y descastados como todos los años. Entonces ¿Dónde está el ambiente de vísperas de Feria?...hombre, pues donde va a estar el ambiente de Feria, en los Remedios. Vd. No ha visto el caos de tráfico que hay ya por allí, entre las vallas del carril bici, las obras del metro-tren, la carga y descarga y el montaje decorativo de las casetas. Sí ya, pero es que los Remedios como es tan difícil de identificarlo con la arquitectura de Sevilla y está tan lejos, pese a su proximidad, de la idiosincrasia de Triana..cuesta trabajito ambientarse por allí. Vd. Me va a perdonar que peque de nostálgico –como siempre y sin tarjeta- pero es que yo me acuerdo mucho de esas calles adoquinadas, donde las casas de vecinos, aquello sí que era ambiente de Feria, cuando las niñas venían del colegio y se ponían sus zapatitos blancos de lunares con tacones, sus zarcillos de corales, sus pulseras y collares de colores y se le iban solo los pies con esas ganas de bailar, ole con ole y olé que con el ria ria ria pitá…y los zagalones cantábamos por los patios y huecos de escaleras aquellas sevillanas del embarque del ganao para que las mocitas morenas de los primeros amores nos mirasen con ojos llenos de estrella: “silencio, por lo que Vdes mas quieran guarden silencio por Dios, que es tiempo de primavera y están hablando de amor”…

-continuará…

lunes, 16 de abril de 2007

SINITE PARVULOS VENIRE AD ME


Llevaba esperando este momento seis meses, desde que naciera allá por Octubre el niño que nos ha hecho abuelos felices. Los niños siempre hacen felices a los abuelos, incluso más traviesamente felices que cuando éramos padres. Llegaba la hora de presentárselo al Señor en este Domingo del gozo cuando suelta la cruz por una vez al año, con la expresa condición de devolvernos la paz de sus manos juntas a cambio de un beso. La primera vez que los niños se acercan al Señor, pierden el miedo al espantoso rigor de la sangre, se sienten protegidos en los brazos del cariño, llegan inquietos hasta su imagen, la miran con los ojos prendados por ese brillo que solo se advierte en las pupilas de un niño. Puede que no sea así, pero los abuelos sabemos que a los niños les gustan las historias de aquellas golondrinas que al llegar a Sevilla se convirtieron cristianas al quitarle las espinas la Señor y así –desde pañales- pierden el miedo a los clavos y a las negras cruces, a la sangre de las yagas y a la tristeza de los cortejos fúnebres. Y se transforman en niños de Dios que revolotean por las cartelas de las doradas canastillas, angelitos pasionarios merodeando por las esquinas de los pasos como evangelistas aprendices, nazarenillos que antes de aprender a andar pasearon en sus carritos la túnica a su medida y el escudo de la hermandad que han soñado trasmitirle sus padres. Al salir de San Lorenzo en la mañana luminosa del Domingo más grande del mundo, los abuelos, henchido de emoción y orgullo por cumplir felizmente su promesa, ya sueñan en la próxima primavera, cuando el niño –con año y medio cumplido- se estrene en la cofradía dando sus primeros pasos en la estación de penitencia que para el infante, será como un juego repartiendo caramelos con su canasto o presumiendo de capirote recogido y varita. Puede que no sea así, pero la felicidad cuesta tan poco y es tan inmensa como la sonrisa ilusionante de un niño.

miércoles, 11 de abril de 2007

AMARGURA EN LA RESURRECCION

Es verdad que Jesucristo resucitó pero en Sevilla lo sabíamos mucho antes de que el sol del Domingo más triste del mundo lo anunciara en su Aurora. No era vana nuestra fe, porque lo vimos resucitar con el rostro rejuvenecido que conocieron nuestros ancestros, cargando en la noche más hermosa la cruz de las debilidades humanas. Si lo hemos visto resucitar con el doble primor de la Esperanza pasando por el arco del triunfo y cruzando el postigo de la gloria, por eso no hay medicina que cure la melancolía que nos deja la Pascua florida cuando la ciudad amanece perdida y desamparada sin saber donde encontrar el bálsamo que la libere del olor a incienso impregnado en sus carnes. Habrá algo más triste que resucitar un domingo, sabiendo que se ha perdido la pista de la fe que vimos con nuestros propios ojos y ahora es un rastro de cera amontonada que se adhiere a las suelas para recordarnos que todo se ha consumado. La vida es una semana que tarda un año en volver y esta del 2007 nos dejó tan solo la ausencia total de primavera, la inclemencia de un tiempo que día sí dia no mantuvo en vilo las razones que el corazón no entiende. Pero tambien es cierto que la Semana Santa de Sevilla, sabe extraer del pozo de la desolación momentos irrepetibles y emociones inéditas que quedan impresas con letras de oro en el libro interminable del recuerdo. Ay de ti resurrección que cabe en un suspiro de priostes con manos aun perfumadas al despojar de flores los calvarios. Cruel aldabonazo que se clava en las entrañas como hoja de acero al crepitar los mocos de los cirios desarmados. Qué extraño es el sonido de la nostalgia, qué diferente el paso desnudo, arrinconado en su gloria. Jesucristo ha resucitado, pero que duro verlo nuevamente presidiendo la rutina de su camarín; ni aún la florida pascua puede mitigar el llanto doloroso que siente la Virgen al volver a su altar, es el reflejo de la tristeza que siente Sevilla cuando pone los pies en el suelo de esta fría sala de espera.

domingo, 8 de abril de 2007

EPILOGO

...LA MACARENA Ntro. Padre JESUS DE LA SALUD (Los Gitanos) María Stma. de LAS ANGUSTIAS (Los Gitanos)

Entrada destacada

MACARENA UNIVERSAL.... "Ya viene, La Macarena"

 Serie: #Pararse,ahi Cap 04