jueves, 26 de julio de 2007

HIJA DE SEÑÁ SANTA´NA


















Felicidades, abuela Señá Santa Ana, en memoria de mi abuela Luisa, la trianera de la calle Arenal que me enseñó su acendrada devoción de los venticuatro y venticinco de Julio, sentada en su mecedora por causa de la invalidez de sus piernas vencidas. Felicidades en nombre de todas las abuelas de Triana desperdigadas por barzolas, polígonos y letanías alejadas por una calidad de vida que nunca llegó a la altura de la cruz laureada de San Jacinto, Pureza y Castilla. Aquellas abuelas Santa Ana de delantales impolutos y perfumadas moñas de jazmines, que lograron reunir en poco más de cinco metros cuadrados a todos sus hijos e hijas, a todos sus yernos, a todos sus nietos, sin necesidad de pagar otro capricho que no fuera la sonrisa abierta de su boca con un solo diente y el cariño de aquellas canciones de culto que se guardaron para siempre como las cosas claras y el chocolate espeso. Siento hoy los gozos de la Señá Santa Ana, sentada con su Bendita Hija y con su Divino Nieto, como tantas abuelas se sentaron a las puertas de sus corrales trianeros, para abanicar la brisilla marinera del río; gozos de la quilla engrasada de la cucaña, que lograban coger la bandera, jóvenes héroes de una infancia que se entretenía con la ilusión y la aventura a falta de medios. Hoy la velá sin ser la misma, sigue siendo única: faroles que sujetan guirnaldas para iluminar el puente que separa los sentidos, puestecitos de avellanas verdes; monumento a la soleá sobre el escenario del Altozano, cante chico que hizo Triana grande en las tabernas y una calle del Betis, real de la fiesta paralela a la larga, por donde el corazón agradecido se adentra en la Real Parroquia, para felicitar a la Abuela de todas las Abuelas, un año más con todo el calor de Julio.


lunes, 23 de julio de 2007

LA CIMA DEL CARMELO

la Cima del Carmelo estaba en San Gil, frente a la casa de oro de la bendita Esperanza, le precedía un bando de centuria juvenil y un bosque de ilustres estandartes con brillos macarenos. La tarde noche de Julio caía sobre la ladera de la Resolana con el viejo sol muriendo en las roelas del Santo Escapulario. Las últimas luces quedaron repujadas en las potencias del Niño y todos los niños nos vimos reflejados en el espejo de la gracia hecha vida con balcones de barrio engalanado. Olía a incienso de madruga por Feria con redoble inconfundible del Carmen de Salteras.

miércoles, 11 de julio de 2007

...Y, SOIS REBELDES...

Y eres Rebelde, cuando tienes las suficientes agallas para ponernos en evidencia si fumamos delante tuya, demostrando con tu insolente descaro que no tenemos argumentos para violar ese delito contra la salud por muy padres dignos de respeto que seamos. Eres Rebelde cuando demuestras que levantarte a las seis y media de la mañana para llevarte 90 minutos mesándote el pelo y maquillándote sin pereza para asistir al instituto como quien acude a un casting, merece el sacrificio de alegrarnos la mañana con tu radiante belleza. Eres Rebelde cuando avasallas con la seguridad de saber mandar, con tu temerario egocentrismo que coacciona nuestras defensas y nos hace sentir mal cuando no cumplimos tus designios. Eres Rebelde, cuando tu implacable sonrisa, el sabroso manjar de tus besos y el irresistible descaro con que consigues desarmarnos al momento con tu mágico pavo de adolescencia, nos hace estar orgullosos de la educación que buenamente te dimos por la confianza con que sabes agradecérnosla y nos demuestras a diario. Rebelde eres, cuando combates tu falta de moral y de entusiasmo, cuando te vienes abajo y pisas el suelo del pesimismo, cuando lloras de rabia si te puede la profesora de Lengua, o te apaga la chispa de tu vida la impenitente Biología, cuando tiras la mochila y te pones los cascos para envolver con tu música favorita los arrecios del mal rollo y resurges jurándole a las cuatro paredes de tu santuario, que a ti no hay quien te estrelle porque sabes brillar con luz propia. Por que soy tu padre, adoro esa Rebeldía de no estar de acuerdo contigo, nada más que en lo mucho que nos queremos y en lo mucho que discutimos, sobre todo, cuando en la maraña de tu desorden generacional, me tiras la toalla a la cara de un curso que decías no poder con él. Valiente Rebelde encantadora, sabiendo que yo sabía la estima y el reconocimiento general que te tienen tus profesores y tutora, porque lo has demostrado con creces en los momentos críticos, cuando te hacías eco del sentir de tus compañeros –o mejor dicho- cuando eras capaz de revelarte ante cualquier injusticia, dejando en evidencia a los colegas que creen que destacar es competir en la lucha de quien hace más necedades , fuma bebe o presume de móvil última generación- y no la verdadera rebeldía de enfrentarse a los profesores, hablándoles de tú a tú con argumentos irrefutables. Si eso es ser Rebelde, yo me descubro –hija de mi corazón- ante tan encomiable personalidad y humildemente me siento orgulloso de haber contribuido a ser avalista y cómplice de uno de tus grandes sueños, acompañarte al concierto de R.B.D en Jerez de la Frontera, donde una vez más, sentí la fuerza de esa Rebeldía que desafiando el insufrible fragor de las cuatro de la tarde, hacía colas a las puertas del Estadio, pertrechadas de sombrillas y neveras para ver a sus ídolos soportando una bulla “semanasantera”que desbordaba toda medida posible de seguridad y salud. No saben vuestros idolatrados iconos, productos del marketin y la veleidad de las discográficas, que la bandera del SOY REBELDE que han enarbolado, supera todos los pronósticos, mucho más allá de los estrictamente comerciales, es un grito, una pasión, una fuerza que se eleva más allá de la histeria colectiva, es letra de una inolvidable canción que siempre sonará en los pocos momentos de felicidad que se goza en la vida como un precioso himno de identidad: Y SOIS REBELDES.

A tí, Reyes

miércoles, 4 de julio de 2007

TU BODA...

a mis amigos Carlos y Susana

Tu boda, fue de las pocas bodas en las que el templo se hace verdadera casa de Dios y no, esa profanada cueva por amigos parientes y familiares que utilizan el lugar sagrado para lucir su palmito. Estabamos los justos y necesarios, los más íntimos, no había por tanto cuestiones de compromiso y protocolo. La vieja parroquia de San Bernardo se hizo más grande en su impecable acústica y la marcha nupcial, sonó impresionante desde la altura del órgano coral. Ocupé los últimos bancos para disfrutar de una buena perspectiva; a mi derecha se veía el perfil dulce del mejor vecino del Barrio, el que derrama la sangre de la Salud por el tronco de su cruz como resina consoladora. No hay mejor Refugio que el de la Madre que presidiendo el Altar Mayor daba fé de vuestro compromiso. Y una vez más, como en todos las bodas, se escuchó la palabra más hermosa, la que cautiv nuestra atención en la Lectura de la inmejorable carta del Apostol San Pablo a los Corintios. En tu boda –querido amigo- la preciosa epístola casi la recité de memoria, aunque ahora no consiga exactamente transcribirla: “ya podría yo hablar las lenguas de los angeles y de los hombres…que si no tengo Amor, nadie me entendería…”. En esos instantes me llegó por telepatía la emoción que transpirabas por los cinco sentidos, estaba escrita en el dorsal de tu traje de gala: AMOR con mayúsculas, amor trabajado, luchando contra todo tipo de adversidades, Amor, curado por el tiempo como los buenos jamones de bellota; paso a paso, gota a gota, verso a verso.: “vuestro Amor es compasivo y no tiene envidia; vuestro Amor no teme, ni se agría; vuestro Amor lo dá todo, lo entrega todo, lo resiste todo…”. Vuestro Amor, es el don de unos amigos que no necesitan alimentarse a diario para que la rutina lo sacie. Tu eres de esos pocos amigos que transciende al tiempo, que no se desgastan, que siempre dicen SI, como el SI QUIERO rotundo y sentido que pronunciaste ante el Altar. Aunque poco nos vemos durante el año, tenemos una fecha irrenunciable, que fortalece y acrecienta nuestra amistad consagrada. Tu mirada de niño grande espejo donde se refleja todo el cariño y admiración llamando a nuestra puerta cada cinco de Enero con un rosco de reyes, cuyo dulce sabor alimenta con su espíritu tu presencia el resto de los 364 días. Tu y yo sabemos que los hombres también lloran, cuando alcanzan esa felicidad que solo existe en los fugaces momentos, como en el de tu boda, cuando el sacerdote impartió la bendición con la profunda certeza de lo que Dios ha unido, jamás lo separará el hombre. Como es tu caso.

jueves, 28 de junio de 2007

CUENTOS DEL PUMAREJO

LA PROCESION DE IMPEDIDOS

Llegada que sea la hora del “angelus”, nuestra querida plaza se convierte en abierta universidad donde hacen obligada y lamentable “estación de penitencia”, una famélica legión …estos escogidos bienaventurados por el evangelio, pertenecen a la deplorable hermandad de los indigentes, inmigrantes, “sintechos”, vagabundos y toxicómanos de cualquier raza o condición , que protagonizan la más escandalosa, trágica y vergonzante “procesión de impedidos” a que hubiera lugar en un presumido estado de derecho. Todos buscan el pan de la caridad que administran –desde el comedor ubicado en una calle anexa a la plaza- las religiosas consagradas a estos menesteres. Los veremos desfilar con parsimonia y resignación, reflejando en sus malogrados rostros una expresión que va de la radiante alegría a la deprimente tristeza, pasando por todas las paradas eventuales del ánimo hasta la terminal del desdén. Observaremos a su paso, los diferentes aspectos que lucen estos desposeídos; desde la pulcritud y dignidad que confiere un evidente aseo diario, hasta el rechazo flagrante que caracteriza a los más andrajosos y macilentos. Sin distinción de edad o sexo, color o raza, desfilará el tullido, el minusválido, el lesionado, el enfermo crónico, el toxicómano, el infestado por el virus de la inmunodeficiencia adquirida, el esquizofrénico, el demente, junto con la descomunal matrona pordiosera y pertrechada con la casa en un carrito de supermercado, el anciano decrépito por el alfeimer, el gitano, el chatarrero, el ropavejero, el bohemio, el artista y todos cuantos quiera la imaginación poder enunciar sin temor a equivocarse. Pero sobre todos ellos, el hecho que más conmueve y hace saltar la sirena de la alarma social, es contemplar la nutrida representación de jóvenes , adolescentes, menores de treinta años, como flores marchitas, que pasean sus polvorientos palmitos , tocados con gorras multicolores, luciendo sus grasientos torsos pintarrajeados de tatuajes con barbas de tres días, la mayoría visten pantalones vaqueros, otros llevan puesto extravagantes bermudas y calzan raídos botines o ridículas babuchas y alpargatas de auténtica miseria. Todo un monumental espectáculo, digno de la mejor picaresca cervantina, que pone de manifiesto el desequilibrio social de un estado de derechos sin resolver. Desde las doce del mediodía, hasta pasadas las tres de la tarde, trascurre el intenso hormigueo que circula por estos andurriales, consagrado a la ingrata labor de recolectar cigarrillos o cobrar limosnas al pueblo soberano en calidad de aparcacoches improvisado. Pasada la procesión , la recoleta plaza recobra su tensa calma habitual , quedando relegada a la toma de posesión de los bancos que adornan su superficie y que son ocupados habitualmente por los más allegados. Verano de 1.998

viernes, 22 de junio de 2007

A LOS CINES DE VERANO QUE TUVO SEVILLA




CINE DE VERANO

Ven conmigo al cine
De sábanas blancas
En noche fragante
De aroma de albahaca…
La salamanquesa
Está en la pantalla
Y un festín de luces
Trenzado en guirnalda
Enciende las cales
De la pared mágica.
Ponen “tres sargentos”
Que importa la trama
Si el duro de Martín
Piter o Sinatra,
Los Diez Mandamientos
O Lawrence de Arabia.

Lo bueno es sentarse
Mirando las sábanas
Cabeza con hombro
Frente a la pantalla
Y de vez en cuando
Si la emoción salta
Perderse en el cielo
De estrellas de plata
Mientras sella un beso
Una noche mágica.

...Sevilla tuvo hace años, ya lo decía el Trovador, bailes y café cantantes, el cine mudo la murga el LLorens y el Novedades, y en estos solemnes días de estrenadas vacaciones con suspensos o aprobados, nos abría las terrazas perfumadas de sus cines de Verano. Las blancas pantallas radiantes orladas por la línea de azul noche, las tapias encaladas cuajadas de jazmines, el albero del patio recien regado, las sillas de enea, las girnaldas de bombillas de colores, la vieja parra, el polvo de estrellas de la cabina y la entrañable liturgia de los exteriores, mirando las carteleras, gozando con los afiches y ese gusanillo de ilusión mezclado con impaciencia de hacer colas en las taquillas. Encantadoras noches de Cines de verano, nuestro cine de barrio, el puestecillo de chucherías con sus cartuchos, los higos chumbos sobre el baño de nieve... a ver si me acuerdo de todos sus nombres, ayudadme por favor a recordar aquel bendito aroma de nostalgia... Cine Santa Catalina Cine Santa Marina Cine San Leandro Cine Hiniesta Cine Ronda Cine Andalucía Cine Ideal Cine Miraflores Cine San Juan Bosco Cine Alfonso XII Cine Pio XII Cine San Sebastian Cine Alfarería Cine Pagés del Corro Cine ROCIO C ine Avenida Cine San Gonzalo Cine Casablanca Cine Estrella Cine Emperador de verano Cine Santa Cecilia Cine Cruz Roja Cine Candelaria Cine Capitolio Cine Palmera Cine Almirante (Bogar)
Cine La Gloria (Gran Plaza)
Cine Juan XXIII

lunes, 18 de junio de 2007

HE AQUI...EL BETIS


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Mi querido REAL BETIS BALOMPIE, Te escribo en los umbrales del año de tu Centenario, precisamente cuando yo, he cruzado el ecuador de tu edad, la mitad de una vida entregada a tus benditos colores, pues desde que tengo uso de razón el grito glorioso de BETIS,BETIS,BETIS, se me coló por las rendijas de mis entretelas como un apoteósico GOL que doy gracias y pido a Dios celebrar mientras me quede un soplo de aliento en mi vida. Fue en los aledaños de tu mítico Estadio Benito Villamarín cuando de la mano de mi padre, me deslumbró el resplandor de la Verdiblanca enseña; la alegría de saber sufrir de esa afición antigua como el hambre que acudía con gorras de visera y olor a pueblo bueno cruzando el esplendor de la Palmera o festoneando las avenidas de tu viejo Heliopolis. Me contagió la luz, y me arrastraba en su desbordante marea jubilosa, esa ola de verde florecido que me dejó encallado para siempre en la orilla de tus gloriosos colores. Por mucho que se cuente de ti en las viejas leyendas que han escrito tu historia, no basta conocerte, hay que sentirte para poder llegar a quererte como te queremos los que protestamos tu Fé, sin necesidad de poner la mano derecha sobre el evangelio, tan solo con el espeluznante gozo que para nosotros supone, verte saltar al campo, porque salir el BETIS, es como recrear de pronto el fogoneo estruendoso de la blanca cal en las paredes de toda Andalucía; es contemplar en masa el espectacular salto de las cataratas de un Niagara que salpica de verde Esperanza la tristeza del mundo; es cantar y llorar de alegría bajo una lluvia de aguas verdiblancas que te cala hasta los huesos; es sentir en tus carnes el hierro candente de ese Real Escudo de las trece barras que te marca de por vida. Cien años de BETIS, llevando a orgullo el nombre del gran río que eres, Guadalquivir de ilusiones y desvelos, que fluye en nuestra sangre más allá del fracaso y del éxito, más allá de los resultados y las clasificaciones, más allá de los títulos y los descensos. Siempre el mismo BETIS que anuda las gargantas, lo mismo juegues en Europa que lo hagas frente a aquellos equipos humildes de excursión y tortillas camperas…a tiro de piedra o en último rincón del universo, siempre sonará ese grito lastimero, glorioso, impresionante, cargado de simbolismo y devoción que destapa el frasco de las esencias: BETIS..BETIS…BETIS…en el año de tu CENTENARIO, tuyo afectísimo.

Marchaba el Betis a la Montaña con lo puesto y dos mil incondicionales que le recordaban que nunca está sólo y menos en el año del Centenario de un sufrimiento escrito con la frase legendaria del “tuyos para siempre”. Tenía que ganar, se lo debía a sí mismo; al trabajo de sus jugadores tachados de mercenarios; a su dorsal castigado con el número doce; a los errores arbitrales; a los segundos del descuento; a los tres palos de unas porterías con porteros batidos. Tenía que ganar porque solo le quedaba la vergüenza y esta se convierte en un honor cuando se siente que es de casa, cuando pesa el escudo y se empapa la gloriosa camiseta de un sudor de verdad. Marchaba el Betis con lo puesto que no es nada más y nada menos que se honroso nombre; el nombre sencillo de los sienten en verdiblanco; el nombre sin fama porque no tiene precio, de Chaparro, guiado por la huella indeleble de los Buenaventura, Antonio Barrios, Rogelio, Cardeñosa, que tanto saben de tardes sofocantes y partidos de infarto jugados a cara o cruz. Salió el Betis a apurar su última baza, el partido de la vergüenza blandiendo sus mismas armas, pasaban los minutos, igual que siempre enfrascado en el futbol timorato que ha sido una constante a lo largo de la temporada, pero había algo diferente que flotaba en el ambiente de esa tarde gris santanderina, era la vergüenza que tocaba arrebato, el sufrimiento echo literatura en la crónica escrita desde el cielo por Fernandez de Córdoba, cuando viendo al Betis en Segunda durante los doce fatídicos minutos del segundo tiempo, transformó a un jugador tocado por el dolor de las lesiones en el auténtico héroe de la casta verdiblanca. Hay una leyenda que recorre el mundo entero, un salto a las nubes, una coronilla de lujo en pirueta acertada que peina el balón, cuando todos mastican el drama y un brasileño de samba más allá de la palmera marca el gol de la gloria merecida por todos. Bendito sea el sufrimiento cuando se hace piña de celebraciones históricas, montaña de llanto y sentimiento por encima de falsos dineros e intereses; por encima de antojos mesiánicos de máximos accionistas y presidentes de mentirijillas; Bendito sea este Betis que a cara y cruz se juega el peso en oro de su glorioso escudo, llorando como un niño con rostro de Marcos Asunssao. He aquí el Betis que marchaba a la montaña con lo puesto, con su viejo traje de faena con la casa a cuesta y a costa de un hombre al frente de los apellidos: Chaparro…”tuyos 100 años…tuyos siempre”.

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