miércoles, 3 de agosto de 2011

ROMANCE DEL DIA DE LA VIRGEN



Sabed lo que acontecía
Aquellos días señalados
En que el Señor de Castilla
Ponía sitio empecinado
Por conquistar la más bella
Ciudad del Reino Cristiano.

Sabed que andaba el monarca
Por un sueño perturbado
Que en su mente le rondaba
Cual visión de iluminado.

Apareciole, Señora
En un trono de alabastro
Sobre los cielos y tierra
Con el niño entre sus brazos

Y al contemplar tal belleza
El valiente soberano
Se postró ante su realeza
Cual más humilde vasallo.

La Virgen no pronunciara
Palabra alguna al mirarlo
Solo una dulce sonrisa
Esbozaba entre sus labios
Benditos como la miel
Que destilaba el milagro.

Fernando no se atrevía
A moverse de su lado
Extasiado ante el momento
Que difuminose al acto
Dejando un aura en la estancia
De un profundo aroma a nardos.

Sin salir de tal asombro
Corrió el Rey a comentarlo
Al bueno de Garci Perez
Y Don Remundo, el prelado
Que alabaron el prodigio
Y así se lo interpretaron
Como signo irrefutable
De bendito patronazgo.

Sabed que el santo monarca
Desde el alba hasta el ocaso
No descansó ante ninguna
Imagen le presentaron
Que recreara en su rostro
Aquel prodigio sagrado
A merced y semejanza
Del que hubiere contemplado.

Rechazó iconos sublimes
Venerables simulacros
Bienhechoras con retama
Madonnas de fijosdalgos
Valedoras de alfayates
Aguas que llueven a cántaros
Y hasta la que presidía
La montura del caballo
Donde su espada blandía
En defensa del cruzado.

Pero un catorce de Agosto
A la puesta del rey astro
Llegaron al campamento
Tres oficiales lustrados
En el arte de las gubias
bajo un misterioso halo

Rogaron alojamiento
Y en su afán hospitalario
Fernando les dio cobijo
En tienda de sus heraldos
Los tres bien agradecidos
Respondieron al Rey Santo
Que a la mañana siguiente
Partirian a bon recaudo
Tras cumplir la profecía
De un maravilloso encargo.

Cuando el sol de la mañana
Salió de nuevo a los campos
Despertose el Rey sumido
En un divino presagio
Preguntó a los centinelas
Por sus huéspedes... y al caso,
Vió un resplandor que salía
Del sitio do pernoctaron

La luz sus pasos guiaba
¡bendito Rey San Fernando!
Que a la Virgen se encontró
Expuesta en glorioso estado
La misma imagen que vieran
Sus ojos como un milagro
Y que ahora le traía
la embajada en su regazo:

Soy de Sevilla Abadesa
Y te la entrego, Fernando,
-Por mí reinarán los Reyes-
Y accedo a tal patronazgo
Por la gracia de ser Madre
¡De todos los sevillanos!

lunes, 1 de agosto de 2011

El curriculum

No te lo podías creer: tan mala no podía estar la cosa. Tus padres te lo venían advirtiendo. Tampoco tenías muchas ganas de seguir estudiando, sobre todo cuando ya poseías una carrera bajo el brazo sin salida alguna y ahora necesitabas titularte en Económicas, para que tu padre pudiera ponerte al frente de su pequeño negocio. Terminastes económicas, pero el negocio de tu padre comenzó a padecer los estigmas de la crisis y aunque adquiriste la suficiente experiencia en la práctica, el bueno de tu progenitor, no alcanzaba para pagarte el sueldo digno conforme a la categoría de tu especialidad. Comenzaste a sentirte mal en solidaridad con tu padre, incluso te producía rubor, el hecho de presentar CV a las distintas empresas que él mismo te recomendaba. A tran brillante expediente académico le faltaban los idiomas, que no tardastes en aprender –en un mismo curso; Inglés, francés e italiano- para después, rematar con el alemán (que Alemania ya sabes, es la tierra de la industria y la disciplina del saber para llegar). Las contadas empresas e industrias que te concedían una entrevista, abrumadas por tu preparación, ahora recurrían a la criba de los masters; Erasmos y cursos homologados por las prestigiosas universidades y colegios internacionales. Pero ni tus sufridos padres ni tu mismo, podíais permitiros el lujo reservado a los notables y herederos petulantes, aquellos “piojos resucitados” que van presumiendo de títulos y despachos, midiendo su cultura por metros cuadrados de diplomas, cuando nisiquiera tienen la educación de la solidaridad, que esa sí que no se expende en ninguna Academia. Volviendo a tu frustración, te diste cuenta, que era el mal de muchos miles, cientos de miles de Titulados y diplomados que podían empapelar con sus doctorados la gran muralla china y aunque el consuelo no era ninguna tontería, sí que había que mirar al frente y seguir preparándose, aunque la pregunta te atormentaba como un martillo en tu sién: ¿preparándome para que?No quiero ni pensar en los casting de los grandes concursos de reality show, pero a veces se me vá la olla; el enfermo no tiene visos a corto plazo de experimentar mejoría; el gobierno ha anunciado las esperadas elecciones generales (¡españoles, Franco ha muerto!), hasta después de Reyes –Enero 2012- no habrá nadie que se atreva a dispensar botes salvavidas para socorrer el denostado mercado laboral. Mientras tanto, date con un canto en los dientes si encuentras algo remunerado con más de 500, 800, 1000€, como toddas las generaciones que te precedieron se lo dán, cuando recuerdan aquellos –no muy lejanos tiempos- cuando se firmaban convenios colectivos, se acumulaban trienios y hasta quinquenios y había unos sindicatos con un mínimo de dignidad y de vergüenza.






viernes, 29 de julio de 2011

Azahar de Betania

Cuando este año la veas, si es que consigues no perderte en la espiritualidad del misterio a quien le presta nombre, comprenderás que su cautivadora imagen no guarda relación alguna con la de aquella mujer que exasperaba al mismísimo Cristo. Marta, mujer de fuerte carácter, hacendosa e impulsiva, preocupada en demasía por las labores doméstica, se quejaba a menudo de ver su casa de Betania, convertida en parada y fonda de Jesús y sus discípulos, íntimos amigos de sus hermanos: Lázaro y María.

Ella quería atenderlos a todos, darles de comer, hospedarlos debidamente, creando involuntariamente una atmósfera de incomodidad que no le era ajena al maestro. Marta miraba a Cristo queriendo poner atención a sus cautivadoras palabras, pero el subconsciente la traicionaba: “alguien tenía que encargarse de servir la mesa, traer agua fresca, sacudir el polvo de las sandalias y proporcionar el alimento a los comensales, ya que ni siquiera su hermana María se preocupaba de ello”…El día que murió su hermano Lázaro, Marta lloró desconsoladamente; lloró por el destino fatal de la casa sin la presencia del hombre que las dejaba huérfanas de todo derecho; lloró de remordimiento por no haber dado a su hermano la paz que requerían sus sabios consejos y sobre todo, lloró amargamente por la ausencia de Jesús el amigo entrañable, el consejero y maestro que se encontraba lejos en aquellos momentos, sin haber acudido tan siquiera al entierro. No tardó Jesús en aparecer por Betania; el fragante aroma de los azahares próximos a Getsemaní, acercaron a Marta el rastro incontestable del Señor y ella salió a su encuentro cegada por el resplandor del ocaso, con la firmeza y el temperamento de quien sabe distinguir el más flamante sol puesto en la escena de la resurrección y la vida. “Si Tú hubieras estado aquí, Señor, mi hermano no hubiese muerto, le increpó”. -¡Calla mujer!- “quien no tiene fe, no conoce la gloria ” –respondió Jesús- y seguidamente entró en la casa, para llorar al amigo un largo rato. Después se dirigió al sepulcro y ordenó retirar la grande piedra que lo sellaba. Nuevamente intercedió la impenitente Marta: “Señor, el cadáver ha entrado en descomposición son ya varios días”…pero esta vez no pudo sostener la luz de aquella mirada y la mujer comprendió para siempre el portentoso significado de aquel “¡levántate y anda!”. La verdadera resurrección no consiste en levitar entre los muertos –misterios que pertenecen a una fé paranormal- la verdadera resurrección es despertar a la vida y ver reflejado en sus ojos el brillo de lo eterno y trascendental que está más allá de todo orden y limpieza: “Mujer, cuado deje de preocuparte la suciedad mundana, verás como relucen las cosas importantes de la vida a tu alrededor”.

Así fue como Marta, adivinó la verdadera limpieza reflejada en aquella mirada del maestro, luz de las luces que cambia la corrupción humana por auténtico brillo de paz. Cuando este Lunes Santo, te fijes en la enigmática belleza de la mujer que porta los atributos de la pasión, sobre el misterio imponente que le recreó Sevilla, comprenderás que Marta se atreviera a luchar incluso contra un dragón, según reza la tradición que convirtió en leyenda la vida de la primera restauradora de la caridad de Cristo.




http://naturaldesevilla.blogspot.com/2009/03/azahar-de-betania.html

lunes, 11 de julio de 2011

Rodrigo de Triana



Velas que no toldos, de toda la vida, cubriendo de sombra el mar abierto de la ciudad soporífera; la ciudad insoportable que arde en las llamas de un fuego vaporoso, cuya luz cegadora es la quimera de sus mejores días. Sevilla es un barco velero que surca el océano ardiente encantada por los cantos de sirena que reclaman su orilla. El faro que alumbra a los marineros se ha vuelto un espejismo de torre con campanas -giganta, vieja dama- que atrae los confines de otro mundo y hace gritar alucinado al bueno de Rodrigo de Triana...¡tierra!, con casa de monena, lonja y alcazaba, envuelta en una luz reverberante que al horizonte, hace flamear el cielo con la tierra. Luz seductora, luz infiel, luz de mentira que te atrapa en las redes de colores con su falsa nudez y te hace pasto de sus llamas. Esta luz no es la nuestra, es sólo muestra de una tórrida fantasía que se expone en los puestos de su mercado turístico para delirio de los argonautas que admiran las brasas del sol que no calienta en sus hogares. Por eso la ciudad se protege a símisma, despliega sus velas y busca el sereno frescor de sus acantilados; agua, vida, fuente y surtidores, la sombra verde de sus calladas glorietas, la piedra de sus plazas, la cal de sus paredes, el barro convertido en brillo de cerámica, hasta que el hierro candente de su cruz, prolonga el esmalte de los retablos y te indica un camino perdido entre el laberinto de sus estrecheces que te aleja del profundo sopor a la horas del angelus. Te adoro porque sé que perdonas mi ausencia y que me encontrarás cuando quieras buscarme, escondido en el recuerdo, allá en el andén de tus dos estaciones: otoño y primavera, dos épocas distintas de tu única luz verdadera.

jueves, 7 de julio de 2011

Entre el tormento y el éxtasis



A estas alturas de la película, me sigue sorprendiendo, que aquí, tanto en  política,  somo socialmente, NADIE asuma la responsabilidad ante la gestión desempeñada en cualquier cago público o dirección ejecutiva del consejo de administración de determinada sociedad. Aquí no hay verguenza, ni nadie se ofende ante la duda, mas bien, no  cabe ni la menor duda de la inmunidad que goza un imputado. Ser imputado hoy día es algo así,  como el parapeto que proteje a las centralitas de atención al usuario, donde los operador@s de  telefonía y banda ancha, marean la perdiz de los usuarios, pasándolos de departamente en departamento hasta insuflarnos las partes más nobles, de impotencia e indefención. Ser imputado hoy día es contar con el apoyo logístico de varios aforados que ofrecen sus servicios en materia jurídica, garantizando a sus representados -condenas de lujo que cambian el pijama a rayas por traje de "Emilio Tucci"- y mantienen intacta la apropiación indebida de fondos en sus respectivos paraisos fiscales. El imputado en "mi querida España", se presenta felizmente a las elecciones; hace campaña por los barrios, incluso se permite el lujo de repartir propaganda en mano, sin importarle el desprecio o la admiración de sus vecinos  e incluso llega a ganar las elecciones -presumiendo de palmito- porque aquí "todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario".  El dinero se lo han llevado a espuerta de los despachos; los fondos del Estado han sido desviados a través de subvenciones adjudicadas a empresas fantasmas, cuyos consejos de administración nombrados a "dedo" se acogieron a los ERE, sin dedicación, antiguedad ni presencia física en el trabajo. Hay luengas listas con nombres y apellidos de familiares, allegados y amigos imputados. ¿Conocen vdes., la dimisión de algún aforado o Alto Cargo?...todo se remite a la investigación,  al tráfico de pruebas, a la intervención por parte de la policía judicial, al inmenso guardamueble de archivos, disco duros, torres de PC y documentación acreditativa, que alimenta y engorda la lentitud adquirida por la Justicia y hace al mismo tiempo jugar con el "tiempo a favor" de los imputados. Mientras tanto, a los INDIGNADOS -pero a los Indignados de verdad- los que estamos en el salón de nuestras casas contemplando el panorama desolador de la corrupción, cada día con un caso nuevo (ayer la SGAE) , mañana el otro por descubrir, sufriendo pacientemente en nuestras propias carnes la CRISIS que entre todos han creado y los imputados se llevaron calentita a la mansión, perdemos la fe en los políticos que van haciendo "fumata negra" con la destrucción de pruebas antes del traspaso de poderes y vice-presidentes del gobierno que dicen tener las claves para salir de la crisis y generar empleo, a cambio de votos. Todo ello bajo "la insoportable levedad del ser analista político y lucirse por los medios de comunicación -entre hoy y mañana-  calentando el ambiente de cómo está el patio". Lo cierto y verdad es que asistimos atónitos a la apología del enriquecimiento de tantos imputados como casos de corrupción se suceden, sin que una sola dimisión -una sóla- haga digna la máxima de que la duda ofende.

miércoles, 29 de junio de 2011

El Amor con más de 40º



Me pregunto ¿Qué es el amor? Y no sé responder. Cuando se lo pregunto a alguién, me responde con la evasiva metáfora, con el recurso aparente, con el sinónimo fácil: “el amor es amar”…la respuesta no puede ser más ambigua. Nos equivocamos todos al definir el amor aplicado al mundo de la pareja y ese error resulta más craso, cuando tratamos de darle sentido al amor en el desarrollo cotidiano de la convivencia. Toda una vida; que es más que media vida juntos, nos llevamos sacándole punta al amor, como si fuera la mina de un lápiz, sin reparar en la fragilidad de esa mina, que por más que se le saque punta, antes se parte con el uso. Queremos o deseamos frebrílmente que nos amen a nuestra imagen y semejanza, es decir, a la manera y uso que nosotros mismos hacemos del amor. Cuando cada uno de nosotros sabemos –aun sin querer reconocerlo- que somos distintos tanto en manera de ser, como en la manera de demostrar el “amor”. Poner condiciones al amor que nos profesan es como intentar convencer a un agnóstico de que crea en lo que no ve. El amor es condenarse a los infiernos de una relación irreconciliable o gozar del paraiso de una unión inseparable. El amor es la obra cumbre cuyos actores, no interpretan, sino que hacen de su distinguido papel o guión, un crecimiento paulatino que los lleva a la comunión del más clamoroso éxito. En el amor no vale todo; no hay consejos posibles, ni existe otra jurisprudencia que no sea la propia seguridad de sentir amor por lo que se ama. Todo lo demás es mera competición; concurso absurdo de méritos y antología de reproches que la conciencia colectiva va repitiendo a diario como oscura letanía. Por eso el amor indefinible, el único y verdadero, no sabe ni consiente de violencia, está atento siempre al error, dispuesto al perdón, en vilo de ofenderse ante la ofensa involuntaria del pensamiento, la obra y la omisión. Quien entiende este amor, no precisa siquiera razonar en él, le brota como la sonrisa y el afecto diario que muestra sin presumir, lo que sale de dentro. El amor no puede crecer entre temores y dudas, concede escasa tregua al miedo, en la seguridad que el verdadero amor está curado de todo espanto. Por eso si te aman, no temas rechazar al que utiliza la violencia como arma arrojadiza de su propia cobardía, huye de él y déjale incluso hasta el remordimiento de tu conciencia, para que se pudra junto al rencor de un amor tan destructivo y si no te aman, hazle la obra de caridad de dejarlo sólo, rumiando el amargor de un amor imposible. Hazlo aunque sea por el mero hecho de hacer digna tu condición de persona y aún más todavía por la sencilla razón de degustar tu amor propio, que es una de las más perfectas y significativas definiciones del amor.

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