jueves, 27 de diciembre de 2012

El destello de la sonrisa

Se vá, se vá, se vá...que poquito le queda, apenas unas horas; con su luz, con su sombra y un nublado de lluvia que parece fijarlo al horizonte como papel inservible. Terminaba en doce -enrevesado año- muy barroco él, más bien gótico-ojival. Espera que recuerde, que te recuerde como un buen año, sí, y en primavera recien desarmada la cera llorosa de la Semana Santa. Espera que recuerde si hay más que celebrar: no, lo que vino después no lo merece, puedes irte en Paz, como sale la Paz, ya que en esta Sevilla, no se vá uno del todo hasta que sale, que es cuando verdaderamente entra la dicha de los gozos, de la espera, del ansía de las vísperas. Todo está dispuesto para despedirte, aunque algunos no estén preparados, como no lo estamos nunca para sufrir una pérdida irreparable, parece un juego de palabras, pero así es, no es lo mismo, aunque parezca diferente lo que siempre ha sido igual. Trescientos sesenta y cinco días pasan, como pasa la vida y no has notado que has vivido. Pasó el AMOR, que es la clave de bóveda: No, pasaste tú de él, lo negaste tres veces, como Pedro a Cristo; me pasó a mí este año y quise ahorcarme como Judas, pero esa es la diferencia, entre el traidor y el arrepentido: pedir perdón o partirte el cuello hundiendo la cabeza para siempre. . La diferencia es querer enamorarse, no poder; el poder está demostrado que solo sirve para incumplir promesas y declarar estados de crisis. Por eso no estoy dispuesto a incubar más tristeza, como no sea que me la mande el de arriba, durante el trascurso de estas escasas horas y sólo por prescripción medica. Me he mirado al espejo y el niño apunto de cumplir los 57 eneros, me ha dicho la verdad, toda la verdad y na da más que la verdad: que si tu no etás bien, no vas a estar bien para nadie; que si tú no te quieres, no vas a poder hacer feliz a nadie y como este niño, es muy presumido y se sigue viendo atractivo y apuesto; me he dicho que No, que hasta el año que viene no sufro más por mí...si acaso sufriré por los demás, por los que están a mi alrededor y ese sufrimiento, no será nunca una carga, mirándolo bien, será un regalo del cielo empaquetado con el mejor papel de la realidad y el lazo de seda más fantástico. Por lo menos hasta el año que viene, voy a disfrutar del milagro cercano que no se vé, porque está delante de mis narices: la belleza adolescente, con cuerpo exhuberante de mi niña, hecha toda una mujer -que está como una cabra loca- a sus 20 primaveras, desgraciadito de aquellos que no lo estén a esa edad.Voy a disfrutar como un romeo renovado de ansias febriles, de aquella otra Julieta, que en la madurez de la vida castigada por la dureza del trabajo, aún se le ponen los bellos de punta, cuando me acerco a su cuello y ensayo caricias de amores de urgencia. Este año sí y hasta el otro que viene, si Dios quiere, me vestiré de ilusiones como si fuera mañana del Domingo de Ramos, con el mejor traje oscuro y la camisa de puños de diplomático y la corbata roja, buscando sangre que fluya por mis venas, para sentirme vivo y volver a ilusionarme en esa fiesta de los sentidos. FELIZ AÑO NUEVO, aunque sea mero lucro y mentira de fábula para algunos y no puedan sentir la belleza sugerente y el atractivo visual de las cientos de Venus que calzan medias de sedas en sus interminables piernas; que ciñen vestidos de noche y fantasía de lentejuelas a sus perfumados cuerpos de escándalo; que lucen sus hombros sensuales -palabra de honor- y generosos escotes. Oro en las copas, ventanas abiertas y cristal para mirar la vida según el alcohol con que se mire, pero siempre -o al menos- hasta el año que viene- con la luz de una sonrisa que es lo más parecido a la Felicidad. Natural de Sevilla os desea lo mejor de lo mejor, es decir lo poco o mucho que cada uno tenga esta noche vieja a su lado. FELIZ AÑO NUEVO, aunque te encuentres sólo ante el espejo, brinda por tí mismo. Un fortísimo abrazo.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Oh, triste Navidad

Me lo contaban los hombres tristes “borrachos y melancólicos que lloran a la luna llena”; me lo decían las lenguas que buscan amores de urgencia jugando al azar. Lo intuía en los niños impávidos que empuñan armas o en los rostros perplejos de los padres separados entregando a sus hijos al dictado de una decisión salomónica. Pero ahora lo he visto en la calle, a la hora de los sustos, cuando el ejercito famélico de la necesidad, rebusca en los contenedores excedentes de miseria. En mi ciudad que es la de todos, el portal de Belén, se ha convertido en el “umbral de la pobreza”, al que se asoman pastores de carne y hueso, familias enteras que no tienen nisiquiera un techo, do cobijarse. Las cifras son escalofriantes; cantan las sirenas el consuelo de tontos, aduciendo causas de globalización procedentes de los más poderosos; pero el villancico de la alegría, se ha tornado en campanilleros tristes que llaman a las puertas del rico avariento. A todos nos queda el consuelo de saber de quien es ese Niño vestido de blanco que no conoció las luces y los adornos del consumo. El chiquirritín que va a nacer entre pajas ¡ay! –queridito del alma de los que sufren- de los más desfavorecidos…en Belén no había campanas, sino estrellas de cielo raso que anunciaron a los pastores la gloria del que iba a nacer como los que duermen en la calle al lastimero amparo de cuatro cartones. Oh triste navidad de los belenessoberbios; de los grandes portales mecanizados; de las suculentas mesas donde no faltan manjares exquisitos. Qué triste vestirse de gala para celebrar un amor recompuesto por los restos de tantos amores rotos. Nuestros hijos lo saben desde el recuerdo de aquellos nacimientos de barro y paja; desde aquellas navidades humildes de copas anchas donde se brindaba por la labor de la familia unida e indisoluble. Ahora suspiran –Oh triste navidad- por un mundo donde dicen que todo el mundo tiene derecho a ser Feliz y rehacer sus vidas, aunque la Felicidad sea el deseo de una quimera y el remedio, peor que la enfermedad. Yo no quería creérmelo, nunca pensé que la Navidad fuera tan triste, pero llamó este año a mi puerta, tocando las fibras más sensibles, como ha hecho toda la vida, pero esta vez …no hay ganas de celebrar nada que no sea el nacimiento de un NIÑO, en el umbral de la pobreza. Un Niño, que cuando casi todos crean que está Muerto a sus treinta y tres años, resucitará al tercer día, para recordarnos que es el Camino, la Verdad y la Vida.

martes, 4 de diciembre de 2012

Al pavo, pavito, pavo...

 
 
Por estas fechas, Paco el impresor, traía al corral un hermoso pavo de plumaje negro, el cual amarraba a la baranda del corredor para delicia de los niños, antes de ser sacrificado para la cena de NocheBuena. La Fernanda, que era muy apañada para la “matanza”, por haber participado, desde pequeña, en las que se llevaban a efecto en su pueblo de Olvera, accediendo a la petición de Rosario “la chiquetita”, procedía la mañana del día 23 al rito del sacrificio, desatando al pavo y dándole de probar una miga de pan rebañada en sus propios excrementos, porque decía que esa ceremonia, traía mucha suerte. Después trasladaba el ave a la azotea –lugar escogido para la matanza- entre el delirio de la chiquillería y la expectación y curiosidad general. La Fernanda ataba las patas del pavo, asistida por Paquita –su suegra- que colocaba el lebrillo a la altura de la cabeza del “animalito”, para recoger la sangre, mientras que la nuera, inmovilizaba al pavo entre sus piernas, dejando expedito el gañote. Seguidamente con un cuchillo de sierra, debidamente vaciado, procedía sin vacilar a rebañar el pescuezo de la víctima, que se defendía con grandes espasmos, mientras corría el caudal de la sangre a borbotones (cosa más desagradable). He aquí que, cuando el pescuezo del pavo, colgaba del hilo de su pellejo, el estruendo de un petardo, hizo caer de espaldas a la Fernanda y saltar al pavo, que salió revoloteando como una exhalación camino de las escaleras. Ante los gritos y estampida general, acudió el DeoGracia (hermano soltero de Pepita la de los jamones) que en un intento de coger al pavo, resbaló con el reguero de sangre y fue a parar rodando hasta los pies de Josefina, que venía por el pasillo con su baño de cinc cargado de ropa para hacer la colada y se dio de bruces estrepitosamente con la estampida, rodando por las escaleras con tan mala fortuna, que se fue a estrellar en el descansillo del principal con María Montero, la cual procedía a verter en las letrinas, la escupidera de porcelana que portaba a rebosar, derramando el consabido caldo viscoso con tropezones en la maltrecha cabeza de Josefina. Mientras tanto, el pavo, seguido por la turbamulta corría desangrándose camino del patinillo, donde se coló en casa de la Perona que al toparse con tan espectral visión, cayó al suelo desmayada por el susto, empapando con su espectacular salto de cama el charco de sangre estancado en el suelo, a todo esto, el marido de la Perona que salía al quite, cubrió al espantoso animal con una manta, hasta reducir la fuerza de gravedad que le quedaban a los estertores de la muerte pavorosa. En esos momentos Guaditoca –la portera- subía las escaleras pertrechada del inseparable cubo de la fregona lleno de agua sucia cubierta de legía, maldiciendo y difamando como una posesa tan descomunal gamberrada, así como los cuantiosos daños que había ocasionado el estropicio: “yo me via cagá en la puñetera madre del niño que ha tirao er petardo…mardita sea su estampa y los calastros que le dieron a mamar…”. El suceso vivido en el corral, corrió como la pólvora por todo el barrio, lo mismo que la botella del agua de azahar, el alcohol de curar y los algodones para reanimar a los damnificados. Aparte del pavo, no hubo que lamentar víctimas mortales.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Carta a Diciembre V edición

Se me agolpan las sensaciones al recibirte, se mezclan con los tópicos de este desenfrenado reclamo publicitario que te precede, cada año con mayor antelación, pero por encima de todo te estaba esperando con los brazos abiertos y nunca mejor dicho, como los tiene el Amor. Me ha alegrado siempre tu llegada –desde que tengo uso de razón, aunque la razón no la use más que para ilusionarme con el sonido de campanilleros y luces que traes de fondo. Banda sonora de nuestra vida que resuena en los pretiles del recuerdo con alegría. Es una alegría tan fuerte la que transmites –Diciembre- que a veces nos haces llorar de emoción y la confundimos con la tristeza, cuando no es más que el reflejo de los seres queridos que nos reunieron en familia estos días y que ahora nos faltan. Por el atrio de San Antonio Abad un aroma prematuro de azahar, corta el frío de la noche, desde lo alto de la espadaña, se despliegan los gallardetes de víspera, el aire sabe a coplas de Miguel Cid y D. Mateo Alemán se estremece en su lecho. Las cosas de Sevilla tienen mucho que ver y que contar de ti, venturoso Diciembre, hasta la Pontificia Roma, se inclinó ante el juramentado voto de tu octavo día, plaza celeste y blanca del triunfo ganada a espada si es preciso sopena de derramar la última gota de nuestra sangre. Sangre de mariana fe que se lava en las aguas esmeraldas de la Esperanza, mientras mira como beben los peces en el río. Sabes milagroso Diciembre, tu bien lo sabes, que en Sevilla –solo en Sevilla- hay Esperanza antes que vida o no hay vida sin Esperanza, que viene a ser lo mismo. Por eso la Señora, antes de dar a Luz al mejor de los nacidos, se nos muestra como torre de marfil, para que le besemos la mano, convirtiendo la humildad de Belen en casa de oro y arca de la bendita alianza desde la resolana a Pureza, pasando por Castilla, puerta Carmona o la Trinidad. Por lo menos, aunque solo fuera por una vez al año, los hombres nos sentimos más solidarios, aunque la caridad verdadera sea compartir lo que tenemos con los demás, también sirve el deseo de disfrutar esta abundancia efímera en la que nadamos, envueltos en oropeles y celofán; también sirve –querido Diciembre- el resplandor de esta Navidad que hace que veamos con mayor nitidez, la diferencia abismal que separa la riqueza de la pobreza y nos sintamos obligados a parar el fuego de las armas; pactar treguas con la violencia de todo tipo; compartir mesa, confites y cava con los más desfavorecidos y llevar a cualquier rincón del mundo la Paz de esa Estrella de oriente que nos anuncia el nacimiento de Jesús del Gran Poder. Ya sólo por eso, eres bendito –prodigioso Diciembre- Y no tengo más remedio que abrazarte lleno de regocijo, desempolvando el pellejo de mi vieja pandereta, mientras acaricio las figuras de mi Belén entrañable. Tuyo afectísimo.

http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com.es/2012/12/la-luz-necesitada.html

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cofrade INDIGNADO


Alguien debería decirle al pastor que hay más de 100.000 familias sevillanas (CIEN MIL) que viven en el umbral de la pobreza y otras muchas por debajo de ese umbral y miles, que sufren la pobreza vergonzante, que es esa otra clase de pobreza -entre la soberbia y la humillación- que prefiere morirse en un rincón, antes de rebajarse a hacer uso de comedores u asuntos sociales, porque su condición de ricos o señores implica la muerte, antes que descender de clase. Porque ni las escalofriantes cifras que arroja Cáritas Diocesana -prácticamente desbordada ante la demanda de ayuda- ni el Banco de Alimentos de Sevilla, que no cesa de recurrir a todas las instancias; económicas, políticas y sociales, buscando cubrir sus inagotables necesidades, convencen a nuestro Prelado, que no son los mejores tiempos para organizar ningún tipo de eventos, sobre todo si el presupuesto de los mismos, pudiera servir para cubrir o paliar -de alguna manera- la dramática situación que vivimos en estos críticos momentos. No va a servir de nada, porque ya está escrito con letra de "baculazo"; pero alguién debiera de recordarle aquellas palabras proféticas, que el mismo pronunció en medio de la plaza, cuando inauguraba la muestra que salía de las clausuras mismas de iglesias y conventos: "La Fe, no queda en nada si no se traduce en obras". No voy a ser yo, desde este blog., insipiente, el que intente corregir a todo un príncipe de la Iglesia, pero como natural de Sevilla, cristiano y cofrade desde antes de estrenar la razón, si muestro mi total rechazo e indignación, ante la Salida de Catorce Imágenes en sus correspondientes pasos de misterios, para la realización de un Viacrucis conmotivo del Año de la Fe, el primer domingo de Cuaresma, osea a un mes vista de la Semana Santa; alterando y perturbando no solamente el calendario de Cultos y Actos de nuestras HHCC, participantes, sino gravando sensiblemente los gastos de papeletas de sitio y salida procesional que generan las mismas. Un coste innecesario si a ello se le une el cuantioso capítulo en concepto de megafonía, imagen; CECOP y otros servicios municipales, que estimo correrán a cargo del CG de HHyCC. ¿Hay necesidad de sostener este capricho procesional? Mi pregunta no encuentra explicación de ningún tipo, nisiquiera bajo el punto de vista del año de la Fe, pues considero, recogiendo la cita apostólica del pastor, que la Fe se queda en nada (espectáculo) si no se acompaña de buenas obras y que mejor obra, para el año de la fe que revertir el coste de un Macro Viacrucis, en paliar las enormes necesidades que están demandando -en estos delicados momentos- nuestro Banco de Alimentos y la misma Cáritas Diocesana. En fín, el daño está hecho, aunque en esta bendita tierra, no hay mal que por bien no venga y los "kofrades" se están frotando ya las manos, haciendo disquicisiones sobre bandas y cuadrillas de relevos, apenas se recoja el último caramelo del Rey Baltasar. Pero ojo, que Dios escribe recto sobre renglones torcidos y el que suscribe -con más de cincuenta años sobre los hombros- ha visto al Gran Poder dejar plantada a toda Sevilla, cuando quisieron sacarlo para recoger la medalla de la ciudad. Dios me libre de querer aguar la fiesta a nadie y menos a mi Pastor.


viernes, 9 de noviembre de 2012

AMARGURA DE OTOÑO



Hemos dicho, tantas veces, que en Sevilla la Amargura tiene el dulce paladar de los caldos escanciados en la tierra fértil aljarafeña; hemos hablado que sabe al empalagoso manjar de la carne del membrillo, que tiene la misma color vidriada de sus vírgenes mejillas. Hemos sentido que la Amargura, tiene el sonido de las alpargatas pobres que rachean en pareja la caridad de Madre Angelita desde la antigua Alcazares, hasta la diáspora más deprimida. Que se alarga por las inmediaciones de Feria, convertida en la sombra de Don Pedro Roldán y su legendaria hija acompañada de su cuestionado esposo el caballero de Los Arcos y Benito Hita del Castillo, disputándose una posible autoría que nunca llegó a acreditarse, pero que todos firmaron rendidos ante el espejo de sus ojos. En la ciudad dual de amores divididos entre Guzmanes y Ponces de León, la devoción tambíen había de tener un nombre que reflejara la antítesis; una advocación de Amargura, diametralmente opuesta a lo que significa su adjetivo. Hemos dicho muchas veces, que sólo Sevilla es capaz de rimar Amargura con dulzura; extremo dolor con abrumadora belleza, dos términos yuxtapuestos…¡Señora, qué dulce es tu Amargura!, cuando la tarde llora su malva palidez…Como ese rayo de sol furtivo que una sóla vez al año, se filtra por el ojo de buey, para iluminar su acaramelado rostro, haciendo eterna la fugacidad del tiempo, así es la Amargura cuando se mira de frente sin poder sostener la mirada. Como una medida exacta de perfección bajo palio granate, bordado por la fantasía de Rodríguez Ojeda, que hace imperfecto a su alrededor todo exorno complementario y no necesita más flor ni perfume que el contado clavel de su escueto friso inmaculado. La profundidad de la Amargura, alcanzó la belleza, una señorial belleza que permaneció intacta, aun protegida de la sinrazón dentro de un escueto cajón de madera. Amargura de la inspiración que convirtió el sueño en música desde el exilio madrileño de Font de Anta, cuando sentado en un velador, frente a la estampa de cartera de la Reina de San Juan de la Palma, compúsole el poema sinfónico convertido en el himno indiscutible de la Semana Santa de Sevilla. La profundidad de los ojos de la Amargura reflejan la perfección de la belleza, todo lo demás; dolor y lágrimas, forma parte de la imperfección humana en el mundo que nos rodea. Por eso, en los confines de Noviembre, el dulce paladar de la Amargura, baja a nuestra altura para tendernos su coronada mano; mano que nos hace alcanzar la perfección por la Caridad.

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