He dejado
mi yo en la orilla, algunas veces -muchas veces- se me escapa, como
niño inseguro que hace rabona, Es que no se lo cree aún, tiene sus
dudas, no entiende el misterio, aquello de la Encarnación, la vida
eterna, el cielo y el infierno, las almas benditas del purgatorio. Y
sale a relucir mi yo, como el merecedor de todas las gracias; como si
fuera preservado del pecado inmortal; como si fuera digno de la
infinita misericordia del padre. El yo, sabe que el amor es una
fiesta, un banquete de nupcias, un baile exquisito, donde no puede
faltar la primera persona del singular. Pero no sabe el yo, que no da
nada, que no ofrece más que el sí mismo y cuando escucha la palabra
se queda plantado, abandonado por su propio egoísmo, petrificado por
ese Soy que descalza y hace clavar las rodillas en la tierra, para
cargarte con la cruz de ceniza, que te recuerda que eres polvo y te
conmina al arrepentimiento para creer en El. La cruz de ceniza,
parece que se la llevará el aire, pero cuando la tomas y lo sigues,
comienza a pesarte como un plomo que horada tu hombro e inclina tu
cintura. El yo de esa cruz, solo se deja abrazar por el tu que ama,
por el que está dispuesto a cargar con las penas del próximo, es un
peso que duele, que va cuesta arriba, que tropieza y cae -hasta tres
veces- pero que se levanta, cuando agobiado por tanto sufrimiento,
vislumbra a su alrededor la fuerza de la compasión, los frutos del
árbol de la fe, que caen multiplicados por la oración de los
santos; por las obras de misericordia; por la bendición y el oleo
sacramental. El yo no cae en tierra y muere -queda infecundo- “pero
si muere da frutos”...”el que se ama así mismo en este mundo se
pierde y el que se aborrece así mismo en este mundo, se guardará
para la vida eterna”. ¿En quien confiar?...ya has visto el reino
de los locos y lo que su príncipe te ofrece: Gula, oro y riquezas,
poder y ejércitos mercenarios. Mi yo, sigue buscando placeres en la
carne -Venus efímera- la fe de los diablos que miran su propio
interés. Tu has venido a la orilla, no has buscado, ni a sabios ni a
ricos, me has mirado -sonriente has dicho mi nombre- amor que quiere
seguir amando, yo quiero amarte, porque tu Amor no se engría, toma
mi yo a cambio de tu infinita misericordia.. “A tí Señor, levanto
mi alma. Dios mío en tí confío. No quede yo defraudado”.
el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
miércoles, 10 de febrero de 2016
viernes, 29 de enero de 2016
Sesenta cumplidos
Querido
niño; ¿a que mundo vienes? Que dá miedo pensarlo. Muy pronto verás
la luz, luz de la sala de parto, encendida en luminaria de lunas de
flúor blanco. Antes de abrir esos ojos de placenta legañados,
descubrirás sobre el pecho de tu madre, aquellos brazos, que ya
serán de por vida, las amarras de tu llanto. Escucharás la alegría,
que del gozo de los labios, sale en cascada de risa, por cuantos te
acompañamos...Déjame que te imagine, hoy cumple 60 años, quien sin
saber que jugaba, jugó a jurar, tan temprano ante el altar del SÍ
QUIERO, un compromiso sagrado. ¡Que ilusión de sacramento! -cuesta
arriba y cuestionado- por la edad tan repentina del Amor apasionado.
¡Que ilusión tan ilusoria! Un hogar sin meditarlo, para que pensar
en ello, si el Amor no es mal pensado. Si el amor no tiene planes,
más que el plan que está en las mano de Aquel Señor que nos fía,
Amor sin pedir a cambio. Y así llegó el primigenio, con nombre de
Rey, Fernando, a limar las asperezas, a estrechar todos los lazos, a
unir a todo el que tuvo, cualquier duda al abrazarlo, porque un niño
es como un dogma de fe, con pan bajo el brazo. Y así llegaron los
otros, varones que cumplen año, en la cosecha de octubre y en el
noviembre dorado. La escalada siempre es brusca, cuesta arriba, cada
paso, sin mirar al precipicio que van dejando los años, cuando la
cima te asusta y el vértigo del fracaso, hace que pese la vida, más
que coronar el alto.
Déjame
que te imagine, -hoy cumple 60 años-, quien no se dio por vencido de
los que nunca apostaron, por la fe del buen camino y si ambicionó
-fue algo así- como hacerle frente a las deudas que contrajo, con
sus fuerzas de flaqueza, parca moneda de cambio, a lo mucho que
exigía la obligación en su pago. El tiempo da la razón que no
entienden los diablos, porque corazón no tienen, pero el corazón es
sabio y siempre encuentra razones, donde la razón no extrajo.
Siempre la fuente da agua, donde el amor llega ávido -de sed- a
beber el agua, fresca que brota del caño. Y así tantas veces fue a
la fuente el viejo cántaro, que se rompió en el deseo de ver
cumplido su encargo. Aguas benditas rompieron, el más esperado
parto, la niña más deseada, el sueño soñado tanto, se hizo
realidad un día, la noche de aquel verano...¿recuerdas? Lo
prometistes, al 33 de tus marzos, la misma edad que tenía, el Gran
Poder del Calvario.
No hay
Dios, que pueda con El, la Verdad que declinamos, mirando hacia el
otro príncipe, que tanto nos pide a cambio. ¡Pídeme que soy muy
rico!, adórame y ten prestado, este cuerpo que es de culto, ríndele
culto sagrado; Toma y mírate al espejo, no importa lo reflejado: si
tu no te ves, hermosa, te pongo el mundo en tus manos; la ciudad de
los potingues; el reino de los calzados, los tacones imposibles, los
pechos más deseados, las caderas más sinuosas y el culo más
torneado. Y créetelo para siempre, nadie más que tu, ¡cuidado!
Que si no
crees en ti mismo, ¿con quien irás confiado?. Reconoce que en el
mundo, no hay quien de más, ¡por Dios Santo!...ten ambición,
lucha, pisa, compite, gana, y pasando, lo de más es lo de menos; el
éxito asegurado, después, si acaso, el dinero lo compra
todo...¡Diablos!
Déjame
que te imagine, hoy cumplo 60 años, no tengo edad para hablarte como
lo tienes de claro, este presente que rinde culto al Ego idolatrado.
Ni tampoco soy tan viejo para no ser escuchado; aunque mi ejemplo no
cunda, ni mi consejo avalado. Sólo me mueve la Fe, que es un don
tan agraciado, que si siembras su semilla, da un fruto multiplicado;
no es que acerque la Montaña, es que solo con un grano, semejante a
la mostaza, hace auténticos milagros. La ofrecí a los dos
primeros, nietos, que sabes que amo; y la presté en mis oídos,
abiertos para escucharlos y se la miro en sus ojos brillantes,
siempre brillando y en su olfato de sabuesos en guardia curioseando,
y le sale por sus bocas, dando gracias con vocablos, que no son
dignos de un niño, sino del Padre más sabio. Con la Esperanza que
es Virgen, madre de los sevillanos, vengo a recibir al niño, que me
traes como regalo...déjame que te imagine...¡no puedo ni
imaginarlo!...mi niña, tan deseada, dando luz, si hasta hace un
rato, la recogía del colegio..¿recuerdas?, si era ayer, cuando -tu
primera comunión- y ahora me encuentro esperando; esperando
nuevamente, la luz que está despuntando. Será esta noche, mañana,
tal vez mañana o pasado, quien lleva sangre de Reyes, tiene el
séquito formado, para rendir sus honores, bendecirlo y
adorarlo...¡que viene Dios con nosotros! - ¡que nombre más
inspirado! - Enmanuel, Manuel querido- ¡cuando tu quieras, aquí
estamos!
miércoles, 20 de enero de 2016
"Madrugá" en la U.C.I.
La imagen de la “Madrugá”
es el Silencio, la Santa Cruz en Jerusalem alzada para proteger los
santos misterios de nuestra religión con el ejemplo de las cofradías
maestras de nuestra Semana Santa. Y no el escándalo al que ha
llevado una situación que requería compromiso, compostura,
sacrificio y humildad. La imagen de la “Madrugá” es la zancada
portentosa del Gran Poder; imponente, aplastante, rigurosa e
inapelable. Y no la tibieza de espíritu; el choque frontal,
la,oposición y la soberbia de presumirse perjudicado. La imagen de
la “Madrugá” es sin duda, la Esperanza, el intercambio de ideas
y propuestas que faciliten el entendimiento y hagan posible, levantar
al Cristo tres veces caído, por los propios intereses, sirviéndonos
de Cirineo para alcanzar la cima de un consenso que exige la entrega
máxima y la tolerancia cero.
No hace falta acudir al
recurso fácil del ser hombres de iglesia, cualidad de la que se
debía presumir y sobre todo dar testimonio, como cristianos. Pero
aparentemente, los hermanos mayores de la “Madrugá”
-independientemente las razones que han esgrimido, pensando en los
intereses y el bien de sus respectivas corporaciones- han emborronado
la feliz convivencia y armonía fraternal que requiere la jornada más
universal de nuestra Semana Santa. No habrá sido por falta de
diálogo; por falta de reuniones; por presentación de planes
alternativos, por magistral trabajo, en el buen oficio de Diputados
Mayores de Gobierno, que sin duda se habrán exprimido los sesos, por
ajustar horarios e itinerarios...pero ya puedan hablar el lenguaje de
los ángeles, si no hay caridad y amor; si no se trabaja para sí,
pero en beneficio de los demás, todo queda en la casa sin barrer. La
imagen que se ha ofrecido de la “Madrugá” ha quedado dañada,
perjudicada en su esencia, en su doctrina a merced del escándalo y
presa del escarnio mediático, que sirve de carnaza a los carroñeros
que aguardan frotándose los picos, para arremeter contra un ambiente
social y político bastante contaminado. Si los cofrades y
cristianos, no estamos por la labor a que nos exhorta el papa
Francisco, sobre todo en este año jubilar de la Misericordia: “por
Tu Dolorosa Pasión; misericordia Señor...” Si los Hermanos
Mayores, con sus juntas de Gobierno apiñadas, no se ofrecen
-incondicionalmente- a proclamar las grandezas del Señor, sea cual
fuere el tenor de su sacrificio; aunque sean las que siempre
continúan siendo las más sacrificadas -sin nombrar las que todos
sabemos- con la humildad, con la infinita humildad de crear en las
demás corporaciones dependencia, siempre de las más perjudicadas,
para así, testimoniar la grandeza que se puede alcanzar con la
humildad: “que más puedo hacer por vosotros”. Da igual que
tuviera que alargar mi itinerario, si el rodeo beneficia a mis
hermanos, ¡bendito sea!. Da igual que permutara mi sitio -siete
veces- hasta setenta veces siete, si con la permuta beneficio a mis
hermanos, ¡bendito sea el Señor! Da igual si mi recorrido y
horario, resulta vertiginoso...por un año -ad experimentum- merece
la pena probar el ejercicio de caridad, por el bien de todos. Y si
resulta imposible, la intención, la buena intención y el sacrificio
es lo que basta. Pero si se logran los beneficios perseguidos y se
consigue la gracia del acierto, por el sacrificio desinteresado de
cualquier hermandad que se preste, habremos dado el testimonio que
todo el mundo espera de las Cofradías sevillanas., que no es otro
que la Misericordia en este año jubilar, que está pidiendo a
gritos, desagraviar la imagen que estamos dando de la “Madrugá”
única y en comunión: la noche más hermosa.
domingo, 17 de enero de 2016
La Verdad, es el Misterio
Por que se
que existe, yo me lo imagino: El Amor; el amando; el amado. Los tres
tiempos del verbo que busca la verdad: el Misterio. El Amor, que
interviene en nombre del amando y exclama con toda seguridad: “haced
lo que El os diga”. El amado que ordena llenar de agua las tinajas
y el agua que se convierte en vino bueno, frugal, oloroso de la mejor
cosecha. Diferentes pareceres y un mismo espíritu; diferentes
culturas, distintos puntos de vista, hacia una misma dirección. Se
conocieron, escuchando la Palabra; la buena nueva que une, que
abraza, que ilumina, que sostiene, que alienta, que anima. Tuvieron
sus dudas, le asaltaron los miedos, le sorprendieron las
vacilaciones, pero nada ni nadie podía arruinar la fortaleza
construida por la Fe. Si, es verdad que había que seguir viviendo en
un mundo hostil, competitivo, vertiginoso ahí afuera; pero la
Esperanza de encontrarse al caer de la tarde, cansados de sus
obligaciones y deberes, era muy superior al cansancio. Si, es verdad,
que los consejos que recibían, que los anuncios publicitarios, le
ofrecían unos productos tan irresistibles, tan encarecidamente
necesarios, que era casi imposible rehusar a su consumo, si no
querías verte incomunicado dentro del imperio de la desazón. Pero
sus respectivos corazones, solo latían para la comunicación directa
de mirarse a los ojos, frente a frente y descubrir, que el brillo de
una mirada, vale más que todos los “pixeles” que encienden la
aplastante multitud de las móviles pantallas.
Sentían la
soledad que inundaba las calles de gente hablando sola; muchas veces
en voz alta, cruzando las miradas en el vacío de cada cual
escuchando cada tema, con los oídos tapados por auriculares. Los
pasos de cebra, no daban a vasto para cruzar ensimismados, jugándose
la vida entre el estruendo de los coches. ¿Donde vamos, Amor, amando
así de tan absurda manera? Yo te miro y tu te sonrojas. Tu me miras
y yo me agito. “¿Que tengo yo contigo, mujer?” Todavía no ha
llegado mi hora. Pero sé que a mi Amor, nunca se le ocurriría
encelarse, sino es para demostrar más que te quiero. Y tu sabes que
tu Amor es de madre, que intercede siempre, que nunca se despecha;
que no habla si no es para alabarme, bendecirme, adorarme, fundirse
en mi pasión que es la tuya, convertir el agua en vino, el mejor
vino para el banquete de boda, festejando siempre, el júbilo de una
vida unidos por el sacramento. No, ¡calla Amor! Que nos toman por
locos, por sepulcros blanqueados, por escribas y fariseos; que nos
acusan de anormales, que nos tachan de débiles mequetrefes, de
añejos perdedores, abatidos en el pulso de esta absurda batalla. No
puede ser tan sencillo, tan humilde, tan simple...sobre todo cuando
el hombre ha luchado tanto por complicar su existencia, por entender
el pensamiento, por cultivar el don de la palabra escrita que quede
para siempre impresa en sus libros inmortales. Pero sabes, Amor, tu
bien lo sabes, que han muerto en la utopía de la nada, sin saber de
cierto a quien dar gracias, creyéndose ser el Dios a quien se
resistieron vivir en semejanza, como si ellos no fueran hijos del
hombre. Se que existe, yo me lo imagino, cuando he visto en sus ojos
el fuego de la ira, la soberbia inflamada, el reproche soez, cuando
te han ofendido tanto, que no has sido capaz interpretar de donde
viene tanta acidez, tanta urdimbre de duelo acumulada. Y todo es tan
sencillo, que se cura con un simple abrazo, con la fe de un niño y
el espíritu limpio de dar al frente, dos pasos: “Haced lo que El
os diga”...conjugar el Amor, Amando, Amado, los tres tiempos del
verbo, la verdad del misterio.
sábado, 2 de enero de 2016
"Los locos calvitos de la 6ª planta"
¡Con sólo llegar a la sexta planta
Se ha vuelto la noche de Reyes, más Santa!
Le sobran coronas y joyas preciadas
que allí sólo brillan las batas más blancas...
le sobran juguetes, regalos y fábulas
que allí solo vale dejar la Esperanza...
Por una sonrisa a cambio de nada
los Reyes se rinden ante sus miradas
y darían su Vida, su Reino, su magia
por ver a estos niños en la Cabalgata
Cualquier año de estos, saldrán sin pijama,
cubiertas de estrellas lucirán sus camas,
¡fúlgidas carrozas - las más aclamadas-
recorriendo el cielo de las Santas Pascuas!.
Con los Reyes Magos más llenos de gracia
¡los “Niños calvitos” de la sexta Planta!.
Pregón de la Cabalgata de los Reyes Magos
Asociación ESTRELLA DE ORIENTE.
MONTEQUINTO- 2015
miércoles, 30 de diciembre de 2015
FELIZ AÑO ENTERO
A José de Arimatea
He
vuelto al lenguaje de los ángeles y los santos; he cruzado con mis
piés tus umbrales; He escuchado atentamente la palabra que tenía
olvidada en mi memoria. Lo he hecho de la mano de mi hermano en
Cristo. No llevamos la misma sangre, porque aquel que reza
oficialmente como mi hermano, ha despreciado a este hijo pródigo,
que ahora se vuelve en alabanza, hacia aquel otro con el que se ha
reencontrado en el camino. El lenguaje que he vuelto a practicar,
habla solo de paz; sirve solo de alivio para las penas; hace el bien
que desea; se une en la comunión de los santos; te recibe con
alegría y te abraza en plenitud. Sus palabras son de consuelo y
ánimo; sus gestos exquisitos; sus formas especiales: siempre
atentos, cordiales, dispuestos, unidos en la Fe y por supuesto,
libres y orgullosos, en la aplastante revolución que supone en
nuestros días, proclamar, la siempre buena nueva, de ser Cristianos
-discípulos de Cristo-. Probablemente, este lenguaje, no encaja en
el devenir del hombre, que se enfrenta, cada día a la batalla de
sobrevivir en un mundo globalizado, que como su adverbio de modo
indica, no deja de dar vueltas, en un frenesí constante de masiva
competición. Y todo, para alcanzar las metas volantes del éxito
profesional, que cada vez se corresponden menos, con la preparación
académica y méritos propios de los contrincantes. Los títulos
académicos, las diplomaturas, los “máster” universales, se
amontonan como los “curriculum” en el valle del ninguneo. La
necesidad de un puesto de trabajo, no solo establece las diferencias
de clases, sino que se ha vuelto imperiosa y obedece más al bombo de
la suerte, que a la garantía de una especial preparación. Y no
quiero entrar en más detalles, ni por supuesto, en el terreno
farragoso de la política, donde hasta la ilustre democracia, se
convierte en esclava de lo que el mismo pueblo ha decidido en las
urnas. Vuelvo a ese lenguaje caduco y hasta cierto punto
estrafalario, que los laicos suelen denominar, mentira y falsedad de
una religión, que como todas las religiones son, el consuelo de los
tontos y fracasados del pueblo. Efectivamente, resulta ridículo el
mensaje de la verdad y la vida, cuando se vive tan de espaldas a la
Verdad. ¿Quien pondría hoy la otra mejilla?, ante la violencia y la
ofensa del prójimo...naturalmente un tonto, como Francisco, o un
juglar como el mismo santo de Asís. ¿Quien llamaría Bienaventurado
a los que sufren persecución por la justicia?...quien, mirando las
dos caras de una misma moneda, sentenciaría: “Dar a Dios lo que es
de Dios y al César lo que es del césar”...quien, sin tomar
medidas de salud pública, se juntaría con los leprosos, con los que
convalecen de oscura pandemia; con los enfermos y asolados por
infecciones mortales de necesidad...Pero la verdad es que existen
esas santas personas, que sin necesidad de otro credo más que el de
la solidaridad y la ayuda en acción, construyen verdaderas
catedrales al aire libre bajo el cielo raso de todas las Iglesias,
cuyos voluntarios hacen lo que su inmenso corazón les dicta,
inflamados por la divina misericordia. Este otro hermano en Cristo,
con el que la divina Providencia, me ha reencontrado, carga también
la cruz que todos llevamos, pero la lleva con la misma sana alegría
y beatitud, tanto por dentro como por fuera, luce su escueto
crucifijo a modo de colgante. Consuela al que llora, -que es hoy día,
aquel que se queja y pontifica su desgracia, creyendo que logrará
contagiar a todos con su intrínseco pesimismo. Nada de eso, mi
hermano, lee en los ojos con claridad, porque refleja en los suyos,
la gracia de los que no necesitan actuar como cómicos. Da testimonio
de una fe y una esperanza plena en el Señor, que no necesita otro
ejemplo ni obra, que su ejemplo de bondad y pura disposición. Es un
abrazo vivo de buena ventura, que acoge y ampara a todos los que
encuentra en el camino y nosotros despreciamos por su aspecto y color
de piel. Sin distinción de clases, tendencias o credos, a todos nos
habla en el lenguaje de los ángeles. Pero no de los que hablan como
los ángeles, profesionales del panegírico, la retórica parca o el
restañar de platillos, timbales y bombos de la orden de los
predicadores, sino en aquel otro lenguaje musical y sublime, que
amansa a las fieras, enaltece a los débiles y humilla a los
soberbios, que no es otro que el lenguaje antiguo y siempre nuevo de
la palabra de Dios, lo más subversivo y revolucionario que se puede
practicar en este mundo de grandes avances tecnológicos e
información inmediata, que vuelve, sin embargo a estrellarse -como
en otros tiempos imperiales-, con su propia decadencia. Los últimos
meses, mi hermano me ha devuelto una Paz que dormía abandonada en
los mejores rincones de la memoria. Quiero darle las gracias por su
presencia -alter ego- que retorna al camino de la verdad y la vida,
que para este humilde narrador, no ha sido otro, que el que nos marca
Cristo, el Señor de Sevilla que nace eternamente en San Lorenzo:
“¡Alegraos, alegraos...no tened miedo...ni del peso de vuestra
Cruz, ni del de las otras cruces, que el materialismo, la comodidad y
el deseo, nos han impuesto, para que vivamos tristes, atormentados o
sumidos en el pesimismo y la derrota!” Encomienda tu cuerpo, tu
alma y tu espíritu a Aquel que percibe, quien toca su túnica en
medio de la inmensa multitud: Hermanas, hermanos, la Fe te ha
salvado, solo basta tenerla del tamaño de un grano de mostaza para
hacer que se mueva una montaña. FELIZ AÑO ENTERO, VENTUROSO 2016
lunes, 28 de diciembre de 2015
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