miércoles, 10 de febrero de 2016

Ha llegado la hora

He dejado mi yo en la orilla, algunas veces -muchas veces- se me escapa, como niño inseguro que hace rabona, Es que no se lo cree aún, tiene sus dudas, no entiende el misterio, aquello de la Encarnación, la vida eterna, el cielo y el infierno, las almas benditas del purgatorio. Y sale a relucir mi yo, como el merecedor de todas las gracias; como si fuera preservado del pecado inmortal; como si fuera digno de la infinita misericordia del padre. El yo, sabe que el amor es una fiesta, un banquete de nupcias, un baile exquisito, donde no puede faltar la primera persona del singular. Pero no sabe el yo, que no da nada, que no ofrece más que el sí mismo y cuando escucha la palabra se queda plantado, abandonado por su propio egoísmo, petrificado por ese Soy que descalza y hace clavar las rodillas en la tierra, para cargarte con la cruz de ceniza, que te recuerda que eres polvo y te conmina al arrepentimiento para creer en El. La cruz de ceniza, parece que se la llevará el aire, pero cuando la tomas y lo sigues, comienza a pesarte como un plomo que horada tu hombro e inclina tu cintura. El yo de esa cruz, solo se deja abrazar por el tu que ama, por el que está dispuesto a cargar con las penas del próximo, es un peso que duele, que va cuesta arriba, que tropieza y cae -hasta tres veces- pero que se levanta, cuando agobiado por tanto sufrimiento, vislumbra a su alrededor la fuerza de la compasión, los frutos del árbol de la fe, que caen multiplicados por la oración de los santos; por las obras de misericordia; por la bendición y el oleo sacramental. El yo no cae en tierra y muere -queda infecundo- “pero si muere da frutos”...”el que se ama así mismo en este mundo se pierde y el que se aborrece así mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna”. ¿En quien confiar?...ya has visto el reino de los locos y lo que su príncipe te ofrece: Gula, oro y riquezas, poder y ejércitos mercenarios. Mi yo, sigue buscando placeres en la carne -Venus efímera- la fe de los diablos que miran su propio interés. Tu has venido a la orilla, no has buscado, ni a sabios ni a ricos, me has mirado -sonriente has dicho mi nombre- amor que quiere seguir amando, yo quiero amarte, porque tu Amor no se engría, toma mi yo a cambio de tu infinita misericordia.. “A tí Señor, levanto mi alma. Dios mío en tí confío. No quede yo defraudado”.

 

viernes, 29 de enero de 2016

Sesenta cumplidos

Querido niño; ¿a que mundo vienes? Que dá miedo pensarlo. Muy pronto verás la luz, luz de la sala de parto, encendida en luminaria de lunas de flúor blanco. Antes de abrir esos ojos de placenta legañados, descubrirás sobre el pecho de tu madre, aquellos brazos, que ya serán de por vida, las amarras de tu llanto. Escucharás la alegría, que del gozo de los labios, sale en cascada de risa, por cuantos te acompañamos...Déjame que te imagine, hoy cumple 60 años, quien sin saber que jugaba, jugó a jurar, tan temprano ante el altar del SÍ QUIERO, un compromiso sagrado. ¡Que ilusión de sacramento! -cuesta arriba y cuestionado- por la edad tan repentina del Amor apasionado. ¡Que ilusión tan ilusoria! Un hogar sin meditarlo, para que pensar en ello, si el Amor no es mal pensado. Si el amor no tiene planes, más que el plan que está en las mano de Aquel Señor que nos fía, Amor sin pedir a cambio. Y así llegó el primigenio, con nombre de Rey, Fernando, a limar las asperezas, a estrechar todos los lazos, a unir a todo el que tuvo, cualquier duda al abrazarlo, porque un niño es como un dogma de fe, con pan bajo el brazo. Y así llegaron los otros, varones que cumplen año, en la cosecha de octubre y en el noviembre dorado. La escalada siempre es brusca, cuesta arriba, cada paso, sin mirar al precipicio que van dejando los años, cuando la cima te asusta y el vértigo del fracaso, hace que pese la vida, más que coronar el alto.
Déjame que te imagine, -hoy cumple 60 años-, quien no se dio por vencido de los que nunca apostaron, por la fe del buen camino y si ambicionó -fue algo así- como hacerle frente a las deudas que contrajo, con sus fuerzas de flaqueza, parca moneda de cambio, a lo mucho que exigía la obligación en su pago. El tiempo da la razón que no entienden los diablos, porque corazón no tienen, pero el corazón es sabio y siempre encuentra razones, donde la razón no extrajo. Siempre la fuente da agua, donde el amor llega ávido -de sed- a beber el agua, fresca que brota del caño. Y así tantas veces fue a la fuente el viejo cántaro, que se rompió en el deseo de ver cumplido su encargo. Aguas benditas rompieron, el más esperado parto, la niña más deseada, el sueño soñado tanto, se hizo realidad un día, la noche de aquel verano...¿recuerdas? Lo prometistes, al 33 de tus marzos, la misma edad que tenía, el Gran Poder del Calvario.
No hay Dios, que pueda con El, la Verdad que declinamos, mirando hacia el otro príncipe, que tanto nos pide a cambio. ¡Pídeme que soy muy rico!, adórame y ten prestado, este cuerpo que es de culto, ríndele culto sagrado; Toma y mírate al espejo, no importa lo reflejado: si tu no te ves, hermosa, te pongo el mundo en tus manos; la ciudad de los potingues; el reino de los calzados, los tacones imposibles, los pechos más deseados, las caderas más sinuosas y el culo más torneado. Y créetelo para siempre, nadie más que tu, ¡cuidado!
Que si no crees en ti mismo, ¿con quien irás confiado?. Reconoce que en el mundo, no hay quien de más, ¡por Dios Santo!...ten ambición, lucha, pisa, compite, gana, y pasando, lo de más es lo de menos; el éxito asegurado, después, si acaso, el dinero lo compra todo...¡Diablos!

Déjame que te imagine, hoy cumplo 60 años, no tengo edad para hablarte como lo tienes de claro, este presente que rinde culto al Ego idolatrado. Ni tampoco soy tan viejo para no ser escuchado; aunque mi ejemplo no cunda, ni mi consejo avalado. Sólo me mueve la Fe, que es un don tan agraciado, que si siembras su semilla, da un fruto multiplicado; no es que acerque la Montaña, es que solo con un grano, semejante a la mostaza, hace auténticos milagros. La ofrecí a los dos primeros, nietos, que sabes que amo; y la presté en mis oídos, abiertos para escucharlos y se la miro en sus ojos brillantes, siempre brillando y en su olfato de sabuesos en guardia curioseando, y le sale por sus bocas, dando gracias con vocablos, que no son dignos de un niño, sino del Padre más sabio. Con la Esperanza que es Virgen, madre de los sevillanos, vengo a recibir al niño, que me traes como regalo...déjame que te imagine...¡no puedo ni imaginarlo!...mi niña, tan deseada, dando luz, si hasta hace un rato, la recogía del colegio..¿recuerdas?, si era ayer, cuando -tu primera comunión- y ahora me encuentro esperando; esperando nuevamente, la luz que está despuntando. Será esta noche, mañana, tal vez mañana o pasado, quien lleva sangre de Reyes, tiene el séquito formado, para rendir sus honores, bendecirlo y adorarlo...¡que viene Dios con nosotros! - ¡que nombre más inspirado! - Enmanuel, Manuel querido- ¡cuando tu quieras, aquí estamos!

miércoles, 20 de enero de 2016

"Madrugá" en la U.C.I.



La imagen de la “Madrugá” es el Silencio, la Santa Cruz en Jerusalem alzada para proteger los santos misterios de nuestra religión con el ejemplo de las cofradías maestras de nuestra Semana Santa. Y no el escándalo al que ha llevado una situación que requería compromiso, compostura, sacrificio y humildad. La imagen de la “Madrugá” es la zancada portentosa del Gran Poder; imponente, aplastante, rigurosa e inapelable. Y no la tibieza de espíritu; el choque frontal, la,oposición y la soberbia de presumirse perjudicado. La imagen de la “Madrugá” es sin duda, la Esperanza, el intercambio de ideas y propuestas que faciliten el entendimiento y hagan posible, levantar al Cristo tres veces caído, por los propios intereses, sirviéndonos de Cirineo para alcanzar la cima de un consenso que exige la entrega máxima y la tolerancia cero.
No hace falta acudir al recurso fácil del ser hombres de iglesia, cualidad de la que se debía presumir y sobre todo dar testimonio, como cristianos. Pero aparentemente, los hermanos mayores de la “Madrugá” -independientemente las razones que han esgrimido, pensando en los intereses y el bien de sus respectivas corporaciones- han emborronado la feliz convivencia y armonía fraternal que requiere la jornada más universal de nuestra Semana Santa. No habrá sido por falta de diálogo; por falta de reuniones; por presentación de planes alternativos, por magistral trabajo, en el buen oficio de Diputados Mayores de Gobierno, que sin duda se habrán exprimido los sesos, por ajustar horarios e itinerarios...pero ya puedan hablar el lenguaje de los ángeles, si no hay caridad y amor; si no se trabaja para sí, pero en beneficio de los demás, todo queda en la casa sin barrer. La imagen que se ha ofrecido de la “Madrugá” ha quedado dañada, perjudicada en su esencia, en su doctrina a merced del escándalo y presa del escarnio mediático, que sirve de carnaza a los carroñeros que aguardan frotándose los picos, para arremeter contra un ambiente social y político bastante contaminado. Si los cofrades y cristianos, no estamos por la labor a que nos exhorta el papa Francisco, sobre todo en este año jubilar de la Misericordia: “por Tu Dolorosa Pasión; misericordia Señor...” Si los Hermanos Mayores, con sus juntas de Gobierno apiñadas, no se ofrecen -incondicionalmente- a proclamar las grandezas del Señor, sea cual fuere el tenor de su sacrificio; aunque sean las que siempre continúan siendo las más sacrificadas -sin nombrar las que todos sabemos- con la humildad, con la infinita humildad de crear en las demás corporaciones dependencia, siempre de las más perjudicadas, para así, testimoniar la grandeza que se puede alcanzar con la humildad: “que más puedo hacer por vosotros”. Da igual que tuviera que alargar mi itinerario, si el rodeo beneficia a mis hermanos, ¡bendito sea!. Da igual que permutara mi sitio -siete veces- hasta setenta veces siete, si con la permuta beneficio a mis hermanos, ¡bendito sea el Señor! Da igual si mi recorrido y horario, resulta vertiginoso...por un año -ad experimentum- merece la pena probar el ejercicio de caridad, por el bien de todos. Y si resulta imposible, la intención, la buena intención y el sacrificio es lo que basta. Pero si se logran los beneficios perseguidos y se consigue la gracia del acierto, por el sacrificio desinteresado de cualquier hermandad que se preste, habremos dado el testimonio que todo el mundo espera de las Cofradías sevillanas., que no es otro que la Misericordia en este año jubilar, que está pidiendo a gritos, desagraviar la imagen que estamos dando de la “Madrugá” única y en comunión: la noche más hermosa.



domingo, 17 de enero de 2016

La Verdad, es el Misterio

Por que se que existe, yo me lo imagino: El Amor; el amando; el amado. Los tres tiempos del verbo que busca la verdad: el Misterio. El Amor, que interviene en nombre del amando y exclama con toda seguridad: “haced lo que El os diga”. El amado que ordena llenar de agua las tinajas y el agua que se convierte en vino bueno, frugal, oloroso de la mejor cosecha. Diferentes pareceres y un mismo espíritu; diferentes culturas, distintos puntos de vista, hacia una misma dirección. Se conocieron, escuchando la Palabra; la buena nueva que une, que abraza, que ilumina, que sostiene, que alienta, que anima. Tuvieron sus dudas, le asaltaron los miedos, le sorprendieron las vacilaciones, pero nada ni nadie podía arruinar la fortaleza construida por la Fe. Si, es verdad que había que seguir viviendo en un mundo hostil, competitivo, vertiginoso ahí afuera; pero la Esperanza de encontrarse al caer de la tarde, cansados de sus obligaciones y deberes, era muy superior al cansancio. Si, es verdad, que los consejos que recibían, que los anuncios publicitarios, le ofrecían unos productos tan irresistibles, tan encarecidamente necesarios, que era casi imposible rehusar a su consumo, si no querías verte incomunicado dentro del imperio de la desazón. Pero sus respectivos corazones, solo latían para la comunicación directa de mirarse a los ojos, frente a frente y descubrir, que el brillo de una mirada, vale más que todos los “pixeles” que encienden la aplastante multitud de las móviles pantallas.
Sentían la soledad que inundaba las calles de gente hablando sola; muchas veces en voz alta, cruzando las miradas en el vacío de cada cual escuchando cada tema, con los oídos tapados por auriculares. Los pasos de cebra, no daban a vasto para cruzar ensimismados, jugándose la vida entre el estruendo de los coches. ¿Donde vamos, Amor, amando así de tan absurda manera? Yo te miro y tu te sonrojas. Tu me miras y yo me agito. “¿Que tengo yo contigo, mujer?” Todavía no ha llegado mi hora. Pero sé que a mi Amor, nunca se le ocurriría encelarse, sino es para demostrar más que te quiero. Y tu sabes que tu Amor es de madre, que intercede siempre, que nunca se despecha; que no habla si no es para alabarme, bendecirme, adorarme, fundirse en mi pasión que es la tuya, convertir el agua en vino, el mejor vino para el banquete de boda, festejando siempre, el júbilo de una vida unidos por el sacramento. No, ¡calla Amor! Que nos toman por locos, por sepulcros blanqueados, por escribas y fariseos; que nos acusan de anormales, que nos tachan de débiles mequetrefes, de añejos perdedores, abatidos en el pulso de esta absurda batalla. No puede ser tan sencillo, tan humilde, tan simple...sobre todo cuando el hombre ha luchado tanto por complicar su existencia, por entender el pensamiento, por cultivar el don de la palabra escrita que quede para siempre impresa en sus libros inmortales. Pero sabes, Amor, tu bien lo sabes, que han muerto en la utopía de la nada, sin saber de cierto a quien dar gracias, creyéndose ser el Dios a quien se resistieron vivir en semejanza, como si ellos no fueran hijos del hombre. Se que existe, yo me lo imagino, cuando he visto en sus ojos el fuego de la ira, la soberbia inflamada, el reproche soez, cuando te han ofendido tanto, que no has sido capaz interpretar de donde viene tanta acidez, tanta urdimbre de duelo acumulada. Y todo es tan sencillo, que se cura con un simple abrazo, con la fe de un niño y el espíritu limpio de dar al frente, dos pasos: “Haced lo que El os diga”...conjugar el Amor, Amando, Amado, los tres tiempos del verbo, la verdad del misterio. 

sábado, 2 de enero de 2016

"Los locos calvitos de la 6ª planta"



¡Con sólo llegar a la sexta planta
Se ha vuelto la noche de Reyes, más Santa!
Le sobran coronas y joyas preciadas
que allí sólo brillan las batas más blancas...
le sobran juguetes, regalos y fábulas
que allí solo vale dejar la Esperanza...
Por una sonrisa a cambio de nada
los Reyes se rinden ante sus miradas
y darían su Vida, su Reino, su magia
por ver a estos niños en la Cabalgata

Cualquier año de estos, saldrán sin pijama,
cubiertas de estrellas lucirán sus camas,
¡fúlgidas carrozas - las más aclamadas-
recorriendo el cielo de las Santas Pascuas!.
Con los Reyes Magos más llenos de gracia
¡los “Niños calvitos” de la sexta Planta!.




Pregón de la Cabalgata de los Reyes Magos
Asociación ESTRELLA DE ORIENTE.
MONTEQUINTO- 2015

miércoles, 30 de diciembre de 2015

FELIZ AÑO ENTERO

A José de Arimatea

He vuelto al lenguaje de los ángeles y los santos; he cruzado con mis piés tus umbrales; He escuchado atentamente la palabra que tenía olvidada en mi memoria. Lo he hecho de la mano de mi hermano en Cristo. No llevamos la misma sangre, porque aquel que reza oficialmente como mi hermano, ha despreciado a este hijo pródigo, que ahora se vuelve en alabanza, hacia aquel otro con el que se ha reencontrado en el camino. El lenguaje que he vuelto a practicar, habla solo de paz; sirve solo de alivio para las penas; hace el bien que desea; se une en la comunión de los santos; te recibe con alegría y te abraza en plenitud. Sus palabras son de consuelo y ánimo; sus gestos exquisitos; sus formas especiales: siempre atentos, cordiales, dispuestos, unidos en la Fe y por supuesto, libres y orgullosos, en la aplastante revolución que supone en nuestros días, proclamar, la siempre buena nueva, de ser Cristianos -discípulos de Cristo-. Probablemente, este lenguaje, no encaja en el devenir del hombre, que se enfrenta, cada día a la batalla de sobrevivir en un mundo globalizado, que como su adverbio de modo indica, no deja de dar vueltas, en un frenesí constante de masiva competición. Y todo, para alcanzar las metas volantes del éxito profesional, que cada vez se corresponden menos, con la preparación académica y méritos propios de los contrincantes. Los títulos académicos, las diplomaturas, los “máster” universales, se amontonan como los “curriculum” en el valle del ninguneo. La necesidad de un puesto de trabajo, no solo establece las diferencias de clases, sino que se ha vuelto imperiosa y obedece más al bombo de la suerte, que a la garantía de una especial preparación. Y no quiero entrar en más detalles, ni por supuesto, en el terreno farragoso de la política, donde hasta la ilustre democracia, se convierte en esclava de lo que el mismo pueblo ha decidido en las urnas. Vuelvo a ese lenguaje caduco y hasta cierto punto estrafalario, que los laicos suelen denominar, mentira y falsedad de una religión, que como todas las religiones son, el consuelo de los tontos y fracasados del pueblo. Efectivamente, resulta ridículo el mensaje de la verdad y la vida, cuando se vive tan de espaldas a la Verdad. ¿Quien pondría hoy la otra mejilla?, ante la violencia y la ofensa del prójimo...naturalmente un tonto, como Francisco, o un juglar como el mismo santo de Asís. ¿Quien llamaría Bienaventurado a los que sufren persecución por la justicia?...quien, mirando las dos caras de una misma moneda, sentenciaría: “Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del césar”...quien, sin tomar medidas de salud pública, se juntaría con los leprosos, con los que convalecen de oscura pandemia; con los enfermos y asolados por infecciones mortales de necesidad...Pero la verdad es que existen esas santas personas, que sin necesidad de otro credo más que el de la solidaridad y la ayuda en acción, construyen verdaderas catedrales al aire libre bajo el cielo raso de todas las Iglesias, cuyos voluntarios hacen lo que su inmenso corazón les dicta, inflamados por la divina misericordia. Este otro hermano en Cristo, con el que la divina Providencia, me ha reencontrado, carga también la cruz que todos llevamos, pero la lleva con la misma sana alegría y beatitud, tanto por dentro como por fuera, luce su escueto crucifijo a modo de colgante. Consuela al que llora, -que es hoy día, aquel que se queja y pontifica su desgracia, creyendo que logrará contagiar a todos con su intrínseco pesimismo. Nada de eso, mi hermano, lee en los ojos con claridad, porque refleja en los suyos, la gracia de los que no necesitan actuar como cómicos. Da testimonio de una fe y una esperanza plena en el Señor, que no necesita otro ejemplo ni obra, que su ejemplo de bondad y pura disposición. Es un abrazo vivo de buena ventura, que acoge y ampara a todos los que encuentra en el camino y nosotros despreciamos por su aspecto y color de piel. Sin distinción de clases, tendencias o credos, a todos nos habla en el lenguaje de los ángeles. Pero no de los que hablan como los ángeles, profesionales del panegírico, la retórica parca o el restañar de platillos, timbales y bombos de la orden de los predicadores, sino en aquel otro lenguaje musical y sublime, que amansa a las fieras, enaltece a los débiles y humilla a los soberbios, que no es otro que el lenguaje antiguo y siempre nuevo de la palabra de Dios, lo más subversivo y revolucionario que se puede practicar en este mundo de grandes avances tecnológicos e información inmediata, que vuelve, sin embargo a estrellarse -como en otros tiempos imperiales-, con su propia decadencia. Los últimos meses, mi hermano me ha devuelto una Paz que dormía abandonada en los mejores rincones de la memoria. Quiero darle las gracias por su presencia -alter ego- que retorna al camino de la verdad y la vida, que para este humilde narrador, no ha sido otro, que el que nos marca Cristo, el Señor de Sevilla que nace eternamente en San Lorenzo: “¡Alegraos, alegraos...no tened miedo...ni del peso de vuestra Cruz, ni del de las otras cruces, que el materialismo, la comodidad y el deseo, nos han impuesto, para que vivamos tristes, atormentados o sumidos en el pesimismo y la derrota!” Encomienda tu cuerpo, tu alma y tu espíritu a Aquel que percibe, quien toca su túnica en medio de la inmensa multitud: Hermanas, hermanos, la Fe te ha salvado, solo basta tenerla del tamaño de un grano de mostaza para hacer que se mueva una montaña. FELIZ AÑO ENTERO, VENTUROSO 2016


lunes, 28 de diciembre de 2015

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 Serie: #Pararse,ahi Cap 04