viernes, 4 de marzo de 2016

Cuando nadie espera la Esperanza

MIERCOLES DE CENIZA
a FERNANDO CARRASCO

Amanece el día con nieblas de Viernes Santo, brumas que ocultan el sol de la Vida y redoblan en el cielo con sordos palillos sobre el pellejo destemplado de la muerte. El hombre que esculpió a Dios murió joven, en la flor de cuaresma, inopinadamente; dejando el aire que dobla las aristas de San Bernardo, consternado e incrédulo. La Salud del hombre, quedó crucificada en el árbol eterno de este Viernes primero de Marzo, busca Refugio en los ojos vidriados de la Madre dela Misericordia. Roto y frío el soplo de tristeza como filo de espada, se clava en el alma; la seda y el percal de la palabra, se queda plantada en el tiempo, varada en la verónica de Curro, dibujada con gubias astifinas en el anillo maestrante. Las cosas hieren más cuando menos se esperan. Que terrible el tiempo cuando nos coge desprevenidos, no hay pecho destrozado ni corazón que valga para llenar el vacío del brujo de Triana. Solo el Betis, le dedicó un pellizco de gloria. Maestro y alumno se miraron vencidos por el dolor inesperado que cubría las sombras del Patio de la Santa Caridad, como un velo de luto barroco. Nada parece verdad, cuando la verdad se asienta en su salón del trono. La Fe, cae a desplomo, el cuerpo no reacciona, no hay consuelo de santos, ni resignación de mártires, ni explicación de sabios ni oradores sagrados. La muerte vence a la muerte in “ictus oculis”, “memento” de un polvo y ceniza, que no se sostiene en discernir de la razón. La gloria se lleva a los mejores y no hay más verdad, que esa zancada imponente que calla las bocas y reduce a los soberbios. Silencio, profundo e insondable silencio que provoca a la misma Esperanza erguida en septenario. El Señor es cautivo, con las manos atadas y la soga al cuello; rogad a Dios en Caridad, aunque nos lo impida el llanto. Volveremos a ver a Fernando, la muerte es poco, mucho menos que el ser humano, que el carisma intrínseco de las buenas personas, mucho menos de los que cincelaron la escritura de las bellas artes y comentaron el hito de la ciudad de los enamorados, con la mejor oratoria. En el Vía+Crucis de la Pía Unión, aquel que sale de las mismas entrañas del pretorio de Jerusalem, saldrá la comitiva; Fernando Carrasco irá presente, blandiendo el cirio de la Luz perpetua, como cofrade eximio de la más honorable cofradía de Sevilla, Concédele Señor el descanso Eterno. 

viernes, 26 de febrero de 2016

TODO POR LA MADRE

Cuidado con los Fariseos; con los aviesos escribas, pendientes de lanzar la primera piedra. Los ignorantes, los descelebrados “sabelotodos”; los que asaltan y difaman, profanan y atentan contra la inteligencia. Mucho cuidado con aquellos avizores que están pendientes de las cosas de Dios, más que del cumplimiento de su palabra, la práctica del perdón y el ejercicio de la Misericordia. -Protégenos, Señor- de aquellos que saben las citas del Evangelio, para utilizarlas según sus intereses partidista; Ateos expertos en teología; diablos de la Fe -filium- sin obras. Si los unos se muestran como ultras y radicales de un marxismo, que murió por su mala praxis en los brazos de una Europa capitalista y atea, los otros -resentidos-, aún sueñan con el brazo derecho extendido, mirar de cara al sol con la camisa nueva de los viejos salvadores de dios y la patria. Cuidado también, cofrades y capillitas, no vaya ser, que al rasgarnos las vestiduras, nos pase como a los ancianos de Israel, que pensaron en sacar el Arca de la Alianza (las cosas de Dios) para vencer a los Filisteos y terminaron, vencidos y sin el Arca. Las Bienaventuranzas fueron proclamadas en el mejor Pregón pronunciado en la historia; Sevilla, experta en pregones y memorables pregoneros, tiene en D. Antonio Rodriguez-Buzón, el listón más alto, posiblemente no superado. Pero las Bienaventuranzas que proclamó el Cristo, junto con aquella oración que el mismo nos enseñó: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre”...además de ser insuperable, está escrito para siempre, por los cuatro evangelistas. Se lo puedan creer o nó, los que no practiquen, esto que viene a ser últimamente lo más revolucionario: Seguir a Cristo...sí “Ecce Homo” que presentado en Sevilla el Martes Santo, arrastra una ingente multitud, encierra un “cuerpo místico” que igualmente resulta increible de comprender en los tiempos que corren, donde -francamente- el laicismo, no necesita absolutamente para nada a Dios, aunque para bien o para mal, en el último de sus alientos, lo tenga siempre en la boca. Bien, para este extraño cuerpo místico, que no es otro que la Iglesia católica, existen unas obras de Misericordia .grandes desconocidas, como su catecismo, aunque ahora nos suenen un poco más con el jubileo de las campanas, en el Año de la Misericordia. Para los más revolucionarios -los cristianos cuasi subversivos de hoy en día- una de estas obras de Misericordia (llamadas espirituales), en el más difícil todavía, nos exhorta al Perdón más crudo: El Perdón exclamado por el Cristo de las Misericordias a punto de expirar en Santa Cruz. El nos da la libertad de Perdonar las ofensas, ¿incluso las ofensas a una Madre?...¡vamos, venga!...que hay que ser prudentes como palomas, pero astutos como serpientes...¿no lo dijo El, también?...¿no está escrito el ojo por ojo...¡hasta donde, vamos a tener que tragar los cristianos?...¡Pues hasta que nos duela!...¡incluso hasta desangrarnos como El en la cruz!...Porque es verdad que está escrito lo del ojo por ojo, pero El llegó más lejos, porque estaba conferido por la Autoridad del Padre: “Perdonad a los que os ofendan...poned, incluso la otra mejilla...porque si perdonais a vuestros amigos, ¿que mérito teneis?...Perdonad a vuestros enemigos, pedid por ellos...” Resulta absurdo, ¿verdad?, incoherente, irrisorio...Pues bien, ahí está el Reino, el Reino no de este mundo, sino de la Verdad y la vida, la misma vida ejemplar de una Madre Santa de todos los sevillanos, y cuando se escribe de todos los sevillanos, se subrraya de todas las ideologías y colores políticos y sociales. Una Madre Santa, cuya descomunal obra, maravilló y emocionó a los más radicales, ateos y anticlericales. Tu y yo, sevillanos de historia y tradición, sabemos en el alma, lo que Madre Angelita, diría de todo esto que estamos viviendo, de esta sinrazón, de este atentado contra la inteligencia y la raíz más profunda de un pueblo...Madre Angelita, no diría nada, no abriría su sonriente boca , ante parecidas falacias, no perdería un ápice de su entregado tiempo, consagrado a los más pobres y menesterosos, simplemente -ruborizada y ligera-, correría, menuda y ardiente a dar gracias a Dios y pedir por aquellos, que no saben, que no conocen, que no han tenido la dicha de cargar con la Cruz e ignoran que cuando desprecian la cruz de sus hermanos, Ella, la madre Santa de toda Sevilla, AGRADECIDA, corre a recoger el peso de tantas ofensas, para la salvación de nuestras almas. ¿Encontrais la diferencia?

miércoles, 24 de febrero de 2016

No daban fe


Y continuaron haciéndose preguntas. Conocían muchas respuestas, pero no acertaban la verdad. ¿Porqué, el nazareno, vestía túnica elegante de raso, de costoso merino, de rico terciopelo...porque capirote cubierto por el antifaz?. Un repeluco causaba la sombra espigada del nazareno de ruán y esparto, negra silueta que se prolongaba por el callejón, rajando la cal como afilada tizona. Aun más miedo da el blanco nazareno con el cirio al cuadril. Antorcha ritual en la noche de la cruz en llamas. La Cruz, siempre la cruz, guía del camino de una penitencia que cubre los rostros del pecado. Penitentes en medio de la gran expectación, reos sin condena; descalzados voluntarios de cruz y rosario en la arena del circo de las admiraciones. ¡Pregunta, pregúntame, profano en la materia!...que tengo la respuesta en mis sentidos, todo tiene un sentido: el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir. Nadie tuvo mejor maestro, todos le seguían, decían de El que tenía palabras de vida, quedaban admirados, pero no se lo creían, no daban fe a lo que tenían delante. El era Yo soy; era el Camino, la Verdad y la Vida. Precedido del honor de las bocinas flamantes, con paños suntuosos. Inciensado entre las nubes más fragantes, se presenta ante el Pueblo arrobado, absorto, conmovido, que se santigua a su paso, pero continua sin dar crédito. La música sinfónica pone fondo a una oración de asombro, distraida por las andas refulgentes que lo llevan sobre los piés. -no se puede andar mejor- por eso el corazón se para y los oídos no escuchan otra palabra que no sea la emoción. Desde que se deshoja el azahar, ya anda el pueblo redimido; no ha lugar para aclamar su entrada en Jerusalén, ya va Despojado de sus vestiduras; dejado de la cruz que abrazaba en el Porvenir; orando en los confines de un Altozano. No hay Pena más grande que sus Penas, sin embargo ya estamos dando Gracias y Esperanza y su Muerte hacemos Buena, por el Amor del Padre, silencio que desprecia la Amargura y al mismo tiempo la torna en apología de música en alta noche. No habrá otro templo lleno, la ciudad se ha hecho catedral de aire libre, con abside de estrellas, sobre el altar de un paso, se inmola el Cuerpo y la Sangre de Cristo: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; Sagrada Cena, abarrotada de público; Señor yo no soy digno de que entres en mi casa, por eso te quedas en las calles, repartiendo la Eucaristía de tu imagen, imagen de Dios invisible que queda esperando en el vacío del Templo. La pregunta nos sigue respondiendo afirmativamente, pero puede que no sea la verdad. El tiempo, no se mata por saber, permanece en perpetua cuarentena, anunciando Tu muerte, proclamando tu Resurrección, la penitencia llega a su máximo esplendor, en medio de la gran expectación del público que abarrota las calles. Pero el templo está vacío, esperando que vuelvan los fieles, lástima que no sean todos los que parecían convertidos llenando las calles.  

lunes, 22 de febrero de 2016

Alguien dejó en la tierra



Las vísperas: esa dulce espera que termina cuando ya ha pasado todo. Se vive soñando vivir y cuando despiertas, crees que has soñado lo vivido, o vivido lo soñado. Todo es poco, para lo grande que es el misterio; ver para creer y no dar crédito a lo que estás viendo. La cruz nos gruía, sobredimensionada; oriente y occidente, norte y sur, repartida por todo el universo; alzada, parroquial, exaltada, sobre el gólgota, pero nunca arriada en un suelo sin claveles. Bajo el cielo de la Misericordia, en la penumbra claustral, donde se condensa el aroma del incienso, la cera virgen, blanca radiante, crema bruñida, satén tiniebla; caridad azul del baratillo; verde humildad brillante, negra azabache, morada estrella, ingresa en la prisión del farol transparente; nacida ayer, inmaculada, esclava del gallardo candelero, dichosa novia del airoso guardabrisa. Duerme el pabilo hecho un nudo en la ladera; sueña la luz ser mecha ambulante que oscile al compás; llama de vida. Alguien dejo en la tierra, aquello que no precisará en el cielo, seguro de alumbrar la gloria bordada por las manos que firman el arte con hilos de seda y oro. Alguien fundió las primeras hileras, en medio del vergel, donde guirnaldas, campanillas y racimos, perfuman la mano del que llama y puso nombre de hermanos que entregaron su vida para emprender el vuelo de la “levantá” eterna. Cuando todo se encienda, en el día tan amado, la luz tendrá llamas con nombre y apellidos, ofrendas que aún descansan en la Paz de niños refugiados; latidos desesperados que sueñan encender la escala que los alumbre, admonición de un mundo apagado, que espera prender la llama de justicia. Nuestro auxilio es el nombre de María, gimiendo y llorando en un Dolor sin más consuelo que su divina hermosura. Este sin vivir por tan alta espera, muere a las plantas de la Bienaventurada Madre; Candelaria intacta, selva virgen perfecta en diseño y geometría, esperando la hora del filial alumbrado, para consumirse en lágrimas de amores vivos, efímeros, susceptibles del clavel que los sofoque, cuando, sin creer que ya ha pasado, arda todo, para alumbrar mañana.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Ha llegado la hora

He dejado mi yo en la orilla, algunas veces -muchas veces- se me escapa, como niño inseguro que hace rabona, Es que no se lo cree aún, tiene sus dudas, no entiende el misterio, aquello de la Encarnación, la vida eterna, el cielo y el infierno, las almas benditas del purgatorio. Y sale a relucir mi yo, como el merecedor de todas las gracias; como si fuera preservado del pecado inmortal; como si fuera digno de la infinita misericordia del padre. El yo, sabe que el amor es una fiesta, un banquete de nupcias, un baile exquisito, donde no puede faltar la primera persona del singular. Pero no sabe el yo, que no da nada, que no ofrece más que el sí mismo y cuando escucha la palabra se queda plantado, abandonado por su propio egoísmo, petrificado por ese Soy que descalza y hace clavar las rodillas en la tierra, para cargarte con la cruz de ceniza, que te recuerda que eres polvo y te conmina al arrepentimiento para creer en El. La cruz de ceniza, parece que se la llevará el aire, pero cuando la tomas y lo sigues, comienza a pesarte como un plomo que horada tu hombro e inclina tu cintura. El yo de esa cruz, solo se deja abrazar por el tu que ama, por el que está dispuesto a cargar con las penas del próximo, es un peso que duele, que va cuesta arriba, que tropieza y cae -hasta tres veces- pero que se levanta, cuando agobiado por tanto sufrimiento, vislumbra a su alrededor la fuerza de la compasión, los frutos del árbol de la fe, que caen multiplicados por la oración de los santos; por las obras de misericordia; por la bendición y el oleo sacramental. El yo no cae en tierra y muere -queda infecundo- “pero si muere da frutos”...”el que se ama así mismo en este mundo se pierde y el que se aborrece así mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna”. ¿En quien confiar?...ya has visto el reino de los locos y lo que su príncipe te ofrece: Gula, oro y riquezas, poder y ejércitos mercenarios. Mi yo, sigue buscando placeres en la carne -Venus efímera- la fe de los diablos que miran su propio interés. Tu has venido a la orilla, no has buscado, ni a sabios ni a ricos, me has mirado -sonriente has dicho mi nombre- amor que quiere seguir amando, yo quiero amarte, porque tu Amor no se engría, toma mi yo a cambio de tu infinita misericordia.. “A tí Señor, levanto mi alma. Dios mío en tí confío. No quede yo defraudado”.

 

viernes, 29 de enero de 2016

Sesenta cumplidos

Querido niño; ¿a que mundo vienes? Que dá miedo pensarlo. Muy pronto verás la luz, luz de la sala de parto, encendida en luminaria de lunas de flúor blanco. Antes de abrir esos ojos de placenta legañados, descubrirás sobre el pecho de tu madre, aquellos brazos, que ya serán de por vida, las amarras de tu llanto. Escucharás la alegría, que del gozo de los labios, sale en cascada de risa, por cuantos te acompañamos...Déjame que te imagine, hoy cumple 60 años, quien sin saber que jugaba, jugó a jurar, tan temprano ante el altar del SÍ QUIERO, un compromiso sagrado. ¡Que ilusión de sacramento! -cuesta arriba y cuestionado- por la edad tan repentina del Amor apasionado. ¡Que ilusión tan ilusoria! Un hogar sin meditarlo, para que pensar en ello, si el Amor no es mal pensado. Si el amor no tiene planes, más que el plan que está en las mano de Aquel Señor que nos fía, Amor sin pedir a cambio. Y así llegó el primigenio, con nombre de Rey, Fernando, a limar las asperezas, a estrechar todos los lazos, a unir a todo el que tuvo, cualquier duda al abrazarlo, porque un niño es como un dogma de fe, con pan bajo el brazo. Y así llegaron los otros, varones que cumplen año, en la cosecha de octubre y en el noviembre dorado. La escalada siempre es brusca, cuesta arriba, cada paso, sin mirar al precipicio que van dejando los años, cuando la cima te asusta y el vértigo del fracaso, hace que pese la vida, más que coronar el alto.
Déjame que te imagine, -hoy cumple 60 años-, quien no se dio por vencido de los que nunca apostaron, por la fe del buen camino y si ambicionó -fue algo así- como hacerle frente a las deudas que contrajo, con sus fuerzas de flaqueza, parca moneda de cambio, a lo mucho que exigía la obligación en su pago. El tiempo da la razón que no entienden los diablos, porque corazón no tienen, pero el corazón es sabio y siempre encuentra razones, donde la razón no extrajo. Siempre la fuente da agua, donde el amor llega ávido -de sed- a beber el agua, fresca que brota del caño. Y así tantas veces fue a la fuente el viejo cántaro, que se rompió en el deseo de ver cumplido su encargo. Aguas benditas rompieron, el más esperado parto, la niña más deseada, el sueño soñado tanto, se hizo realidad un día, la noche de aquel verano...¿recuerdas? Lo prometistes, al 33 de tus marzos, la misma edad que tenía, el Gran Poder del Calvario.
No hay Dios, que pueda con El, la Verdad que declinamos, mirando hacia el otro príncipe, que tanto nos pide a cambio. ¡Pídeme que soy muy rico!, adórame y ten prestado, este cuerpo que es de culto, ríndele culto sagrado; Toma y mírate al espejo, no importa lo reflejado: si tu no te ves, hermosa, te pongo el mundo en tus manos; la ciudad de los potingues; el reino de los calzados, los tacones imposibles, los pechos más deseados, las caderas más sinuosas y el culo más torneado. Y créetelo para siempre, nadie más que tu, ¡cuidado!
Que si no crees en ti mismo, ¿con quien irás confiado?. Reconoce que en el mundo, no hay quien de más, ¡por Dios Santo!...ten ambición, lucha, pisa, compite, gana, y pasando, lo de más es lo de menos; el éxito asegurado, después, si acaso, el dinero lo compra todo...¡Diablos!

Déjame que te imagine, hoy cumplo 60 años, no tengo edad para hablarte como lo tienes de claro, este presente que rinde culto al Ego idolatrado. Ni tampoco soy tan viejo para no ser escuchado; aunque mi ejemplo no cunda, ni mi consejo avalado. Sólo me mueve la Fe, que es un don tan agraciado, que si siembras su semilla, da un fruto multiplicado; no es que acerque la Montaña, es que solo con un grano, semejante a la mostaza, hace auténticos milagros. La ofrecí a los dos primeros, nietos, que sabes que amo; y la presté en mis oídos, abiertos para escucharlos y se la miro en sus ojos brillantes, siempre brillando y en su olfato de sabuesos en guardia curioseando, y le sale por sus bocas, dando gracias con vocablos, que no son dignos de un niño, sino del Padre más sabio. Con la Esperanza que es Virgen, madre de los sevillanos, vengo a recibir al niño, que me traes como regalo...déjame que te imagine...¡no puedo ni imaginarlo!...mi niña, tan deseada, dando luz, si hasta hace un rato, la recogía del colegio..¿recuerdas?, si era ayer, cuando -tu primera comunión- y ahora me encuentro esperando; esperando nuevamente, la luz que está despuntando. Será esta noche, mañana, tal vez mañana o pasado, quien lleva sangre de Reyes, tiene el séquito formado, para rendir sus honores, bendecirlo y adorarlo...¡que viene Dios con nosotros! - ¡que nombre más inspirado! - Enmanuel, Manuel querido- ¡cuando tu quieras, aquí estamos!

miércoles, 20 de enero de 2016

"Madrugá" en la U.C.I.



La imagen de la “Madrugá” es el Silencio, la Santa Cruz en Jerusalem alzada para proteger los santos misterios de nuestra religión con el ejemplo de las cofradías maestras de nuestra Semana Santa. Y no el escándalo al que ha llevado una situación que requería compromiso, compostura, sacrificio y humildad. La imagen de la “Madrugá” es la zancada portentosa del Gran Poder; imponente, aplastante, rigurosa e inapelable. Y no la tibieza de espíritu; el choque frontal, la,oposición y la soberbia de presumirse perjudicado. La imagen de la “Madrugá” es sin duda, la Esperanza, el intercambio de ideas y propuestas que faciliten el entendimiento y hagan posible, levantar al Cristo tres veces caído, por los propios intereses, sirviéndonos de Cirineo para alcanzar la cima de un consenso que exige la entrega máxima y la tolerancia cero.
No hace falta acudir al recurso fácil del ser hombres de iglesia, cualidad de la que se debía presumir y sobre todo dar testimonio, como cristianos. Pero aparentemente, los hermanos mayores de la “Madrugá” -independientemente las razones que han esgrimido, pensando en los intereses y el bien de sus respectivas corporaciones- han emborronado la feliz convivencia y armonía fraternal que requiere la jornada más universal de nuestra Semana Santa. No habrá sido por falta de diálogo; por falta de reuniones; por presentación de planes alternativos, por magistral trabajo, en el buen oficio de Diputados Mayores de Gobierno, que sin duda se habrán exprimido los sesos, por ajustar horarios e itinerarios...pero ya puedan hablar el lenguaje de los ángeles, si no hay caridad y amor; si no se trabaja para sí, pero en beneficio de los demás, todo queda en la casa sin barrer. La imagen que se ha ofrecido de la “Madrugá” ha quedado dañada, perjudicada en su esencia, en su doctrina a merced del escándalo y presa del escarnio mediático, que sirve de carnaza a los carroñeros que aguardan frotándose los picos, para arremeter contra un ambiente social y político bastante contaminado. Si los cofrades y cristianos, no estamos por la labor a que nos exhorta el papa Francisco, sobre todo en este año jubilar de la Misericordia: “por Tu Dolorosa Pasión; misericordia Señor...” Si los Hermanos Mayores, con sus juntas de Gobierno apiñadas, no se ofrecen -incondicionalmente- a proclamar las grandezas del Señor, sea cual fuere el tenor de su sacrificio; aunque sean las que siempre continúan siendo las más sacrificadas -sin nombrar las que todos sabemos- con la humildad, con la infinita humildad de crear en las demás corporaciones dependencia, siempre de las más perjudicadas, para así, testimoniar la grandeza que se puede alcanzar con la humildad: “que más puedo hacer por vosotros”. Da igual que tuviera que alargar mi itinerario, si el rodeo beneficia a mis hermanos, ¡bendito sea!. Da igual que permutara mi sitio -siete veces- hasta setenta veces siete, si con la permuta beneficio a mis hermanos, ¡bendito sea el Señor! Da igual si mi recorrido y horario, resulta vertiginoso...por un año -ad experimentum- merece la pena probar el ejercicio de caridad, por el bien de todos. Y si resulta imposible, la intención, la buena intención y el sacrificio es lo que basta. Pero si se logran los beneficios perseguidos y se consigue la gracia del acierto, por el sacrificio desinteresado de cualquier hermandad que se preste, habremos dado el testimonio que todo el mundo espera de las Cofradías sevillanas., que no es otro que la Misericordia en este año jubilar, que está pidiendo a gritos, desagraviar la imagen que estamos dando de la “Madrugá” única y en comunión: la noche más hermosa.



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