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jueves, 25 de diciembre de 2014

Dame el aguinaldo



Con la botella de licor del 43 y la de anís de la Asturiana, me levantaba la mañana del día 25, radiante de ilusión a pedir el Aguinaldo por el corredor de la casa de vecinos. Mi abuelo Paco- que no era mi abuelo , pero él me lo demostraba con creces y yo le correspondía como si lo fuera de verdád- me daba cinco duros antiguos, después de saborear la copita a cambio de un beso. Seguidamente iba a casa de mis tatas: Manoli, Rosario y Carmela (esta última me daba un coraje insufrible soportarla, porque a cambio de su “duro” de aguinaldo, tenía que aguantar estoicamente, la carga de achuchones, pellizcos y aluvión de besos convulsimos que me asestaba, cada vez que me veía, pero en fín -merecía la pena- las quince pesetas más que me llevaba a la hucha. Después entre los cinco duritos que arrepiñaba de mis padres, nos dirijíamos a casa de la Abuela Luisa dando un paseo de lo más sentimental, desde San Román a la calle Arenal. Estos paseos gloriosos que se estilaban en el día de los antiguos aguinaldos, tenían su rito y su palma; entre otras cosas se salía “a ver los escaparates” , haciendo estación en distintas paradas, así como rindiendo visitas estratégicas de obligado cumplimiento.
La primera cita, después de pasar revista a las monumentales plantas de San Román, Los Terceros y Santa Catalina(hasta cuando), era hacer estación en la suntuosa cafetería del “Gran Almirante” -entonces ubicada frente a los antiguos Juzgados en la estrechez de Juan de Mesa-. El denso aroma del café; la escogida disposición de su decorado, el amplio mostrador de madera noble con su curvada barra reposacodos, enriquecida de relucientes macollas de bronce pulido, junto al oficio y el exquisito trato de aquellos camareros de guerreras blancas con galones dorados en las hombreras y botones niquelados, hacían honor a su distinguido sitio. Al buen gusto, visual y aromátizado, se añadía el tacto apetitoso de aquellos "petisú", uno de los dulces placeres que me brindaban mis padres y que formaban parte del paisaje navideño de aquellos paseos que seguian bajo los soportales de Imagen hasta la segunda parada de obligado cumplimiento, para ver los sugerentes "maniquies" del primitivo "cortefiel". Sí aquellos genuinos escaparates en la esquina ya con Encarnación, coronados por uno de los más originales anuncios de neón que han publicitado en Sevilla ¿lo recuerdas?...


era por Puente y Pellón, donde se accedía a la gran ruta de los escaparates; el cristal lleno de vida, que reflejaba las luces del deseo por aquellas prendas; desde el reclamo de los almacenes Oro Blanco, hasta Vilima, pasando por las Siete Puertas y Alvarez...los bolsos de Casal y el emblemático edificio de Pedro Roldán. Miradas fijas en el espejo de los sueños que no cuestan más dineros que un simple suspiro o una vaga emoción.
Pero todos coincidíamos, frente a frente , cuando alcanzábamos la cima de los escaparates de Galerías Preciados; las mujeres soñando sus muebles y juegos de camas; los modernos electrodomésticos del Philis o Kelvinator; las mágicas lavadoras Bru, todo ello en cómodos plazos. Mi sueño era entonces, el fabuloso "tiburón citroen Payá" teledirigido (por cable)... pero aún restaba un siglo para la noche de Reyes y había que pensar como matar el gusanillo, administrando bien los "aguinaldos".
Faltaban los de la abuela y distaban muy poco de su casa; solo quedaba una parada más, la gran zapatería de Carmelo Orozco en la esquina con Zaragoza. En menos de un "santiamén", divisaríamos los soportales del mercado de entradores, retablo de la Esperanza, nunca mejor dicho; subiríamos las angostas escaleras hasta el segundo piso, cruzaríamos el patio fundamental de aquella Sevilla de cortinas y maceteros y me fundiría en un abrazo con mi venerable abuela de sonrisa extasiada por la claridad de su único diente en pié, que me esperaba-como al primero de sus numerosos nietos- a los que distinguía a la perfección. En su butaca de reina impedida, blandiendo sus eternas agujas de "crochet", para cumplir con el rito: pero antes me tienes que cantar aquello de: "Dame el aguinaldo, carita de rosa..." Cinco "duros" más...¡cual sería mi sorpresa!, cuando mi tio Gregorio, aquel que trajo de canarias un loro para que Paco Palacios el Pali, adornara los patios de su Sevilla, me sorprende con la generosidad sin precedentes de obsequiarme con otra moneda reluciente de cinco "duros". ¡Vive Dios, ciento quince pesetas...toda una fortuna en aguinaldos!. Aquellas navidades de ensueño, me compré el mejor bolígrafo "Parker", como el que usaba, Don Fernando, mi profesor del colegio.

domingo, 21 de diciembre de 2014

"El 6,40"



Había un Bar en Sevilla con un nombre muy peculiar; “El 6,40”, los mayores de 40 años y menores acompañados lo recordarán. Estaba ubicado en calle Alhóndiga, frente al lateral derecho del antiguo Palacio de justicia, por donde se accedía a extinta Casa de Socorro (Hoy Hemeroteca Municipal) . El nombre de 6,40, suscitó todo tipo de especulaciones y apuestas, que rayaron en la leyenda, pues nunca se logró aclarar a qué obedecía su significado. Mientras que unos, sostenían la hipótesis que 6,40, fue el importe de caja del primer día de su apertura, otros afirmaban que dicho nombre guardaba relación con una apuesta sostenida en dicho local, por un afamado torero de época. Lo cierto es que el Bar, era muy famoso y conocido en la Sevilla de la década de los 60 por brindar a sus parroquianos y clientela con su original “tapa doble” –a la sazón- tu pedías una de sus especialidades, como el “huevo a la flamenca” y te lo acompañaban con una de “pavía” ó viceversa. Lo de la tapa doble y su singular aspecto de antigua taberna, desapareció con la reforma que se le efectuó en los años 80, aunque nunca perdió la memoria de su vieja gloria, aumentando su clientela de paso, debido a su estratégica ubicación en el corazón mismo del muy cervecero entorno de Santa Catalina. Lo cierto es que servidor –por esas vueltas que dá la vida- llegó a regentar de la mano de mi mujer (cocinera de lujo), el conocido Bar, heredando las recetas de sus más populares tapas, como eran: Espinacas y bacalao con tomate, mejorándolas si cabe y añadiendo a la pizarra: “migas caseras, albóndigas y cola de toro para rebañar”, con gran éxito de crítica y público. En fín que a todo esto y próximas las fechas de la navidad de 1.991, a mi mujer, se le ocurrió la idea de viajar hasta Algeciras (no me pregunten porqué razón) en busca de un un billete de Lotería con el que jugar y repartir entre familiares, amigos y distinguida clientela. El número como para olvidárseme 06639. De los diez décimos que conformaban el referido billete; el que suscribe extendió un sin fin de recibos entre 200, 500 y mil de las antiguas pesetas; quedándose el resto de décimos en manos de la familia y amigos íntimos (servidor jugaba tres décimos). Tal día como hoy de ese mismo año de 1.991, sobre las 9 y cuarto de la mañana, -tan “natural de Sevilla”, estaba en esos precisos momentos (jamás se le olvidará), calentando el jarrillo de leche, para servir un café, casualmente a la primera persona que le había ofrecido la lotería de la casa y ésta la había rechazado…cuando escucho por la radio la cantinela celestial del 06639: “venticinco millones de pesetas”
06639: “venticinco millones de pesetas”. Digo, el dichoso número que había traido mi mujer, desde Algeciras dejaba en Sevilla uno de los dos cuartos premios. El 6,40, fiel a su legendaria tradición se volvía a cubrir de gloria, aunque ninguno de los agraciados se hizo rico de solemnidad; había que ver las caras de esas personas mayores, llorando a lágrima viva por la emoción y mostrando sus pequeñas participaciones; todo la barra se llenó de júbilo, todos eran abrazos y felicitaciones; mientras se descorchaban las primeras botellas de cava y aparecían los medios de comunicación. La ilusión estaba servida y sobre todo bien repartida, entre los más necesitados, aquella Navidad inolvidable. Una vez pasado el delirio, hubo de todo; desde un ramo de flores en prueba de los más agradecidos, hasta las caras largas de la envidia de quienes se quejaron de no haberles ofrecido Lotería, después de permanecer los décimos durante varias semanas, expuestos a la vista de todos los públicos. En fín, que hoy la cantinela de los niños de San Ildefonso han vuelto a remover el bombo de los recuerdos, extrayendo el número de aquella ilusión vivida hace años en el desaparecido Bar 6,40….06639: “venticinco millones de pe-se-taaaaaaaaaas. FELIZ NAVIDAD.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Navidad del cuento

El alcalde de ciudad Hermosa, estaba recibiendo este año cartas de ciudadanos muy desesperados; cartas llenas de amargura y dramatismo, que habían conseguido, preocuparle hasta el punto de perder el sueño y arrojar la toalla como regidor. Entre esas cartas había una desgarrante, donde un ciudadano mayor de 50 años, abrumado por su precaria situación económica, prometía suicidarse, si no le devolvía alguien su dignidad. En la referida misiva, el ciudadano afirmaba, que estaba cansado de recibir, un mes tras otro, la ayuda de Cáritas que tanto agradecía; cansado de acudir a los servicios sociales con la factura de luz, gas o agua, un mes tras otro; que no podía sostener la mirada de su mujer, reseca y avinagrada por las necesidades y carencias que estaban soportando; que ya no era por ellos -al fin y al cabo de vuelta de la vida- que su principal aflicción consistía, en ver como sus hijos, eran víctimas de la misma situación, con la única salvedad -si se puede llamar esperanza- de estar en edad de merecer un trabajo. La carta rezumaba en cada renglón la tinta amarga del desconsuelo y cada palabra, parecía emborronada por las lágrimas e impotencia de no poder vivir más tiempo ejerciendo de limosnero... “no porque el pedir limosna o ayuda fuera indigno, sino que su familia, como tantas otras, honradas y trabajadoras, no se merecía “vivir” para esto que llaman solidaridad... insistiendo y suplicando a la primera autoridad de la ciudad Hermosa, que le devolviera su dignidad en forma de trabajo, bajo la “razonable amenaza” de quitarse la vida”. El Alcalde andaba desde entonces, muy afectado y triste. Solía acusar recibo de todas las cartas, pero la de este hombre, la llevaba en el bolsillo junto a su cartera y no era capaz de encontrarle una respuesta. Venía de apretar el botón mágico de la Iluminación navideña de la ciudad Hermosa y se hizo la luz en sus calles repletas de público, ávido de celebración. Se deshizo, como pudo del séquito que le acompañaba y esa noche se encerró en su despacho, con la orden de que no le molestasen, si no era por motivo de extrema urgencia o necesidad local. Después de dejarse caer en su sillón a solas, el Alcalde suspiró, como cargando sus entrañas de energía y marcó en el teléfono de línea reservada, un número: -Dígame Vd., Sr. Alcalde- “Quiero que me pases urgentemente -a ser posible esta misma noche- el listado de todos los domicilios de la ciudad Hermosa, donde vais a proceder al corte de suministro de energía, tanto de Luz, agua o gas”...A continuación, el Regidor, llamó a su persona de confianza y le ordenó lo siguiente: “Quiero que cargues el importe de las facturas impagadas, relacionadas en este listado, a la cuenta de gastos de la concejelía de... e ingreses la remesa en el banco, para que quede constancia de que los recibos pendientes están liquidados”...la cara de asombro del edil de confianza del Sr. Alcalde fue tal, que no pudo -por menos- emitir un exabrupto y salir pitando de vergüenza y satisfacción a cumplir de buena gana la encomienda de su Jefe. A continuación el Alcalde de ciudad Hermosa, estiró su cuello hacia atrás, como para coger aire, extrajo la carta del bolsillo secreto de su traje y marcó un número de teléfono, esta vez en su propio móvil: “Don...” -Sí dígame- “Soy el Alcalde de ciudad Hermosa; le llamaba para citarle sin falta a las 10 de la mañana en mi despacho...sí, mañana mismo... para firmar su contrato de trabajo en el Ayuntamiento...no, ¡tranquilicese, hombre!, si el que se va para el Paro, soy yo, como reciba otra carta como la suya...”. Finalmente el Alcalde, se aflojó el nudo de la corbata y respiró profundamente al tiempo que abría el balcón de su despacho. Deslumbrado ante la luz de la ciudad Hermosa, murmuró: “Estaría bonito que apretara el botón de la iluminación navideña y cortara -al mismo tiempo- la luz en los hogares de mi ciudad”. No porque fuera legalmente procedente, sino porque yo, no hiciera lo posible, para remediarlo.

Cualquier parecido con la realidad, es pura anécdota... (El autor)

lunes, 30 de diciembre de 2013

FELIZ AÑO 14









Se vá, se vá, se vá...que poquito le queda, apenas unas horas; con su luz, con su sombra y un nublado de lluvia que parece fijarlo al horizonte como papel inservible. Termina en quince, ¡quien me compra un quince mil! -enrevesado año- muy barroco él, más bien, "rococó-rocalla". Espera que recuerde, que te recuerde como un buen año, sí, porque nació Enmanuel  en primavera recién desarmada la cera llorosa de la Semana Santa. Espera que recuerde si hay más que celebrar: no, lo que vino después no lo merece, puedes irte en Paz, como estalla la Paz, ya que en esta Sevilla, no se vá uno del todo hasta que sale, que es cuando verdaderamente entra la dicha de los gozos, de la espera, del ansía de las vísperas. Todo está dispuesto para despedirte, aunque algunos no estén preparados, como no lo estamos nunca para sufrir una pérdida irreparable, parece un juego de palabras, pero así es, no es lo mismo, aunque parezca diferente lo que siempre ha sido igual. Trescientos sesenta y cinco días pasan, como pasa la vida y no has notado que has vivido. Pasó el AMOR, que es la clave de bóveda: No, pasaste tú de él, lo negaste tres veces, como Pedro a Cristo; me pasó a mí este año y quise ahorcarme como Judas, pero esa es la diferencia, entre el traidor y el arrepentido: pedir perdón o partirte el cuello hundiendo la cabeza para siempre. . La diferencia es querer enamorarse, no poder; el poder está demostrado que solo sirve para incumplir promesas y declarar estados de crisis. Por eso no estoy dispuesto a incubar más tristeza, como no sea que me la mande el de arriba, durante el trascurso de estas escasas 40 horas y sólo por prescripción medica. Me he mirado al espejo y el niño apunto de cumplir los 58 eneros, me ha dicho la verdad, toda la verdad y na da más que la verdad: que si tu no etás bien, no vas a estar bien para nadie; que si tú no te quieres, no vas a poder hacer feliz a nadie y como este niño, es muy presumido y se sigue viendo atractivo y apuesto; me he dicho que No, que hasta el año que viene no sufro más por mí...si acaso sufriré por los demás, por los que están a mi alrededor y ese sufrimiento, no será nunca una carga, mirándolo bien, será un regalo del cielo empaquetado con el mejor papel de la realidad y el lazo de seda más fantástico. Por lo menos hasta el año que viene, voy a disfrutar del milagro cercano que no se vé, porque está delante de mis narices: la belleza adolescente, con cuerpo exhuberante de mi niña, hecha toda una mujer -que está como una cabra loca- a sus 20 primaveras, desgraciadito de aquelos que no lo estén con esa edad. Voy a disfrutar como un romeo renovado de ansias febriles, de aquella otra Julieta, que en la madurez de la vida castigada por la dureza del trabajo, aún se le ponen los bellos de punta, cuando me acerco a su cuello y ensayo caricias de amores de urgencia. Este año sí y hasta el otro que viene, si Dios quiere, me vestiré de ilusiones como si fuera mañana del Domingo de Ramos, con el mejor traje oscuro y la camisa de puños de diplomático y la corbata roja, buscando sangre que fluya por mis venas, para sentirme vivo y volver a ilusionarme en esa fiesta de los sentidos. FELIZ AÑO NUEVO, aunque sea mero lucro y mentira de fábula para algunos y no puedan sentir la belleza sugerente y el atractivo visual de las cientos de Venus que calzan medias de sedas en sus interminables piernas; que ciñen vestidos de noche y fantasía de lentejuelas a sus perfumados cuerpos de escándalo; que lucen sus hombros sensuales -palabra de honor- y generosos escotes. Oro en las copas, ventanas abiertas y cristal para mirar la vida según el alcohol con que se mire, pero siempre -o al menos- hasta el año que viene- con la luz de una sonrisa que es lo más parecido a la Felicidad. Natural de Sevilla os desea lo mejor de lo mejor, es decir lo poco o mucho que cada uno tenga esta noche vieja a su lado. FELIZ AÑO NUEVO, aunque te encuentres sólo ante el espejo, brinda por tí mismo. Y si estás a dos velas, por lo menos, enciéndelas... Un fortísimo abrazo.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Oh, triste Navidad

Me lo contaban los hombres tristes “borrachos y melancólicos que lloran a la luna llena”; me lo decían las lenguas que buscan amores de urgencia jugando al azar. Lo intuía en los niños impávidos que empuñan armas o en los rostros perplejos de los padres separados entregando a sus hijos al dictado de una decisión salomónica. Pero ahora lo he visto en la calle, a la hora de los sustos, cuando el ejercito famélico de la necesidad, rebusca en los contenedores excedentes de miseria. En mi ciudad que es la de todos, el portal de Belén, se ha convertido en el “umbral de la pobreza”, al que se asoman pastores de carne y hueso, familias enteras que no tienen nisiquiera un techo, do cobijarse. Las cifras son escalofriantes; cantan las sirenas el consuelo de tontos, aduciendo causas de globalización procedentes de los más poderosos; pero el villancico de la alegría, se ha tornado en campanilleros tristes que llaman a las puertas del rico avariento. A todos nos queda el consuelo de saber de quien es ese Niño vestido de blanco que no conoció las luces y los adornos del consumo. El chiquirritín que va a nacer entre pajas ¡ay! –queridito del alma de los que sufren- de los más desfavorecidos…en Belén no había campanas, sino estrellas de cielo raso que anunciaron a los pastores la gloria del que iba a nacer como los que duermen en la calle al lastimero amparo de cuatro cartones. Oh triste navidad de los belenessoberbios; de los grandes portales mecanizados; de las suculentas mesas donde no faltan manjares exquisitos. Qué triste vestirse de gala para celebrar un amor recompuesto por los restos de tantos amores rotos. Nuestros hijos lo saben desde el recuerdo de aquellos nacimientos de barro y paja; desde aquellas navidades humildes de copas anchas donde se brindaba por la labor de la familia unida e indisoluble. Ahora suspiran –Oh triste navidad- por un mundo donde dicen que todo el mundo tiene derecho a ser Feliz y rehacer sus vidas, aunque la Felicidad sea el deseo de una quimera y el remedio, peor que la enfermedad. Yo no quería creérmelo, nunca pensé que la Navidad fuera tan triste, pero llamó este año a mi puerta, tocando las fibras más sensibles, como ha hecho toda la vida, pero esta vez …no hay ganas de celebrar nada que no sea el nacimiento de un NIÑO, en el umbral de la pobreza. Un Niño, que cuando casi todos crean que está Muerto a sus treinta y tres años, resucitará al tercer día, para recordarnos que es el Camino, la Verdad y la Vida.

jueves, 29 de diciembre de 2011

LA NOCHE VIEJA


La noche de San Silvestre
Dios se disfraza de Eros
Sacerdotisas Vestales
abren las fuentes de Helio
para preparse un baño
en la infusión del deseo.
Apolo viste de "smokin"
impecable ante su espejo
Milo retoca el escote
de la perfección de Venus
y Afrodita resplandece
en su silueta de vértigo
con las curvas del pecado
rendiéndole culto al cuerpo.
En el tocador de Eva
se derrama el frasco intenso
del aroma penetrante
que deja el ámbito impreso
con la gota de fragancia
que resbala por su cuello
cisne que busca el estanque
en la turgencia del pecho.
Chanel del número cinco
cinco sentidos atentos
para rendir sus honores
al arte del movimiento.
Cristal de medias de seda
para el licor de unos dedos
que sorbo a sorbo se estiran
aprisionando el misterio
de unas piernas infinitas
coronadas por ligueros.
¡salve diosa seductora
con broche de camafeo!
¡quien abrirá tu presente
que en el tafetán envuelto
se sella con la gloriosa
cremallera del franqueo!
¡quien morderá la manzana
rojo satén del veneno
y probará la ambrosía
que te deje sin aliento!
Esa noche es una gala
de prestancia y contoneo
una inmensa pasarela
de incognocibles modelos
que desfilan glamurosos
por la alfombra de los sueños
en un concurso que todos
quieren jugar sin ver premio.
El premio es la fantasía
la imaginación que echemos
a este juego que es la vida
recreándola en un cuento.
Si la realidad es ciega
y la crisis causa miedo
porque no apostar la noche
de San Silvestre a este juego
y entrar en el paraíso
como el mismísimo Zeus
si al fin y al cabo los dioses
los únicos que tenemos
son nuestros seres queridos
deidades de carne y hueso
que bailan para nosotros
la danza de siete velos.
Así que sube al Olimpo
sin despegarte del suelo
y disfruta la alegría
de un desnudo verdadero
que dejó su lencería
roja pasión por el suelo
señalándote el camino
del más FELIZ AÑO NUEVO.

viernes, 23 de diciembre de 2011

¡Madre en la puerta hay un niño!


Querido Niño; este año te has quedado guardado en tu añeja caja, custodiado por la Sagrada Familia, entre pajas y restos de serrín. Se que en el fondo no te importa, porque Tu, naces y renaces siempre en la presencia de todos los hombres de buena voluntad y por eso estás también en aquellos hogares que por ausencia u omisión pasan de ponerte a presidir la mesa. Más que no verte en el Portal de siempre, me duele la soberbia y cabezonería, la arrogancia y falta de sensibilidad de quienes siendo maravillosas personas en el fondo, adolecen de guardar las formas y se ceban con la tradición para reafirmar su enajenación mental. Ya sé que esto del cristianismo, hoy en día se ha vuelto de lo más pagano, que hablar de la Iglesia y sobre todo de los curas, es tan gratuito como distraerse con una sesión de “salvame de luxe”; que los cofrades o capillitas, fuera de su ámbito y contexto familiar, están considerados como una secta “jartible” que acapara gran parte de la actualidad socio-cultural e invade un espacio urbanístico más allá del tiempo de vísperas para indignación de los profanos en la materia, que también tienen derecho a disfrutar de la ciudad, aunque se nutran de los beneficios comerciales que generan este tipo de actos y cultos. Pero en el fondo -querido Niño- para los que nos criamos en la infantil catequesis de tu Nacimiento; para los que tanto disfrutamos el verlo poner de la mano de nuestros padres y hermanos; para los que jugamos con esas entrañables figuritas de barro, contemplando cómo tomaban forma y protagonismo, dentro del Belén, bajo un cielo de papel con nubes de algodón y montañas de corcho; impregnadas por el glorioso olor a serrín, que trenzaba caminos y cañadas serpenteadas de verde musgo, supone un trauma añadido al sinsentido que están tomando estas Navidades laicas. Ya sé -ay chiquirritín- que los mejores belenes, no están en las hermandades, ni lucen en los majestuosos templos e iglesias con todo lujo de detalle, que ni siquiera son los que montan los Belenistas con ese acopio de artesanía y buen saber que los hace magistrales, como también me imagino, lo que tendrás que “tragar” -queridito del alma- cuando te ves lucir con las mejores galas en la más valiosa de tus imágenes materiales, dentro de esas casas señoriales, donde presumen tanto de tu evangelio como de su falsa y vanidosa caridad. Sin embargo -querido Niño- ¡cómo disfrutas con las gentes, que sin necesidad de panegíricos ni catequesis impuestas por terceras personas, han querido ponerte humildemente en sus hogares de la forma más sencilla, sobre el aparador o la mesita, conscientes de que Tu eres esa luz de múltiples colores que enciendo los mejores deseos de Paz! Y ese es tu nacimiento preferido, el que montan en la intimidad de sus hogares, las personas que hacen de su falta de medios, verdaderos encajes de ingenio, convirtiendo papeles en cielo y cartones en casas rústicas, canaletas en río y bombas de agua traídas de los desguaces en arroyos cristalinos. Lo siento y te pido perdón por mi soberbia, el respeto como decía el sabio, es aquello que has de tener para adquirirlo, pero lamento irremisiblemente, no verte este año por casa, haciendo nuestros honores y sí -a pesar de todos los pesares- ese árbol sintético, que con todos mis respetos, me resulta tan chirriante como absurdo. Otro año más las redes sociales se llenan de felicitaciones y buenos deseos; las calles de nuestra ciudad están radiantes de luz -como nunca- y el ambiente es espectacular, a pesar que la mayoría nos quejamos de la crisis, el consumo de estas fechas continúa dando la imagen de una sociedad del “bienestar”, pero el comercio se queja; los parados se desesperan y los que viven en soledad por méritos o la más cruel de la soledad acompañada, no les cuadra muy bien esto de la Navidad envuelta en oropeles pero que no se habla ni perdona a sus hermanos. Ojalá nos preocupara menos el menú de esa noche, para algunos impuesta y valorásemos más la mesa y el fuego del hogar. FELICES PASCUAS A TODOS.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

a Belén llegar


El iba buscando el portal donde todos tenemos depositados los recuerdos de una tierna infancia que se endureció con la vida y el paso del tiempo, el calor de la paja, el candor de la mula y un buey, el amor de unos padre, la sonrisa única de un niño y la noche de Paz por excelencia que hace posible el milagro de un alto el fuego. De repente, aunque no dieran crédito sus ojos, se encontró en un valle que parecía cubierto por la nieve, contrariamente su cuerpo desnudo, cubierto por una leve sábana, no sentía frío. El cielo era un tablero ajedrezado donde la luz diáfana se abría fluorescente, entre pequeñas ranuras de aluminio. Se sentía relajado y en calma, pero su respiración era lenta y pesada. En su mente no dejaba de sonar aquel villancico que aprendió de pequeño, pero su cuerpo no le respondía. Le pareció escuchar el sonido inquietante de su móvil, hizo un vano intento por contestar pero sus miembros no le respondían. Fue entonces cuando adivinó entre la nebulosa de los sedantes,  que había rostros a su alrededor, rostros íntimos y familiares que le saludaban con una sonrisa; una sonrisa que no ocultaba un gesto grave de consternación. Pensó en la blanca navidad de los cuentos, se sintió niño asomado al escaparate de los sueños, jugando a ser médico, incluso llegó a confundir la bata blanca de la enfermera con el disfraz de aquella amiga rubita,  la más bella y radiante del patio. La película de sus años de edad, pasó como una exhalación por la pantalla del encefalograma plano, al principio surgieron en forma de espasmos sus preocupaciones: la tienda, el estado de las cuentas bancarias, los pedidos, las facturas, los últimos problemas que quedaron sin solución atrapados en el subsconciente, pero pronto alcanzó una calma procedente de otra clase de dolor más íntimo y noble, más reconfortante y lleno de piedad. Todo recobraba su verdadero significado y las cosas se iban ordenando en su mente obedeciendo a otros principios y valores olvidados. La prisa por llegar a este Belén obligado que nos impone el estrés, desapareció de su cerúleo rostro, ante la angustia y el desconsuelo de sus padres y hermanos. El hilo de su respiración asistida, se fue perdiendo, mientras él se encontraba aquella noche bajo el auténtico portal de la Paz, solo sentía un leve forcejeo que le llegaba vagamente de fuera, voces lejanas que se perdían en la nebulosa de la radiante visión que estaba experimentando en su estado de coma: ¿esto era todo...¡tan sencillo, tan simple!?, se preguntaba en el sueño imposible por consolar a sus familiares, aunque no necesitaba responder ya a ninguna cuestión, porque la cuestión estaba allí, ante sus ojos cerrados: Se trataba de la sonrisa de un niño recién nacido, capaz de cambiar la inquietud y el deseo de autodestrucción del hombre. De ahí que todos los que alcanzaran contemplar la luz de ese rostro, quedaran por siempre adorándola en el Belén que volvemos a poner en nuestro hogar cada año.



miércoles, 30 de noviembre de 2011

CARTA A DICIEMBRE III Edición


Se me agolpan las sensaciones al recibirte, se mezclan con los tópicos de este desenfrenado reclamo publicitario que te precede, cada año con mayor antelación, pero por encima de todo te estaba esperando con los brazos abiertos y nunca mejor dicho, como los tiene el Amor. Me ha alegrado siempre tu llegada –desde que tengo uso de razón, aunque la razón no la use más que para ilusionarme con el sonido de campanilleros y luces que traes de fondo. Banda sonora de nuestra vida que resuena en los pretiles del recuerdo con alegría. Es una alegría tan fuerte la que transmites –Diciembre- que a veces nos haces llorar de emoción y la confundimos con la tristeza, cuando no es más que el reflejo de los seres queridos que nos reunieron en familia estos días y que ahora nos faltan. Por el atrio de San Antonio Abad un aroma prematuro de azahar, corta el frío de la noche, desde lo alto de la espadaña, se despliegan los gallardetes de víspera, el aire sabe a coplas de Miguel Cid y D. Mateo Alemán se estremece en su lecho. Las cosas de Sevilla tienen mucho que ver y que contar de ti, venturoso Diciembre, hasta la Pontificia Roma, se inclinó ante el juramentado voto de tu octavo día, plaza celeste y blanca del triunfo ganada a espada si es preciso sopena de derramar la última gota de nuestra sangre. Sangre de mariana fe que se lava en las aguas esmeraldas de la Esperanza, mientras mira como beben los peces en el río. Sabes milagroso Diciembre, tu bien lo sabes, que en Sevilla –solo en Sevilla- hay Esperanza antes que vida o no hay vida sin Esperanza, que viene a ser lo mismo. Por eso la Señora, antes de dar a Luz al mejor de los nacidos, se nos muestra como torre de marfil, para que le besemos la mano, convirtiendo la humildad de Belen en casa de oro y arca de la bendita alianza desde la resolana a Pureza, pasando por Castilla, puerta Carmona o la Trinidad. Por lo menos, aunque solo fuera por una vez al año, los hombres nos sentimos más solidarios, aunque la caridad verdadera sea compartir lo que tenemos con los demás, también sirve el deseo de disfrutar esta abundancia efímera en la que nadamos, envueltos en oropeles y celofán; también sirve –querido Diciembre- el resplandor de esta Navidad que hace que veamos con mayor nitidez, la diferencia abismal que separa la riqueza de la pobreza y nos sintamos obligados a parar el fuego de las armas; pactar treguas con la violencia de todo tipo; compartir mesa, confites y cava con los más desfavorecidos y llevar a cualquier rincón del mundo la Paz de esa Estrella de oriente que nos anuncia el nacimiento de Jesús del Gran Poder. Ya sólo por eso, eres bendito –prodigioso Diciembre- Y no tengo más remedio que abrazarte lleno de regocijo, desempolvando el pellejo de mi vieja pandereta, mientras acaricio las figuras de mi Belén entrañable. Tuyo afectísimo. Ojival.


http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com/2010/12/madre-y-maestra.html

martes, 4 de enero de 2011

Donde todo comienza



Allí donde la ciudad guarda lo mejor de todos nosotros, coincidiendo con los nobles deseos que se renuevan con la llegada del año, sin treguas de fiesta y resacas, el portal de Belén, se ha transfigurado en sagrario de plata y la cuna en Cruz para el que “todo lo puede”, presida su anual y solemne Quinario. Allí en San Lorenzo, la navidad alcanza la cima intangible donde reina la Ilusión: la Epifanía o manifestación del Gran Poder de aquel Niño-Dios al que fueron a adorar los Reyes magos. Apenas horas, para que el Heraldo Real, salga al encuentro de los niños de Sevilla, para recoger las últimas cartas de la ilusión, la misma ilusión se encarna en humildad revestida con túnica persa, aguantando el peso que a todos nos cansa y agobia para que nos aliviemos con la Luz de su rostro. Antes que el Niño fuera entronizado en la carroza del Portal viviente de la Cabalgata; la primera cofradía multitudinaria que recorrerá las calles abarrotadas por la bulla más exultante e inocente, Jesús hecho hombre, nos espera en San Lorenzo –donde todo comienza- . Antes de recibir las llaves de la ciudad sus majestades de oriente; la estrella de la ilusión apuntó hacia la basílica y allí fundió sus brillos en el crisol de las manos que abrazan todas nuestras penas y dolores; antes que fueran coronados los Reyes, El Señor hizo digna la sierpes de su corona de espinas, para el perdón y la reconciliación de todos los hombres; antes de ser lanzados los primeros caramelos al cielo de Sevilla, El lanzó su secular mensaje de Paz en la tierra incluso a los que no conocen la buena voluntad. Todo un lujo saberlo, en la noche mágica de la Cabalgata y comprender la ilusión de cuantos hombres se despojaron de sus miserias mundanas para volverse locos como niños, y hacer felices a los más desfavorecidos; a los huérfanos de los antiguos hospicios por cuya intercesión se fundaron los pilares de esta Cabalgata; todo un símbolo de ternura, para hacer olvidar a esos locos calvitos, la crueldad de la metástasis. Lo mejor de nosotros mismos va en esa Cabalgata; lo mejor de todas nuestras edades unidas por un mismo sentimiento, por eso, en este año tan difícil para todos, sigamos a la Cabalgata –con los ojos de la ilusión de un niño- hacia donde realmente se dirige, donde todo comienza, el Portal de San Lorenzo, allá donde en sus Manos está el Poder y la Gloria.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Pasó un ángel

Nuestras ilusiones no se cumplieron por la sencilla razón que dejarían de serlo para nunca jamás; pero se cumplieron las ilusiones de otros, dejando frustradas las nuestras,  y esos otros, estarán en estos momentos,  brindando con cava bajo una lluvia de oro, con la alegría inenarrable de la fortuna, cuando visita a los agraciados o menos. Nuestros sueños se van renovando con el consuelo de la Salud, con  la sonrisa de los amigos y con la luz que irradian los que más amamos, con la certeza de no saber lo afortunados que somos y la cantidad desapercibida de lo que recibimos, que es infinitamente mayor a lo que damos. Así cumplido el rito de la tradicional cantinela del sorteo que nuestra acusada ilusión ha hecho más famoso del mundo, podemos decir que llega la Navidad, ese tiempo tan íntimo como desconcertante, tan tierno como aprensivo que nos sitúa en un punto de ánimo, que no le es indiferente a nadie, sólo a los que la maldicen por no llevarse bien con la soledad. Y no hay más que mirar en derredor, o prestar un poco de atención a lo que se vé, ó pararse a contemplar, ó dejarse llevar, o meditar en silencio. Servidor, lo hace de la manera más  naturaldesevilla –como me enseñaron- viendo más allá de lo que se mira; intentando, sin apenas lograrlo, amar tanto como me aman; dando la cuarta parte de lo que recibo, escuchando el diezmo de lo que intentan decirme, muriendo en el intento de no hablar por hablar, aunque hablando se entienda la gente. Es el tiempo de sentarnos juntos a la mesa –fuera las prisas- aunque se fijan con suculentas comidas que valen más que los manjares que se pagan. Aunque se guarden las apariencias y el corazón no esté de acuerdo con los cumplidos que salen por la boca; aunque se pacten las cenas alternando las veladas en casa de nuestros padres biológicos o políticos; aunque el discurso sea rutinario e insoportable, la cita es tan útil como la que consolida o fortalece una indisoluble relación. Insisto, no hay más por donde mirar que lo que queramos ver –como todos los años- en estos días tan entrañables, La verdad y la unión, la ponemos cada uno de nosotros, del mismo modo que si nos lo proponemos, la convertiremos en una quimera. El mundo…la vida…no se recompone en Navidad, pero…hay un deseo, un simple, colectivo, multitudinario deseo que se propaga por todas partes en forma de Felicitación y allá donde halla un Deseo, el creador, manda un Angel.  La fe no es infalible, pero ayuda mucho…muchísimo. FELIZ NAVIDAD a TOD@S








Fernando Ollero
Pepe Luis Trujillo

Verdial

Juan Luis García Castilla


Antonio Rivera
Jesús Ramón Narváez -ALTOZANO  y el resto de los 400 amigos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

La Esperanza, viene sola...


¿La Esperanza viene sóla?

-que vá- de muchos caminos

Viene de caños Carmona

A lomos de un borriquito

Con el Santo patriarca

Tan Bueno y bien escogido

Que por no ofender, no hablaba

Dulce San José, bendito.


¿La Esperanza viene sóla?

-que va- preñada del niño

el niño que la hizo esclava

Del Señor y dando brincos

En el sagrario del vientre

La llena de refocilio.



¿La Esperanza viene sola?

-que va- si el Abad Benito

Al verla por la calzada

Le regaló el pañuelito

De encarnación coronada

Para enjugar su destino…


Nunca llega la Esperanza

Por estas fechas del frío

Sóla, a la tierra que lleva

Su nombre tan bien escrito.

Escrito sobre la Gracia

Que en San Roque dio cobijo

Bajo palio de esmeraldas

Y flores de cera en rizo.



Nunca llega la Esperanza

Sin portal ni villancicos

Sin ángeles por la ronda

Ni pastora en Capuchinos

Ni sol por donde no quepa

El resplandor de su Auxilio

Que en la Trinidad se ensancha

Gloria de Dios uno y trino

Para abrirle a la Esperanza

Las puertas del paraiso…




Después si triste la vieras

bajo el arco florecido

En navidad de centuria

Que dicta sentencia a Cristo

Verás que nunca está sóla

Bajó del cielo…, allí mismo…

Para acercarnos la mano

Con el nombre que Ella quiso

de-Esperanza Macarena-

para invocarla sus hijos.



Y así, cruzó río y puente…

¿habrá un Belén más bonito?

Que el que rodea la Esperanza

Entre orilla y caserío

Cuando se adentra en Triana

Buscando el Portal castizo

Donde su Esperanza alumbre

Como Faro prometido

Los siete mares del mundo

Gloria del recién nacido.




¿La Esperanza viene sóla

Sóla… algún año la has visto?

Si es Clemente Expectación

Antífona del altísimo

Que encierra todo el Amor

En el ascua de su círculo.





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