el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
miércoles, 13 de abril de 2016
naturaldesevilla: TROVADOR D SEVILLA
naturaldesevilla: TROVADOR D SEVILLA: No lo voy a descubrir –que mas quisiera- solo intento descubrirme de nuevo ante la importancia del Trovador mas grande y gordo de S...
lunes, 4 de abril de 2016
El Gran Poder de la Misericordia
La mañana
era gris de nubes altas, cruzamos los jardines que cubren la cúpula
del cielo con las hojas de palmas. En lo más alto, un camino de
albero custodiado por la sombra celosa de los frondosos magnolios,
los ramos sueltos de las blancas acacias y la media altura de los
naranjos fragantes, nos acercaba a la Puerta de la Carne. Misterios
Gloriosos entonaba el hermano, Padre Nuestro, trenzando el Rosario en
su primer misterio por Santa María la Blanca. Calles con sabor a
trote de carruajes, humedecidos adoquines que brillaban su añeja
historia por la estrechez que abre su recoleto adarve al Patriarca
Bendito Señor San José. María, Madre de Gracia, Madre de
Misericordia, Segundo misterio en la soledad íntima y claustral del
Convento de Madre de Dios; Dios te Salve María, llena eres de
Gracia, Bendita Candelaria, que atendía nuestros rezos, con la
mirada baja de su pena Dolorosa. El Rey Don Pedro, que tanto misterio
encierra en sus leyendas, observaba con su mirada de piedra a estos
tres peregrinos, camino de San Lorenzo. El tercer misterio llegaba a
la Alfalfa, aun chirriante de cera derramada, y se perdía con el
gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por las siete
revueltas, hasta la misma Encarnación: Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, por el camino más corto, entre Orfila
y Amor de Dios, las Letanías de Estrella de la Mañana, Salud de los
Enfermos, Refugio de los Pecadores, Consuelo de los Afligidos y
Auxilio de los Cristianos, Ruega por nosotros, por las intenciones
del Papa Francisco y una Salve a la Virgen antes de enfilar Conde de
Barajas. Señor mío y Dios, mío que cerca, el sabor exquisito de tu
infinita Misericordia, como se siente la Paz en tu entorno flanqueado
por los plataneros y el vuelo displicente de las palomas tordas. ¡Que
alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor rezando el
Santo Rosario! Con el pié derecho cruzar los umbrales de la Puerta
de tu Misericordia, ofreciendo al Padre, el cuerpo, la sangre, el el
alma y la divinidad de su Amantisimo Hijo, Señor del Gran Poder,
como propiciación por nuestros pecados, implorando la Misericordia
de nuestros hermanos en busca de la Reconciliación. Con la certeza
de encontrar allí el Perdón de su Cruz con los mismos brazos del
que nos Espera para abrazarnos. Toda la ciencia de la vida
presidiendo el Altar mayor, para que pongamos toda nuestra confianza
en el Señor de Sevilla. Y a sus plantas, en derredor, una Basílica
repleta de fieles y peregrinos llegados desde la vecina Alcalá de
los panaderos, para ganar el jubileo más jubiloso de la vida
cristiana, en el año consagrado a la Divina Misericordia. El
beneficio de la Humildad, toda la fuerza de la piedad, humana y
Divina que derrocha el verbo encarnado en el cedro de su precioso
imagen, el Gran Poder que en sus manos derrama todo el poder y la
Gloria, para olvidar nuestros pecados, esas faltas que ha purificado
en el fondo del mar que ha dado su vida por nosotros, que te ha amado
hasta tal punto, que ya no existe punto de partida, que no sea el de
su infinita Misericordia. Que sí, Dios mío, que si no somos dignos
de que entres en nuestra casa, tu si eres Digno de sabernos amados
como el niño pequeño que acude a tus brazos. Con esa Paz que
recibimos, aun más dichosa que la que impartimos a nuestros
hermanos, con esa Paz del Gran Poder Resucitado entre sus discípulos;
con esa Paz que supone en medio de nuestra incredulidad, ofrecerse a
que introduzcamos nuestra mano en las llagas, en el costado abierto,
para que creamos de una vez por todas y no tengamos por menos que
arrojarnos a sus plantas clamando: Señor mío y Dios mío. Con la
misma Paz con que volvemos por nuestros propios pasos, después de
haber recibido gratis tanta gracia a sabiendas que tenemos que
perdonar, porque EL ha sido y será el que nos perdona a nosotros
antes. Quiero dar a conocer, Tu Misericordia, Señor, por medio de
las obras de misericordia corporales y espirituales, consolando y
asistiendo, a los más afligidos y enfermos de mis hermanos, pues
todo lo temo en mi debilidad, pero todo lo espero de Tu Misericordia.
sábado, 26 de marzo de 2016
miércoles, 23 de marzo de 2016
Me gusta, San Esteban
ME GUSTA,
SAN ESTEBAN
Padre
nuestro que estás en el cielo
Santificado
sea tu nombre,
venga a
nosotros Tu Reino...
Porque el
Reino de Dios es muy parecido a un Martes Santo de la mano de un Niño
y estoy seguro que debe tener el mismo color de San Esteban, cuando
extiende el cielo de su Capa por la judería y explende de crema las
paredes estrechas del vuelo de Aguilas. Decía su Hermano Mayor,
cargando con toda la responsabilidad de sacar una cofradía a la
calle: que su Junta de Gobierno había decidido hacer Estación de
Penitencia...
Hagase Tu
voluntad
en la Tierra
como en el cielo...
Y al unísono
se abrazaban acólitos y costaleros, nazarenos destocados de todas
las edades, en un revoltijo de Fe, que se extendía como mar de
lágrimas. Mi niño, confuso y entusiasmado, abría de par en par sus
ojos de asombro y satisfacción y se aferraba a las manos de su
abuelo. Por una mirada un mundo que lo despeja todo sin necesidad de
palabras.
El pan
nuestro de cada día
dánosle
hoy...
pan hecho
migajas de estampitas y caramelos, para los párvulos que anuncian la
palabra de Dios sin saber el significado de tanta grandeza: “Pedid
y se os dará...dad y recibireis”. Mi niño se cubría de gloria,
bajo el capirote, pagando con el dulce amor de sus caramelos, todo el
Amor que su tierna generosidad recibía. Sin perderme de vista, para
que yo no me perdiera el orgullo de llevarlo a mi lado. El Reino de
Dios ha de gustarse mucho del recorrido idílico que San Esteban
había trazado con motivo de su 90 aniversario. Rodriguez Martín;
San Ildefonso; Zamudio, San Leandro y Alhóndiga se perfilaban con
puntadas de surtidores y conventos, para blanquear estrecheces
paradisíacas, hasta alcanzar las anchuras de Imagen. El cielo no
quiso esperar tanta dicha y se encapotaba con los peores auguríos.
El Dios de
Abraham y Jacob, fiel a la Alianza del Antiguo Testamento,
manifestaba todo el Poder y la Gloria de su nube, para abrirles las
puertas de la Anunciación a su Divino Hijo, nuestro Señor de la
Salud y Buen Viaje, Aclamado NO Burlado, bajo la inclemente lluvia.
Segundos
antes de que ese nazarenito de mis entretelas, era retirado de las
filas por Madre y las Santas mujeres que velaban por el, para tomar
un refrigerio, antes de entrar en Carrera Oficial, se escribió la
historia del inédito refugio del paso de Cristo en la sede de la
hospitalaria Hermandad del Valle... y vinos entrar en su trono de
fuego dorado, al Señor de la ventana entre un clamoroso aplauso... y
sin solución de continuidad, su Madre bendita, María Santísima de
los Desamparados, avanzaba precipitadamente por el pasillo de Amor
filial que le habían improvisado sus hermanos buscando en todo
momento a su Divino hijo, entre emociones y lágrimas unánimes que
se confundía en el esplendor de su candelería en ascuas...¡que
lástima!...pero ¡que incomparable consuelo, presenciar que el Señor
hace NUEVAS, todas las cosas!.
Perdona
nuestras ofensas
así como
nosotros perdonamos a quienes nos ofenden...
Tiempo
muerto, impás para relajar nuestras ansias y necesidades, bajo los
arcos que circundan los patios de la Facultad de Bellas Artes. Tiempo
para la oración íntima y encargada por nuestros hermanos. Tiempo de
concertar el desconcierto de una cofradía descompuesta en su orden.
“Por su dolorosa Pasión, Misericordia Señor para nosotros y las
víctimas del salvaje atentado por el que ofrecimos nuestra Estación
de Penitencia”. Misericordia, Señor por tantas intenciones
depositada bajo la túnica de este nazareno, que no tenía ni la mano
de su Niño en esos momentos para aferrarse...No tardó el cielo en
despejarse, aspirando todo el Azul de nuestras humedecidas capas. La
cofradía color Sevilla, comenzaba de nuevo a formarse. “El Señor
es compasivo y Misericordioso, lento a la ira, dispuesto al perdón”
y escuchó mis plegarias. El Reino de Dios, parecido al Martes Santo,
me devolvía esa mano menuda, imprescindible, cómplice de esta
divina simbiosis que la providencia teje entre abuelos y nietos
unidos en la Fe.
Y fuimos los
dos, ese uno e indivisible que funde la diferencia de edad en un solo
sentimiento. Y contemplamos, juntos, el prodigio de la Palabra; la
buena nueva según Sevilla, que hizo posible el encuentro de dos
pasajes: CORONACION y BURLAS en el mismo Evangelio. ¡Comprendes,
Madre mía, como EL, hace nuevas todas las cosas!...
No nos dejes
caer
en la
tentación...Señor, perdóname, porque yo vi en los ojos de mi Niño,
tu gracia santificante y fue entonces, cuando rompí la norma y corrí
hacia el carro del hombre de la cera y cogí un cirio pequeño,-
abandonado por otro Niño, que no quiso volver o no se lo permitieron
sus mayores-, para hacer realidad el sueño que ardía en la mirada
de mi nieto, radiante de satisfacción y lo coloqué en mi sitio de
privilegio -el último tramo- tan cerca del Señor, para alumbrarlo
de vuelta, cuando la tarde caía en su ocaso más indescriptible de
azules San Esteban. Sí hermanos, todo fue tan hermoso, desde
entonces, que el Reino de Dios, se parecía a un Martes Santo
insólito de contrastes y estética... hasta la Luz destemplada de
las “setas”, semejaba una cúpula fantástica, un “arca de la
alianza”, entre la ingente multitud que presenciaba el misterio de
la “Burla” al compás de “chicotás” valientes, poderosas,
admirables y dignas del más puro clacisismo, en profusión de
marchas escogidas para la gloria.
Y líbranos
del mal...
Señor si
acertamos o erramos, todo sea por dar testimonio de Fe... y a mí no
hay quien me quite, que San Esteban, cumplió su misión con creces.
Porque este nazareno abuelo, que no deja de alabarte y darte gracias,
por haberle concedido la inmensa dicha en el Amor de acompañarte de
la mano de mi Miño, -un años más-, escuchando lo que vi y viendo
lo que escuché de su boca -aún sino creyéseis- Mirad y ved, que
Bueno es el Señor, : “Abuelo estás rezando...sí, mi vida”...
“Abuelo yo también voy rezando, para que tu me dures muchos años”.
Como decía el poeta: ¡Tanto Amor, quien me lo quita!...¡Tanta
dicha, quien me roba!
AMEN.
viernes, 18 de marzo de 2016
y será como siempre ha sido...
Y pasará lo
que pasa siempre, llegará la hora de la salida; está despejado, no
llueve; el templo a rebosar; el cuerpo de nazarenos con carita de
expectación y lágrimas, aguarda la decisión del Cabildo de
oficiales, reunido de forma extraordinaria. Los partes que se barajan
confirman negros augurios a lo largo de la tarde, los mapas indican
porcentajes de altos riesgo según pasen las horas. Pero en la calle
no llueve, luce un sol de “justicia” entre comillas. Tarde de
transistores, los distintos medios van apurando cábalas y cargando
la atmósfera de presión: El llamador cuenta con información
preferente, de última hora, tratando de adaptar los porcentajes de
riesgo al horario e itinerario de la cofradía; El Salvador, La
Anunciación, están dispuestos. Las cámaras de la tv local, captan
un cielo, cuyos nubarrones parecen descargar sobre la lontananza del
aljarafe; tengamos fe y que no falte la Esperanza, para Dios no hay
nada imposible y estamos en la ciudad más hermosa del Mundo. No
quisiera yo estar en el pellejo de los oficiales de junta; libranos
Señor de tan aplastante presión: llevamos más de trescientos niños
en nuestros tramos; comienzan a desesperar, desean salir, señalan en
sol que se se filtra por las vidrieras; la plaza está a reventar; la
banda de Cruz de guía viene haciendo el pasacalles; se enciende el
delirio, la gente aplaude ahí fuera. Los reporteros de la alcachofa
recogen las impresiones de devotos y vecinos, transmitiendo ese afán
irrefrenable por salir, que se va convirtiendo en delirio a través
de las ondas. En la sala capitular, El Diputado Mayor de Gobierno,
los Fiscales y Priostes, se niegan rotundamente a Salir: “no
podemos arriesgarnos, es mucho lo que nos jugamos, sobre todo el
patrimonio humano”, los mapas no bajan del 80%...el Hermano Mayor
con gesto descompuesto, traga y traga saliva...y si agotamos el
tiempo que nos conceden de receso...el sol ríe a las puertas, como
jactándose de la paradoja efímera. Los auxiliares de Junta se
pasean por el abigarrado bosque de cirios, insignias, capirotes,
varas, que se abren a duras penas paso por las abarrotadas naves del
templo, sin rumbo y a la deriva; los reporteros de las alcachofas,
los abordan, tratando de extraer luz informativa, entre tanta sombra
de incertidumbre. La pregunta del millón: ¿Que hermano, se ha
tomado ya la decisión...salimos?...Ante la pregunta si salimos, la
respuesta, ha sido de lo más difusa y desconcertante, sin embargo
¡¡salimos!! se ha interpretado ya como posibilidad más que posible
y corre como una mecha por las redes. La expectación del cuerpo de
nazarenos se convierte en un murmullo modulado, que va subiendo
volumen, y hace moverse a la gente de su sitio; el nazareno abraza la
Cruz de Guía apoyada en la puerta cerrada, los tramos parecen
reagruparse, la voz corre como la pólvora, encendiendo las ansias y
el anhelo...¡salimos, salimos!!. Los transistores, móviles,
pinganillos, aligeran el paso de los corresponsales callejeros hacia
la iglesia. Y pasará, lo que pasa siempre: se hará un silencio
sepulcral dentro del templo, ante la presencia del Hermano Mayor, que
sale al presbiterio rodeado de sus oficiales, para informar a sus
hermanos, sobre lo que se ha decidido. Prensa, radio y televisión,
con los omnipresentes amigos de Arte Sacro, colocarán sus
micrófonos, cámaras y trípodes, delante del máximo dirigente de
la Corporación. La cara del HM es el espejo de un alma descompuesta.
Los ojos cargados, los labios tembloroso, la palabra entrecortada,
las manos temblorosas, acariciando a sus niños, nietos y más
pequeños que han salido a refugiarse en los pliegues de su capa:
“Queridos Hermanos, las previsiones y partes meteorológicos que
barajamos y la puntual situación de los mapas, apuntan a lo largo de
la tarde un 80% de lluvia...ésta podrá producirse, con mayor o
menor virulencia, entre las horas.../...por consiguiente y analizando
todos los posibilidades.../...consideramos razonable.../...
La
concurrencia, acoge el drama con un clamoroso aplauso, que se funde
en un mar de lágrimas, besos y abrazos. Lágrimas para lavar el
desconsuelo; besos para sellar el vacío y abrazos para sostener la
increíble fatalidad de estar un año esperando para esto. Se para el
tiempo y el espacio se despeja como por ensalmo, de pronto la
Esperanza, cubre con su velo de ánimo los cuerpos descompuestos de
nazarenos, acólitos y costaleros, todas las miradas están puestas
en los Sagrados Titulares, que desde el esplendor intacto de sus
pasos, nos ciegan infundiéndonos la Fe inquebrantable en su
devoción. Y pasará lo que pasa siempre, que ni el aplastante rigor
de las nuevas tecnologías, las pantallas móviles inmortalizando la
realidad virtual del momento, ni la precisión incontestable de la
ciencia avanzada del IMET, conseguirán aplacar la eclosión de
sentimientos concentrada en el espíritu secular de la Semana Santa
de Sevilla, una histórica tradición litúrgica, basada en la
humanidad, la sencillez y la humildad, que no entiende ni de sabios
ni de poderosos remedios científicos, ni quiere saber de otros
experimentos que no sean susceptible a la propia naturaleza del
hombre, frente a lo trascendente del Dios del Amor, ese que nunca
llueve a gusto de todos, pero sabe lo que es mejor siempre, para su
Santa Iglesia. Bendita estas Semanas Santa de incertidumbre
meteorológicas, que también nos dejan momentos inolvidables de
verdadera y profunda Estación de Penitencia.
martes, 15 de marzo de 2016
"En verdad te digo"
Tenía los
ojos, como dos cuencas cargadas de agua de mar. Las pupilas,
profundas y redondas, brillantes lunas llenas de lágrimas. Mandaba
con temple; ¡callarse ahí abajo!, juntar los talones, fijar la
cintura...¡venga de frente, muy poquito a poco! Con qué mimo, con
que gracia, con cuanta emoción, nos echaba a la calle el domingo del
pregón, el domingo de pasión. Se vertieron en los templos, todas
nuestras ansias; estaba Sevilla como la novia de dulce, tocada de
azahar, entre los verdes costeros de las calles eternas de su centro
histórico. La Paz del convento, alterada por la cola impaciente que
desea poner su beso en el pálido aceituna de las llagas del Cristo
en su Sagrada Mortaja, Tendido en el sudario que cubre el regazo de
la Madre, como una ola antojadiza, que extienden los querubines. De
espadaña a espadaña, desde los Terceros a San Juan de la Palma, el
cielo era un páramo que iba tomando azules para estofar los brillos
de la bóveda celeste. Un repeluco, cruzar la nave central, sin
resistirse a rendir los honores a la más dulce Amargura, encargo
imposible, no perderse en la vertical de una delantera emboscada de
cera virgen y gloria “juanmanuelina”, pero el fondo nos llamaba,
con un silencio blanco, austero, insoslayable a Jesús; ni siquiera
separaba sus manos de la soga, para prendernos entregados a tan dulce
beso. Cuando la ausencia de luz atrapada en las sombras de la
celosía, iba buscando el resplandor de la calle, los ojos
deslumbrados, conocieron el iris: los siete colores descompuestos,
hasta alcanzar el sereno de toda la iluminación que se suspende en
el aire. Por la estrechez de Viriato, la angosta esquina de Viejos,
anunciaba un sol que extiende sus imperios de fragancia en sobre la
Plaza de San Martín. En sus sagrados adentros, la Luz se recrea como
en un amalgamado caleidoscopio, obrando maravillas sobre el mármol
del sagrario, la portentosa canastilla neogótica y el Palio
incompleto esperaban, desnudos de Cristo y la Virgen el Buen Fín,
carnes expuestas en piadoso Besapìes y Besamano, respectivos. Sobre
los pies del primer ensayo callejero, la emoción va ganándole
terreno al cansancio por San Andrés, se alcanza el Reino de los
azahares y se adentra el alma en el paraiso de la Adoración. Gracia
plena de lo trascendente, si bién aturdido el corazón por la
belleza que le rodea. Absorto en lo finito del misterio, nos vamos
adentrando en el misticismo de un Dios encarnado, que ha dado su Vida
por el Amor infinito de su caridad y Misericordia, obra cumbre que
hace nueva, todos las cosas. Así este pregón que fue directo al
corazón, al compás del sereno atardecer, va llegando a la cumbre de
su recorrido, embriagado por el aroma suntuoso de San Vicente, con
las Penas y los Dolores como grandes titulares, hacia un museo, donde
la Virgen tiene la misma cara que nuestras hermosas mujeres cuando
sufren el drama. No sabes si has alcanzado el Paraíso o hace tiempo
que estás dentro de el, hasta que el Cristo con los brazos abiertos
te ofrece la mejor Conversión; no hay palabras, hablan los salmos en
una de las Siete: “En verdad te digo, que esta misma noche estarás
conmigo en el Paraíso”.
Se ha hecho
noche, bajo la bóveda cobalto de ese cielo, donde tan solo te aman
mejor.
Los ojos
reflejan el brillo de una conversión que derrama sus primeras
lágrimas por las calles preparadas para recibir la Pasión, Muerte y
Resurrección de Cristo, todo sea por el Amor el inefable Amor que
nos hace hombres nuevos al saber como nos Ama. De lo contrario nada
tendría sentido.
viernes, 4 de marzo de 2016
Cuando nadie espera la Esperanza
a FERNANDO CARRASCO
Amanece el día con nieblas de Viernes Santo, brumas que ocultan el sol de la Vida y redoblan en el cielo con sordos palillos sobre el pellejo destemplado de la muerte. El hombre que esculpió a Dios murió joven, en la flor de cuaresma, inopinadamente; dejando el aire que dobla las aristas de San Bernardo, consternado e incrédulo. La Salud del hombre, quedó crucificada en el árbol eterno de este Viernes primero de Marzo, busca Refugio en los ojos vidriados de la Madre dela Misericordia. Roto y frío el soplo de tristeza como filo de espada, se clava en el alma; la seda y el percal de la palabra, se queda plantada en el tiempo, varada en la verónica de Curro, dibujada con gubias astifinas en el anillo maestrante. Las cosas hieren más cuando menos se esperan. Que terrible el tiempo cuando nos coge desprevenidos, no hay pecho destrozado ni corazón que valga para llenar el vacío del brujo de Triana. Solo el Betis, le dedicó un pellizco de gloria. Maestro y alumno se miraron vencidos por el dolor inesperado que cubría las sombras del Patio de la Santa Caridad, como un velo de luto barroco. Nada parece verdad, cuando la verdad se asienta en su salón del trono. La Fe, cae a desplomo, el cuerpo no reacciona, no hay consuelo de santos, ni resignación de mártires, ni explicación de sabios ni oradores sagrados. La muerte vence a la muerte in “ictus oculis”, “memento” de un polvo y ceniza, que no se sostiene en discernir de la razón. La gloria se lleva a los mejores y no hay más verdad, que esa zancada imponente que calla las bocas y reduce a los soberbios. Silencio, profundo e insondable silencio que provoca a la misma Esperanza erguida en septenario. El Señor es cautivo, con las manos atadas y la soga al cuello; rogad a Dios en Caridad, aunque nos lo impida el llanto. Volveremos a ver a Fernando, la muerte es poco, mucho menos que el ser humano, que el carisma intrínseco de las buenas personas, mucho menos de los que cincelaron la escritura de las bellas artes y comentaron el hito de la ciudad de los enamorados, con la mejor oratoria. En el Vía+Crucis de la Pía Unión, aquel que sale de las mismas entrañas del pretorio de Jerusalem, saldrá la comitiva; Fernando Carrasco irá presente, blandiendo el cirio de la Luz perpetua, como cofrade eximio de la más honorable cofradía de Sevilla, Concédele Señor el descanso Eterno.
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