el blog de Antonio Sierra Escobar -Mayo 2006- Mi espacio para el verso y la prosa, la crítica y la imaginación desmedida y por descubrir.
viernes, 8 de noviembre de 2013
lunes, 4 de noviembre de 2013
"Más pesao que el Carlos"
¿Conoces
a algún Carlos que no sea “pesao” - “jartible”- como se dice
ahora. Yo te lo voy a relatar. El Carlos era leyenda viva del barrio;
el soltero de oro de la casa de vecinos. El Carlos era apuesto,
simpático, galán, brillante seductor. El Carlos era la alegría de
las bodas y bautizos; canturreaba bien los boleros, tocaba la
guitarra y la bandurria y se arrancaba por sevillanas al estilo de
los Toronjos. El Carlos era Tuno de la escuela de comercio,
representaba sainetes de los Alvarez Quintero en el salón de actos
del Colegio Socorro. La primera “lambreta” que entró en el patio
de vecinos, era la flamante Lambreta de el Carlo con cachas celeste
cielo. A su grupa, me llevó a ver al Señor Cautivo por la Plaza de
España y al Soberano Poder, por el vergel de San Gonzalo. El primer
“seiscientos” de fábrica que aparcó en la plaza, no podía ser
de otro, que el de Carlos. Un seiscientos D, matrícula SE-134. ???,
verde manzana, cuyo olor a nuevo, aún conservo en las calderas de mi
pituitaria. Sabe Dios, con la ilusión que esperaba cada día, la una
de la tarde, hora en la que me llevaba -el Carlos- a recoger a su
padre al taller en el glorioso seat. Entonces se podía circular por
la Alhóndiga y adentrarse hasta las mismas entrañas de Abades para
desembocar en la estrechez de Placentines. El paseo era tan evocador
como distinguido; los transeúntes se apartaban al rechinar de los
neumáticos, asombrados por el brillo y la prestancia del utilitario
soñado. Yo me sentía un privilegiado, cuando el Carlos aporreaba mi
puerta y musitaba: “canijo, vamos a dar un paseito” y allá que
me llevaba a ponerle el radio al coche, un niquelado “De Val” de
los 60, cuya instalación, requería taladrar la guantera de chapa
del vehículo, como se hacía antiguamente. Ibamos mucho a la Venta
el Pino y a la “Hacienda la Red” por cartones de huevos que
vendía la hermana del Carlos. Cuando nos adentrábamos en carretera,
el Carlos profería su célebre frase: “cerrad las ventanillas”
que lo voy a poner a 80. A mi me daba vuelcos el corazón. Otra de
las leyendas del Carlos, era su novia: todo el mundo y parte del
extranjero, hablaba de la “novia del Carlos”: que si rubia
tirando a castaña, que si morena con los ojos claros, que si un
monumento de mujer...pero la verdad del cuento ¡ay señores, que
tormento!...nadie conocía o había visto al Carlos con su legendaria
novia. ¿Que porque el Carlos, era tan pesado? Se estarán vdes
preguntando a estas alturas del relato. No era pesado, más bien como
un disco rayado. Cuando el Carlos cogía una cantinela, la exprimía
hasta la extenuación, pero lo malo no era eso, es que tenía la
escogida virtud de sorprenderte y atraparte deliberadamente,
aprovechando el menor descuido de la mente, para hacerte caer en la
red de sus retahílas: “Canijo (¿que? contestaba un servidor
atentamente) “¡que pena que se ha acabado la Semana Santa”!
(confesaba el Carlos con voz lastimera, no exenta de sorna) (-Sí que
es verdad- replicaba el que suscribe)... “Menos mal que ahora viene
María Auxiliadora” (anunciaba el pedante con fingido júbilo) y
así sucesivamente, con premeditación, alevosía y nocturnidad,
hasta que por fín estrenaba otra de sus “geniales” ocurrencias.
Testigo de excepción de la empalagosa tortura china del Carlos, fue
Joaquín, amigo y compañero de clase en mi colegio. A la sazón nos
habían mandado un trabajo de manuales, consistente en la
construcción de un barco de velas con material de cartulina. El
Carlos pasaba por mi puerta y nos veía, al amigo Joaquín y a mí,
enfrascados en dicha labor que se nos resistía al debido acabado.
Lejos de echarnos una mano, por edad y conocimientos, el Carlos -fiel
a su cruzada de acabar con la paciencia del Santo Job- nos zahería
con la lija de su reiterada perolata: “Todavía no habéis
terminado el barco”. Al principio, tanto Joaquín ni yo, le dimos
importancia a tan fastidioso estribillo, conociendo a Carlos y su
clásico repertorio; pero con el tiempo, la afanada costumbre del
protagonista de esta verídica historia, se convirtió en una
insoportable letanía, que Carlos repetía sorpresiva y
deliberadamente en cada encuentro con mi amigo Joaquín: “escucha,
Joaquín ¿has hecho el barco?”...en la puerta de la calle:
“Joaquín ¿has hecho el barco?”...por el zaguán: Joaquín ¿has
hecho el barco?”...por el patio: “escucha, que te iba a decir,
Joaquín ¿has hecho el barco?”...por los pasillos: “Joaquín,
¿has hecho el barco?...hasta en la azotea: “Oye, Joaquín,
¿hiciste el barco?”. Tal fue la frecuencia, el radio y la
insistencia con que el Carlos practicó su tortura al bueno de mi
amigo Joaquín, que éste terminó huyendo, aburrido y exhausto de la
presencia de Carlos. Yo no digo que todos los Carlos sean pesados y
fastidiosos, lo que digo que este Carlos lo era hasta la extenuación
y su conducta en ese sentido, terminó convirtiéndose en leyenda
urbana, que corrió de boca en boca transmitida de padres a hijos,
tanto es así que en casa, mis vástagos refieren el dicho memorial
cuando alguien atenta contra la paciencia de su semejante: “Eres
más pesao que el Carlos. Hoy en la festividad de San Carlos
Borromeo, que creído conveniente relatar esta historia verídica,
sin perjuicio de las bondades que acreditan a todas las personas que
llevan tan significativo nombre.
sábado, 2 de noviembre de 2013
DE FOTO-PROFUNDIS
“Los
suspiros son aire, y van al aire; las lágrimas son agua y van al
mar...¿sabes tu los millones de fotos que se tiran...a donde van?”
Se
fotografía todo; el “smart-fone” se ha convertido en la
fotocopia, que tenemos que adjuntar para presentar nuestra fe de
vida. El “show de Thruman” que estamos protagonizando en las
redes sociales, nos ha hecho llevar la nueva pistola, que como en el
lejano oeste, lucimos en nuestro correaje enfundado, para disparar
súbitamente a diestro y siniestro en el directo de nuestro paso por
la vida. Se fotografía todo: el bostezo matutino; los musculitos
frente al espejo; los abdominales recien lubricados; los morritos
barnizados por el lápiz de labios y el fondo de armario repleto sin
saber que ponerte...no existe lugar por remoto, calle, plaza,
monumento o espectáculo gratuito en la rue, que no ocupe el fondo de
la pantalla táctil, ni reunión, terraza, velador y copita, que no
se inmortalice con el brindis al sol y a la luna en compañía de
nuestros amigos, luciendo la misma sonrisa ensayada para el mejor
perfil. Pero nada de esta tendencia a lucir el palmito en directo,
tendría sentido sino “compartimos” nuestro “look” y
envidiable estado con los corresponsales en “wash-up; facebú;
tuiter; gmail, etc., etc”, porque como decía el diestro Dominguín:
“de que te sirve una aventura si no la comentas con alguien”.
Efectivamente, los comentarios del círculo de enganches al
smart-fone, no se hacen esperar: lluvia de “me gusta” y baño de
multitud de halagos, más falsos que el cigarro electrónico que
venden los chinos: “Mira esta, si parece una fulana...vaya la
faldita de fursia que luce...onde vá con esos tacones y los cinco
kilos de pintura...y este no es pesao con las fotos de pasos y
vírgenes...míralo, la cerveza por delante, luego dice que no tiene
un duro, que está en el paro...¡como se lo monta!...todo eso lo
hace por despecho, para que lo vea su pareja”. El pasado verano, a
pesar de la “tiesura” -gracias al smart-fone- todo el mundo
presumió de piscina, “shilao”, sombrillas caribeñas; balones de
“cai-piriña”, mojito, gin-tonic, sobre el cesped mullido de la
urbe o en las celestes playas onubenses y gaditanas, luciendo calva,
abdominales, barriga cervecera, pareo o túnica ibicenca, palabra de
honor. Yo me acuerdo que antes, no quería nadie salir en las fotos:
“ay que salgo muy fea...ay estos pelos...no que estoy mala con el
período...calla, que no me he maquillado...hoy hay verdadera fiebre
de posados, trincados, pillados y lista de espera, para salir en el
facebú, gritando a los cuatro vientos: “antes muerta que sin nada
que subir a mi muro. Naturalmente hay excepciones, pero -sálvese
quien pueda- no confirman la regla.
Yo
que soy capillita de nacimiento y me muevo en ese mundo de las
cofradía y procesiones, alucino con los smart-fone y la cantidad de
cámaras fotográficas ¿analógicas?, digitales, reflex, etc., etc.,
con sus correspondientes zancos, trípodes telescópicos, peldaños y
mochilas, con los que van o vamos pertrechados, la vorágine de
pseudofotógrafos, aficionados o profesionales del gremio. De verdad,
¿alguien gana dinero con esto?...dinero no, Antonio: -quizás unos
cuantos, los más- reconocimiento, admiración, carburante para el
ego y apósitos desinfectantes para curar las ansias de vanidad. Todo
esta labor altruista, es muy bella y gratificante, cuando se lleva la
indudable estética de nuestras cofradías a los hogares de enfermos
o impedidos, tal a los que padecen el forzado exilio, por cuestiones
de trabajo y necesidad. El problema es cuando estos actos y cultos
-como ocurre en la actualidad-, se vuelven verdaderas ruedas de
prensa, en la que un abigarrado ejército de pseudoperiodistas
pertrechados con sus cachivaches, se sitúan deliberadamente delante
de los pasos e imágenes, faltándole el respeto a los fieles y
devotos que han tomado debida posición en tiempo y forma para
contemplar a las imágenes expuestas o en procesión. Ya se, ya se,
que alguno de los que nos damos por aludidos en estas cuestiones,
replicaremos con energía e indignación, que yo soy de los que piden
cita para hacer el reportaje en la hermandad ó, solicito mi
correspondiente acreditación para estar delante de los pasos; entrar
en la catedral o acceder al atrio...pero lo cierto es, que cuando
llega la hora de la ansiedad y la bulla, nos buscamos la vida
sorteando obstáculos y -sálvese quien pueda-, para captar ese
momento y ganar la indulgencia de la foto más perseguida y anhelada.
La inmediatez supina, por subir a la red, la noticia hecha foto o la
foto noticia, ha hecho que caigamos en la mediocridad más
tendenciosa. Todos somos corresponsales de unos medios de
comunicación hechos a nuestra medida, que confunden o llegan a
confundir a profesionales con aficionados. ¿Donde está la
diferencia entonces?...pues afortunadamente en el mismo arte que
supone la fotografía. La fotografía que es una diosa antojadiza ,
está por encima de la perfección que nos vende un trípode, un gran
angular, una máquina de marca garantizada. La fotografía está por
encima de lo que todos tenemos por delante de nuestra vista, es un
ojo que ve más allá de nuestro enfoque y enfoca a pulso, lo que el
ojo incluso no ve. Ahí está la diferencia, es un arte imperfecto en
busca del movimiento de la luz y a veces consigue la perfección de
captar la luz en movimiento. Cuando lo consigue, el fotógrafo
alcanza una dimensión que ni siquiera los profesionales aprenden con
la técnica, no es nada más, ni nada menos que la soledad, esa
soledad del genio, que como un maravilloso amanecer, muy pocos se
levantan a contemplar y todos compartimos.
sábado, 26 de octubre de 2013
¡AL CIELO CON LAS ANGUSTIAS!
Había
una vez una Virgen que convertía a los capataces en poeta; a los
querubines en churumbeles y a los payos en gitano de pura cepa. No
más tocar su llamador de plata de ley, el poeta musitaba aquello de:
“¡Madre mía, que majestad traes!” y aquellas palabras de
martinete, se te clavaban en el alma embelesada, porque eran parte de
lo que tantas veces había repetido tu madre, rezando en voz baja. El
maestro sabía más, por viejo que por poeta, que una vez clavado los
ojos en la Reina Gitana, se podía mandar, sin restar atención a la
flor de la canela y el clavo, porque sus primos costaleros eran tan
obedientes, que en cada levantá -al grito espelugnante de: “¡Al
cielo con las Angustías!” el palio se elevaba en un sincronizado
movimiento sísmico, que hacía levantar las tapaderas del sentío. Y
había mucho más en esa Virgen, la rodeaba un halo de sabor
histórico; una huella de persecuciones y obligados exilios que
acercaban aires de triana, el pópulo y San Nicolás, hasta llegar a
San Román, donde la sinrazón la dejó sin nada que echarse a la
boca para rezarle a sus benditos titulares. Más pobre que una
chinche, como decían sus ilustres gitanos, esa Virgen de la carita
inclinada, resurgió como “ave fenix” de las manos de Fernández
Andes, para hacer olvidar y lo que es más difícil, perdonar el
fratricidio. Y mira que lo tenía complicado, dada la calidad de sus
antecesores, provenientes del círculo de Montes de O´ca. Pero la
humildad que no pobreza y lo noble de su causa, haría que se
levantase como los vecinos de los corrales de su barrio, pidiendo
prestado los enseres, para poder hacer su estación de penitencia por
esta vida. Diecinueve años tenía la Rosa, cuando este vecino la
conoció para quererla desde el primer día más que a la misma madre
que me parió. Hoy a los setenta y seis años de eterna mocita, sigue
despertando y conservando intactos e idénticos sentimientos como
parte fundamental de presencia en nuestros días. Y sabe tanto de
nosotros esta Virgen, como mujer y madre de Dios, que nos “rejunta”
bajo su manto, sin diferencias ni distinciones de raza, conociendo y
suavizando nuestras debilidades humanas. Sí, sabe perfectamente que
tiramos la piedra y escondemos la mano; sabe que ciertos hermanos no
nos hablamos por cuestiones de ambición, celos e intereses; conoce a
fondo nuestras miserias y el color de las rencillas. Por eso se llama
Angustias y sufre en silencio el lacerante trauma de la ruptura y la
separación, porque para Ella sus lágrimas son el remedio, que
tarde o temprano nos llevará por el cauce de una solución adecuada.
A veces, por despecho, fingimos no quererla, cuando nos peleamos
contra el mundo, cegados por la soberbia, renegamos de una fe
denostada por las circunstancias adversas de la vida. Pero Ella sigue
siendo nuestro clavo ardiente, la canela que perfuma la noche en
duermevela, el aguita fresca que lava nuestras conciencias y calma la
sed de justicia. “¡Tu eres la honra de todas las razas”!...la
sigue piropeando el capataz poeta... “y resulta que ya no se puede
andar mejor” porque la Virgen ha conseguido igualar nuestras
imperfecciones, para que anduviéramos siempre de frente, elegante,
con cadencia gitana, con empaque de ley, como se mueve su palio de
armonía, una transparente maya, cuyas guirnaldas bordadas en oro a
realce, dibujan buñuelos resplandecientes en el aceite puro de los
peroles hirviendo del arte. En el recuerdo queda, aquella Virgen de
los años mozos, que por su inefable natividad, se paseaba por la
redonda de San Román, a hombros de nuestros mayores payos y gitanos.
La Virgen que descubrió el perfil más bello del mundo, ataviada de
blanca mantilla. La Virgen que hoy luce una apostura impecable, de
la mano magistral del joven Antonio Bejarano, que hace verdaderos
encajes de bolillo con la blonda y el raso en su pecherín de Reina.
De ahí, que cuando Ella dice “aquí estoy yo” y eso que no ha
hablado nunca por no ofender, más que por boca de nuestras
oraciones, su barrio de San Román que es toda la Sevilla cofrade,
sus miles de devotos, sus gitanos cabales de siempre, se arremolinan
a sus plantas y lo celebran con el gozo de su adorable presencia, ya
sea en la milagrosa madrugada nazarena del Viernes Santo, como en el
XXV aniversario de su Coronación. Porque estos días de júbilo y
gracia, nos acercan momentos que por soñados, no dejan de ser
superados por la plenitud de verlos convertidos en realidad. Tras la
lluvia inclemente, siempre sale el Sol para recibir a la Virgen que
se encuentra con su pueblo, conjunción de aromas y sabores,
recuerdos y emoción que se enciende en el cirio de Vida que alumbra
su candelería, garante de los que saben que no hay que llevarse
hasta el cielo, aquello que tanto necesitan en la tierra. Su cara de
Rosa canela, es un poema inclinado hacia todas las Angustias que
padecemos. Por eso vamos todos tras Ella, junto a Ella, delante de
Ella, acompañándola a cara descubierta para que sea sólo Ella, la
que reluzca en medio de nuestras imperfecciones. Vivimos hoy para
morir mañana, por eso hoy me siento niño, hijo, esposo y padre,
como el Seise dibujado en el cartel de su coronación, padrino
eternamente junto a madre Angelita, la Santa favorita de todos los
payos y gitanos; disfrutando del buen apetito sacramental de la
Salud, abanderada por el Señor que lleva a cuesta la cruz de todos
nuestros pecados. Pasarán más de cien años y volverá a sonar el
llamador de plata de ley, golpeado por las manos de los discípulos
del maestro Gallardo, capataces poeta, que llamarán a la gloria al
grito de: “¡AL CIELO CON LAS ANGUSTIAS!” y todos responderemos
al unísono: ¡AL CIELO!...por que tan solo en el cielo, la aman
mejor.
Enlace Besamano Extraordinario, ver aquí:
http://fotoblognaturaldesevilla.blogspot.com.es/2013/11/ataviada-con-blanca-mantilla.html
martes, 22 de octubre de 2013
Soraya sin perdón
UN
PAIS DE TWITS.
El
presidente del Gobierno dice que estamos saliendo de la crisis con la
economía saneada. Cáritas informa que más de 3.000.000 de
españoles viven en la pobreza. La Vicepresidente del Gobierno,
Soraya “la chiquetita” con apellidos de golpista, criminaliza a
los parados afirmando -con saña- que 500.000 cobran el subsidio de
forma fraudulenta. Los responsables del INEM, desmiente dicho dato,
aduciendo que se trata de los 500.000 desempleados a los que se les
ha retenido el subsidio por falta de alguna documentación requerida.
La “chiquetita”, no solo -no pide perdón por su infamia- sino
que elude su presencia, cuando le piden explicaciones en el Congreso.
La Ministra de trabajo, Fátima Llañez, contesta en nombre de Soraya,
echándole en cara a los socialistas el escándalo de los “eres”
de Andalucía. El ministro Montoro afirma a pié de escaño, que los
salarios en España no están bajando, por el contrario “suben
moderadamente” ante el asombro de propios y extraños. El
presidente de los empresarios, no solamente desmiente al ministro,
sino que propone que los trabajadores fijos, puedan ser despedidos
desde el primer mes. El Vicepresidente de los Empresarios españoles,
paga a sus trabajadores en dinero B; pero es más fácil criminalizar
a los parados que promover una “caza de brujas” contra las vacas
sagradas, teniendo en cuenta la lentitud de la justicia y el
absentismo oficial a la hora de colaborar con jueces y fiscales. La
Ministra de Sanidad afirma rotundamente que en España no se practica
ningún tipo de co-pago. Al tiempo que se suspenden 30.000 citaciones
para practicar la prueba de mamografía y se gravan los medicamentos
para enfermos crónicos de hepatitis y cáncer. El recorte en
Educación chorrea sangre por todo el territorio nacional, gracias al
empecinamiento del ministro Wert a quien le brilla la calva por decir
que sobran profesores y faltan buenos alumnos. Un estudio oriental le
da la razón al ministro Wert, al publicar que los españoles son de
los últimos en comprensión de texto y conocimiento de matemáticas.
La marea verde crece de indignación como la espuma y anuncia huelga
general. Antes de tocar los sueldos de políticos y banqueros, se
recurre a los funcionarios y pensionistas; no sin antes defender a
ultranza la mentira piadosa que dichos colectivos, no perderán
poder adquisitivo. Lo cierto es que las pensiones comienzan a
experimentar una reducción del 30% y los salarios de los
funcionarios continúan amenazados y sin percibir las pagas
extraordinarias. El escándalo de “las preferentes” es declarado
oficialmente como fraude nacional por la justicia, sin que el
gobierno lo reconozca ni pida perdón a sus víctimas. Mientras
tantos los mayores timados, toman las sucursales de las caixas
gallegas y catalanas, increpando a los “chorizos” que arruinaron
sus ahorros, ante el descaro y la indolencia de Narcis Serra y
Rodrigo Rato, que ponen rostro a dicho escándalo, gozando
impunemente de privilegios y nuevos cargos. Nadie dimite; nadie pide
perdón; nadie devuelve un euro de lo robado. Es más fácil
criminalizar a los parados, cuyas partidas en concepto de subsidios,
prestaciones y pagos, pasan por las manos de inspectores que perciben
gratificaciones por detectar anomalías en el cobro y después pasa
el dinero a los Bancos, no el día 10, cuando cobran los
“beneficiarios”, sino el día uno, cuando los banqueros se
endosan los beneficios e intereses de dicha partida. Señalan a los
parados de indignos, por cobrar un salario mínimo y chapucear en B y
los condenan como agravio comparativo, hacia las familias que no
perciben nada y no sienten el menor atisbo de vergüenza (los
ministros que criminalizan a los desempleados) al comparar la
prestación o subsidio ridículo de 426€ mensuales con sus
astronómicos sueldos: ¿Verdad, doña Soraya...que me dice, Sr.
Montoro y la rociera ministra Llanez...¡cuanto ganan vdes.
Señorías!... no obstante, podrían vivir en tan precarias
condiciones...o es que no tienen vdes. nadie en sus respectivas
familias, donde mirarse, para que se les caiga la carta de
vergüenza?. Claro que la vergüenza la habeis perdido y no la re
cobrareis hasta la próxima campaña electoral, donde os costará muy
cara recuperarla. Creo que estas son causas mayores; asuntos que no
caben en la frivolidad de 140 caracteres, mucho más serios y
difíciles que criminalizar a los parados.
lunes, 7 de octubre de 2013
Cantando, VICTORIA
Venía
desde una fábrica olvidada que solo se mantiene con el soplo de su
nombre. No se sabía si era noche o madrugada, en esa oscuridad
encendida al completo por la candelería de su paso. Su cara era un
beso de emoción que recibían todas las miradas del mundo. Desde
hacía más de cuatro lustros, lloraba por nosotros y por nuestros
hijos, atados a la columna de la desgracia, pero su pena de dolorosa
era como la letra de una copla, que nadie se la imagina. Tan Hermosa
en su dolor sereno, tan delicada en la lisura de sus mejillas de
nácar, tan recogida en su empaque de Reina, se fue alejando por el
sendero de acacias que mira hacia la orilla del Palacio de San Telmo.
Marinera de tierra adentro, la más guapa cigarrera, se reflejaba en
los espejos del río, diluyendo en sus dormidas aguas, lo más
clásico -por señorial- del arte de la seda y el bordado en un
“vaivén” repujado de plata.
Alguien declaró, monumento nacional
su palio de cajón que guarda el canon de la medida exacta, pero es
más cierto que la joya supera cualquier joyero diseñado para su
realce, por más soberbio y monumental que parezca. Si usted se la
encontró a esa hora de los sustos, cuando los crápulas se pierden
en la nebulosa del alcohol y las proposiciones, sepa que su nombre es
tan rotundo como la belleza que atesora, pues se llama Victoria, la
que nos dejó conmovidos a cuantos la vimos pasar adivinando el alba
en rosario de la aurora. Su nombre no menciona una Victoria
cualquiera; es la Victoria del tiempo sobre el tiempo; es el recuerdo
hecho leyenda grabada en el semblante de las guapas cigarreras; si te
acercas al palio -sus mecidas- traen el aroma del clavel y el puro
habano; su regio manto es un mantón bordado por Juan Manuel e
inspirado en el friso plateresco del consistorio. Victoria, real y
evidente con escudo de armas y toisón como gloria, pero también
Victoria de los derrotados que gimen y lloran en este valle de
lágrimas.
Victoria de los que libran las batallas del paro, la
emigración, el futuro de la juventud, la dependencia de nuestros
mayores, la soledad acompañada, la enfermedad y el desengaño.
Victoria de los que se aferran al cirio encendido de su gracia y le
ofrecen su imperfección hecho soplo de solidaridad. Victoria de los
donantes que dejan en la tierra lo que no necesitan llevarse hasta el
cielo, un cielo que se vistió de gala con sus mejores azules
cobaltos, para recibir a la Madre de todas las Victorias, allá donde
el raso se abre, entre Triunfo y Giralda. Sevilla despertaba esa
noche, cantando su más insigne Victoria, entre el místico de su
piedra y el esplendor del arte y de la plata; iluminada por una
candelería al completo que perpetuara el triunfo de nuestra fe.
Después el sosiego y la calma, para digerir la plenitud de encantos,
con un buen desayuno. El Solemne Pontifical y la triunfal procesión
de regreso, multitudinaria e intensa en todos sus aspectos;
sobreviviendo a la bulla para verte pasar por esas calles inéditas
de tu recorrido histórico, para gloria de turistas, exégetas,
fotógrafos, pintores y poetas: “Mira si brilló la tarde, pero tu
rostro, Victoria, mejor que nada ni nadie”. En el sueño imposible
de describir el momento cuando la luz se queda suspendida en el aire,
no sabría, como tantos de tus devotos, con que quedarme: el
repertorio musical escogido; el sol bañándote por Placentines; la
chicotá por el andén al compás de Amarguras; Margot por calle
Zaragoza...hasta ahí llegué y en Castelar, acariciando tus
respiraderos me persigné musitando tu nombre, ¡VICTORIA!
sábado, 21 de septiembre de 2013
camino de San Lorenzo
Donde habita la FE
Imagen de Santa Rosalía Convento Capuchinas
Padre Nuestro GRAN PODER.
Beato Marcelo Spínola (Jose A. Navarro Arteaga)
Beato Fray Diego de Cádiz
Donde habita la PAZ
San Lorenzo (Martinez Montañés) Parroquia de San Lorenzo
El pié de Daoiz...María Santisima del Dulce Nombre en "Besamano"
LA SEÑORA DE SAN LORENZO.- La Soledad.
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